La disidencia que atemoriza Arauca

Silla Santandereana

Desde que empezó la concentración de las Farc, en Arauca se empezó a rumorar sobre una disidencia. Hoy existe y tiene amenazados a desmovilizados y en medio de zozobra a la gente. 

 

Así como en los pasos fronterizos de Norte de Santander y de Nariño la violencia está encendida por la guerra, en los límites de Arauca con Venezuela, el posconflicto está en cuidados intensivos.

Además del poder que tiene el ELN en esa región, que históricamente ha sido su retaguardia, una disidencia de las Farc está creciendo como espuma. Ya está reconocida, armada y, además, le declaró la guerra a los exguerrilleros que están en el proceso de reincorporación.

La fractura

Hace casi año y medio en Arauca se concentraron los frentes 10, 28, 38 y 45, de las Farc con 425 guerrilleros en la vereda de Filipinas entre Tame y Arauquita.

 

Aunque la idea era que todos iniciaran el tránsito a la vida civil, la intención duró poco y a tan solo dos meses de haber llegado a ese espacio de transición muchos se fueron y empezó a crecer el rumor de una disidencia.

Las razones que detonaron la desbandada principalmente fueron dos.

La primera y que fue una constante en varias zonas del país, es que como lo ha contado La Silla y lo corroboró el informe de Fundación Ideas para La Paz, los guerrilleros empezaron a desertar por las demoras  en el cumplimiento de lo pactado La Habana.

La segunda, y que hasta ahora había pasado debajo del radar, es una división interna dentro de las Farc que se empezó a cocinar desde hace tiempo entre los desmovilizados.

Seis fuentes con las que hablamos entre líderes sociales y periodistas que conocen a las Farc así como gente de adentro de ese grupo y una fuente de la Defensoría del Pueblo Regional, nos dijeron que en medio de la desazón por el incumpliento empezaron a haber roces entre un sector de los exguerrilleros de base y su entonces comandante Efrén Arboleda.

Sobre los detalles de ese distanciamiento hay dos versiones.

Dos líderes sociales de la región nos dijeron que mientras atendía las labores del partido que estaba construyéndose, Efrén se desconectó de la zona y no logró mantener motivados y cohesionados a los exguerrilleros.

A la par  muchos de ellos, al ver que salía de la zona en camioneta con su respectivo esquema de seguridad y viajaba constantemente (fue uno de los candidatos al Senado de Farc), sintieron que el único que estaba recibiendo beneficios por parte del Gobierno era él.

Por otro lado, otro líder social, dos periodistas, un funcionario de la Defensoría del Pueblo y un miliciano de las Farc, nos dijeron que el problema con Efrén venía desde antes de que dejaran las armas e iniciaran formalmente la actividad política.

Según esa versión, cuando apenas iniciaba el proceso de dejación de armas y se empezaban a definir los listados de los que entrarían a la reincorporación, muchos milicianos se quedaron por fuera.

Unos porque no tenían cuentas pendientes con la justicia y voluntariamente no quisieron entrar. Sin embargo, hubo casos de milicianos que tenían problemas internos con guerrilleros y no los dejaron entrar a los listados oficiales para la reincorporación.

Además hay otro episodio que nos relató el funcionario de la Defensoría.

Según esa fuente, en diciembre de 2016, cuando los frentes 10, 28, 38 y 45, ya estaban preconcentrados en Arauca, hubo una celebración de navidad que terminó en una pelea entre guerrilleros y que por esa razón Efrén resolvió expulsar a un grupo de la zona.

“Les quitó uniformes, les quitó armas, les dio $100 mil pesos a cada uno y les dijo váyanse. ¿Cuántos salieron? Unos hablan de 10, otros de 15, otros de 20… lo que sí está confirmado y documentado por la Defensoría es que entre esos salieron dos mandos medios. ‘Serrucho’ y ‘Chagualo’ y hoy están en la disidencia”, dijo esa fuente.

El nombre de Serrucho no era nuevo. Cuando La Silla visitó la zona en septiembre pasado, un exguerrillero nos dijo que él estaba en Venezuela , que se había ido de las Farc cuando estaban en conversaciones y que ahora estaba reclutando.

Además, hay otro hecho que refuerza esa versión y está relacionado con el asesinato de un miliciano de las Farc conocido como ‘Chochón’.

Un líder social de la zona en donde estaba viviendo, le dijo a La Silla que él y otro miliciano conocido como Anderson, quien sí está en las filas de la disidencia, habían intentado entrar en el proceso de reincorporación pero que no los habían dejado.

No obstante, según el excomandante Efrén nada de eso es cierto. De Serrucho nos dijo que había desertado desde 2015 y de Chagualo nos dijo que antes de la concentración, las Farc le había dado vía libre a los guerrilleros para cambiar de zonas de reincorporación si tenían familia en otro lugar y él había decidido irse al Meta.

En cuanto a Anderson y Chonchón, nos explicó que eran milicianos que se encargaban de finanzas y ellos hace más de tres años habían caído presos, pagaron sus penas y cuando salieron no habían vuelto a trabajar con las Farc y tampoco buscaron entrar en el proceso de reincorporación.

Y acerca del episodio de las fiestas decembrinas de 2016 nos dijo que sí ocurrió un problema de tragos con cerca de 14 guerrilleros pero que fue en el caserío de filipinas y él no los expulsó.

