El anuncio de la Alcaldesa de Bogotá de que no abrirá la construcción y la manufactura al tiempo genera inquietud sobre la forma como el país implementará la cuarentena flexible desde el lunes.
El nuevo reclamo de López a Duque crea incertidumbre para la reapertura del 27
La alerta de anoche de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en torno a que la capital no podría flexibilizar la cuarentena como anunció, 24 horas antes, el presidente Iván Duque, a partir del próximo lunes 27 de abril, crea nueva incertidumbre al arranque de la apuesta clave del Gobierno Nacional de salvar la economía, mientras sigue aplanando la curva de contagio del coronavirus.
Eso porque Bogotá, siendo el epicentro industrial del país -pero también el lugar donde se concentra la mayoría de casos confirmados con 1.752 a corte de ayer- termina siendo clave en la apuesta económica del Gobierno, que incluye la reactivación económica de casi 2 millones de empleos directos en todo el país en las industrias de construcción y manufactura, que representan casi 20 puntos del PIB.
Algo que podría generar un efecto bola de nieve entre los mandatarios regionales que ya han mostrado durante esta pandemia que están dispuestos a actuar antes de que el propio mandatario tome decisiones, como mostró La Silla Vacía hace un mes.
Choque de versiones
La crítica de Claudia López tiene dos puntos: por un lado, dice que la salida de obreros de la construcción y de trabajadores de la industria manufacturera desde el 27 de abril generaría 1 millón 127 mil viajes diarios (560 mil y 567 mil, respectivamente) que “dispararían el riesgo de salud de los trabajadores y aglomeración en transporte”, escribió en un trino.
La condición que ella había puesto, de acuerdo con las recomendaciones que recibió de su equipo de asesores, era que la flexibilización de la cuarentena se podía aplicar en Bogotá si Transmilenio funciona, por mucho, al 35 por ciento de su capacidad habitual. Es decir: que máximo haga 875 mil viajes diarios.
Fue una medida que Duque acogió no sólo para el sistema de transporte masivo de Bogotá, sino para los del resto del país.
Sin embargo, una fuente del sector movilidad le dijo a La Silla que el millón de viajes al que se refiere López “no son todos” de Transmilenio, sino de todos los medios de transporte (motos y bicicletas, por ejemplo), por lo que no es claro aún cuántos obreros finalmente se van a mover por ese sistema.
De otro lado, la Alcaldesa dijo que de aquí al lunes la Alcaldía no tiene la capacidad de verificar que las obras de construcción y las fábricas de manufactura que se reabran cumplan con los protocolos necesarios que hagan que sus empleados trabajen de manera segura y sin riesgo de contagiarse o de esparcir el virus.
La Alcaldesa precisó esta mañana que con Camacol, el gremio de los grandes constructores, llevan semanas trabajando en el plan para permitir la salida de los trabajadores de ese sector, pero no así con el sector de la manufactura.
Lo de los constructores es sabido porque, como contamos el domingo, la decisión de abrir llevaba semanas cuajándose con el Gobierno Nacional.
De acuerdo con Camacol, en Bogotá podrían reiniciarse 697 proyectos de construcción para construir 90.881 viviendas. Eso implicaría que si la Alcaldía arranca hoy a verificar los protocolos de cada obra, tendría que visitar, en promedio, 139 proyectos diarios de aquí al domingo. Sin contar las fábricas de manufactura, sobre las que no conseguimos datos hasta el cierre de esta historia.
La intención de la Alcaldía es verificar una a una antes de que reabran, con un ingrediente adicional: cada obra y cada fábrica le debe presentar un plan de movilidad de sus empleados y la Alcaldía debe aprobarlo, le dijo a La Silla Vacía la Secretaria de Desarrollo Económico, Carolina Durán.
Eso quiere decir que deben explicarle al Distrito a qué horas entrarán a trabajar sus empleados, en qué medio de transporte se movilizarán, entre otros detalles, con la idea de que la administración pueda controlar que Transmilenio y el Sitp operen con máximo el 35 por ciento de su capacidad.
