La pensión que le mete gasolina a la puja por Comfanorte

Silla Santandereana

Claudia Uribe, directora de Comfanorte. Foto: Tomada de www.revistactiva.com

El lio sobre la presunta falsedad de documentos en la que habría incurrido la directora de esa caja de compensación para acceder a una pensión, llega justo cuando el pulso por el manejo de esa entidad está encendido. 

El domingo la revista Semana contó que la directora de la Caja de Compensación de Norte de Santander, Comfanorte, Claudia Uribe, está denunciada por presuntamente haber falsificado documentos para acceder a una pensión.

Aunque el lío no tiene que ver con su labor al frente de esa caja y en el fondo está enmarcado en una pelea entre dos familias de cacaos en Norte de Santander por el manejo de Café Galavis, una de las empresas más icónicas del departamento, tocó parte de los cimientos del poder local.

Eso no solo porque la puso en entredicho justo cuando se está librando un pulso entre políticos y empresarios por el manejo de Comfanorte, sino porque los primeros llevan meses moviendo fichas para meter a alguien de su cuerda en el cargo. 

El pleito

Desde abril de este año inició la puja por el manejo de Comfanorte.

El botín es  interesante porque esa caja, además de ser una de las empresas más rentables del departamento, tiene un poderoso músculo burocrático que incluye 800 contratistas y línea directa con miles de afiliados. 

Además, la pelea es particular porque a diferencia de Comfaoriente (la otra caja de Norte), ha sido tradicionalmente manejada por los empresarios de la región.

Como ha contado La Silla, el punto que marcó el banderazo de salida del pulso entre polìticos y empresarios fue la elección de los 10 cupos del consejo directivo, que ha estado envuelta en denuncias sobre la presunta injerencia del exministro Juan Fernando Cristo para quedarse con las mayorías y poner gerente de su cuerda.

Aunque él lo ha negado y le ha dicho a La Silla que no tiene nada que ver con el pulso, varios hilos dentro de la puja están relacionados con movidas de gente que fue de su línea en el gobierno de Juan Manuel Santos.

Hasta ahora la pelea va así. 

Por un lado los 5 puestos de los trabajadores, que fueron nombrados por el Ministerio de Trabajo (en el que Cristo tenía injerencia), quedaron en manos de dos sindicatos que se hicieron cercanos a quien fuera una cuota suya en la Caja. 

Por otro, los otros 5 puestos, que son los que nombran los empleadores, se mantuvieron en delegados que no tienen que ver con política, tras una pelea en la Superintendencia de Subsidio Familiar (también tenía injerencia el exministro) que ganaron los empresarios. 

Como ningún sector logró las mayorías (necesitaban 7 votos para tomar decisiones definitivas sobre temas como la continuidad de la directora) y las cargas terminaron partidas a la mitad, la tensión en todas las decisiones que se toman en Comfanorte ha ido escalando. 

Por ejemplo, La Silla supo que en el último encuentro del consejo directivo la situación estuvo tan tensionante que hubo proyectos que tenían que ver con el desarrollo de la caja que quedaron empatados 5 a 5 votos.

“Eso es completamente nuevo en la caja. Sí había discusión antes, pero no con ese nivel de tensión”, le dijo a La Silla una fuente de adentro de Comfanorte que nos pidió la reserva de su nombre por no estar autorizada para hablar con medios. 

Más allá de eso, hasta ahora uno de los ejes de la puja había estado en que Claudia Uribe, quien lleva gerenciando esa entidad 17 años, tenía el respaldo de la gran mayoría de empresarios. 

Eso porque durante todo el tiempo que ha estado al frente de esa entidad la ha mantenido al margen de los políticos, y porque durante toda su administración la caja no ha enfrentado escándalos ni ha estado metida en denuncias sobre manejos irregulares de recursos.

“Claudia se convirtió en una buena herramienta para los empresarios regionales y eso es lo que ha hecho que nadie se hubiera querido meter con ella”, dijo a La Silla un empresario de Norte que conoce de cerca a Comfanorte.

Por eso, la historia de Semana contando que está metida en líos por presuntamente falsificar documentos le da un golpe muy duro.

El efecto

El lío por el que fue denunciada Claudia Uribe básicamente se remonta a que en 2015 para acceder a su pensión, presentó varios documentos certificando que en la década de los 80 había trabajado casi 10 años en Café Galavis. 

