El 2018 marcó un camino favorable al retorno de la centroizquierda a la Alcaldía, pues a la alta desfavorabilidad de Peñalosa se sumaron los buenos resultados de ‘Los decentes’ y los verdes en legislativas y presidenciales.
El año en que la centroizquierda se recargó para volver al poder en Bogotá
Jorge Robledo, Antonio Navarro, Claudia López y Gustavo Petro.
Este año en Bogotá se sentaron las bases de un posible cambio en la Alcaldía de Bogotá en 2019 para que la izquierda vuelva al poder, aunque como parte de una coalición que tenga un componente de centro muy fuerte.
Estas son las razones que lo explican:
La pauta la marcaron las legislativas y presidenciales
En la bancada de Bogotá en la Cámara la presencia de la izquierda se hizo más diversa porque además del Polo (que quedó con la curul de Germán Navas Talero) llegaron ‘Los decentes’, que obtuvieron dos curules: María José Pizarro y David Racero.
La Alianza Verde (que este año hizo alianza con el Polo y con Compromiso Ciudadano para las presidenciales con Sergio Fajardo) pasó de tener tres a cuatro curules.
Esos resultados se complementan con los de las presidenciales, en las que en primera vuelta Sergio Fajardo (respaldado por los verdes y una parte del Polo) ganó en la ciudad con 1,2 millones de votos y Petro (respaldado por el grueso de las bases de izquierda) quedó de segundo con un millón. Y con el triunfo de Petro en la ciudad en segunda vuelta con 1,8 millones.
Todo eso contrasta con los resultados de los partidos que podrían integrar una coalición de centroderecha para sacar un candidato único a la Alcaldía.
El Centro Democrático siguió siendo la lista más votada en Cámara, pero mantuvo los cinco representantes que ya tenía. Además, cayeron partidos tradicionales como el Liberal, que pasó de tener tres curules a una en la Cámara por Bogotá, y La U, que perdió la que tenía. Cambio Radical pasó de una a dos, pero no obtuvo las tres o cuatro que esperaba.
Las puertas se abrieron para un candidato más verde (de centro) que petrista o del Polo
En las legislativas en Bogotá hubo una disminución de la abstención cercana al 15 por ciento (pasó del 64 al 49), lo que significó que votaran 962 mil personas más en la ciudad. Algo similar pasó en la votación para Senado.
Como contamos en La Silla Cachaca, ese casi millón de votos benefició principalmente a la centroizquierda, con las dos curules de ‘Los decentes’ y la curul de más para los verdes, que quedaron con cuatro.
Pero sobre todo, benefició mucho más a los verdes de centro que a la izquierda propiamente dicha.
Eso se nota en que la Alianza Verde obtuvo en 2014 el 9 por ciento de los votos a Cámara en Bogotá (164 mil), y este año duplicó su peso al llegar al 18 por ciento (433 mil), y ganó una curul más. El Polo, en cambio, pasó del 7 al 6,4 por ciento, y perdió una curul.
La composición de la bancada verde en la Cámara, además, también cambió en lo ideológico: pasó de tener a Ángela Robledo e Inti Asprilla (que son de izquierda) junto con Angélica Lozano (que proviene de la izquierda), a estar conformada por uno solo de izquierda (Asprilla) y tres de centro (Juanita Goebertus, Katherine Miranda y Mauricio Toro).
En Senado la diferencia es aún más grande: los verdes en Bogotá pasaron de tener un peso del 7,8 al 22 por ciento, tres veces más, gracias a la alta votación del exalcalde Antanas Mockus, que sacó en la ciudad 327 mil de sus 500 mil votos. El Polo mantuvo el mismo comportamiento que en la Cámara.
Eso es un indicio de que, aunque en la ciudad la izquierda sigue teniendo un peso específico después de gobernar 12 años, el centro ganó terreno este año.
Se trata, en todo caso, de un centro que desde este año también está aliado con la izquierda en aras de enfrentar a los partidos tradicionales y el uribismo, como quedó en evidencia con la Coalición Colombia entre verde, el Polo y Fajardo, y con el respaldo que Claudia López, Angélica Lozano y Antanas Mockus le dieron a Gustavo Petro para segunda vuelta con la idea de evitar la llegada de Iván Duque a la Presidencia.
Además, un centro que lideró la consulta anticorrupción con Claudia López y Angélica Lozano.
Lo que se está planteando es que esas fuerzas converjan de nuevo en una alianza que defina un candidato único que enfrente al que ponga la centroderecha, y para eso harán una consulta en la que, a juzgar por la única encuesta que se ha hecho hasta ahora sobre intención de voto a la Alcaldía, arranca con ventaja el candidato que pongan los verdes: Claudia López o Antonio Navarro.
Eso es importante porque puede marcar el tono de la campaña, de una de ruptura total que haría un candidato petrista o del Polo frente a la administración de Enrique Peñalosa, a una menos confrontacional y más moderada en esas críticas, aunque marcando distancia de la gestión del Alcalde porque criticarlo puede ser muy útil.
La favorabilidad de Peñalosa siguió hundida y su agenda, quedada
Quizá el arma más poderosa que tendría el candidato de una alianza de centroderecha sería una alta favorabilidad de Enrique Peñalosa, que fue el candidato capaz de quitarle la Alcaldía a la izquierda en 2015, después de 12 años. O, al menos, muestras de un repunte en la percepción positiva de la gente, pero en su tercer año de gobierno eso no ocurrió.
