El Concejo de Barranquilla: sesiona poco y al ritmo de Char

Silla Caribe

El alcalde Alex Char recorriendo el Malecón de la Avenida del Río con el presidente del Concejo, José Cadena (izq) y el concejal de La U Juan Carlos Ospino (der).

En la primera mitad del año el cabildo distrital solo sesionó una tercera parte de lo que por reglamento puede y usó la mitad de esas sesiones para aprobarle por unanimidad los proyectos presentados por el alcalde. 

El Concejo de Barranquilla sesiona poco y al ritmo que le ponga el alcalde Alex Char. Así lo evidencia el que haya sesionado solo una tercera parte de lo que por reglamento puede y que la mitad de esas sesiones han sido para aprobar proyectos de la Administración con el apoyo unánime de los concejales.  

Durante el primer semestre de este año el Concejo sesionó un total de 24 veces (20 en ordinarias y cuatro en extraordinarias), de acuerdo a un derecho de petición que nos respondió su Secretaría General.

En esas sesiones, aprobó 10 proyectos de acuerdo, ocho iniciativa de la administración Char y todos por unanimidad.

 

Lo paradójico, dado lo poco que sesionan, es que cinco de esos acuerdos los aprobaron durante las cuatro sesiones extraordinarias convocadas en mayo.

Las sesiones extraordinarias tienen la particularidad de que son convocadas a discreción del Alcalde y en ellas solo se pueden discutir los temas que proponga la administración y en el tiempo que disponga para eso, lo que reduce, según dos de los concejales consultados, el margen de maniobra para objetar o hacerle proposiciones a un proyecto.

En la plenaria del 15 de mayo, aprobaron tres acuerdos en su segundo debate: un cupo de endeudamiento de 200 mil millones de pesos para financiar obras del Plan de Desarrollo, la aprobación de otros 200 mil millones de pesos en vigencias futuras para 10 obras de infraestructura, y la ampliación de unas facultades otorgadas en 2016 para garantizar la ejecución del proyecto del malecón verde y la avenida del Río.

Durante las sesiones extras de septiembre, por ejemplo, se convocó a los concejales para votar en solo dos sesiones un proyecto que definirá la manera que se presta la salud del Distrito facultando al Alcalde para crear una empresa de economía mixta que maneje la prestación de la salud en el Distrito a partir de enero del 2018, algo que fue criticado por el director de Protransparencia Horacio Brieva. 

En contraste, durante la primera mitad del año sólo hay registrado en las actas públicas del Concejo un debate de control político realizado a la empresa Electricaribe el 16 de abril.

Otro concejal consultado por aparte y cuestionado por la falta de control político nos dijo fuera de micrófonos: “Cómo va a haber debate y control político si ni siquiera sesionamos porque no nos convocan a plenaria y los proyectos gruesos se van a extras”.

Pocas sesiones

Según su reglamento interno, el Concejo puede sesionar 20 días al mes o menos. Y que el de Barranquilla lo haya hecho solo 6 días en promedio hasta junio, no constituye en sí mismo algo ilegal, pero sí es atípico.

Para contrastar, en el Concejo de Cali, una ciudad que como Barranquilla cuenta con 21 cabildantes, entre enero y junio de 2017 se dieron un total de 54 sesiones ordinarias según nos informó el observatorio Cali Visible, 30 más que en la capital atlanticense.

En Cartagena, otra de las ciudades más representativas del Caribe, se realizaron 73 sesiones ordinarias durante esos mismos meses, de acuerdo con los registros del observatorio del Concejo de Funcicar.

La tendencia de sesionar poco y sólo para debatir proyectos propuestos por el Alcalde ha generado molestias entre algunos concejales que ven cómo sus iniciativas para citar funcionarios, presentar proposiciones modificatorias a los proyectos de la administración o simplemente debatir temas que consideran de ciudad no encuentran el eco necesario en sus colegas o quedan retenidos en la mesa directiva sin lograr llevarse a cabo.

“Nos reúnen para votar y por cualquier duda razonable que uno tenga en seguida es catalogado como enemigo de la administración”, afirmó uno de los tres concejales con los que hablamos para esta historia, bajo condición de anonimidad.  Los tres manifestaron sentirse “impotentes” ante esta situación en la cual, en palabras de uno de ellos, el Concejo “viene sirviendo de notario de los proyectos del alcalde”.

Uno de los concejales que nos habló dejando usar su nombre, Carlos Meisel, del Centro Democrático, ratificó esta percepción: “El Concejo baila al ritmo de la Administración y el reto nuestro es que el Concejo baile a un ritmo propio”, afirmó.

Menos honorarios

A esto se suma que los concejales en todo el país no ganan un sueldo sino que les pagan honorarios por sesión.

Los concejales en Barranquilla ganan 468 mil pesos por sesión, lo cual representa más de nueve millones al mes si sesionaran las 20 veces permitidas.

Pero de acuerdo a un derecho de petición respondido a La Caribe por la mesa directiva del Concejo, los que más han recibido dinero por concepto de honorarios durante la primera mitad de este año se les ha girado diez millones ciento veintisiete mil pesos por el semestre.

Dado que el Concejo no se está gastando la plata en los honorarios, ha crecido entre varios el ruido sobre el destino final de los recursos de funcionamiento del Concejo. Y las preguntas comienzan a dirigirse bajo cuerda a los tres pesos pesados del Cabildo: el expresidente de la corporación Juan Carlos Ospino (de La U); el concejal más antiguo de Barranquilla Luis Zapata (de la La U) y el mandamás del Concejo, Carlos Rojano (Partido Conservador)  quienes en diciembre del año pasado montaron a José Cadena Bonfanti (del Partido Liberal) a la presidencia de la corporación con apenas 23 años.

La Silla Caribe trató por tres días de contactar a Cadena Bonfanti para preguntarle por qué el Concejo sesionaba tan poco pero no respondió nuestras reiteradas llamadas y mensajes a su Whatsapp.

Con el que sí hablamos fue con Ospino, quien presidió el Concejo en 2016, año en que el cabildo hizo 59 sesiones ordinarias y otras 21 más extraordinarias, de acuerdo con la información de la Secretaría General.

Él desestimó estas versiones.  “El ideal sería sesionar más, pero no hay ilegalidad en la actuación del Concejo”, le dijo a la Caribe.

Para el concejal de La U no se puede evaluar el actuar de la corporación por el número de veces que sesiona sino por lo efectivo que es y para resaltar ese aspecto destaca los logros de la administración Char que se han alcanzado con el concurso del Concejo.

“No es convocar o abrir el Concejo como si fuera una oficina diaria o de atención permanente”, afirmó.

En octubre, arranca el último periodo de ordinarias, en el que la prioridad será aprobar el presupuesto y elegir a una nueva mesa directiva. El año pasado, el presupuesto se aprobó en extras sin tener debate en plenaria acusando la falta de tiempo y terminó siendo sancionado por decreto por Char. ¿Se repetirá la historia?

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