Los guiños entre Yahir Acuña y el Gobernador que lo derrotó

Imagen

Dos polos que parecían opuestos intercambiaron mensajes de acercamiento. Por decisión de la coalición del mandatario, mesa directiva de la Asamblea de Sucre quedó en manos de amigos del cuestionado excongresista.

Una de las noticias políticas más importantes de las elecciones regionales del año pasado fue la derrota del poderoso cacique sucreño Yahir Acuña, en cabeza de un candidato que logró recoger un fuerte sentimiento anti Yahir, entre un electorado que vio cómo Acuña se convirtió en cacique a punta de repartir billete a diestra y siniestra. Para sorpresa de muchos de los que lo eligieron, ese candidato, hoy Gobernador, ahora se hace guiños con el cuestionado exrepresentante. En el Sucre político creen que hasta se cocina una alianza, aunque el mandatario lo niega.

 

Vencido en su intento por llegar a la Gobernación en cabeza de su esposa Milene Jarava, y expuesto ante la opinión pública, luego de que 24 horas antes de las elecciones la Policía lo aprehendiera con 516 millones de pesos en una carretera, Yahir Acuña prometía ser uno de los grandes opositores del gobernador Édgar Enrique Martínez Romero.

Así lo evidencia que, desde las primeras horas de la Administración Martínez, el exrepresentante haya seguido, como en la campaña, criticando públicamente algunos de los apoyos con los que llegó el nuevo mandatario. Sin embargo, hace 20 días la relación tuvo un giro de 180 grados.

Movidas inesperadas

Como lo contamos en La Silla Caribe en un perfil que le hicimos, la historia de Martínez es compleja y refleja una de las tragedias de la política colombiana como se ejerce hoy: casi nunca es posible llegar si no se tiene un padrino poderoso detrás.

Primer gobernador de Sucre por voto popular, sin escándalos y a sus 69 años, ese mandatario tenía grata recordación pero no maquinaria para vencer a Yahir. Por eso terminó recibiendo el respaldo del vargasllerismo -vía el alcalde barranquillero Álex Char-, los liberales encabezados por el senador Mario Fernández y el grupo del parapolítico Álvaro ‘el Gordo’ García (condenado por la masacre del pueblo de Macayepo).

En elecciones, todos ellos encarnaron un feroz anti yahirismo, al que en un tutti frutti también se sumó una ola de opinión y hasta víctimas del paramilitarismo.

Además de hacerle mala publicidad, este año Acuña también arrancó una ofensiva jurídica en contra del Gobernador y varios de los alcaldes que le quedaron de aliados, demandando sus elecciones.

Vía el abogado Édison Bioscar Ruiz (exsocio político del parapolítico del Valle Juan Carlos Martínez Sinisterra y ficha de Yahir en el viejo PIN), Acuña demandó en el Consejo de Estado la elección de Martínez por supuestamente haber recibido el aval de Cambio Radical sin el lleno de todos los requisitos. La acción incluyó una solicitud de medida cautelar para suspenderlo. La demanda fue negada.

Además, amigos o personas de la cuerda del exrepresentante demandaron las elecciones de casi todos los alcaldes, las listas a Concejo y diputados del liberalismo en Sucre.

Hasta hace 20 días, Yahir Acuña estaba mandando mensajes por sus redes sociales hablando de supuestos incumplimientos del Gobernador a los sucreños, de sus “rabietas y egocéntrica personalidad” y hasta criticando que el mandatario hubiese asistido a un partido de fútbol en Barranquilla, mientras en Sincelejo y Corozal había una emergencia invernal.

Pero todo cambió el pasado 18 de noviembre.

Ese día, Yahir anunció en sus redes y en medios locales que, luego de discutirlo con su familia y amigos, había decidido “aunar esfuerzos” con el mandatario Martínez para que el departamento “salga adelante”.

“Pertenecemos a la generación de la paz”, remató su comunicación Acuña, quien tiene una investigación por parapolítica abierta en la Corte Suprema.

