El ELN, el nuevo mandamás del Catatumbo

Silla Santandereana

Ejército de Liberación Nacional.

Así se está reconfigurando el poder en la convulsionada subregión, en donde el EPL va en declive y las disidencias de las Farc ganan espacios.

 

La guerra entre las guerrillas del ELN y el EPL, que ya completa 10 meses en el Catatumbo, está reconfigurando el poder en esa convulsionada subregión de Norte de Santander. Mientras que el EPL está arrinconado, diezmado y buscando la manera de recuperar control, el ELN no solo se ha fortalecido militarmente, sino que a pesar de que en estos momentos hay varios territorios en disputa, es el actor con más poder territorial y dominio sobre las rutas de contrabando y narcotráfico.

 

Los bandos

La guerra entre el ELN y el EPL arrancó tras el vacío de poder que dejaron las Farc con su dejación de armas.

 

Como contó La Silla en ese momento, ambas guerrillas empezaron a expandirse en todo el Catatumbo con miras a controlar las rutas tanto de narcotráfico como de contrabando, a sumar base social y a aumentar su control territorial.

Si bien durante varios meses llevaron a cabo ese cometido en calma, la tensión empezó a escalar cuando el EPL, que tradicionalmente había tenido mayor control en el alto Catatumbo, empezó a trasladarse hacia la frontera sin hablarlo con el ELN, algo que fue leído por ese grupo como una afrenta.

Aunque posteriormente hubo reuniones para llegar a acuerdos eso jamás sucedió, y en su lugar las diferencias crecieron tanto que en medio de un cruce de comunicados terminaron declarándose la guerra mutuamente.

Las particularidades de ese enfrentamiento son varias.

En el lado del EPL está el hecho de que con la caída de su máximo jefe, Megateo, ese grupo no logró cohesionarse completamente y aunque tienen mandos, -alias ‘Pepe’ en lo político y alias ‘Pácora’ en lo militar-, en la práctica se convirtió en la suma de pequeños grupos, que incluso han tenido diferencias entre sí.

Eso con una singularidad: el crecimiento exponencial de su pie de fuerza (según información de inteligencia del Ejército, en marzo de este año tenía 400 hombres) en su mayoría está compuesto por jóvenes de menos de 25 años, cuyo entrenamiento militar y político es mínimo.

Lo anterior, de entrada, puso al EPL en condición de desventaja frente al ELN porque, aunque el EPL es conocido por tener mejor armamento debido a toda la bonanza que tuvo cuando Megateo se convirtió en enlace directo con los carteles del narcotráfico en el Catatumbo, la guerrilla de alias Gabino está más estructurada y tiene más experiencia en la guerra entre guerrillas, dado que entre 2005 y 2010 se enfrentó con las Farc en Arauca.

Además, porque aunque el ELN es una guerrilla federada, que tiene una línea de mando horizontal, todos los bloques que integran el Frente de Guerra Nororiental sí están aliados con la directriz de acabar con el EPL.

De hecho, ese propósito ha trascendido esa región. Desde que la guerra cumplió un mes, en la zona se conocieron reportes de que llegaron hombres desde Arauca y Cesar para fortalecer sus filas en esa campaña militar.

Ese elemento, sumado a la inexperiencia de las tropas del EPL, ha sido clave dentro de los resultados parciales del enfrentamiento.

 

La arrinconada

Sobre el número de bajas de lado y lado no hay reportes concretos en gran medida porque, tras los enfrentamientos, no están entregando todos los cuerpos.

Sin embargo, siete fuentes de la zona, entre inteligencia del Ejército, organizaciones defensoras de derechos humanos y autoridades, le confirmaron a La Silla que la replegada del EPL en medio del enfrentamiento es un hecho notorio en la región.

“La estrategia militar del ELN ha sido muy superior”, dijo una de esas fuentes.

De eso ha quedado registro en los últimos diez meses, porque varios de los enfrentamientos han sido mediáticos.

El primero fue justo cuando arrancó la guerra y en San Pablo en Teorama hubo una reunión entre los líderes de las dos guerrillas para buscar un punto de encuentro, pero debido a la falta de acuerdos concluyeron en un enfrentamiento directo. Ese día murieron seis de los guerrilleros del EPL, del lado del ELN no se contabilizaron bajas.

El segundo fue cuando tuvo lugar el paro armado entre el 14 y el 30 de abril de este año, que el EPL decidió levantar y que dejó como saldo varios heridos y muertos.

