El asesinato de Karina le pone una lápida a la campaña en Cauca

Silla Pacífico

Karina García (centro) en un acto de campaña.

Con la masacre la campaña política de Suárez entró en una etapa de zozobra. Ayer llegaron dos amenazas contra otros candidatos. No se descarta que haya móviles políticos detrás del crimen.

Este viernes los cuatro candidatos restantes a la Alcaldía de Suárez, Cauca, convocaron a una marcha por la paz para rechazar el asesinato de la candidata liberal Karina García Sierra a manos, al parecer, de disidencias, de su madre Otilia García, del candidato liberal al concejo Yeison Obando, de la líder social indígena y representante de la mesa de víctimas, Aidé Trochez, el presidente de una JAC de Suárez Héctor González, y la seguidora de la campaña, Lavedis Ramos.

También para dejar en evidencia que hay un alto riesgo de que el crimen contra Karina no sea el último en campaña, pues dos de ellos también han sido amenazados. 

Aunque aún no es claro para las autoridades los móviles detrás de esta masacre atribuida a la disidencia Jaime Martínez en cabeza de alias Mayimbú, lo claro es que ha generado temor en los demás candidatos, autorrestricción en la campaña y limitación de la participación de votantes similar, o incluso peor, a cuando las Farc estaban en armas. 

Eso porque ni en las peores épocas de la guerra hubo asesinatos a candidatos como ocurrió este domingo.

La sombra de los armados en la campaña

A las amenazas que tenía Karina García se suman las que recibieron Jhon Jairo Osorio, candidato del partido Cambio Radical, quien fue amenazado por tres personas armadas en mayo, advirtiéndole que se retirara de la contienda electoral. 

El otro caso ocurrió el 12 de julio pasado a través de un mensaje de texto firmado por las Autodefensas de Colombia que amenazaban a varios líderes afros, entre ellos César Cerón, hoy candidato a la Alcaldía por los partidos Verde, Colombia Humana, Aico y La U.

En el mensaje les daban 72 horas para salir del territorio argumentando que estos líderes “se oponían al desarrollo”, según denuncia la Alerta temprana de la Defensoría del pasado 15 de agosto. 

Cerón también fue víctima de un atentado en mayo pasado.

Es por eso que lo que ocurrió con Karina tiene en máxima alerta a los candidatos a la Alcaldía de Suárez que no solo harán una pausa en su campaña hasta no tener garantías de seguridad, sino que replantearán su estrategia evitando ir a zonas rurales con presencia de grupos armados, como el corregimiento la Betulia en donde ocurrió el atentado contra la candidata liberal. 

“Cuando reactivemos la campaña lo vamos hacer en lugares con más presencia de fuerza pública, por los lados cerca a la cabecera, pero para arriba nos da miedo ir y yo no puedo ser irresponsable de exponerme a mí y a mi grupo. Como no tengo esquema de seguridad, toca asumir una autoprotección”, le dijo el aspirante Osorio a La Silla. 

Con las dos muertes de los candidatos, Suárez se convirtió en el municipio con más líderes políticos asesinados del departamento (el otro es Corinto con un caso) y ratificaron al Cauca como el departamento con más casos de violencia hacia candidatos desde el 27 de julio al 2 de septiembre con 4 casos, según la Misión de Observación Electoral (MOE). 

A pesar de que es la primera vez que en Suárez hay asesinatos de candidatos, no es la primera vez que están amenazados. 

Así lo cuenta Osorio: “Yo también fui candidato en 2011 y fue muy duro porque había cilindros bomba, combates entre las Farc y el Ejército, pero frente a los candidatos la amenaza era menor, no era de alto calibre, había menos comentarios, menos agresiones; Sí había pasquines, pero no como ahora. En cambio ahora hay más amenazas y menos combates”. 

“Después de lo de Karina, uno queda con zozobra e incertidumbre porque uno no sabe a quién se está enfrentando”, agregó.

“Los candidatos muestran preocupación generalizado, incluso los de municipios vecinos esperan tener garantías para hacer política”, le dijo a la Silla el defensor del Cauca, Jair Muñoz.

