Aída Merlano, de mochilera a congresista condenada y ahora prófuga

Silla Caribe

El Inpec confirmó que esta tarde se fugó en Bogotá la exsenadora conservadora del Atlántico, primera congresista condenada por compra de votos.

Esta tarde, cerca de las 2 p.m., cuando salió de su celda en la cárcel del Buen Pastor en Bogotá para ir a una supuesta cita odontológica en el norte, se escapó la exsenadora conservadora del Atlántico Aída Merlano, quien el pasado 13 de septiembre se convirtió en la primera congresista del país en ser condenada por comprar votos.

El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), responsable de las medidas de seguridad en la privación de su libertad, no había dado mayores detalles al momento de publicar esta historia.

Pero, según el diario El Tiempo, se trató de una fuga de película que incluyó un salto de ella con soga desde un tercer piso y la ayuda de supuesto domiciliario en moto.

Esos datos no los pudimos confirmar de manera oficial.

Aída Merlano es la creación de dos de los clanes políticos más poderosos que ha tenido el Caribe: los Char y los Gerlein y su captura y posterior sentencia inédita han generado una sensación de riesgo en varios políticos tradicionales que, para las elecciones regionales de este octubre, están pensando dos veces antes de salir a comprar votos.

Cuando fue capturada, y con información que ningún medio había publicado antes, en La Silla Caribe publicamos este perfil en el que detallamos sus orígenes como mochilera (líder barrial que busca votos) de los Gerlein en Barranquilla, su ascenso hasta convertirse en Senadora de la mano de los Char y su caída sola.

 

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La representante conservadora del Atlántico Aída Merlano pasó del anonimato al desprestigio. Aunque en 2014 llegó al Congreso como fórmula del reconocido cacique godo Roberto Gerlein, pasó prácticamente de agache todo este tiempo, hasta el pasado domingo de legislativas, cuando la Policía encontró en su sede de campaña 268 millones de pesos, cuatro armas y documentos que en palabras del procurador Fernando Carrillo evidencian: “Una organización criminal al servicio del fraude electoral”.

Ayer Carrillo la suspendió tres meses mientras le adelanta una investigación disciplinaria y le pidió al Consejo Nacional Electoral que no le declare su elección como senadora, lograda el domingo con 73.252 votos. El martes, la Fiscalía le había pedido a la Corte Suprema investigarla y además capturó y anunció imputación de cargos por corrupción al sufragante a cinco personas cercanas a ella, incluyendo a una hermana.

Los ruidos y versiones sobre las cuestionadas prácticas políticas y electorales de la congresista que heredó la curul del longevo Gerlein, gracias a su cercanía con el hermano de éste: el megacontratista Julio Gerlein, son una caja de Pandora que apenas se está destapando.

De mochilera a alumna aventajada de Gerlein

De acuerdo con lo que la propia Aída Merlano ha contado en medios locales, su cercanía a la casa de los Gerlein viene del lado de su padre, Domingo ‘el Monchi’ Merlano, quien era amigo y líder barrial de Julio Gerlein, el megacontratista que en Barranquilla reconocen como el sostén económico y político del grupo que mantuvo a su hermano Roberto Gerlein en el Senado por casi medio siglo.

Merlano nació en un barrio popular de Barranquilla llamado Buenos Aires y ahí, como su padre, se convirtió en una líder barrial o mochilera del gerleinismo, según nos contaron dos fuentes conocedoras.

Como lo hemos contado en La Silla, “líder”, “mochilero” o “puya ojos”, son aquellas personas que trabajan para los políticos desde la base, ayudándolos a amarrar votos en los barrios.

“Ella es una mujer hecha a pulso, vino de un barrio popular y con su excelente trabajo de logística electoral se fue ganando la confianza de los Gerlein”, nos contó un líder barrial que trabajó varios años con Merlano.

A la hora de las elecciones, según otra persona que lo sabe de primera mano, la hoy congresista no sólo recorría esquinas y calles organizando apoyos para el senador Roberto, sino también el otro hermano de éste: el fallecido exrepresentante Jorge Gerlein.

