OPINIÓN

Conversemos

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Ha cambiado mucho el país cuando el comunicado de bienvenida al nuevo gobierno por parte de las FARC recibe el mismo cubrimiento que recibe, digamos, la declaratoria de Bahía Málaga como parque natural, o el último escándalo de la alcaldía de Samuel Moreno, o la mas reciente liposucción de Marbel.

 

Ha cambiado mucho el país cuando el comunicado de bienvenida al nuevo gobierno por parte de las FARC recibe el mismo cubrimiento que recibe, digamos, la declaratoria de Bahía Málaga como parque natural, o el último escándalo de la alcaldía de Samuel Moreno, o la mas reciente liposucción de Marbel.

 

Pobre Cano. Me imagino el camello que fue montar estudio de grabación en medio páramo, para sacar la cosa rapidito rapidito, antes de que caiga la siguiente bomba o se la pillen las fuerzas especiales y luego mandar la grabación a lomo de mula para que la trasmitan en Al Jazzera, en no sé donde, Irán o Libia, ni siquiera en la Telesur de Chávez, a quien con tanta acusación encima, hasta le debe dar pena que lo metan en ese parche.

 

Y todo para nada. Para que León Valencia publique una columna diciendo lo mismo que siempre dice, que las FARC son unos chicos incomprendidos que con una buena charla y abrazo podemos encarrilar de nuevo o para que Semana haga un concienzudo análisis que empieza y acaba siempre con un interrogante.

 

“Conversemos”, propuso Cano en su misiva y yo no veo por qué no se pueda conversar. Hasta el mismo Churchill, a quien nadie podrá acusar nunca de blandengue, decía que era mejor echar paja que echar bala. Bueno, no lo decía así, decía en inglés it’s better to jaw, jaw, than to war, war, pero es más o menos lo mismo.

 

Lo que pasa es que la conversación esta vez será muy diferente a la última, hace diez años en las calurosas sabanas de Caguán. Para empezar no veo ambiente ni para despejar la mesa donde se van a poner los tintos. Lo otro, será el tema de las armas y el uso de las mismas. Durante el Caguán las FARC no solo tenían un tai de 42.000 kilómetros cuadrados sino que seguían en guerra como si nada mientras comían lechona y fumaban puros enviados por Fidel con Víctor Yi. Eso me temo que ya no será posible.

 

Antes de echarnos la conversada a las FARC les tocará decretar un cese al fuego unilateral, inmovilizar sus fuerzas in situ y trasladar a sus comandantes a un lugar de concentración no despejado de fuerza pública, es decir hacer lo que hicieron los paras en Ralito, pero sin convertirlo en relajito porque de lo contrario las conversaciones acabarían siendo en una celda en la cárcel de Itagui.

 

Cualquier negociación debe concluir necesariamente en la desmovilización, desarme y reincorporación de la totalidad de los efectivos guerrilleros a la vida civil y ahora que hay Corte Penal Internacional es bueno que Cano y sus camaradas vayan entendiendo que la comunidad internacional no va a aceptar una negociación con violadores de derechos humanos, como son ellos, que no tenga algún tipo de sanción criminal. O sea que no veremos a Jojoy ni a Márquez dando discursos en el Congreso.

 

En cuanto a la temática de las conversaciones, lamento decepcionar a quienes aspiran a imponer el socialismo del siglo XXI por la puerta de atrás en un eventual diálogo pero simplemente habrá cosas que no se negocian. La constitución y las leyes, por ejemplo, que si las quieren cambiar tendrán que hacerse elegir (los que puedan) para que mediante los procedimientos democráticos actuales logren los cambios que deseen.

 

Hace bien Cano en invitar a conversar, pero el debería ser el primero en saber y aceptar que ya las cosas no son como antes.

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