“En Filipinas un grupo salió a tomar y crearon un desorden. Nosotros en la dirección, porque aún funcionábamos como organización armada, les llamamos la atención y colocamos el caso en una asamblea. Expusimos que no estaba bien esa conducta (...) algunos de ellos dijeron que no querían estar más ahí. Pues les dijimos que si querían irse pues que se fueran. Se fueron pero no se llevaron armas ni nada de eso”, dijo Efrén.

En todo caso, la primera vez que esa tensión quedó en evidencia fue en enero de este año, cuando una comisión del partido Farc volvía de una visita de verificación de sustitución de cultivos ilícitos en Fortul y fue abaleada por hombres de la disidencia.

Fue el mismo Efrén Arboleda, excomandante del frente 10 de las Farc, quien confirmó su presencia, pues responsabilizó a las disidencias de las Farc por ese ataque.

Luego, a finales de febrero, un disidente entró a la zona veredal y abaleó a uno de los excombatientes.

La tensión ha ido escalando. La Silla conoció canciones que la disidencia grabó en contra de Efrén y puso a rodar vía whatsapp en Arauca, en las que dice que él es un traidor de la causa revolucionaria y ahora hace parte de “la oligarquía que maneja el país”.

Y el último panfleto que circuló de la disidencia en Arauca decía que los verdaderos disidentes eran los que se habían acogido al proceso de reincorporación.

Además, Efrén le contó a La Silla que está amenazado de muerte por la disidencia y hace tres meses no puede ir a la zona veredal porque hay gente dentro de ese espacio que es informante del nuevo grupo.

“Vivimos en Arauca y no podemos (decir quiénes son). Sería convertirnos en sapos y eso es muy complicado (...) por el tema de seguridad”, dijo Efrén.

El factor Gentil Duarte

Con ese telón de fondo, la expansión por el oriente del frente primero de las Farc, coordinado por alias Gentil Duarte, encontró un caldo de cultivo perfecto en Arauca.

Según la fuente de la Defensoría del Pueblo Regional, en mayo del año pasado apareció el primer panfleto de la disidencia a nombre ese frente en el que declaraban su presencia en la región.

Y en junio, un miliciano de las Farc le contó a La Silla que miembros del frente ya estaban en Arauca contactando tanto a la base social de la antigua guerrilla como reclutando a  exguerrilleros que estaban en Arauca.

El despliegue de ese grupo disidente, se está dando en todo el oriente del país, tal y como lo documentó la Fundación Ideas para la Paz, y en particular en Arauca porque es un punto estratégico debido a que por sus condiciones es un corredor narcotráfico hacia Venezuela y sirve de refugio.

“Arauca sigue siendo un corredor para la salida de la coca hacia Venezuela (...) esta frontera prácticamente no hay control y allá (en Venezuela)hay total permisividad, ellos (disidencia Farc) pueden estar sin ningún problema. Tenemos información de que en un principio ellos se reagruparon en Venezuela y desde allá se organizaron”, nos dijo un funcionario de la Defensoría que conoce detalladamente la zona.

Quien está liderando la disidencia en esa región es  alias ‘Jerónimo’, un excomandante del frente 56 de las Farc, que operó entre Arauca, Boyacá y Casanare.

De él se conoce que hacia 2004 desertó de la Farc, se escapó con dinero y al poco tiempo fue capturado y que estuvo en prisión hasta 2016, cuando logró salir amnistiado en medio del proceso de paz.

“Él es desertor y el Gobierno sabía que él era desertor (...) Salió y llegó a Arauca y se presentó en unas veredas de Arauquita. Llamó a las directivas de la junta y dijo ‘yo soy Jerónimo y yo voy a representar la disidencia aquí. Aquí todos me tienen que pagar impuestos a mi y rendir cuentas a mi (...)”, nos dijo Esteban.

Aunque el miliciano de las Farc con el que hablamos no nos confirmó el papel de ‘Jerónimo’ sí nos dijo que es el frente primero el que está auspiciando las actividades de la disidencia en Arauca con respaldo económico.

Según los reportes más recientes, ese nuevo grupo ha ido recuperando fincas y ganado que eran de las Farc y además volvió  a extorsionar a comerciantes y contratistas.

Ya incineraron dos buses de la empresa Libertadores, para presionar el pago de vacunas, amenazaron a periodistas de la región que realizaron una investigación sobre ellos, y, según informes del Ejército, ya están reclutando menores de edad.

En el lado político, según el miliciano con el que hablamos, están retomando el trabajo de masas, convocando reuniones con juntas de acción comunal, así como con las bases sociales que antes colaboraban con las Farc.

“Mucha gente les está copiando porque en parte se sienten desprotegidos desde que se fueron. Ha aumentado mucho el robo y también el ELN está metiéndose a zonas en las que antes no estaba”, nos dijo.

Si bien él nos aseguró que las disidencias ya habían hecho acuerdos con el ELN de no agresión, uno de los temores más grandes que hay frente al crecimiento de la disidencia es precisamente su relación con esa guerrilla.

Más aún con el antecedente de la guerra entre ambas guerrillas que azotó a Arauca entre 2005 y 2010.

“Las heridas aún no han cerrado del todo...la pregunta es ¿cómo le caerá al ELN que ellos dejen las armas y vuelvan a tomarlas? ¿y el control territorial? Allá (en el Catatumbo) están en guerra con el EPL por eso, imagínese acá donde ya se han dado bala entre ellos…”, nos dijo un líder social de la región.

Así, la tranquilidad que durante los meses previos a la concentración alcanzaron a sentir después de cincuenta años de guerra las comunidades en las que se movía las Farc en Arauca, ya desapareció.

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