Siendo la única colectividad de la coalición santista con candidato presidencial, la puja entre algunos congresistas gira alrededor de la visibilidad y poder que tendrán para las parlamentarias de 2018.
Los roces dentro del vargasllerismo
Foto: partidocambioradical.org
Aunque Cambio Radical es el único partido de la coalición de Gobierno con candidato fijo, tiene asegurada la Presidencia de la Cámara durante las elecciones y un director nuevo, nada de eso merma las diferencias entre sus congresistas.
Lo que hay detrás de estas pujas internas es el posicionamiento de los vargaslleristas de cara a las elecciones del próximo año: unos por tener la capacidad de entregar de los avales de los próximos candidatos al Congreso, y otros para tener la vitrina que da la Presidencia de la Cámara, cargo que le tocará a Cambio Radical a partir del 20 de julio, cuando arranca la precampaña.
La discusión de los avales
Esta semana el ex superintendente de Notariado, Jorge Enrique Vélez, cumple un mes como director de Cambio Radical, tras la dimisión del representante a la Cámara por Bogotá Rodrigo Lara, para iniciar campaña a la Presidencia de la Cámara.
Su llegada tiene la bendición del jefe del partido, el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, quien le pidió que asumiera el cargo. Aunque Vargas inicialmente quería que fuera una de sus manos derechas, Luis Felipe Henao, éste prefirió dedicarse a la candidatura presidencial de su jefe.
Vélez ya arrancó a ejercer: se reunió con el presidente Juan Manuel Santos, le anunció que Cambio seguiría en la Unidad Nacional y pasó las últimas dos semanas recorriendo Antioquia y Cesar para buscar aspirantes al Congreso. La próxima semana hará lo mismo el Eje Cafetero.
Vélez tiene la orden de Vargas de buscar aspirantes que dejen atrás la sombra de avales de dudosa procedencia, luego de los avales en La Guajira a Kiko Gómez (condenado a 55 años de cárcel por asesinato) y Oneida Pinto (detenida por corrupción).
Por eso, la idea de Vélez es que los avales sean otorgados desde Bogotá y no desde las regiones, como ocurrió en las regionales de 2011 y 2015.
Su idea es que los próximos candidatos al Congreso, excepto los congresistas, tengan que presentar firmas de ciudadanos para mostrar que tienen respaldo ciudadano, además que su revisión de antecedentes judiciales no se haga solo ante el Gobierno (a través de la ventanilla que habilita cada periodo electoral el Ministerio del Interior), sino también con una firma privada de abogados.
Esas propuestas no han calado bien entre todos los congresistas.
Para Carlos Motoa, senador vallecaucano y vocero del partido en el Senado, la exigencia de las firmas “no garantiza idoneidad” del aspirante que busque aval. “Un próximo Kiko u Oneida seguro llegan al partido con firmas”, dice.
La exigencia de firmas para candidatos no garantiza idoneidad
“Muchos de los senadores están nerviosos porque no tenían competencias regionales y eran ellos los que daban los avales de sus representantes a la Cámara, diputados y concejales”, nos dijo otra fuente del Partido que pidió no ser citado para evitar discusiones con los senadores.
Detrás de eso está que, como hemos reportado en La Silla, en algunas regiones se están cuajando candidatos que compiten por votos con los actuales senadores.
Por ejemplo en el Valle (con Motoa como único senador y 3 representantes), Cambio ya ha hablado con tres políticos para aspirar al Senado, incluyendo al rival político de Motoa, el representante José Luis Pérez.
En Tolima, por ejemplo Mauricio Alvarado, ex diputado de Cambio, renunció a su curul para no inhabilitar su nombre a una posible aspiración al Congreso, lo que le quitaría votos al clan Martínez, que tiene hoy representación en el Senado con Rosmery Martínez.
Y en los santanderes (cuyo único senador es Bernabé Celis) el vargasllerismo busca apoyos para que Hernando Angarita llegue al Senado.
