El naciente clan político, que tiene dentro de sus activos Gobernador, Senador y Representante, por falta de cálculo político perdió posición de ventaja para las locales de 2019.
Las grietas de la casa Tavera
Claudia López, Didier Tavera y Miguel Ángel Pinto.
Aunque tras los resultados de las legislativas el balance del clan Tavera estuvo en que había salido ganador porque eligió Senador y Representante, tras bambalinas las relaciones quedaron maltrechas, y pusieron en entredicho la fortaleza de los cimientos de esa casa política, justo cuando de su unidad depende qué tan bien les vaya en el proyecto de convertirse en los nuevos caciques electorales de la región y ad portas de las locales de 2019.
La fisura
Siete fuentes, dos de las cuales estuvieron dentro de la campaña de Pinto, le contaron a La Silla que el número de votos que sacó el ahora Senador fueron la manzana de la discordia.
Tal y como estaba planteado el escenario la meta era que Pinto no solo saltara al Senado con un buen resultado, sino que lo hiciera como el más votado en todo el país (al menos dentro del liberalismo) y cerrara en las urnas con al menos 130 mil apoyos.
Eso era importante para el grupo Tavera porque quien quedara en esa posición entraba con ventaja para pedir más figuración en Bogotá, y porque en la región la regla no escrita en las toldas rojas es que los más votados son los que definen los avales para las locales de 2019 (un plus para ese grupo político que desde que eligió Gobernador inició la carrera por convertirse en la cabeza del liberalismo en Santander).
Así las cosas, las cuentas estaban dadas para que las dos fórmulas de Pinto: Nubia López, quien era la candidata de Fredy Anaya, y Víctor Ortiz, quien era el candidato del gobernador Didier Tavera, le movieran al menos 100 mil votos.
Los cálculos cerraban sumando la bolsa de apoyos propia que tiene Pinto en Santander (localizada principalmente en el área metropolitana de Bucaramanga), y el poder que había amasado por su parte siendo presidente de la Cámara de Representantes (le sirvió para sellar alianzas en diferentes regiones).
Sin embargo, en plena campaña se desconocieron los acuerdos y nacieron las fisuras.
Mientras que Anaya terminó cerrando alianzas con varios senadores y eso repartió su caudal, dentro de la campaña de Pinto sintieron que la maquinaria de la Gobernación, que era la de la casa, trabajó solo para Víctor Ortiz (especialmente en la recta final).
“El último mes hubo un distanciamiento grandísimo porque los dejaron solos”, relató una personas que conoció las campañas por dentro.
Según esa fuente y otras dos que tienen cómo saberlo porque trabajaron en las aspiraciones, la tensión escaló luego de que los resultados mostraron que, aún cuando el endose de votos no es exacto, el escenario de ponerle a Pinto más de 130 mil votos era posible.
El descalabro en las cuentas, más allá de la ausencia de la fuerza de Anaya (puso 70 mil votos), tiene que ver con que aunque Pinto y Ortiz sacaron casi la misma votación en Santander (poco más de 50 mil votos), el primero calculaba que solo con su propia estructura movía al menos 20 mil votos, es decir, que le ayudaron a impulsar menos de la mitad de los votos que sacó.
Cinco fuentes diferentes, entre líderes barriales y políticos de adentro del grupo, le contaron a La Silla que la que más se molestó con los resultados fue la esposa de Pinto, Claudia López, quien además de ser una de las cabezas de ese grupo político es la tía del Gobernador.
“Ella se puso a buscar culpables y hubo varias discusiones”, dijo a La Silla una fuente que lo sabe de primera mano. “La tensión ya ha bajado pero aún persiste el distanciamiento”.
Además, otras dos fuentes nos dijeron que el problema ya escaló hasta el punto en que a Pinto y a López les disminuyeron la participación burocrática en el departamento.
“A la gente que le tenían en la Expedición Santander (programa con el que Tavera visita municipios) se la empezaron a sacar”, dijo a La Silla una de esas personas.
De eso último no obtuvimos pruebas y encontramos que por ahora, Paola Brun, la mano derecha de la esposa de Pinto, sigue con contrato en la Gobernación, pero lo que sí es un hecho es que lo que sucedió en la campaña mostró que hay fallas dentro del naciente clan político.
La llegada al clan
Aunque el ahora Senador actualmente hace parte de esa casa política, y eso le dio, como contó La Silla, el juego suficiente para arrancar con la maquinaria de la Gobernación, la Cdmb y Empas jugando a su favor, sus orígenes no están con ellos.
