Traer a los colombianos atrapados en otros países es un trabajo de filigrana diplomática. Pero a la gente se le acaba el tiempo, la paciencia y la plata para estar por fuera.
Retorno de viajeros: un chicharrón diplomático en plena pandemia
Colombianos varados en varias partes del mundo han enviado videos y promovido campañas en redes para insistir en su regreso. Acá algunos atrapados en Brasil y Australia. Fotos: twitter.
Ayer volvió a Bogotá, desde Fort Lauderdale en Estados Unidos, un vuelo con 114 colombianos que habían quedado atrapados en Miami desde el 23 de marzo, cuando el Gobierno cerró las fronteras aéreas y prohibió la entrada de vuelos internacionales. Ese se suma a otros tres vuelos que han llegado en los últimos días de Perú y Estados Unidos, con cerca de 200 personas, aunque la Cancillería no tiene el dato total de toda la gente que ha traído.
Pero mientras tanto, tan solo en las últimas 48 horas, 112 colombianos en India, Nepal y Sri Lanka; más de 250 en Australia; cerca de 100 en Canadá; al menos 200 en Perú y otros más en Brasil, han publicado videos y mensajes en redes sociales y enviado mails a la Cancillería para presionar al Gobierno para que les cuadren vuelos para volver a la casa.
Algunas historias son dramáticas, como la de este viajero que está en India y denunció abusos de la policía local.
O estas de los viajeros en Perú que se están quedando sin plata para hospedarse y comer.
Tengo una amiga varada en Perú, es una de los tantos colombianos que no han encontrado la forma de regresar a Colombia. Difundir por favor. @CancilleriaCol @JuanDaVelez @jsanchezcristo @CaracolRadio @fernalonso @lapatriacom @canaltelecafe #VueloHumanitario #QueremosVolverAcasa pic.twitter.com/YHkv7PrIGf
— Juliana Díaz Muñoz (@JurianaDiaz) April 16, 2020
Cuando el Gobierno Nacional, que venía siendo presionado, cerró el aeropuerto ElDorado de Bogotá el 23 de marzo, más de 3.800 personas que estaban turisteando o en viajes de trabajo quedaron atrapados en el exterior.
A pesar de que el Presidente anunció que tomaría la decisión el 21 de marzo, dos días antes, muchos no pudieron volver. Ya sea porque no tenían cómo cambiar el tiquete, las aerolíneas cobraban mucho, o porque simplemente no se enteraron.
Traerlos, ahora, es un trabajo de filigrana diplomática.
La filigrana y la paciencia
Según nos contó un embajador en Europa, una vez la OMS declaró el coronavirus pandemia mundial la primera semana de marzo, la Cancillería citó a videollamada a los 62 embajadores de Colombia en el exterior con cinco tareas específicas: saber cuántos colombianos estaban viajando en su país; cuándo ese país iba a cerrar fronteras; si los viajeros podían regresar por su propia cuenta; si las aerolíneas podían vender tiquetes nuevos; y calmar a la gente, especialmente si estaban en países asiáticos, donde ya habían cerrado las fronteras.
El vicecanciller Francisco Echeverri y el jefe de gabinete de la Cancillería, Carlos Alberto Suárez, armaron un chat con los embajadores para hacer seguimiento a lo que necesitara cada país.
Dos semanas después, los embajadores pudieron coordinar varios vuelos como el que llegó el 20 de marzo desde Egipto y Alemania; y el 21 de marzo desde Perú y Honduras, y por sí solos, otros 45 mil que estaban por fuera, llegaron al país, algunos pagando multas o tiquetes mucho más caros, porque adelantaron sus vuelos.
Pero a medida que avanzaba el mes, y llegaba el 23 de marzo, cuando Colombia cerró las fronteras, el panorama comenzó a complicarse: Europa, arrancando por España e Italia, ya tenía aeropuertos cerrados, lo mismo CentroAmérica y algunos países sudamericanos, por lo que fue mucho más difícil conseguir tiquetes para los colombianos que no habían podido cambiar su pasaje.
“Ahí ya comenzamos a ver dramas específicos: compañeros que contaban que en los países donde tienen sus embajadas el sistema de salud colapsó; otros, que había gente que se quedó sin plata; familias enteras en hostales”, nos contó el Embajador que nos pidió no ser citado porque no es vocero.
De acuerdo con un censo que levantó la Cancillería y que dio a conocer el 5 de abril, dos semanas después del cierre aéreo, 3.800 personas no habían podido volver al país.
Y solo hasta el 8 de abril, tres semanas después del cierre aéreo, Migración Colombia sacó un protocolo formal para permitir la entrada de vuelos ‘de carácter humanitario’ al país, porque el decreto del Ministerio de Transporte que cerraba el espacio aéreo no especificaba la posibilidad de vuelos para los varados.