Y el último fue en noviembre pasado, cuando en Mesitas, en Hacarí, el ELN anunció un enfrentamiento de cuatro días que terminó dejando varias bajas en el lado del EPL. Al final esa guerrilla terminó cediendo el territorio.

En estos momentos todos los reportes coinciden en que el EPL salió del alto Catatumbo y está replegado en Luis Vero, un corregimiento de Sardinata, municipio que es fronterizo, pero en el que no tiene el mismo control que en el alto Catatumbo.

Tras los enfrentamientos, el EPL ha dicho en varios de sus comunicados que “tiene disposición de dialogar con el ELN”; sin embargo, el ELN ha respondido que no le interesa y que su intención es sacarlo de la zona, lo que en la región es muestra de su superioridad.

De hecho, en sus comunicados ya no se refiere al EPL con nombre propio sino como ‘Paramegas’, en alusión al extinto Megateo y a alianzas con bandas criminales.

Sin embargo, aún con la replegada hay expectativa por lo que pueda suceder en adelante, debido a que también hay reportes de que el EPL en medio de su huída también ha llegado a Puerto Santander (en frontera, pero fuera del Catatumbo) y ha cerrado alianzas con los Rastrojos, banda criminal que opera allí, que es uno de los enlaces del microtráfico en la región y que maneja las principales rutas del contrabando de esa zona.

“Lo que se sabe es que ellos quieren hacer una contraofensiva y tienen milicias haciendo inteligencia”, dijo a La Silla una fuente militar.

Como con los Rastrojos el EPL se está abasteciendo en armas y mantiene un socio clave, ha sido más sencillo sobrellevar el embate, que hasta ahora, por los comunicados del ELN, no va a cesar.

La otra evidencia que marca el nuevo liderazgo del ELN en el Catatumbo es que está cerrando acuerdos con la disidencia del Frente 33 de las Farc en varias zonas de la región.

 

La coordinación con las disidencias

 

Ese fenómeno tiene una particularidad.

Según le contaron a La Silla tres fuentes de dos organizaciones defensoras de derechos humanos que se mueven en el territorio, el proyecto de la llegada de John 40(líder de la disidencia del 33)  para unirlas al proyecto de Gentil Duarte de reunificar las Farc fracasó.

“Los grupos de las disidencias no quisieron plegarse. Quieren manejar su propio negocio”, explicó a La Silla una fuente que conoce los detalles de la movida de la coca en el Catatumbo.

Así que lo que está sucediendo en el Catatumbo es que las diferentes facciones de las disidencias están cerrando acuerdos, tanto con el ELN como con el EPL, para operar dependiendo del lugar en el que esas guerrillas tienen control.

Sin embargo, dado el dominio territorial del ELN es este grupo el que ha tenido los mayores acercamientos con la disidencia.

En Tibú (está en la frontera), según le contaron a La Silla por aparte tres fuentes que conocen al detalle el conflicto en el municipio, la disidencia ya retomó el control de varias de las rutas.

Si bien la mayoría de esos espacios habían sido copados por el EPL, según nos detalló una de las fuentes con las que hablamos, la disidencia los recuperó tras un enfrentamiento. El ELN los habría respaldado.

De eso último no encontramos más versiones, pero el aumento del control de la disidencia sobre ese municipio, que es considerado la capital del Catatumbo, es tan notorio que ya empezaron a circular panfletos exigiendo horas de cierre de establecimientos comerciales.

Similar ha sido el caso de Teorama, donde la presencia de la disidencia que opera allá es cada vez más nutrida.

“Lo que se ve aquí es que están llevando la fiesta en paz y que están retomando los acuerdos históricos”, explicó a La Silla una autoridad de ese municipio.

Otra fuente que conoce al detalle la zona nos aseguró: “Sabemos que las Farc ya están cobrando impuesto de la droga por acá”.

Sin embargo, en otros municipios como Hacarí y el Tarra, donde también hay reportes de disidencias, aún no ha habido concertaciones definitivas.

En todo caso, de lo que sí hay reportes en toda la región es de que no hay enfrentamientos entre disidencias y el ELN.

Como las disidencias siguen siendo grupos muy pequeños, todas las fuentes con las que hablamos coincidieron en decirnos que dependen de la voluntad del ELN para consolidarse.

“Militarmente los acabarían si quisieran”, dijo un defensor de derechos humanos a La Silla.

Eso último muestra que, por ahora, aunque es borroso el dominio territorial de cada grupo, el ELN tiene todo para reinar en una región con salida a Venezuela, en una frontera que por su magnitud es imposible de controlar y que, con 28 mil hectáreas, es la tercera con más coca sembrada en el país.

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