El peso de Aída Merlano en el grupo de los Gerlein llegó a ser tan fuerte que, en parte gracias a su influencia, su entonces pareja, el concejal conservador Carlos Rojano, entró al gerleinismo proveniente del movimiento del exalcalde de izquierda Bernardo ‘el Cura’ Hoyos (hoy condenado por corrupción).

Apoyado por los Gerlein, Rojano pisó por segunda vez el Concejo (antes lo había hecho desde su militancia en la izquierda) en 2008 y cuatro años después el grupo respaldó a la propia Aída a la Asamblea, a donde a pesar de ser primípara llegó con la votación más alta del departamento: 42.275 apoyos.

Dos años después, Merlano repitió la hazaña, pero nada menos que como la fórmula a Congreso de Roberto Gerlein. En su primera aventura en el legislativo, obtuvo la mayor votación del Atlántico a Cámara (casi 70 mil votos), por encima de las fórmulas del momento de los poderosos Char y del senador y barón conservador Efraín ‘Fincho’ Cepeda.

Entonces, en la Barranquilla política ya se comentaba como una verdad de a puño que Aída Merlano había aprendido bien, e incluso intentaba superar, las prácticas clientelistas en las que el grupo Gerlein cimentó su imperio electoral de medio siglo (a los Gerlein les atribuyen ser los creadores del famoso TLC, tejas, ladrillos y cementos, que entregaban a los pobres de los extramuros barranquilleros a cambio de votos).

Un mochilero que hoy trabaja con otro político, pero que lo sabe de primera mano, nos contó que Merlano supuestamente se ideó una estrategia para intentar garantizar que sus mochileros le cumplieran con los votos comprados, que consiste en tomarles fotos a las viviendas de estos líderes barriales a manera de presión.

En el negocio de los puya ojos existe una regla no escrita según la cual en la compra de votos siempre hay mínimo un 50 por ciento de pérdida para los políticos. Es decir, que si alguien quiere sacar 100 votos comprados, tiene que pagar por lo bajo 200.

Según el líder que nos habló, lo que trataba de hacer Merlano era impedir que esa “pérdida” fuera mayor para su movimiento.

“Eso le metía a uno una doble presión, de por sí las elecciones son días de pura presión, ahora imagínate que te tengan así de fichado”, remató la fuente, al explicar que sentía la movida como una suerte de amedrentamiento, pues si no le cumplían quedaban identificados.

En esa campaña, Merlano se ganó el apodo de ‘la candidata de los postes’, pues, al igual que en esta campaña que acaba de pasar, mandó a empapelar muchos de los postes de luz de algunas de las avenidas más importantes del Distrito.

“A ella le encanta verse en postes. (para esta campaña) Le pagó a sesenta pelaos cincuenta mil pesos una noche para que le llenaran la Vía 40 de afiches”, nos dijo otro líder barrial que conoce a Merlano.

En La Silla Caribe intentamos buscar ayer a la Congresista para preguntarle por estas versiones y por el escándalo que hoy protagoniza y no fue posible.

Sin embargo, en el mismo sentido de lo que ya se venía diciendo de ella en los círculos políticos de la capital atlanticense, lo que la Policía le encontró en su sede el domingo da pistas sobre sus supuestos métodos sofisticados.  

En la ‘casa blanca’, como era conocido este comando político, se encontraron nueve computadores, dos revólveres, una escopeta y una pistola.

Entre los documentos hallados estaban cajas y bolsas repletas de certificados de votación, fotocopias de cédulas, listas de votantes y líderes, planillas electorales y formatos con las instrucciones que los líderes debían seguir ese dia para registrar a sus votantes y certificar la compra del voto.

La Fiscalía también descubrió que la campaña de Merlano rastreaba los votos a través de códigos QR que los líderes grapaban en los certificados de votación y que, cuando eran leídos, revelaban el municipio del cual venía el voto y el líder que lo había conseguido.