Según la encuesta Gallup, mientras en el 2017 los bogotanos que aprobaban la gestión del Alcalde oscilaron entre el 22 y el 29 por ciento a lo largo del año, en el 2018 estuvieron entre el 19 y el 29. El año lo terminó en 27.
De acuerdo con Bogotá Cómo Vamos, la imagen favorable sobre la gestión de Peñalosa ha mejorado ligeramente, al pasar del 16 al 24 por ciento.
Sin embargo, en ambos casos eso está lejos de ser un repunte como el que logró en el último año de su primer gobierno.
Para la centroizquierda, donde se ubica el grueso de su oposición, la mala imagen del Alcalde es un caldo de cultivo para hacer campaña, sumado a que sus promesas fundamentales aún no se concretan.
De Transmilenio, por ejemplo, que es su gran bandera, prometió dejarlo con 170 kilómetros de troncales (hoy tiene 113), y hasta ahora no ha hecho ninguno y, como está haciendo diseños y preparando las licitaciones, difícilmente lo hará. También incumplió con su promesa de abrir este año la licitación del metro, mientras que las grandes vías que prometió, sobre todo en los accesos y salidas de Bogotá, aún no salen adelante por la complejidad para estructurar los proyectos, que serían por APP.
Al tiempo, comenzó procesos que le generan mucha más prevención a la izquierda, como la presentación ante la CAR de su propuesta para modificar e intervenir con vías, edificios de apartamentos y parques la reserva Van der Hammen, así como el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial que, al menos en comparación con la propuesta que hizo Gustavo Petro en su momento, muestra una visión, si no opuesta, al menos muy diferente.
Así, las grandes definiciones de su gobierno quedaron postergadas para su último año, que será el de la campaña política para definir quién lo reemplazará. Y en medio de su impopularidad y de la falta de ejecución de sus propuestas más emblemáticas, para la centroderecha también es difícil sacar un candidato que salga a defender, sin correr riesgos, la continuidad de esta Alcaldía.
Coda: La movida para hacer segunda vuelta
El Congreso elegido este año abrió la posibilidad de que en las próximas elecciones haya segunda vuelta para elegir Alcalde de Bogotá, gracias a un proyecto que cambia la Constitución y lleva cuatro de ocho debates. Los autores son los representantes a la Cámara de Cambio Radical José Daniel López y el liberal Juan Carlos Lozada y cuenta con el respaldo de Probogotá, la organización de empresarios presidida por el excandidato a la Presidencia de Germán Vargas, Juan Carlos Pinzón.
El argumento es que como los últimos alcaldes han ganado apenas con el 30 por ciento de los votos, carecen de suficiente gobernabilidad y es más factible que se enfrenten, como les pasó a Petro y Peñalosa, a procesos de revocatoria liderados por las fuerzas que quedaron por fuera.
Tal y como está ahora, el proyecto plantea que la medida comience a regir en las elecciones de 2019. Sin embargo, el representante López le dijo a La Silla Cachaca que para el próximo debate él y Lozada presentarán una ponencia para que la vigencia comience en 2023.
De aplicar para las próximas elecciones se pueden abrir paso dos escenarios:
Uno es que no se hagan las consultas que están planteando los partidos de centroizquierda y centroderecha para definir candidatos únicos antes de elecciones, y más bien que los aspirantes de cada colectividad vayan a la primera vuelta, con la idea de hacer coaliciones alrededor de los dos que pasen a la segunda, como suele ocurrir en las presidenciales.
Sin embargo, el factor tiempo puede influir para que eso no sea así, pues la aprobación definitiva del proyecto en el Congreso está prevista para que se dé entre mayo y junio de 2019. Es decir: hasta ese momento habría incertidumbre sobre si aplica o no para estas elecciones.
Ahí se dibuja el segundo escenario: como el plazo para hacer las consultas es mayo, posiblemente los partidos se la jueguen por hacerlas independientemente de que el Congreso haya definido si hay segunda vuelta.
Con eso, las coaliciones llegarían estructuradas a la primera, con lo que la votación no estaría muy dispersa y el ganador tendría la posibilidad de sacar más del 50 por ciento de los votos, que es lo necesario para ganar en esa instancia y no tener que hacer el balotaje.
El debate en los últimos días, sin embargo, se ha centrado en que cambiar las reglas del juego para las próximas elecciones podría ayudarle a la centroderecha, ya que así la centroizquierda gane en primera, si no lo hace con más del 50 por ciento de los votos, no asegura su victoria. Es el argumento de Petro y Claudia López (aunque ella había estado de acuerdo con la segunda vuelta en 2015).
En el Congreso, sin embargo, los únicos que se han opuesto al proyecto, con incidencia en Bogotá, son ‘Los decentes’ (María José Pizarro y David Racero), pero lo han respaldado, desde la izquierda, Germán Navas (Polo) y Ángela Robledo (Colombia Humana y exfórmula vicepresidencial de Petro), y de los verdes Inti Asprilla, Juanita Goebertus, Katherine Miranda y Mauricio Toro.