"Cruzamos las obras con los niveles de riesgo de contagio, sabemos si tienen positivos cerca y cómo pueden controlarse. Con la manufactura hasta ahora vamos a empezar a hacer eso y hasta no tener ese mismo esquema es que es riesgoso para toda la ciudad que abra otro sector", le explicó a La Silla una alta fuente de la Alcaldía.
El objetivo de verificar obra por obra, agregó la Secretaria de Desarrollo Económico, “es un camello, pero es lo que toca porque es la única forma de reactivar los sectores de manera segura”.
La idea de hacer ese control tan estricto desde antes del lunes hace difícil la aplicación de la medida de Duque, porque implica que cualquier industrial de la manufactura, así tenga el permiso del Gobierno Nacional, deba esperar la autorización de la Alcaldía.
Sin embargo, como el decreto que reglamenta la decisión de Duque de flexibilizar la cuarentena hasta el 11 de mayo aún no ha salido, hay incertidumbre sobre cómo es que se debe actuar.
En todo caso, y como contamos ayer, ese decreto dejará en manos de las autoridades locales, secretarías de salud y la Policía la vigilancia del cumplimiento de los protocolos de seguridad de las obras y fábricas de manufactura que reactiven labores, y si hay denuncias específicas, planteará que las superintendencias de Industria y de Transporte, así como los ministerios, entren a revisar casos particulares.
En Presidencia nos dijeron que, si bien le avisaron a alcaldes y gobernadores para que se fueran preparando, si alguno no quería dar vía libre a una constructora para trabajar, será el Ministerio de Vivienda el que dirimirá el conflicto, aunque no nos explicaron detalles de cómo lo haría ni cómo sería para el caso de la manufactura.
Una labor similar viene haciendo el Ministerio de Transporte con las obras de infraestructura civil que comenzaron a reactivarse desde el 13 de abril. Según nos dijo Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, esa cartera ha mediado con alcaldes y gobernadores de ciertas zonas del país que, por miedo a contagios, no habían dado el visto bueno para arrancar a tiempo.
Previo al trino de la Alcaldesa, el Ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, nos dijo que para el Gobierno era imposible verificar que todas las obras de construcción estaban cumpliendo los protocolos de seguridad, por lo que desde la semana pasada comenzaron a socializarlos con obreros, con la idea de que ellos mismos exigieran a las empresas cumplirlos.
“El mensaje es que ningún trabajador se puede montar a la obra sin protocolos. Ahora, hacer ese trabajo sin protección es suicida”, nos dijo el Ministro. Y agregó que cree que las empresas cumplirán porque ninguna querrá cargar con la mala fama de que, por falta de bioseguridad, tenga contagiados entre sus trabajadores.
El caso es que mientras López busca un control previo obra por obra y fábrica por fábrica, el Gobierno dejó abierta la posibilidad para que ese control se haga sobre la marcha, bajo el supuesto de que es posible que haya una autorregulación tanto de empresas como de obreros. Y que si hay incumplimientos se sancionen, aunque ya habiendo iniciado la flexibilización de la cuarentena.
En Palacio creían que López había recibido bien el anuncio de Duque, sobre todo porque ayer en la mañana la Alcaldesa trinó acogiendo la medida.
Por eso hubo sorpresa con las críticas posteriores, de acuerdo con una fuente enterada de la situación y que ha tenido que ver con el manejo de la pandemia.
El lunes 13 de abril Duque, López y sus equipos tuvieron una reunión en Palacio en la que, de acuerdo con una fuente que estuvo allí, “le esbozaron” a ella la idea de la flexibilización de la cuarentena a partir del 27.
López expuso en ese momento su condición de que cualquier medida que se tomara no podía hacer que Transmilenio trabajara a más del 35 por ciento de su capacidad, una medida que el Gobierno ‘le copió’ este lunes para todos los sistemas de transporte.
Hay otra diferencia y es que, aunque López habla de que la construcción en Bogotá moverá 560 mil viajes, según datos de algunas empresas constructoras que conoció La Silla, se espera que ese sector saque a 180 mil obreros.
