El Secretario de Hacienda, Juan Mauricio Ramírez, explica cómo la necesidad de priorizar la atención económica de las familias que se afectarán por las cuarentenas tiene a Claudia López volviendo a planear sus cuatro años de gobierno.
"Tenemos que repensar el Plan de Desarrollo de Bogotá"
Juan Mauricio Ramírez, Secretario de Hacienda de Bogotá. Foto: Secretaría de Hacienda.
Hace un mes, la Alcaldesa de Bogotá, Claudia López, presentó su proyecto de Plan de Desarrollo para cuatro años, y hoy en la tarde, recibe el concepto de la primera evaluación que hicieron representantes de la sociedad civil: gremios económicos, mujeres, víctimas, indígenas, entre otros.
Ese concepto es favorable, anunció ayer el Consejo Territorial de Planeación, que agrupa a líderes de esas poblaciones y es una instancia que por ley debe dar el visto bueno al proyecto antes de que la Alcaldía lo presente al Concejo para que lo apruebe o lo hunda.
El coronavirus, sin embargo, hizo que la Alcaldía piense ahora en replantear ese Plan, teniendo en cuenta que la emergencia le cambiará sus prioridades no sólo este año, sino el resto del gobierno.
Así se lo dijo a La Silla Vacía el Secretario de Hacienda, Juan Mauricio Ramírez, quien también explicó que para hacer sostenible la estrategia para entregarle un ingreso básico a las familias pobres y vulnerables mientras dure la emergencia, les tocará sacar plata que tenían ahorrada, pedir otra prestada y poner el presupuesto de todas las secretarías en función de la emergencia.
La plata para el metro, que es la obra más grande, no se verá afectada porque ya está asegurada y porque el presupuesto para comenzar es de los chinos que lo van a construir. Las metas en reducción de pobreza, sin embargo, sí se pueden ver afectadas.
La Silla Vacía: Los pagos anunciados para 500 mil familias pobres y vulnerables, según la Alcaldesa, son para 23 días. ¿Qué va a pasar de ahí en adelante si la cuarentena por el coronavirus se extiende?
Juan Mauricio Ramírez: Los giros son específicamente para los días que dure el aislamiento. La pregunta complicada es cuántos días vamos a durar en cuarentena. Esta es de 20, pero es difícil decirlo. Por ahora estamos haciendo un escenario de tres períodos como estos. Es decir: hasta 60 días.
LSV: ¿Eso cuánto costaría?
JMR: La primera prioridad presupuestal ahora es brindarle un ingreso mínimo garantizado a la población pobre (350 mil familias que recibirán un pago de 423 mil pesos) y a una parte de la que está más cerca a la pobreza (150 mil familias a las que les darán 178 mil pesos). Ya sabemos que nos puede costar alrededor de 212 mil millones de pesos hacer ese sostenimiento por 23 días. Si fueran tres períodos de esos, podrían ser entonces entre 600 mil y 700 mil millones de pesos.
En un choque temporal como este es racional asumir una posición que trate de compensar, al menos parcialmente, los impactos negativos de la emergencia, y eso se hace a través de un mayor gasto que ayude a sostener la actividad económica y reducir el impacto negativo sobre la gente.
Por eso, si vemos que se requiere ampliar la cuarentena vamos a buscar los recursos para garantizar que las familias pobres y vulnerables no aguanten hambre.
LSV: ¿De dónde saldrá la plata y qué tan sostenible es para el Distrito mantener esa estrategia?
JMR: Inicialmente, nos hicimos una pregunta sobre la liquidez. Es decir: si aplazamos el pago de impuestos como el predial, el ICA y el de vehículos para que la gente tenga un respiro, ¿tenemos plata en caja para responder mientras tanto? La respuesta fue que sí.
Le pongo el ejemplo del predial: la fecha en la que se vencía el plazo para pagar con descuento era el 3 de abril (esta semana). Generalmente, cinco días antes de esa fecha paga el 70 por ciento de la gente. Ya no contaremos con esa plata por ahora y esperamos recibirla para el 5 de junio.
Pero otra cosa distinta es que, como consecuencia de toda la cuarentena, la desaceleración de la actividad económica haga que se caigan los ingresos del Distrito.
Eso es lo que tenemos que planear y mirar de tal manera que respondamos con el debido tiempo para generar recursos a través de otras fuentes.
Estamos haciendo cálculos, pero esto implicará que aumentemos la financiación cogiendo recursos de ahorro como el Fonpet (un fondo en el que se ahorra plata para pagar pensiones futuras), y también estudiamos un mayor endeudamiento.
