El grupo regional más poderoso del país está estrenando banco y, con eso, confirma que, además de su ya visible poder político, es el principal poder económico del Caribe.
Con banco propio, los Char redoblan su poder
Fuad Char junto a sus hermanos Miguel, Habib, Mary, Simón y Farid durante un evento en su honor hace cuatro años. Foto tomada de El Heraldo.
El superpoderoso grupo Char, dueño de una de las quince empresas más ricas del país y con el grupo político regional más fuerte del momento, tiene ahora su propio banco con el cual quiere expandir su emporio económico.
Desde hace un mes, los barranquilleros abrieron las puertas de su renovado Banco Serfinanza, que solía ser una compañía de financiamiento hasta diciembre del año pasado cuando la Superintendencia Financiera autorizó su transformación a entidad bancaria.
Con ello, pueden ofrecerles a sus clientes servicios diferentes que los ayudarán a captar más recursos y tendrán nuevas formas de invertirlos, lo que, según sus cálculos, hará que el negocio crezca.
Esto es importante no sólo porque convierte a los Char en el único clan político con banco propio, sino porque es una muestra de su enorme poder económico y de su voluntad de seguir creciendo en el negocio en donde están las familias más ricas de Colombia.
Aunque su banco tiene un capital mucho menor que el que manejan los más grandes del país, tener uno propio les permitirá integrarlo con sus otros negocios (por ejemplo, los almacenes Olímpica y el equipo de fútbol Junior de Barranquilla) y ratifica que son uno de los principales grupos económicos del país.
El Serfinansa de los Char (que ahora es con Z)
La historia del Serfinansa de los Char comienza en 1989, veinte años después de que el empresario Carlos Pacheco comprara el primer banco creado en el Caribe -el Banco de la Costa- para crear Colpatria.
En ese año, el entonces exministro de Desarrollo del Gobierno de Virgilio Barco, Fuad Char, le compró al grupo Santodomingo el que, treinta años más tarde, se convertiría en el segundo banco de origen costeño.
La compra de la Compañía de Servicios Financieros de Santander S.A (Serfinansa) por 1.300 millones de pesos fue la primera incursión de Char y sus hermanos Farid y Habib, que en ese momento ya eran dueños de las Supertiendas Olímpica, de la emisora radial Olímpica y del Junior de Barranquilla, en el sector financiero.
El negocio tenía sentido, pues un año antes Fuad Char, y sus hermanos, habían entrado al mundo de los almacenes de grandes superficies (el tipo de mercados que no sólo se dedica a vender alimentos, sino que también venden otros productos como ropa y electrodomésticos) que suelen tener sus propias compañías de financiamiento, con el objetivo de ayudar a sus clientes a financiar sus compras.
Así, por ejemplo, el Éxito es dueño del 50 por ciento de las acciones de la compañía de financiamiento Tuya, que produce las tarjetas de crédito de este supermercado, y Falabella tiene su propio banco que hace lo mismo.
En ese año de 1988, los hermanos Char habían comprado el lote en donde quedaba el antiguo almacén estadounidense Sears, que es recordado por tener las primeras escaleras eléctricas en la historia de Barranquilla, y abrieron el primer Súper Almacén Olímpica (SAO) en donde hoy queda el centro comercial Portal del Prado.
En manos de los Char, la compañía de financiamiento mantuvo sus siglas, siguió llamándose Serfinansa, pero cambió su nombre a Servicios Financieros S.A. Su primer presidente fue Joaquín Diazgranados Alzamora, padre del hoy senador charista Luis Eduardo ‘Lucho’ Diazgranados.
A él le siguió Hernán Yunis, quien fue presidente del Junior en los ochentas y que dejó el cargo en 2009.
Su reemplazo fue Gian Piero Celia Martínez-Aparicio, quien venía de ser el vicepresidente comercial de la compañía y, hoy en día, sigue al mando de la entidad. (Él es, para más señas, hermano del cacao costeño Antonio Celia).