Suponiendo que todos ellos usan Transmilenio y hacen doble viaje, la capacidad llegaría a 360 mil pasajeros, algo que no alcanza la magnitud de la cifra que dio la Alcaldesa, que no especificó de dónde sacaba ni cómo había que entenderla.
Más allá de las versiones entre Palacio y Alcaldía, el punto es cómo Bogotá y el resto de las ciudades del país van a aterrizar las medidas de apertura moderada de la cuarentena que Duque programó para empezar el lunes.
Eso es lo que termina generando incertidumbre entre las empresas y obreros para el próximo lunes.
El enfrentamiento político
El cómo aterrizar la vigilancia de los sectores económicos a partir del 27 para evitar un disparo de casos en Bogotá es el más reciente de una seguidilla de reclamos de López a Duque, que muestran las formas diferentes de ver el manejo de la pandemia, de ejercer su liderazgo y de contar qué están haciendo.
Cuando Duque falló al explicar a los alcaldes y gobernadores su decreto de orden público el 16 de marzo, con el que unificaba todas las medidas que habían sacado los mandatarios locales para evitar la propagación del virus, fue en Bogotá donde hubo más controversia porque Claudia López se quejó de que ese decreto podría tumbar el simulacro que tenían programado para el 19 de marzo.
Al final, Palacio tuvo que convocar a una reunión con la Alcaldía para seguir adelante con el ejercicio, que empató con el inicio de la cuarentena el 24 de marzo.
Esa misma semana López había sido una de las mayores críticas de que Duque no cerrara el aeropuerto internacional ElDorado, debido a que todos los casos que hasta esa semana había en el país eran importados, es decir, llegaron del exterior y contribuyeron a que Bogotá se convirtiera en el foco del contagio en el país.
Si bien al final Duque definió cerrar todos los vuelos el 23 de marzo, la Alcaldesa mantiene hasta esta semana el discurso de que “por el aeropuerto entró el coronavirus”. Ayer, sin hacer mención a López, Duque dijo que “hay que dejar de echarle la culpa del coronavirus a los aeropuertos”.
Aunque ambos han mostrado que escuchan a la ciencia, que mantienen un discurso técnico y públicamente han evitado entrar en controversias con el otro, los últimos choques muestran, al menos, dos diferencias.
Una en cómo enfrentan la pandemia. Duque ha favorecido su relación con los gremios económicos aliados para ambientar futuras decisiones, como la primera ampliación de la cuarentena el pasado 6 de abril que, como contamos, ya tenía ambientada con el Consejo Gremial. Y ha defendido el discurso de que no debe haber dilema entre economía y salud porque en el manejo de la pandemia van ligadas.
La Alcaldesa, por su parte, ha privilegiado el discurso de que está primero la salud, al punto que llegó a proponer “apagar la economía” de Bogotá por tres meses, algo que finalmente no se va a concretar porque las cuarentenas las define el Presidente y lo que se viene ahora, precisamente, es un plan para reactivar la economía poco a poco.
Lo de anoche también muestra una diferencia en la forma de comunicar.
Claudia López de nuevo usó un canal no institucional, como Twitter, para apartarse de la medida que Duque había anunciado un día antes. Y con eso le dio pie a un debate público que arma un revuelo enorme.
Duque ha sido amigo de los canales institucionales, la llama a ella por teléfono para que hablen directamente y lleva un mes anunciando sus decisiones todos los días en un programa a las 6 de la tarde.
Pero así y todo, que desde antes no se haya socializado lo suficiente con ella y los demás alcaldes la apertura de la manufactura, muestra que mantiene una línea de anunciar medidas sin tener todos los detalles listos. Una muestra de eso es que el decreto para flexibilizar la cuarentena aún no está listo.
A pesar de que ambos han dado muestras de que trabajan de manera coordinada, e incluso Duque dijo ayer en La FM que hablan constantemente, por más de que haya un entendimiento en lo esencial, episodios como el nuevo reclamo de ayer terminan generando un ruido político mayor.
Nota: Esta historia fue actualizada hoy a las 8:30 de la mañana, después de que la Alcaldesa aclaró que su principal inquietud era la entrada del sector manufacturero.