Caicedo quiere ser la antítesis Caribe de Char

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En dos meses, el exalcalde Carlos Caicedo espera comenzar una gira por 60 municipios en el Caribe para construir una agenda ciudadana, que sirva de base para un eventual plebiscito o asamblea constituyente, y a mediano plazo para las legislativas de 2018. Iniciará ese periplo cobijado por su movimiento Fuerza Ciudadana.

Después de haber terminado en diciembre su periodo como alcalde de Santa Marta con el 80% de popularidad, y de haber dejado a su aliado Rafael Martínez como su sucesor, Carlos Caicedo ahora le apuesta a liderar una corriente alternativa para el Caribe de cara al posconflicto y pensando, desde ya, en las legislativas de 2018. Lo hace con el reto mayúsculo de posicionarse como una figura política más allá del Magdalena y a nombre de Fuerza Ciudadana, el movimiento que creó para las regionales de 2011.

Después de haber salido de la Alcaldía de Santa Marta con el 86% de popularidad, y dejado a su aliado Rafael Martínez como su sucesor, Carlos Caicedo ahora le apuesta a liderar una corriente alternativa para el Caribe de cara al posconflicto y pensando, desde ya, en las legislativas de 2018. Lo hace con el reto mayúsculo de posicionarse como una figura política más allá del Magdalena y a nombre de Fuerza Ciudadana, el movimiento que creó para las regionales de 2011.

Caicedo, quien después de Gustavo Petro fue el segundo exguerrillero en llegar al poder hace cuatro años, comenzó una nueva etapa política con el encuentro que convocó en Santa Marta, el pasado 13 de febrero.

A ese evento asistieron 180 líderes de organizaciones sindicales, estudiantiles y de víctimas del conflicto armado, y militantes de varios partidos, procedentes de Sucre, Magdalena, Cesar, Atlántico, Bolívar y La Guajira. También estuvo Antonio Sanguino, concejal de Bogotá y copresidente del partido Alianza Verde, que coavaló la candidatura de Martínez a la Alcaldía de Santa Marta.

En ese primer encuentro quedó claro que, con Caicedo a la cabeza, se comienza a gestar en el Caribe una fuerza como antítesis a la colonización vargascharista, que se consolidó en las regionales pasadas. Y que le sale competencia al proyecto de regionalización que por esa corriente lideran hoy el alcalde de Barranquilla Alejandro Char y el gobernador del Atlántico Eduardo Verano.

Desde ya, Caicedo anuncia la construcción de una ‘nueva agenda Caribe’, con la que busca plasmar múltiples propuestas ciudadanas para mitigar la pobreza extrema, una mayor defensa de lo público, la sostenibilidad ambiental con el agua como prioridad y la política concebida como un ejercicio sin clientelismos ni engrasadas maquinarias.

El exalcalde espera comenzar a construir esa agenda en menos de dos meses, con una gira por 60 municipios y capitales del Caribe. En cada una de estas poblaciones realizará encuentros con líderes locales, que ha bautizado como ‘Jornadas por la paz y el cambio’. Tampoco descarta llegar a otras regiones del país.

Los detalles logísticos todavía no están definidos, le explicó el exmandatario a La Silla, porque se concretarán en la convención que Fuerza Ciudadana tiene programada para el 19 de marzo en Santa Marta y a la que espera asistan unos 1.500 delegados de todas las localidades de esa ciudad.

Paralelo a la construcción de la agenda, Caicedo buscará crear las bases de su Fuerza Ciudadana en los ocho departamentos Caribe porque ese movimiento tiene aspiraciones ante una eventual asamblea constituyente o un plebiscito por la paz. Y más a mediano plazo, para las legislativas de 2018, sin que aún esté claro cómo será esa participación. Por eso, Caicedo le dijo a La Silla que todavía es prematuro hablar de una posible candidatura suya.

Unimagdalena y la Alcaldía como espejo retrovisor

Lo que sí está claro es que Caicedo parte con el capital político que construyó como rector de la Universidad del Magdalena entre 1997 y 2006, y más recientemente como alcalde de Santa Marta (2012-2015).