A los tres días, el Gobernador contestó públicamente, sin mencionar a Yahir con nombre propio, que reiteraba su voluntad de hacer equipo con todos los sucreños, que está abierto a todos los apoyos y que próximamente convocará a “las fuerzas políticas que han manifestado su interés en trabajar para que Sucre progrese en paz”.

Y a las pocas horas, en una escena impensable meses atrás, Acuña visitó la Gobernación para entregar el programa de Gobierno de su esposa con el objetivo de que le tuvieran en cuenta sus propuestas, algo poco probable debido a que ya hay un Plan de Desarrollo aprobado, pero simbólico políticamente hablando.

Martínez no lo recibió porque estaba en Bogotá y, en cambio, lo atendió su secretario privado.

El polvorín político se levantó enseguida por todos los corrillos.

En los medios locales el intercambio de guiños fue interpretado como una alianza inminente y, al día siguiente, la senadora sucreña del Centro Democrático, María del Rosario Guerra (cuyo hermano Antonio Guerra, senador de Cambio Radical, votó tras bambalinas con la esposa de Yahir Acuña), declaró que el Gobernador le estaba haciendo conejo al voto ciudadano y que se trataba de una unión “corrupta”.

La semana pasada, Martínez y su sobrino y abogado (el exconcejal y exdiputado liberal Carlos Espinosa) le contestaron a la congresista uribista pidiéndole rectificar sus afirmaciones por ser supuestamente calumniosas. Y advirtieron que tomarán acciones judiciales en su contra.

Pero la nueva relación de Yahir Acuña con el mandatario que ganó por representar todo lo contrario al excongresista parece estar comenzando a dar sus frutos.

Al menos eso deducen algunos con lo que pasó esta semana.

Este martes que pasó, la Asamblea de Sucre votó para conformar nueva mesa directiva y los tres integrantes que quedaron son diputados de la cuerda yahirista.

Lo llamativo es que la que los eligió es la coalición de Gobierno que le copia a Martínez, quien justamente el viernes anterior había estado en la duma aparentemente impartiendo esa directriz, según nos lo aseguraron dos diputados por aparte (aunque en la oficina del Gobernador aseguran que él no se metió en eso).

Según esos dos diputados con los que pudimos hablar, los acuerdos políticos que había señalaban que esta vez la presidencia de la Asamblea le tocaría al Partido Liberal (que votó con Édgar Martínez).

Ésta, no obstante, terminó en manos del diputado del viejo PIN Carlos Carrascal.

Carrascal no sólo es del partido en cuya dirección nacional están Yahir y su esposa y votó con ellos, sino que su casa política a nivel local ha sido el clan de alias La Gata (la exempresaria del chance condenada por homicidio, Enilce López), una vieja amiga de Acuña, aunque éste lleva años apartado de ese grupo y liderando su propio proyecto político.

Puntualmente, hoy Carrascal es cercano a Jorge Abisambra, exgerente de una de las empresas del chance de La Gata (Aposucre) y hombre de confianza de su familia.

El año pasado, Semana había dicho que Abisambra supuestamente era informante de la justicia en contra de La Gata desde Estados Unidos, pero luego él mismo negó esa información a la revista.

Una fuente del combo de los gatos nos reiteró -como nos había dicho hace varios meses- que entre Abisambra y la casa gatuna “no hay hoy ningún problema”.

Un político local, una persona del viejo PIN y un periodista, todos por aparte, nos aseguraron que Carrascal es su diputado, versión que además no es un secreto en el Sucre político.

Los otros dos integrantes de la mesa directiva elegida esta semana son los diputados Lucía Cohen (conservadora y esposa del exalcalde de San Onofre Édgar Benito Revollo, hermano de la parapolítica Muriel Benito Revollo, un grupo que lleva años jugando para el yahirismo desde ese municipio). Y Máximo Calderón, de La U, cuyo grupo votó por Milene Jarava de Acuña a la Gobernación.

Lo que nos dijeron en el grupo de Yahir Acuña es que allí sienten como suya la elección de estos tres diputados en la dirección de la duma sucreña. Tanto, que por eso Acuña los ha felicitado públicamente y se refiere a ellos como “mis amigos”.