Pero, aún así, traerlos a todos ellos es todo un chicharrón, de acuerdo a lo que nos dijeron cinco fuentes, entre diplomáticos y políticos que conocen la situación.
Primero, porque comunicarse con la Cancillería no es fácil.
“La página es poco amigable y muchos (varados) me dijeron que no sabían cómo comunicarse”, nos dijo el congresista Juan David Vélez, que representa a los colombianos en el exterior y abrió una línea especial en Estados Unidos para contactar connacionales allá. Recibió 2 mil mensajes.
En la misma Cancillería lo reconocen. “No ha sido fácil en muchos lugares el flujo de información”, dijo la directora de asuntos consulares Fulvia Benavides, quien con los vicecancilleres Adriana Mejía y Francisco Echeverri, están a cargo del retorno.
Por no saber a quién acudir, fue que una veintena de colombianos varados en Suiza no pudieron lograr un asiento en un vuelo que cuadró ese país hacia Bogotá el 23 de marzo. La Cancillería les respondió en su momento que Suiza les había informado demasiado tarde que tenían cupos y no pudieron contactar a la mayoría.
El otro escollo es con las aerolíneas. Por el cierre mundial de aeropuertos, son pocas las que pueden realizar los vuelos.
Para conseguir un asiento, según nos dijeron las fuentes, hay que hacer una triangulación entre el gobierno donde están los viajeros, el embajador o cónsul correspondiente, y la aerolínea. Y normalmente, lo que se negocia es un trueque: que en Colombia haya personas del país desde donde sale el vuelo para que no se devuelva vacío. Esa es una clave para garantizar la salida de los aviones.
Los embajadores también negocian “precios humanitarios” de los tiquetes, como nos dijo uno de ellos. “Es buscar un precio justo. En un momento nos hablaban de tiquetes de cuatro o cinco millones de pesos por un pasaje hasta Bogotá desde Madrid. Eso es una canallada”, agregó el diplomático.
Pero no todos los que quieren volver lo pueden pagar. Para el vuelo que salió de Lima el 10 de abril, 150 colombianos cancelaron los 330 dólares que pedía la aerolínea por cabeza. A 200 más les tocó quedarse.
Igual, tener tiquete, avión y permiso del gobierno del país extranjero listo, a veces no es suficiente.
Ayer, durante un control político a la Canciller en el Senado, la congresista Ana Agudelo, del Mira, quien anteriormente fue representante de los colombianos en el exterior, denunció que United Airlines bajó a una veintena de colombianos que salían desde Houston, en Texas.
Por esas situaciones de última hora es que en Cancillería no nos dijeron oficialmente cuántos vuelos están tramitando porque el plan puede ser cancelado en cualquier momento.
Según supo La Silla Vacía, una de las prioridades es traer al menos 500 colombianos que están en Ecuador, el país más golpeado por la pandemia en Suramérica (403 muertos). El embajador, Manuel Enríquez, tuvo que dar su teléfono personal para que la gente lo contactara para garantizar un vuelo de salida, que todavía no está confirmado.
Mientras confirman vuelos, el otro desafío es conseguir plata para los varados, muchos de ellos apretujados en hostales que ya no pueden pagar.
La Cancillería le pidió hace una semana a MinHacienda 14 mil millones de pesos para pagar albergues, comida y hasta medicinas.
Hacienda les dio la mitad. La otra, la están solventando en Cancillería moviendo plata que tenían para otros programas, más que todo eventos y cenas diplomáticas que ya no podrán realizar por la pandemia.
Además, dejaron de girar gastos mensuales de representación (los que se usan para cenas y eventos en las embajadas) que entre todas las embajadas son 200 mil dólares al mes, y ahora la giran a las sedes diplomáticas y éstas a su vez a los consulados para pagar alimentación y hospedajes.
De todos modos, la paciencia y la plata a la gente en el exterior se acaba.
Durante el debate de ayer en el Congreso, senadores de todas las vertientes, desde uribistas hasta polistas, le dijeron a la canciller Claudia Blum que recibieron mensajes de estudiantes colombianos en San Francisco (Estados Unidos), Argentina, Chile y México pidiendo ayuda. El grupo de 250 varados en Australia dice que la Cancillería les ha cancelado reuniones y la Embajada les insiste en que no hay vuelos disponibles.
A menos de que haya más restricciones, el Gobierno tiene planeado abrir las fronteras aéreas el 30 de mayo. Si la diplomacia no lo logra antes, más de 3.500 personas tendrán que esperar hasta ese momento para volver a casa.