Margarita Cabello, una procuradora funcional a Duque pero cercana a muchos

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Margarita Cabello Blanco.

Con 83 votos fue elegida como Procuradora General. Es una profesional de la Rama Judicial que no es del bolsillo de los Char, como han dicho, pero que sí tiene vínculos con ellos y el uribismo, y sale del Ministerio de Justicia tras una gestión gris y poco exitosa.  

Con 83 votos hoy el Senado eligió a la expresidenta de la Corte Suprema y saliente ministra de Justicia barranquillera Margarita Cabello Blanco como la nueva Procuradora General de la Nación.

Lo hizo tras una campaña completamente atípica, y no por los efectos de la pandemia del covid, sino porque la tradicional puja que suele haber entre partidos para quedarse con ese cargo y el lobby de los ternados no existió. 

En su lugar, en tiempo récord las bancadas más grandes se pusieron de acuerdo para apoyar a una candidata ternada por el Presidente, algo que tampoco había sucedido, por lo menos, en la historia reciente del país. 

Cabello fue escogida para encabezar el Ministerio Público de enero de 2021 a diciembre de 2024 con los apoyos de La U, Cambio Radical, el Centro Democrático, el Partido Liberal, el Partido Conservador, el Mira y Colombia Justa Libres.

Más allá de la minucia de ese cálculo del momento, es el triunfo de una técnica con una carrera de más de tres décadas en la Rama Judicial, en la que ha alcanzado los más altos cargos; que además tiene claros lazos políticos con el uribismo y la clase dirigente tradicional de su natal Atlántico, es decir, con varios personajes que eventualmente pueden ser objeto de su escrutinio.

La primera mujer procuradora en la historia de Colombia, de paso gris por el Ministerio de Justicia que, al haber sido ternada por el presidente Iván Duque, será vista como amiga suya y funcional a él, pero que también es cercana a muchos.

Algo que es muy importante porque ese ente de control tiene el poder de suspender mandatarios locales, congresistas y funcionarios de cualquier rango, retirarlos de sus cargos e incluso dejarlos sin derecho a trabajar en el sector público por más de una década (al menos hasta ahora porque habrá que ver si el Estado acata el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a favor de Gustavo Petro, que pidió que se le quitara la facultad a la Procuraduría de sacar de sus cargos a funcionarios elegidos por voto popular). Además, la entidad tiene un músculo burocrático que incluye varios miles de cargos en todo el país y un presupuesto anual que rodea los 940 mil millones de pesos.

El acomodo de fuerzas

Al final del día, el triunfo de Cabello significó otro trofeo para Duque, quien viene de ganar en la elección del defensor del Pueblo, el conservador Carlos Camargo, y también tiene a su mejor amigo: Francisco Barbosa, de Fiscal General. 

Pero en contraste a lo que sucedió con Camargo, en su elección a mediados de este mes en la Cámara de Representantes, con Cabello no hubo puja ni grandes misterios sobre la votación en el Senado.

 

Como contamos, la exministra partió con el respaldo de un sector del Centro Democrático, los partidos cristianos, los senadores gobiernistas de La U y el poderoso clan Char de Barranquilla -de cuyo bolsillo aseguran algunos periodistas de Bogotá que es Cabello, quien, en realidad, sí es amiga de los Char, pero no militante ni ficha de su grupo- que maneja la mayoría de la bancada de Cambio Radical. 

Y aunque, para ese entonces, la carrera parecía abierta porque los otros dos ternados: el exmagistrado Wilson Ruíz (lo postuló la Corte Suprema de Justicia) y el exviceprocurador Juan Carlos Cortés (lo postuló el Consejo de Estado), tenían respaldo en otras bancadas, finalmente la puja se definió sin siquiera haber comenzado. 

De entrada a Ruíz le jugaba en contra que, por venir del Partido Conservador, en varios sectores de las demás bancadas había resistencia para que llegara a la Procuraduría porque la elección de Carlos Camargo en la Defensoría del Pueblo ya había sido un guiño para los azules y darles ese cargo sería entregarles mucho poder.

