6 conclusiones sobre la estocada a la revocatoria de Peñalosa

Silla Cachaca

Peñalosa se salva, pero su gobierno puede seguir siendo intranquilo, el CNE queda mal parado, Petro tiene todo para sacar ventaja y este mecanismo de participación desnudó sus vacíos.

La mayoría del Consejo Nacional Electoral (CNE) aplazó ayer, de nuevo, la decisión sobre si certifica o no la contabilidad de la campaña de recolección de firmas para revocar al Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. Y con eso le dio una estocada a ese proceso porque, por tiempos, ya no podrá ser convocado a las urnas para que la gente decida si el mandatario se queda o se va.

Con una decisión de 6 a 2 (votaron en contra Ángela Hernández y Armando Novoa), lo que hizo el CNE fue abrirle una investigación a Gustavo Merchán, el representante del comité que presentó las firmas, Unidos Revocamos a Peñalosa, por las presuntas irregularidades en la contabilidad. Así que mientras no se termine esa investigación no habrá un pronunciamiento de fondo sobre las cuentas, y como eso puede durar al menos cuatro meses, la revocatoria no podría ser convocada antes de julio, que es el máximo plazo para ser votada.

A pesar de lo polémico de la decisión (Novoa considera que no se acoge a la ley) y de que es posible que le metan recursos, el proceso seguirá enredado y queda agónico después de que movió buena parte del debate político bogotano en 2017. Dejó al menos estas seis conclusiones:

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Peñalosa se salva, pero eso no quiere decir que su gobierno vaya a ser más tranquilo

Con todo y que el umbral de votantes para que la revocatoria fuera efectiva era muy difícil de alcanzar porque tenían que salir a votar 1 millón de personas, por su alta impopularidad Peñalosa corría un riesgo muy alto en caso de que el proceso llegara a las urnas.

De ahí que la decisión del CNE sea un motivo para que el Alcalde respire más tranquilo a pesar de que siempre ha dicho que está concentrado en gobernar.

Sin embargo, eso no quiere decir que de ahora en adelante la tenga fácil. Como nos dijo el analista y columnista de La Silla Héctor Riveros, “los opositores más radicales tienen ahora la justificación de acudir, por ejemplo, al sabotaje, porque si el camino institucional ya no se dio, queda el camino no institucional”.

De ahí que esta sea también una oportunidad para que Peñalosa repiense su estrategia de comunicaciones y algunas de sus prioridades, dice el analista Francisco Miranda, porque así se haya salvado es evidente que no ha logrado conectar con la mayoría de la gente, como lo indican las encuestas que miden su favorabilidad, que apenas rodea el 25 por ciento, y el pesimismo de los ciudadanos.

Eso además es clave para mantener gobernabilidad en el Concejo. Riveros recuerda que si el alcalde mantiene un desprestigio tan grande, es posible que sus mayorías en el cabildo se afecten en la última parte de su gobierno, cuando se acerquen las nuevas elecciones locales, y los concejales que lo han respaldado no vean atractivo aprobarle proyectos y apoyarlo para desmarcarse de él ante los votantes.

 
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En todo caso, Peñalosa no cambió sus planes

La gran ventaja del Alcalde es que su plan de gobierno no se trastocó por cuenta de la revocatoria.

Mientras los comités recogían firmas y salían a marchar subidos sobre la impopularidad de Peñalosa, éste logró que el Concejo le aprobara proyectos que detonaron el inconformismo que alimentó la revocatoria, como el metro elevado y la financiación del Transmilenio por la Séptima; subió el pasaje de Transmilenio 27,7 por ciento en dos años, cambió el sistema de aseo sin un plan fuerte y estructurado para ayudar a los trabajadores de la empresa pública Aguas de Bogotá, que se quedó por fuera, entre otras decisiones impopulares que tomó mientras la amenaza de la revocatoria estaba latente.

La presión que tiene es por ejecutar más rápido, que es lo que podría hacerlo terminar su mandato con una popularidad más alta que la que tiene hoy.

 
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El principal beneficiado es Gustavo Petro

Aunque el movimiento por la revocatoria aglutinó a sectores muy variados a medida que se fortaleció, su base, como contó La Silla Cachaca, era la izquierda, representada en el Polo, Progresistas, una parte de los verdes, Marcha Patriótica, los movimientos estudiantil y sindical y, más recientemente, la Farc como partido político.

En campaña, la caída de la revocatoria le sirve a esa izquierda para impulsar más sus listas al Congreso para las elecciones del 11 de marzo.

Pero de cara a las presidenciales, el más beneficiado será el exalcalde Gustavo Petro, que aunque dijo no haber firmado, ha respaldado abiertamente la revocatoria y Progresistas hizo parte de la campaña. Él tiene una oportunidad más para hacer que buena parte de esa izquierda se vaya con él, como la del Polo, que tiene a Sergio Fajardo como candidato, pero éste no se ha pronunciado sobre la revocatoria.