 

El demandante es Lino Galavis, quien hasta hace poco era el único dueño de la empresa, y quien dice que no firmó los documentos que la directora de Comfanorte entregó para obtener ese beneficio. 

Según lo que le dijo a La Fiscalía y estaría probado por peritos, habrían suplantado su identidad y usado información falsa para favorecer a Uribe. 

La pelea tiene de fondo, según le contaron cinco fuentes por aparte a La Silla, el enfrentamiento que hay entre los Galavis y la familia Yáñez (hace parte de los cacaos de Norte) por el manejo de la productora de café. 

Esa historia se remonta a tres años atrás cuando con el cierre de la frontera Café Galavis enfrentó una crisis que la obligó a buscar un socio para capitalizarse, y en el marco de eso terminó cediendo el control de la empresa que fue tomado por Francisco Yáñez, un constructor que hace parte de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Cúcuta.

Según dos fuentes, una de las cuales dice saberlo de primera mano porque conoce de cerca a la familia Galavis, la información terminó siendo usada en la pelea por Comfanorte, porque un tercero que tuvo acceso a ella se enteró del pleito y la filtró.

“Este era un tema privado que terminó siendo un caballito de batalla”, dijo una de esas fuentes. “Si usted mira la denuncia va dirigida más hacia los Yáñez por presuntamente haberse prestado, que a Uribe por haberlo hecho”.

Que sea así o no, no logramos comprobarlo en La Silla; sin embargo, lo que sí empezó a suceder en Cúcuta desde que se conoció la historia de la denuncia fue que en redes sociales corrieron mensajes abriendo preguntas sobre el que habría sido el manejo de Comfanorte teniendo al frente una persona cuestionada por presunta corrupción privada. 

Eso es clave porque sin el halo de transparencia que hasta ahora había tenido la imagen de Uribe, el apoyo que recibe del sector empresarial se puede empezar a desdibujar y más cuando hay tantos intereses de por medio. 

Por ejemplo, el Partido Liberal está intentando negociar espacios con el Presidente Iván Duque antes de decidir si se declara independiente o partido de gobierno, y, según contó D'arcy Quinn en sus secretos hace una semana, la Supersubsidio es una de las entidades que quieren que les mantengan. 

En esa misma línea, una fuente que dice saberlo de primera mano le contó a La Silla que la movida estaría en que el presidente de la Cámara Alejandro Chacón apadrinaría a Leonardo Rojas, el actual superintendente, para poder entrar en la puja por el manejo en la caja. 

De ser así se crearía un nuevo round entre el grupo del exministro Cristo, quien fue el aliado inicial de Rojas, y Chacón por el manejo de Comfanorte.

Sin embargo, Chacón le dijo a La Silla que esa versión no era cierta, que él no tenía intereses en Comfanorte, y que aún en caso de ser así no tendría sentido que apoyara a alguien que no viene del sector de él.

“Es que en todo lo que tiene que ver con Cristo me meten a mí. No estoy interesado ni tengo intereses de ningún tipo”, aseguró.

Además, está el hecho de que no es tan claro que Duque ceda a la petición liberal, no solo porque se ha negado hasta ahora a repartir mermelada fuera del Centro Democrático, sino porque el uribismo, que es cercano a la clase empresarial de Norte de Santander, también se ha metido en la pelea por Comfanorte a favor de Claudia Uribe. 

Por un lado, la senadora María del Rosario Guerra cuestionó lo que estaba pasando en varios trinos.

 

 

Y hace un mes, cuando el pleito seguía encendido por el los asientos del consejo directivo, hasta el expresidente Álvaro Uribe terció en la pelea.

 

 

Por ahora, Claudia Uribe conserva el respaldo del sindicato que se creó en Comfanorte ante la posibilidad de que con la entrada de políticos iniciaran despidos masivos en esa entidad.

 

 

Si bien aún falta que se resuelva lo de la falsedad, lo que queda claro es que más allá de como cierre ese episodio, que la denuncia se hubiera hecho pública sí le cambia la posición a Uribe frente a los empresarios y el uribismo, y le crea un talón de aquiles que seguramente será una de las banderas de la pelea por el manejo de Comfanorte.
 

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