Y, aunque el exviceprocurador Cortés viene de la línea del actual procurador Fernando Carrillo, quien es liberal, no tenía apoyo ni siquiera en la bancada roja completa porque la Procuraduría no fue cercana al Congreso durante este cuatrienio.

“Los que eligieron a Carrillo el periodo pasado no estaban contentos con él. Los desconoció y no había ningún incentivo para mantener a alguien de su línea”, le dijo a La Silla un congresista conservador. Uno liberal y otro de La U nos dieron la misma versión.

En cambio, Cabello entró en la carrera sin resistencia por varias razones.

Aunque venía ternada por el Presidente, y eso en principio le restaba porque normalmente el Congreso elige ternados de las Cortes, su sello no es exclusivamente uribista, sino que Cabello cuenta con amigos y relaciones en casi todos los partidos. 

Parte de esas relaciones las afianzó en el Ministerio de Justicia. “Te puedo decir que les dio espacios a varios, sobre todo a sus cercanos en la Comisión Primera, que tenía más que ver con sus temas”, nos aseguró un Congresista de Barranquilla que lo sabe de primera mano. 

Su origen barranquillero es, precisamente, el tercer factor que se le alineó a Cabello, a quien no le fue nada difícil conseguir el respaldo de los 14 senadores del Atlántico (independientemente de sus partidos), que es, por cierto, el departamento con más congresistas del país. 

Con ese telón de fondo, la movida inicial la hizo La U cuando un día después de que estuviera lista la terna -hace dos semanas- se matriculó formalmente con la aspiración de Cabello.

La versión oficial de esa colectividad fue que por ser un partido de gobierno era coherente que se sumara a Cabello, de quien resaltaron su hoja de vida y el hecho de ser mujer. La extraoficial es que, tras haber perdido la Defensoría del Pueblo que tenían con el saliente defensor Carlos Negret, se anticiparon para no quedarse sin juego en la Procuraduría.

“Hizo algunas llamadas y ya tenía un camino recorrido siendo Ministra donde interactuó con muchos congresistas”, le dijo a La Silla un senador de La U que prefirió no ser citado. “Ella siendo presidenta de la Corte Suprema también apoyó el proceso de paz y ese fue otro argumento a su favor”.

Con ese anuncio, según nos dijeron diez senadores repartidos entre conservadores, liberales, el Centro Democrático y de Cambio, en los demás partidos se precipitó la decisión.

En Cambio Radical el guiño estuvo principalmente mediado porque la parte de la bancada que tiene el clan Char de Barranquilla (cinco senadores) se movió a favor de Cabello, y eso hizo que los que no estaban convencidos se terminaran plegando. 

Los siguientes en moverse fueron los conservadores, que desistieron de apoyar a su copartidario Wilson Ruiz, bajo el entendido de que con la Defensoría que ganaron con Camargo tenían representación y era difícil lograr mayorías por esa razón. Sin escuchar a ningún candidato anunciaron que votarían por Cabello. 

Y con el guiño de Duque a Cabello el camino estaba abonado en el Centro Democrático.

Aunque al inicio ese respaldo uribista estaba peleado con Wilson Ruiz, este último perdió tracción dentro de la colectividad por dos razones: Cabello tenía el apoyo de un bloque más grande dentro de la bancada y sin los conservadores su candidatura quedaba agonizando. 

El Partido Liberal fue el último en unirse pero no tenía muchas más opciones porque con los votos que ya sumaba Cabello entre los otros partidos tradicionales, más los seis cristianos y el de Jonathan Tamayo ‘Manguito’, el uribista de los decentes; tenía 65 de los 55 apoyos que necesita para elegirse.

Aunque algunos congresistas aseguran que pesó su hoja de vida y recorrido en la Rama, el acomodo exprés de todos estos astros ratifica la buena estrella que en la política tiene Margarita Cabello. 

La carrera judicial pero no antipolítica

Margarita Cabello, quien tiene 63 años, ha hecho casi toda su carrera profesional en la Rama Judicial y de ella no se puede decir que sea una política. Sin embargo, tampoco es una antipolítica. 