En 2016, la empresa comenzó, ante la Superintendencia Financiera, el proceso para dejar de ser una compañía de financiamiento y convertirse en un banco.
El proceso no es fácil, pues, debido a que los bancos tienen una mayor regulación por parte del Estado, la compañía debe cumplir con una larga lista de requisitos.
En primer lugar, deben acreditar que tienen un capital superior a 96 mil millones de pesos, mientras el mínimo de las compañías de financiamiento es de casi 25 mil millones.
La compañía también debe justificar el origen de estos recursos y debe entregar información detallada de cómo va a funcionar internamente la compañía, de los accionistas (incluyendo declaraciones de renta, si hacen parte de un conglomerado y una carta en la que se autorice a la Superintendencia a revisar antecedentes), debe presentar un estudio detallado de mercado, una descripción de la plataforma tecnológica que se utilizará, proyecciones financieras a mínimo cinco años, y más requisitos.
El 21 de diciembre del año pasado, finalmente, después de un proceso de dos años, la Superintendencia autorizó la conversión de la compañía de financiamiento de los Char a entidad bancaria.
Aunque algunos miembros de la familia Char (como el senador de Cambio Radical Arturo Char y el alcalde barranquillero Álex Char) son dueños de la empresa directamente, más del 90 por ciento de las acciones están a nombre de empresas del grupo familiar.
Así, por ejemplo, el accionista mayoritario, con el 84,69 por ciento de las acciones, es Supertiendas Olímpica y le sigue, con el 6,13 por ciento, Compañía de Inversiones Olímpica S.A.S.
El pasado 20 de febrero, la mayoría de estos accionistas se reunió y reformó los estatutos de la empresa. Entre otras cosas, los dueños acordaron mantener el nombre de Banco Serfinansa, pero cambiando la ‘S’ por una ‘Z’.
La idea de cambiar la letra fue de la empresa de asesoría de marca Señor López que fue contratada por los directivos del banco y que argumentó que la ‘S’ estaba ligada al origen de la compañía, pero la ‘Z’ hace alusión a la actividad que realiza el banco y que, por eso, debía ser cambiada.
“Al corregir la palabra le aportamos valor a la marca al ligarla a la actividad, más que a la historia”, quedó registrado en las actas de ese día.
El primero de abril, con este cambio de letra y un nuevo logo, el nuevo banco de los Char abrió sus puertas al público.
Una apuesta por crecer
Más allá del capital mínimo que deben tener, la principal diferencia entre una compañía de financiamiento y un banco es que este último puede crear cuentas corrientes.
Esto no es poco.
Las corrientes se caracterizan, básicamente, por ser cuentas en las que las personas meten su plata y pueden disponer de ella a través de cheques o tarjetas débito.
Al tener una tasa de interés baja este tipo de cuenta es una de las formas como los bancos captan recursos de forma más barata.
Por ejemplo, en Serfinanza, mientras la tasa de interés de una cuenta corriente es del cuatro por ciento, las de los distintos Certificados de Depósito a Termino (CDT) que ofrece superan el cinco por ciento.
Es decir, que si una persona mete cien pesos en una cuenta corriente del Banco Serfinanza, al año el banco deberá darle cuatro pesos. Si fuera en un CDT, recibiría más de cinco pesos.
Además las cuentas corrientes tienen derecho a un cupo de sobregiro, si el monto de la transacción que hace un cliente excede al que tenían en la cuenta. En este caso, el banco le presta la plata que falte y cobra un interés.
En el Banco Serfinanza esa tasa es la máxima permitida por la Superintendencia Financiera: 28,98 por ciento.
“Las cuentas corrientes son importantísimas para los bancos, son una manera de conseguir muchos recursos a un bajo costo”, nos contó una persona que trabaja en el sector financiero y prefirió que no mencionáramos su nombre para evitarse líos.
