Es la senadora con la segunda mayor votación del uribismo, amiga del alcalde de la segunda ciudad del país y que en apenas cuatro años ha armado un grupo político propio.
Paola Holguín, la cara radical del uribismo 2.0
En las próximas horas, el Centro Democrático decidirá quién va a ser su ficha para presidir el primer año del nuevo Congreso. Entre la baraja está la antioqueña Paola Holguín, que como senadora reelecta se convirtió en una cara visible que mezcla el uribismo purasangre con el 2.0 que encarna Iván Duque.
Más allá de si llega al cargo, el rol que ha tenido en las causas más uribistas en estos cuatro años, más los 56 mil votos que obtuvo en marzo -la segunda votación de su Partido- la perfilan como uno de los rostros de la nueva generación de la derecha en el gobierno que empieza. Y uno de los más radicales.
De las entrañas de Uribe
Holguín, con 45 años arrancó en política al pie de Uribe, con el guiño de sus más fieles escuderos.
En 2001 era una periodista que daba cátedra en la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín, cuando en un debate presidencial Andrés Uriel Gallego, una de las personas más cercanas al Exmandatario y quien luego fue su ministro de Transporte durante los 8 años como Presidente, la reclutó para hacer parte del comité programático de la campaña.
Con Uribe en la Presidencia, Holguín llegó a la Casa de Nariño a trabajar en la oficina del hoy senador José Obdulio Gaviria, quien era uno de los más visibles asesores presidenciales y se encargaba de escribir los discursos del Presidente.
De ahí, el Expresidente la mandó para la Embajada de Colombia en México como encargada de asuntos políticos, y regresó a Palacio en el 2009 para reemplazar a Gaviria, que renunció, como asesora en seguridad.
Con esa experiencia, terminó escribiendo una biografía del Expresidente, “Uribe de carne y hueso”, con la que pretendía “contarle a la gente que la imagen de autoritario que tenía no era la que conocíamos” (con la politólogoa Carolina Escamilla, también funcionaria de la Presidencia).
Cuando se acabó el segundo periodo del Expresidente, este dijo en un programa de televisión que la reconocía “por su firmeza y erudición... Ante Paola me descubro”.
En 2011 fue la gerente de la campaña a la Gobernación de Antioquia de Carlos Mario Estrada, una de las fichas fieles al expresidente en el departamento y quien aspiró por el entonces todavía uribista Partido de La U; la fórmula de Estrada a la alcaldía de Medellín fue un concejal que venía del fajardismo y tenía el aval del uribismo: Federico Gutiérrez.
Cuando ambos se quemaron, Holguín se llevó a Gutiérrez a trabajar en su empresa de consultoría en seguridad, Angel Solutions, y a hacer giras por Argentina y México.
Para las elecciones de 2014, ya con el uribismo totalmente alejado de Santos y de La U, Uribe la metió en el renglón 18 de su lista cerrada a Senado, y quedó elegida como parte de la “generación del 14” -como la bautizó el exministro Fernando Londoño Hoyos- o de los primíparos que arrastró la votación del Expresidente, entre los cuales estaban en el senado Paloma Valencia e Iván Duque, y en la Cámara Federico Hoyos, quien había sido jefe de campaña de Federico Gutiérrez en 2011.
Una vez en el Congreso, Uribe, que definió los puestos de su bancada en el recinto para el periodo legislativo, puso a Duque a su izquierda, y a Holguín a su derecha.
Militante del No
Desde su curul privilegiada, porque Uribe le susurraba consejos durante las plenarias, Holguín empezó a llevar a la calle la doctrina uribista.
Protestó cuando para el Plebiscito por la Paz el Partido discutía si promover la abstención o el No: fue a la oficina de su jefe y le dijo que si el Partido promovía la abstención, entregaba su curul y se iba para la calle a mover el No porque “la Patria está por encima de mis principios y mis principios por encima de mi Partido”, le dijo Holguín a La Silla.
Cuando decidieron moverse por el No, fue una de las voceras en universidades, pueblos y en la calle.
Según tres congresistas uribistas consultados por La Silla, fue la que más movió la marcha por la Resistencia Civil en abril de 2017 para protestar contra Santos y su decisión de sacar adelante el Acuerdo de La Habana a pesar el triunfo del No.
También movió, junto con la senadora Paloma Valencia y el representante Álvaro Hernán Prada, el referendo que busca tumbar la JEP, el blindaje de los Acuerdos y la participación política de las Farc, que está parado porque cuando se venció el plazo para la recolección de firmas, en abril, necesitaban al menos 1,7 millones, y habían apenas alcanzado el millón.
En los cuatro años de legislatura fue autora de ocho proyectos de Ley que están archivados, como el que reglamenta el ajuste anual del salario de los congresistas a medida que aumenta el salario mínimo y el de sometimiento individual y colectivo a la justicia por parte de bandas criminales; y coautora de otros que ya son Ley o están en trámite como el uso de vehículos eléctricos, la formalización de pequeños cafeteros y de trato humanitario a miembros de la Fuerza Pública que están en la cárcel.
Desde la Comisión Segunda del Senado (trata política internacional, defensa y Fuerza Pública) hizo debates de control político sobre incursión militar en la frontera con Venezuela, las condiciones laborales de la Fuerza Pública, el uso del glifosato, entre otras.
Cuatro senadores -uno uribista, uno conservador y dos de la Alianza Verde- coincidieron en que Holguín, además de ser “de las entrañas de Uribe”, es “muy radical”.