Empezó como escribiente en un juzgado de Barranquilla y fue juez penal, de menores y civil de circuito entre 1980 y 1990. Ese último año dio su primer gran salto al ser nombrada magistrada en la Sala de Familia del Tribunal Superior del Atlántico cargo se mantuvo hasta el 96, y de ahí pasó a la Sala Civil, donde fue magistrada hasta marzo de 2009.

En toda esa trayectoria, según le dijeron a La Silla ocho fuentes del Atlántico, entre políticos y periodistas, ella se hizo fama de buena juez, y aunque no era visible por tener relaciones políticas, no hace proselitismo, y no está matriculada dentro un grupo político en particular,  dentro de la Barranquilla política sí era conocida por tener cercanía con la clase dirigente local.

“Lo que pasa es que Margarita no es de los jueces y magistrados que le tiene miedo a juntarse con los políticos. Ella es de las que con cada cargo que tiene lo llama a uno, saluda y le cuenta y se pone a disposición. Ese gesto hace que sus relaciones sean buenas”, dijo a La Silla un senador del Atlántico que pidió no ser citado para darnos detalles.

Y agregó: “Asiste a reuniones sociales, uno se la puede encontrar en cualquier parte, y eso es bueno porque no hay distancia”.

Otro congresista costeño, que conoce el clan Char por dentro, añadió por su lado: “Con ella hay una cercanía de los costeños, que va más allá de los Char. Ella en una época fue muy cercana a los Name, pero en general se ha ganado a la gente porque es una señora que si te puede hacer un favor te lo hace”, 

En todo caso, esa fuente, que tiene como saberlo, sí le dijo a La Silla que “Alex (Char) ha estado muy atento a apoyarla”, lo que en concreto quiere decir que el exalcalde ha dicho a sus allegados, incluyendo a los congresistas de su bancada, que quiere que ella gane.

En 2011, siendo procuradora Delegada para la Vigilancia Disciplinaria del anulado exprocurador y hoy embajador de Colombia ante la OEA, Alejandro Ordóñez, Cabello llegó a sonar incluso como posible candidata a la Gobernación del Atlántico.

En ese entonces, como contó La Silla, se especuló que podía llegar a ser la carta de las casas Name, Gerlein y Char para esas locales, pero al final no se postuló y el candidato de esas tres vertientes fue Jaime Amín, quien perdió contra el liberal José Antonio Segebre.

Todas esas buenas relaciones con la clase política de su región quedaron enmarcadas literalmente en una foto que movió hace unas semanas el periodista Daniel Coronell, en la que la nueva Procuradora aparece en una fiesta de Carnaval con el cuestionado senador de La U, Eduardo Pulgar, quien respaldó su aspiración en ese partido y está siendo investigado por la Procuraduría por presunto soborno a un juez. 

La sola imagen plantea la situación en la que podría verse inmersa Cabello, que ahora investigará disciplinariamente a varios de sus allegados. Lo de Pulgar -que denunció Coronell- será su primera prueba de fuego. 

Más allá de su cercanía con la clase política del Atlántico, su carrera también se ha encontrado en varios momentos con el uribismo.

Por ejemplo, cuando Margarita Cabello llegó en 2009 a la Procuraduría nombrada por Ordóñez fue ternada por el detenido expresidente, Álvaro Uribe, para Fiscal General. La aspiración naufragó por la tensionante relación del entonces mandatario con las cortes.

En 2012 salió de la Procuraduría porque fue elegida por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia como magistrada de la Sala Civil. Su actividad y buena fama como magistrada, la llevaron a que entre 2016 y 2017 se convirtiera en presidenta de ese alto tribunal.

Después de varios años de figurar solo en la Rama, en diciembre de 2018, nuevamente quedó expuesta su afinidad con el uribismo cuando Duque la ternó para que la Corte Suprema eligiera un fiscal general ad hoc para investigar tres casos del escándalo de Odebrecht. Al final Cabello renunció a la terna porque existían dudas sobre si estaba habilitada.