A Petro, además, también le sirve la forma como se está cayendo la revocatoria porque es producto de una decisión del CNE, un organismo que él ha cuestionado muy duro por su origen político. La visión de que esto es un asalto a la democracia, sobre todo después de que el comité recogió y entregó 700 mil firmas, refuerza su narrativa antisistema (del que el CNE es un representante claro) por estos días que puso el ojo en el sistema electoral, particularmente en la Registraduría, al hablar de un supuesto intento de fraude en la consulta en la que se enfrentará a Carlos Caicedo.

 
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Puede desinflarse la revocatoria como forma de hacer oposición

Después de los atropellados procesos con los que se intentó tumbar, sin éxito, a Petro y a Peñalosa, la oposición de izquierda y de derecha “debe aprender a hacer oposición sin tumbar al otro”, dice Francisco Miranda.

Para defender esa tesis él parte de los vacíos en el diseño de ese mecanismo, como que la recolección de firmas puede comenzar al año de gobierno (que considera muy rápido), y que finalmente, a la hora de votar, el umbral de votantes es tan alto que eso ha hecho que ninguna revocatoria haya prosperado.

Para el caso de Peñalosa, por ejemplo, la iniciativa de revocarlo comenzó desde antes de que se posesionara.

Ahora bien, agrega, “no es fácil hacer oposición por los mecanismos convencionales como el Concejo”.

Si después de la experiencia con Petro y Peñalosa se desinfla o no la intención de tumbar al alcalde quedará claro apenas cuando haya un nuevo alcalde.

 
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El CNE pierde más de lo que gana

A la luz de los defensores de Peñalosa, con la investigación que ordenó el CNE contra Gustavo Merchán, el representante del comité que presentó las firmas, queda mucho más en evidencia que en la contabilidad posiblemente hubo irregularidades que el CNE está en la obligación de identificar.

Y esa es una muestra de una decisión institucional que hay que respetar, como trinó Andrés Villamizar, defensor de Peñalosa en la revocatoria.

Pero más allá de la decisión puntual, es difícil que después de todo este proceso el CNE pueda salir bien librado.

Primero, cuando la recolección de firmas apenas estaba en curso, intentó meterle mano a la revocatoria tratando de reglamentar ese mecanismo sobre la marcha, es decir, mientras tenía en sus manos la decisión sobre las iniciativas para tumbar a Peñalosa y otros alcaldes del país.

Esa intención se cayó después del alboroto que generó, que llevó incluso a que la Procuraduría le pidiera no hacerlo.

“La revocatoria amerita ajustes, pero hasta que no operen los cambios que le haga el Congreso el CNE tiene que cumplir la ley”, le dijo a La Silla Cachaca el magistrado Armando Novoa, que es minoría en el CNE y ha criticado decisiones como la de ayer.

Luego el CNE dilató la certificación de la contabilidad, y fue el Tribunal de Cundinamarca el que en diciembre, al fallar una tutela, lo obligó a apurarse.

El tema estaba ayer en el orden del día, de hecho, producto del cumplimiento de esa tutela y no porque los magistrados hubieran tenido la intención de resolver el tema rápido.

Y por último, la revocatoria se caerá, en estricto sentido, porque después de los retrasos en el CNE ya no habrá tiempo para hacerla cuando termine la investigación contra el representante del comité promotor, pero no porque el CNE haya probado aún que el comité se voló los topes.

 

 
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Los vacíos de la revocatoria quedaron en evidencia

El atropellado proceso que ha vivido la revocatoria de Peñalosa ha sido en buena medida por la discusión alrededor de vacíos que tiene ese mecanismo de participación ciudadana.

Por ejemplo, hasta ahora se mantiene la discusión sobre si el incumplimiento al que se refiere la ley como una causal para justificar la lrevocatoria es del programa de gobierno (que el mandatario debió presentar en la Registraduría cuando se inscribió como candidato) o del Plan de Desarrollo (que es el que aprueba el Concejo en el primer semestre de gobierno).

La otra causal para impulsar una revocatoria es el inconformismo ciudadano, pero el CNE logró poner el debate sobre eso qué significa y cómo puede sustentarse.

La demora del CNE para pronunciarse sobre la contabilidad también dejó en evidencia que, precisamente, esa entidad no tiene tiempos definidos para hacerlo y eso da pie a que ocurra lo que terminó pasando: que los magistrados se tomaron todo su tiempo hasta que un juez les pidió acelerar.

El efecto de esto, dice Francisco Miranda, es que posiblemente dé pie a que el Congreso reforme el mecanismo, pero por lo pronto, agrega, la gente perderá confianza y “el golpe al mecanismo es muy duro y queda herido de muerte”, por falta de legitimidad al ver que no funciona.

Para Héctor Riveros, sin embargo, esa es una visión centrada en las dificultades que ha habido en Bogotá para aplicarlo, pero en otros municipios sí se ha podido votar. “Sería peor para la revocatoria que por cuenta de ella se estuvieran cayendo muchos alcaldes”, concluyó, refiriéndose a que eso seguramente incentivaría las reformas para contener sus efectos.

 

 
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