Lo que hay detrás

Una alta fuente que conoce bien el grupo de Yahir, dos diputados, un político importante y dos personas de dentro de la Gobernación, coincidieron por separado en que el trasfondo puede ser la aspiración al Congreso del sobrino y abogado del Gobernador: Carlos Espinosa.

Como lo contó La Silla Caribe hace unos meses, aunque había sido concejal y diputado hace varios años, Espinosa se ha convertido en un jugador político fuerte en Sucre vía el poder que le ha delegado su tío.

Las fuentes de dentro de la Gobernación lo describen como “el poder a la sombra” de Martínez, que tira línea, llama funcionarios y sostiene reuniones con personas interesadas en participar en asuntos de la Administración. “Si alguien quiere trabajar aquí, o aspira a algún negocio, tiene que ir a hablar con Carlos Espinosa”, nos aseguró una de esas personas, cuyo nombre omitimos a petición para evitarle líos.

En la historia que le hicimos al poder del ‘primer sobrino’ sucreño, contamos cómo -según varios políticos- en algunas reuniones le han oído decir al mandatario frases como “eso es con Carlitos” o “habla con Carlitos” en referencia a asuntos de gobierno.

Según estas versiones, el acercamiento con Yahir se estaría dando para que el excongresista (cuya esposa, enfrentada a casi toda la clase política, logró 180 mil votos) respalde en las legislativas al abogado Espinosa.

Una historia que, de darse, sería muy similar a lo que pasó en 2014 con el hijo del entonces gobernador liberal Julio César Guerra Tulena, a quien Acuña le puso votos para el Senado.

La jugada se explicaría, además, en que todos los aliados que apoyaron a Édgar Martínez a la Gobernación tienen ya sus senadores y no entrarían a respaldar a un eventual nuevo aspirante.

No obstante, según pudimos confirmar, Yahir está evaluando ir él mismo (o en cabeza de su esposa) por primera vez al Senado.

Aunque nos reconoció que sí está considerando lanzarse, Carlos Espinosa niega tajantemente las afirmaciones sobre la eventual liga con Acuña.

Primero, nos dijo que -pese a lo que se ha venido dando- entre su tío y Yahir Acuña no hay ni habrá ninguna alianza. “Esas son conjeturas y cuentos de provincia. Ellos son como el agua y el aceite… y si de la unión con él (con Yahir) depende mi suerte, prefiero no proponer mi nombre (al Congreso)... No pienso sentarme con ese señor porque no comparto su forma de hacer política”.

Además, el sobrino del Gobernador también nos negó que tenga el poder que todo el mundo le atribuye en la Administración. “Yo ni siquiera pertenezco al mundo político, he sido catedrático y de la academia… nunca le he dado instrucciones a ningún funcionario. Si me llaman de la Oficina Jurídica, puedo dar un concepto pero hasta ahí. No he vuelto a la Gobernación desde el día de la posesión”.

No pienso sentarme con ese señor porque no comparto su forma de hacer política.

Carlos Espinosa, sobrino del Gobernador de Sucre.

También dijo que era falso, como nos lo aseguraron igualmente un político amigo de Martínez y en la oficina del Gobernador (“esa alianza la hicieron los diputados”), que el mandatario haya influido en la elección de la mesa directiva de la Asamblea, un asunto que de todas maneras no sólo lo dicen algunos diputados sino que se comenta entre los periodistas locales.

Por su parte, y para mayor complejidad, una de las fuentes de dentro de la Gobernación añadió que en su concepto “a sus 70 años, el Gobernador quiere hacer las cosas bien y le preocupa su legado, pero habrá que ver qué tanto le pesa lo del sobrino”.

Los días y meses electorales que están por llegar dirán si los guiños que hoy tanto comentan en Sucre son pura casualidad, o hacen parte de una estrategia que podría terminar uniendo a dos polos que el departamento y el país creyeron opuestos.

Compartir
0