Apenas cinco meses después, tras la renuncia de Gloria María Borrero como Ministra de Justicia, Duque la nombró en ese cargo y, con eso, Cabello dio el tercer gran salto dentro su carrera.

Como contamos, su nombramiento fue bien recibido dentro del Centro Democrático porque allí lo vieron como un elemento afín al partido cuando su antecesora Borrero era leída como una ministra de línea santista.

Esta condición de técnica con vasos comunicantes en la política y puntualmente con el partido de Gobierno es considerada por algunos como un riesgo dentro de la responsabilidad que va a asumir.

Por ejemplo, las ONG Misión de Observación Electoral, MOE, y DeJusticia, creen que la elección de Cabello es un riesgo para el equilibrio de poderes en el país .

Por un lado, porque el Presidente tendría a alguien afín dentro de una entidad con un gran poder sobre los políticos; y por otro, porque Cabello va a tener que vigilar a quienes fueron sus compañeros de gabinete, y eso de entrada también pondrá en entredicho su imparcialidad.

Ahora, Margarita Cabello entrará a la Procuraduría, tras un paso por el Ministerio que dejó un balance gris.

El Ministerio: sin reforma, con la política de drogas coja y feria de burocracia

Cuando el Presidente Iván Duque posesionó a Margarita Cabello en el Ministerio de Justicia, en junio de 2019,  le encomendó dos prioridades: tramitar la reforma a la justicia  y ponerle el acelerador a la implementación de política de drogas.

La entonces Ministra -que igual tramitó varios proyectos pequeños para lograr cambios clave (aunque ninguno ha pasado)- intentó concertar con las Cortes una gran reforma a la justicia, pero ésta quedó en borrador.

El proyecto de reforma que se filtró incluía 25 artículos y, entre otras, proponía disminuir el número de magistrados del Consejo Superior de la Judicatura; ampliar el periodo de los magistrados de la Corte Constitucional, el Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia de ocho a doce años; y cambiar los requisitos para ser magistrado en una alta corte.

Pero al final quedó en el aire, por lo que Cabello no completó la primera gran misión que Duque le encomendó.

Eso con el trasfondo de que con su llegada al Ministerio de Justicia dentro de esa cartera empezaron a haber ruidos porque, según nos detallaron dos fuentes de adentro por separado, empezó a existir supuesta presión de ella para hacer nombramientos y empezaron a verse más contratistas de lo común.

“Básicamente lo que ponían a través de la Secretaria General eran las hojas de vida y la directriz era que la gente se vinculara a partir de esos perfiles”, nos detalló una de esas fuentes. “Eso es muy complicado porque el Ministerio de Justicia necesita gente técnica y los recomendados no siempre cumplen”.

Eso último, según nos explicó esa misma fuente, se hacía con el mensaje de que era necesario vincular a esas personas para ambientar el trámite de la reforma a la justicia, algo que no es claro porque la reforma hasta ahora estaba en concertación con las cortes.

La Silla revisó los contratos de prestación de servicios del Minjusticia subidos al Secop y encontró que mientras que en 2018 se suscribieron 507 y 164 en todo 2019, solo entre enero y los primeros días de agosto de 2020 se firmaron 379.

También revisamos una muestra (sugerida por las dos fuentes conocedoras de dentro del Ministerio) de 60 nombramientos hechos este año, y encontramos que en efecto hay varios contratistas que llegaron a la entidad y que tienen vínculos con políticos o con la Rama Judicial.

- Carmenza Carreño Gómez, hermana de la exprocuradora delegada y actual magistrada auxiliar del Consejo de Estado, María Eugenia Carreño.

- Jhan Carlos Alvernia Vergel, excandidato a la Alcaldía de Bucaramanga afín a La U y al Centro Democrático.

- Luis Ramiro Hernández Escandón, exmagistrado auxiliar del Consejo de Estado y al menos hasta 2018 pareja de la magistrada de la Corte Constitucional Gloria Ortiz.