El Caicedo modelo 2016 tiene a cuestas una aplaudida gestión en la universidad pública, haberle ganado una batalla legal al exgobernador condenado por parapolítica Trino Luna y haber derrotado a la clase política tradicional de su departamento en 2011.

También tiene a su favor la pelea que como mandatario dio en contra de las concesiones: logró tumbar la del recaudo de impuestos -por ese proceso, la Procuraduría le inició esta semana una indagación preliminar- y el mes pasado la Justicia admitió una acción popular que interpuso para liquidar el contrato de operación del sistema de acueducto y alcantarillado, en manos de la empresa Metroagua desde 1989.

Además inició una serie de obras de infraestructura en parques, vías y escuelas que no se veían en Santa Marta desde hace años. Aunque, algunas están retrasadas y hasta llegó a inaugurar un centro de salud inconcluso. Durante su gobierno la tasa de homicidios pasó de 40 por cada 100 mil habitantes a 16. Mientras que los indicadores de extrema pobreza se redujeron, según las mediciones del Dane, sin desconocer que en ese campo todavía es largo el camino por recorrer.

Y así como recibe aplausos prolongados, las voces de sus detractores también se hacen escuchar. No le han faltado las críticas por haber usado la Alcaldía para ponerle votos y apoyo logístico a Rafael Martínez, el 25 de octubre pasado, tal como lo hacen los políticos tradicionales a los que suele cuestionar. Y porque Martínez firmó un acuerdo programático con el candidato liberal a la Gobernación del Magdalena Joaquín José Vives, cuya candidatura tuvo el respaldo de varios caciques condenados por parapolítica.

Pero, especialmente, durante su administración fue criticado por los constantes enfrentamientos públicos que protagonizó con el Concejo y con las familias políticas del Magdalena, por las demoras en la ejecución de las megaobras prometidas, por supuestos malos manejos en la contratación y por el centenar de cambios que le hizo a su gabinete. Todos esos reemplazos de funcionarios se dieron en medio de ruidos por su temperamento, que le valieron ser calificado como el Gustavo Petro del Caribe.

Cuesta arriba

En toda esta apuesta regional, Caicedo la tiene cuesta arriba porque comienza casi que en ceros. Si bien ya ha recorrido un camino con Fuerza Ciudadana, que hoy tiene la Alcaldía de Santa Marta, su principal reto será construir un movimiento político sólido, que trascienda el corte caudillista. Hasta ahora, Fuerza Ciudadana ha girado alrededor de su imagen.

El otro gran reto que enfrenta es encontrar aliados por fuera de la academia. Mayoritariamente, a Caicedo lo han acompañado en sus iniciativas políticas profesores, investigadores y egresados de la Universidad del Magdalena, que coincidieron con él cuando fue rector de esa institución.

Para lograrlo tendrá que abrirse un espacio en la izquierda Caribe, que ya está colonizada por el Polo, en cabeza del senador Jorge Robledo (el más votado del país) y por Gustavo Petro. El exalcalde bogotano es una figura que polariza, pero mueve masas en esta región. En la primera vuelta de las presidenciales de 2010, por ejemplo, sacó 482 mil votos.

A todo ese escenario, se suma que Caicedo busca irrumpir en un Caribe en el que el partido del vicepresidente Germán Vargas Lleras se consolidó como principal fuerza política, en las pasadas regionales. Cambio Radical pasó de tener una alcaldía capital a sumar cinco sillas clave: además de retener a Barranquilla, con Alejandro Char como alcalde, sumó las gobernaciones de La Guajira, Sucre y Magdalena, y la Alcaldía de Riohacha.

En medio de ese panorama político, aunado a la hegemonía de los grupos y familias que históricamente han mandado en el Caribe, Caicedo no la tendrá fácil. Pero, emprenderá su proyecto regional con la impronta de ser un político que no teme enfrentarse a las situaciones adversas. Ya lo demostró en dos ocasiones: como rector de la Universidad del Magdalena y como alcalde, con toda la poderosa clase política en contra.

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