Además, estas amenazas y el ataque a Karina, a los políticos les queda un mensaje a futuro.

“A simple vista uno diría que hay problemas que la futura administración pública puede intervenir como el control al asunto de la minería ilegal (...). [Los ataques] tienen que ver con alinearlos y evitar cualquier intervención futura. Para ese objetivo operan las amenazas. Pero como ya hubo un atentado, ahí no se sabe qué puede ser”, le dijo a La Silla un funcionario de la MOE que le hace seguimiento a la violencia electoral en el departamento.  

Una candidata incómoda

Karina García tenía 32 años y llevaba años en lo político y lo público, y como funcionaria había sido incómoda a los poderes ilegales por sus denuncias contra la violencia a las comunidades.

Antes de su asesinato incinerada en un ataque atribuido a las disidencias, había denunciado que la estaban señalando como la aspirante de las multinacionales. No hay evidencia clara de que esto fuera así y ella había dicho que eran “rumores infundados”.

Era abogada, especialista en derecho administrativo y contratación estatal. De 2012 a 2015 fue concejal de Suárez por la ASI, en ese mismo periodo renunció a su curul para ser asesora en la Gobernación del Cauca en cabeza de Temistocles Ortega y a final de 2015 decidió apoyar la candidatura del actual alcalde liberal de Suárez, Hernando Ramírez. En 2016 llegó a ser Personera por medio de un concurso y el año pasado renunció para lanzarse a la Alcaldía. 

Como Personera defendía los derechos de las víctimas del conflicto y construía lazos con distintos sectores sociales como afros, indígenas y mujeres cabeza de hogar.  

El Defensor del Pueblo le dijo a La Silla que como Personera ya había tenido amenazas por su trabajo en la protección de las comunidades y las de ahora por su perfil como candidata.

Actualmente, su campaña hacía énfasis en que era la primera mujer en lanzarse a ese cargo, en transformar la administración, mover el voto de opinión y gobernar lejos de la clase política tradicional. 

No era conocida por criticar o atacar la presencia de cultivos ilícitos, minería o los grupos armados, que son los tres grandes problemas del municipio, sino más bien por enfocarse en propuestas hacia los sectores populares. 

Es por eso que salió a flote en los medios y en personas cercanas a ella como su padre y militantes de su campaña, la posibilidad que detrás de su muerte haya móviles políticos, como ella misma denunció en dos ocasiones en estos dos videos

“La campaña estaba muy reñida, todos se veían fuertes, pero Karina estaba creciendo en el voto de opinión y el tema de la mujer estaba cogiendo fuerza”, le dijo a La Silla una persona cercana a su campaña que nos pidió no citarla por seguridad. 

“Pero entonces ella comenzó a denunciar que había comentarios irresponsables sobre su candidatura y cuando empiezan hacer eso es porque era una campaña sólida y cuando quieren brillar apagando a los demás”, agregó el militante. 

Según supo La Silla, ayer se conocieron dos nuevas amenazas a otros dos candidatos liberales al Concejo. 

Los cuatro candidatos restantes a la Alcaldía han negado tener algo que ver con lo sucedido. Aseguran que ser señalados por el crimen los pone en más riesgo. 

Por eso piden a la justicia celeridad en las investigaciones para esclarecer el tema, según le dijo Osorio a La Silla. 

En Suárez confluyen todos los males

Suárez es codiciada por la criminalidad por sus riquezas.

Por un lado, tiene grandes reservas de oro, lo que permite a los ilegales obtener recursos por medio de extorsiones a pequeños mineros y lavar activos a través de la venta de oro.

Por otro, hay extensiones de tierra productiva que no tienen títulos colectivos a indígenas o afros, por lo que pueden ser comercializadas.

Además, es un corredor estratégico que conecta Cauca con Valle y el Pacífico a través del Río Naya, por el que circulan droga y armas. 

Por eso, los líderes que defienden la minera artesanal, los que se oponen a las concesiones de títulos mineros a grandes empresas, las guardias indígena y cimarrona que protegen a la comunidad, han sido amenazados. 

Como la violencia pasó de las palabras a una masacre, esa comunidad irá a las urnas con miedo.

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