Antonio Sanguino, uno de ellos, le dijo a La Silla que “uno sí ve que hay matices dentro del Centro Democrático, como el de María Fernanda Cabal, que está más a la derecha de su jefe, o el propio Duque tiene un discurso más liberal que el de Uribe. Pero Holguín tiene un pensamiento calcado de él”.
La radicalidad de Holguín reluce cuando se encuentra con integrantes de la Farc en el Congreso. “No los saludo, porque uno finalmente ve lo que quiere ver, y ellos no tienen derecho a estar ahí”, nos dijo. Dice que lo mismo hará con Gustavo Petro, cuando entre a estrenar el Estatuto de Oposición el 20 de julio, “si sigue con la actitud de sembrar odio”.
Entre otras cosas, por esa postura “vertical” es que el ex ministro Fernando Londoño -quien se caracteriza por su férrea defensa al Expresidente y que es uno de los que más se resistieron a la candidatura de Iván Duque- le está haciendo propaganda a Holguín, a través de su programa radial “La Hora de la Verdad”, para que sea presidenta del Senado.
Fan de ‘Fico’
Según la congresista le contó a La Silla, le hizo campaña a Sergio Fajardo para la Alcaldía en 2003 enviada por Uribe.
Allí conoció al actual alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, en ese entonces fajardista y quien luego fue militante de La U y símbolo del nuevo uribismo -que tiene sus principios, pero en el marco de la independencia de partido y rodeado de jóvenes-, de quien dice que “podría ser presidenta del club de fans”.
En 2015, cuando este renunció a ser precandidato por el Centro Democrático y quiso lanzarse por firmas, ella terminó votando por Juan Carlos Vélez, el candidato oficial del Centro Democrático, pero le dijo a Gutiérrez que, aunque votaría por Vélez, “ojalá perdamos”.
Incluso cuando Gutiérrez decidió apoyar el Sí en el plebiscito por la paz, le envió una carta abierta, junto con el senador saliente Alfredo Ramos y la excandidata al Senado Claudia Bustamante, para que reflexionara y votara No.
Ahora, le dijo a La Silla, “sería la más feliz” si Gutiérrez y Uribe lanzan candidato conjunto a la Alcaldía de Medellín para 2019.
Holguín se convirtió en la primera en defender a Gutiérrez cuando este ha denunciado amenazas por parte de grupos armados. También ha sido cercana a su administración, y armó la Ley de sometimiento de bandas criminales con Gustavo Villegas, su exsecretario condenado, la llevó al Congreso, y a partir del 20 de julio espera revivir.
El Alcalde y Holguín tienen en común la forma de hacer campaña, heredada de Fajardo y que marca un contacto directo con el votante, al estilo ciudadano.
En Antioquia, y gracias a ella, ese estilo marcó la carrera en la segunda vuelta presidencial en la región paisa, pues su equipo instaló vallas de los colores y la tipografía de la campaña de Fajardo con el texto “Salva a Colombia, vota Duque”, y se fue por las capitales a repartir volantes y a hacer fiesta, como contamos.
Esa es la forma de hacer campaña joven y alegre que, a punta de opinión, convenció a buena parte del centro a votar por Duque, la figura del nuevo uribismo que encarna también la Senadora.
“Los paolos” y el uribismo 2.0
La votación que Holguín sacó a Senado se debe a que “estuvo activa estos cuatro años con la intención de crear un movimiento individual, que es la base del liderazgo en una lista abierta”, le dijo a La Silla José Obdulio Gaviria, su mentor en Presidencia.
En estos cuatro años, la senadora repitente ha consolidado un subgrupo dentro del uribismo, sobre todo en Antioquia donde, cuenta, tiene equipos en 110 de sus 125 municipios.
A ese grupo lo bautizó en 2015 “los paolos” la exsenadora y precandidata a la Gobernación de Antioquia, Liliana Rendón, cuando varios congresistas antioqueños uribistas (Holguín, Ramos y Hoyos), le pidieron al Partido no aceptarla como su carta.
Al final, tras una dura puja, ganaron la pelea.
“A los paolos no llega el que quiera, sino el que pueda. El que entienda que Uribe es nuestro jefe único, y Paola nuestra líder”, nos dijo Juan Fernando Espinal, su fórmula a la Cámara en Antioquia y su amigo personal de hace años.
Ese grupo que han consolidado tiene un concejal de Medellín, Simón Molina, un diputado de Antioquia, Wilson Gómez, y equipos en Sabaneta, Caldas, Itaguí y Envigado (en ese último municipio repartieron en marzo cartas firmadas por Álvaro Uribe invitando a votar por Holguín y Espinal).
Con eso, en Medellín y el sur del Valle de Aburrá (donde quedan esos cuatro municipios), Holguín sacó más de la mitad de su votación en marzo.
Según nos contó Espinal, el equipo en Medellín agrupa, además de algunos empresarios del área metropolitana, alrededor de 50 estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana y Eafit, dos universidades de élite en las que Holguín fue profesora hace años. Ellos, agregó, son los que han estado moviendo estos días por redes sociales una campaña para que Holguín sea la que le ponga a Duque la banda presidencial.
Todavía no es claro que esa foto vaya a existir. Pero si no es esa, seguramente habrá otras fotos memorables de la senadora con la segunda mayor votación del uribismo, copartidaria y de la misma edad del presidente, amiga del alcalde de la segunda ciudad del país y que en apenas cuatro años ha armado un grupo político propio y más fuerte que el de muchos caciques de vieja data.