“Ella es el caso del alumno que supera el maestro”, comentó, por su parte, un analista político que prefirió que omitiéramos su nombre.

La heredera no reconocida del gerleinismo

En sus cuatro años como representante, Merlano no sobresalió por citar a ningún debate de control político o por ser la autora de algún importante proyecto de ley. De acuerdo a lo que nos contó un exfuncionario del Gobierno, ella solía llegar al llamado de lista y después se iba.

Según Congreso Visible, su última participación en un proyecto fue en mayo de 2017 y en una citación a debate de control político en junio de 2016.

En estos años sólo se destacó porque, mientras presidía en la Comisión Segunda el debate sobre la llamada ‘Comunidad del Anillo’, Caracol la pilló dedicada a peinarse.

Y también por haber agredido físicamente en el aeropuerto El Dorado a unas empleadas de Avianca que no la dejaron subir a un avión que ya había terminado el proceso de abordaje, asunto por el cual la Aeronaútica Civil le impuso una multa.

Para las elecciones que acabaron de pasar, Merlano esperaba ser ungida por el senador en retiro Gerlein como la heredera de su poderoso movimiento que sacó, en las pasadas legislativas, la votación más alta del Partido Conservador (127 mil votos).

Sin embargo, como contamos en esta historia de La Silla Caribe, Roberto y varios de sus seres queridos querían que la curul de él permaneciera en manos familiares y, al no encontrarlas, el octogenario senador decidió volverse a lanzar.

Esa posición del Senador había generado en 2015 la salida del gerleinismo del concejal Rojano (quien desde hace una década no es pareja de Merlano), que en estas legislativas le puso su votación: 33 mil votos, la votación más alta del Concejo de Barranquilla, a su hija Karina Rojano, a quien lanzó a la Cámara por Cambio Radical dentro del ajedrez de los Char, que lideran el alcalde Álex Char y su padre Fuad.

Para estas legislativas, según nos contó una persona que lo vio, Julio Gerlein no estuvo de acuerdo con la postura de su hermano Roberto, y optó por respaldar la candidatura de Merlano al Senado con quien tiene una cercanía públicamente comentada en los corrillos de la ciudad.

Un fuente conocedora que milita en Cambio Radical nos detalló que, con el objetivo de fortalecer la aspiración de su ahijada política, el megacontratista y la actual representante buscaron el apoyo del grupo de los Char. 

Con esa casa -según la fuente dateada- pactaron que Merlano recibiría votos en otros departamentos, ayuda logística y financiación de parte de los Char a cambio de que ella apoyara, por debajo de la mesa (para evitar ser acusada de doble militancia), a la aspirante a la Cámara de Cambio Radical, Lilibeth Llinás.

Además de eso, las cuatro credenciales con las que contaba el Senador Gerlein en el Atlántico (dos a Asamblea y dos en el Concejo de Barranquilla) siguieron con Aída como nueva cabeza política del grupo azul. Ellos son los concejales Aissar Castro y Juan Carlos Zamora y los diputados Margarita Balén y Jorge Rangel.

La Silla Caribe intentó, infructuosamente, comunicarse con Julio Gerlein para preguntarle por su papel en la candidatura de Aída Merlano, cuya campaña, de acuerdo a cifras de la Fiscalía, pudo haber costado seis mil millones de pesos.

Le dejamos mensajes a dos teléfonos que fuentes nos pasaron como de él y también lo llamamos al fijo de su casa. Allí, nos contestó su esposa, Margarita Villa de Gerlein, quien respondió que su esposo este año no participó en ninguna campaña, que ni nos molestáramos en volver a llamar, pues “aquí nadie estuvo en campaña”.

Este escándalo no sólo tiene expuesta a la polémica Merlano, sino en veremos al Partido Conservador que, frente a un fallo penal y a la aplicación de la ‘silla vacía’, podría perder ese cupo en el Senado y en el peor de los finales a la curul que los Gerlein mantuvieron por tanto tiempo.

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