Además de cuentas corrientes, los bancos también pueden ofrecer los otros productos financieros en los que invierten el dinero; tales como todo tipo de crédito, bonos, leasing, seguros, etc.
En últimas, siendo un banco, Serfinanza le está apostando a crecer, pues puede ahora captar más recursos del público y tiene un mayor portafolio en donde invertir ese dinero para que genere utilidades.
No obstante, esto no significa que el banco de los Char vaya a ser un banco que compita mano a mano con los del GEA, los de Luis Carlos Sarmiento o los Gilinski.
De hecho, actualmente, es un banco pequeño comparado con otros como Bancolombia, Davivienda y los del grupo Aval.
Sus activos, de acuerdo a las más recientes cifras de la Superintendencia Financiera, son de 1,841 billones de pesos, esto es 14 veces menos que los del GNB Sudameris, 47 veces menos que los del Banco de Bogotá y 88 veces menos que los de Bancolombia.
Su patrimonio es de 247 mil millones de pesos, que es cien veces más pequeño que el de Bancolombia que es el banco con el mayor patrimonio del país.
Del mismo modo, el objetivo del banco es apuntarle a ser una banca que le preste servicios al público general y no a las grandes corporaciones.
“(El banco) se enfocará en aquellas actividades de banca de consumo y banca comercial dirigida a medianas y pequeñas empresas”, dice en el acta de la más reciente reforma estatutaria.
De hecho, el mismo presidente del banco, Gian Piero Celia, ha dicho en medios que la mayoría de los usuarios son de estratos medios y bajos y que el objetivo de la banca es “bancarizar a las personas de bajos ingresos”.
Aunque el hecho de que Serfinanza vaya a ser, principalmente, un banco minorista no implica necesariamente que sea un banco pequeño, sí es una muestra de que, en la práctica, será más pequeño que los grandes bancos del país que, además de prestar servicios de banca de consumo, hacen grandes negocios.
El énfasis en ser una banca de consumo tiene sentido, pues, así, podrán integrarlo con mayor facilidad a sus otros negocios.
Por ejemplo, con las tarjetas de crédito Olímpica que ayudan a que sus clientes puedan financiar sus compras o con el pago a crédito de los abonos para ir a ver jugar al Junior de Barranquilla.
De esta forma, Serfinanza se enlaza con los otros negocios del multimillonario holding de los Char.
Y, no sólo en el mundo económico, sino, también, en el político.
El año pasado, cuando todavía era una compañía de financiamiento y se escribía con ‘S’ y no con ‘Z’, Serfinansa apoyó con créditos, que sumaron más de 1.100 millones de pesos, a cuatro de los candidatos que hicieron parte del ajedrez de los Char para convertirse en un superpoder en el Congreso.
Los beneficiarios de estos créditos fueron el representante de Cambio Radical César Lorduy, su colega en el Senado Luis Eduardo ‘Lucho’ Diazgranados, el senador conservador Laureano ‘el Gato Volador’ Acuña y la excandidata a la Cámara Lillibeth Llinás, quien hoy está siendo investigada por la Fiscalía en medio del escándalo de compra masiva de votos en el caso conocido como Casa Blanca.
Estos créditos, sin embargo, no quieren decir que Serfinansa haya financiado estas campañas, sino que fue una plata que los entonces candidatos pidieron prestada y la Registraduría, después, la devolvió directamente a la compañía con lo que cada candidato recibió por reposición de votos.
No obstante, sí es una ventaja para un aspirante que está buscando cómo financiar su campaña contar con el apoyo del grupo político más poderoso del país que ahora, además, tiene su propio banco.
Pues, como nos dijo un congresista aliado de los Char: “Con lo desprestigiada que está la política, no es lo mismo, en campaña, acercarte tú a un banco desconocido a pedir plata que a uno donde la gente te conoce y sabe quién eres”.