Él se hizo en las toldas liberales. Su militancia le dio para ocupar -como cuota roja- varios cargos públicos, entre esos, el de Contralor de Santander a inicios de la década del 2000.
Con el tiempo se hizo cercano a Luis Fernando Cote Peña, quien lo apoyó en 2010 en su primera aspiración a la Cámara, y a quien él apoyó de vuelta en 2011 cuando se postuló para la Gobernación de Santander.
Aunque en ese entonces ya estaba casado con Claudia López, la familia Tavera no lo apoyó y en ese momento compitió contra Didier Tavera, quien era candidato del viejo PIN, una de las curules de la Cámara.
En esas elecciones se quemó con poco más de 20 mil votos con una campaña relativamente barata, que según tres fuentes dateadas, no estuvo apadrinada por los Tavera. Sin embargo, meses después ocupó la curul por la pérdida de investidura de Miguel Arenas.
Su ingreso formal al clan Tavera data de 2014 cuando arranca el proyecto político de poner a Didier en la Gobernación y él se vuelve la cara de esa familia en el Congreso.
En esa campaña, según le contaron a La Silla dos congresistas de la época, Didier repartió su votación entre todos los candidatos liberales para abonar terreno en la búsqueda del aval, pero principalmente respaldó a Horacio Serpa, quien fue el que meses después se dio la pela en medios para sostener el respaldo de ese partido a su candidatura.
Pinto, por su parte, estrechó su relación con Martín Tavera, quien como ha contado La Silla, es el hombre más poderoso de esa casa y es conocido por ser aportante -tras bambalinas- de campañas en el departamento.
Con la victoria de Didier y las movidas de Pinto en Congreso, que incluyeron llegar a la Presidencia de la Cámara y el posterior salto al Senado, los Tavera se consolidaron como casa política e iniciaron el proyecto de expandirse dentro del Partido Liberal en Santander y controlarlo.
Eso, como hemos contado, tiene reventados a los rojos locales porque los dejaron sin espacios ni participación burocrática, justo cuando se quedaron sin la Alcaldía de Bucaramanga (que había sido su principal fortín).
Además, tiene los ánimos encendidos, porque la sensación es que Didier Tavera ha querido quedarse con todo el manejo para él, y solo le había dado participación a su propia casa.
Por eso, que al final la Gobernación no le metiera toda la ficha a la candidatura de Pinto fue tan sorpresivo y puede pasarle factura al clan Tavera de cara a las locales de 2019.
Las implicaciones
Los resultados de las legislativas dejaron dos lecturas dentro de esa casa política.
La primera, que el hecho de que Didier hubiera dejado solo a Pinto al final terminó siendo beneficioso para el ahora senador porque, además de que el Gobernador no tenía cómo reclamarle la curul, él demostraba que su caudal era propio y que más allá de una ficha era un actor con fuerza política.
La segunda, que lo que sucedió fue un desacierto que le puede costar mucho al grupo el próximo año porque al sacrificar las posibilidades de que Pinto obtuviera la votación más alta del liberalismo en el país, le restó fuerza a la figuración de la casa y los dejó sin argumentos de peso para seguirse dando la pelea por el control del liberalismo en Santander.
El escenario les juega muy en contra partiendo de que la reventada del partido está alineando fuerzas de todos los bandos liberales con miras a quitarles el poder.
“En juego largo hay muchas partidas y Didier Tavera sin el lapicero queda reducido a muy poco”, le dijo a La Silla un liberal con curul.
A eso se suma, que, además de su propio partido, la administración de Tavera tiene sus relaciones maltrechas con la bancada en el Congreso y con prácticamente todas las fuerzas políticas del departamento -salvo las que alineó para apoyar en las legislativas a su candidato Víctor Ortiz-, porque también les ha dado poca participación.
Como las expectativas del grupo -si quiere mantener su poder- deberán estar en mantener la Gobernación otros cuatro años al tiempo que la representación en el Congreso, tener la casa agrietada se convertirá en un talón de aquiles.
Sobretodo, porque dentro del grupo hay rumores de que Didier buscaría el Senado en 2022, y de ser así, se enfrentaría directamente a Pinto si él decide buscar el segundo periodo.
De cómo se resuelva el distanciamiento y se resanen las grietas de la campaña en la previa de la campaña local, se podrá decir si la casa de los Tavera resulta con los cimientos afectados cuando hasta ahora se estaba consolidando.