LSV: Haber decretado hace 15 días la calamidad pública les permite también quitarle plata a unas secretarías para pasársela a otras. ¿Eso ya lo hicieron?
JMR: No. Primero nos movemos dentro del espacio del presupuesto que tenemos. Con esta inyección de recursos para Bogotá Solidaria (el programa para auxiliar a familias pobres y vulnerables) por 130 mil millones no estamos gastando plata de más, sino plata que ya existía. Una era de la Secretaría de Hacienda y otra del Fondo de Emergencias y Riesgos.
Sin embargo, esta semana comenzaremos a hacer una depuración presupuestal para que la misma plata que teníamos presupuestada antes de la emergencia la utilicemos lo mejor posible para hacerle frente a esta situación extrema.
Del presupuesto de cada sector vamos a priorizar programas que estén dirigidos a mitigar el impacto social y económico de la emergencia. Lo que no contribuya directamente a esas dos cosas, se aplaza o no se hace.
Después de eso veríamos qué otros recursos necesitaríamos conseguir, pero eso no está calculado todavía.
LSV: ¿En qué quedará entonces el Plan de Desarrollo que presentaron hace un mes?
JMR: La Alcaldesa nos ha dicho que tenemos que repensar el Plan de Desarrollo. Este año miraremos cómo mitigar los efectos de la emergencia, pero los siguientes tres años tenemos que reactivar económica y socialmente a Bogotá.
Por ejemplo, si la actividad económica este año decrece eso puede aumentar la pobreza. Vamos a tratar de volverla a bajar los siguientes años, pero si logramos que no suba después de esto, sería un gran logro.
LSV: ¿Y cuál sería la forma de reactivar económicamente la ciudad?
JMR: Hay que hacer dos énfasis: qué gastos y proyectos ayudan a mitigar el impacto, y qué gastos o proyectos contribuyen a la reactivación económica. Una de las respuestas obvias para la reactivación económica son las obras civiles, que ayudan a sostener el ingreso y a generar empleo. Tienen un impacto multiplicador. Una parte del ejercicio es ver qué obras podemos acelerar para que tengan ese impacto.
LSV: Aunque el proyecto de Plan de Desarrollo no era precisamente un plan de obras como lo fue el de Peñalosa, y tenía más un énfasis en los sectores sociales. ¿Qué va a pasar con eso?
JMR: Por la emergencia, una parte importante de eso se está adelantando. Uno de los componentes claves del proyecto del Plan de Desarrollo era el diseño de un sistema para proveer un ingreso mínimo a la población pobre y vulnerable, al lado de un rediseño de subsidios y contribuciones. Con la emergencia nos tocó acelerar eso. Bogotá Solidaria es la primera muestra del nuevo contrato social que planteó el Plan de Desarrollo.
LSV: ¿Pero ahora que posiblemente se endeuden para atender la emergencia, ¿se van a revaluar los planes de endeudarse que habían hecho para cumplir las metas del Plan de Desarrollo?
JMR: Bogotá tiene una situación fiscal mucho mejor que la Nación. Por ejemplo, la deuda pública en la Nación con respecto al PIB es del 50 por ciento; la de Bogotá está en alrededor del 3 por ciento. La deuda de Bogotá es bastante baja. Se puede pagar sin ningún problema y por eso Bogotá sí tiene un espacio de endeudamiento adicional para hacer frente a choques transitorios como estos.
LSV: Y a propósito de la Nación, ¿en qué esperan que contribuya el Gobierno Nacional en la emergencia después del rifirrafe por el Fondo que creó el presidente Iván Duque?
JMR: Esta es una agenda que Bogotá no puede adelantar por su cuenta. En particular, la reactivación del aparato productivo. Eso debe ser con el Gobierno Nacional.
Hay una parte de la plata de la Nación que entra programas como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y el programa Colombia Mayor.
Nosotros tendremos una gran base de información de beneficiarios con los hogares en pobreza y vulnerabilidad, y sabremos cuáles de esos hogares reciben transferencias de la Nación y a cuáles les entregamos nosotros. Sabremos cuál hogar recibió su ingreso mínimo y cuál no.
Hay que tener canales para que los entes territoriales, sobre todo las ciudades, que es donde se concentra la lucha contra la pandemia, tengan acceso a recursos, como los del Fonpet, y uno esperaría que también los de regalías y del Fondo de Estabilización.
Esos recursos deberían ser prioritariamente para apoyar a los hogares más pobres y a las medianas y pequeñas empresas. Por eso decimos que el decreto 444 (el que generó un choque entre Duque y mandatarios locales) debe modificarse porque no se deben usar los recursos para darle liquidez a los bancos. Estamos esperando una respuesta.