-Jorge Scaff, hijo del exrepresantate conservador Jorge Elías Scaff Uejbe y primo del actual Gobernador de Bolívar, Vicente Blel Scaff, así como de la actual senadora del Partido Conservador, Nadie Blel Scaff.

- Juan Ignacio Amín, sobrino del embajador de Colombia en Emiratos Árabes, Jaime Amín. Hijo de su hermano Alfredo Amín. 

En cuanto a la política de drogas su balance es aún más gris.

Dado que el Ministerio de Justicia hace las veces de articulador de todas las entidades que tienen que ver con la política de drogas en el país (hay 40), su gran reto estaba en sacar adelante la implementación de la ‘Ruta Futuro’, política del Gobierno Duque para atacar el narcotráfico.

Sin embargo, lo que terminó pasando en la práctica fue que el papel del Ministerio pasó desapercibido porque aunque la Ruta Futuro se echó a andar no es claro cómo se mide su efectividad porque no se creó el Centro de Seguimiento y Evaluación, una herramienta clave incluida dentro de la política.

“El monitoreo es precario, no se miden indicadores de éxito y eso hace que en este punto Colombia no sabe qué tan útil es su política contra las drogas”, explicó una fuente que conoce al detalle la implementación de la política de drogas en el Ministerio.

Encima, en su paso por el Ministerio quedó frenada la erradicación de cultivos ilícitos, un deseo de Duque que ha vuelto a mover en estos días, en respuesta a la seguidilla de masacres que han golpeado al país estas semanas.

Hace un mes el Tribunal Administrativo de Nariño, en fallo de segunda instancia, suspendió los trámites de las licencias ambientales que tiene que tramitar el Gobierno para asperjar con glifosato porque las audiencias no garantizaban la participación de las comunidades afectadas; y la semana pasada el Tribunal Administrativo del Cauca determinó que la erradicación forzada solo se puede hacer cuando fracasen solicitudes de erradicación voluntaria. La segunda genera un efecto dominó porque en las demás regiones del país pueden retomar las tutelas para replicarlas.

Si bien en ambos casos el Ministerio de Justicia no era el principal actor, dado que el aterrizaje de la política de erradicación es de resorte del Ministerio de Defensa, como vocera del tema de drogas en el país Cabello quedó como si no hubiera ejercido liderazgo.

Por ejemplo, en la tutela contra la erradicación forzada ni siquiera fue nombrado el Minjusticia, que, por ser la cabeza del Consejo de Estupefacientes, debía liderar la defensa.

En otros ejes en que actuó el Ministerio de Justicia el balance tampoco fue bueno.

El decreto que expidió para aliviar el hacinamiento en las cárceles en plena pandemia, no fue funcional. Y en la extradición hacia Colombia de Salvatore Mancuso, el Ministerio bajo su batuta cometió errores tan básicos como no revisar la documentación que fue allegada por la Fiscalía y jueces para tramitar el regreso del exjefe paramilitar al país.

Como matiz, hay un logro que es poco visible pero que sí es de su resorte: destrabó los trámites para cultivar cannabis medicinal en el país e hizo que el proceso se empezara a mover y durante la mitad de 2019 que estuvo al frente del Minjusticia el país multiplicó los trámites relacionados con esa industria, cuando en todo el 2018 estaban frenadas. 

Muchas fuentes destacaron que también fue logro suyo la aprobación de la cadena perpetua para violadores y asesinos de menores, pero eso en parte también tuvo que ver, como contamos, con que Duque finalmente sí repartió puestos en Presidencia y alineó su coalición y a que el tema hacía parte de la agenda ideológica de varios congresistas. En cualquier caso, aún falta que la Corte Constitucional revise la viabilidad de la ley.

Buscamos a Cabello para incluir su versión en esta historia, pero no nos contestó los mensajes que le dejamos.

Con todas estas complejidades, fue elegida cabeza del Ministerio Público una Procuradora cuyas actuaciones demostrarán qué tanto peso le da a sus amigos políticos, incluyendo al Presidente.

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