Solo en el Caribe no hay ese tipo de pujas, pues el poderoso clan Char está en pleno crecimiento y aspira a poner entre 3 y 5 senadores.
Otros, en cambio, respaldan la intención de Vélez.
Vélez quiere generar nuevos procesos
“Este es un partido que va a ser uno de los que más va a crecer y él (Vélez) quiere generar un nuevo proceso. Eso genera una discusión interna que se debe dar”, nos dijo Luis Felipe Henao.
A Hernando Padauí, representante por Bolívar, le parece que la propuesta es viable y sana para “darle tranquilidad a la gente dentro del partido”.
Vélez recuerda que la exigencia de las firmas es solo para los nuevos aspirantes, y por eso no debería tener tanto roce “a un Motoa o Germán Varón que tienen de a 60 mil votos ya tienen los apoyos garantizados no se les puede pedir respaldo que ya demostraron que tienen”.
Además, si la meta de Cambio es aumentar la presencia en el Senado deberá tener aspirantes en varias regiones, así eso ponga a competir a los congresistas actuales. Y hacia allá apunta Vélez.
En medio de esa puja el comité político del partido (del que hacen parte todos los congresistas), debe avalar la llegada del nuevo director y, según Motoa, cuatro senadores no han firmado ese aval: él, el vallecaucano con votos en Cundinamarca Juan Carlos Restrepo, la tolimense Rosmery Martínez y el saliente codirector, el santandereano Bernabé Celis.
Cambio ya envió la solicitud al Consejo Nacional Electoral para que apruebe la designación de Vélez, y posiblemente el trámite se complete en los próximos días. Pero la puja por la centralización de los avales puede demorar más, sobre todo si se mezcla con otro problema más urgente.
Puja por la Cámara
A Cambio le corresponde la Presidencia de la Cámara para el último periodo del Congreso actual, que arranca el 20 de julio e incluye todo el período electoral, según los acuerdos de las mayorías en el Congreso hechos en 2014.
En principio Rodrigo Lara era el candidato del partido para ese cargo, que es deseado por su visibilidad durante todo un año ante los medios, el Gobierno y los demás congresistas, y por eso renunció a la presidencia del Partido.
Pero en las últimas semanas dentro del partido hablan de dos nuevos contrincantes: Carlos Abraham Jiménez, del Valle del Cauca, y Jorge Enrique Rozo, de Cundinamarca.
A Lara lo estarían apoyando unánimemente los otros 15 representantes de Cambio según nos dijeron, por aparte, un congresista off the record, Vélez y el representante Padaui. Eso “desde que dijeron que Lara era el candidato de Vargas Lleras”, según el congresista; Vélez y Padauí dicen que ese apoyo fue concertado por la bancada y hablan de una carta de respaldo firmada por todo el resto de la bancada.
La aspiración de Carlos Abraham ya venía sonando desde hace algunas semanas por parte de sectores distantes de Lara, como el senador Juan Carlos Restrepo, quien es visto dentro del Partido como alguien que respeta los acuerdos, según un representante de la orilla de Lara. Según éste y dos directivos del Partido, Restrepo se ve como garante cuando se hacen pactos entre los congresistas, por lo que si se mete en la puja podría dar la pelea.
Detrás de esta aspiración de Carlos Abraham, estaría la puja interna entre el senador Restrepo y el representante José Luis Pérez, del Valle, que respalda a Lara.
Como Pérez está cogiendo fuerza para aspirar al Senado en el Valle (donde Restrepo tiene votos), y lo haría con varias fórmulas a la Cámara, podría morderle votación a Restrepo y Jiménez e inclusive poner en riesgo sus curules.
Rozo, quien sería una tercería, nos dijo que él no había firmado el respaldo a Lara y que decidió aspirar porque en la bancada se lo propusieron. Dice que tiene de su lado a 7 congresistas, como Carlos Cuenca, de Guainía y Jair Arango de Vaupés.
Pero a favor de Lara está que él no aspirará a un nuevo periodo en el Congreso, a diferencia de Rozo y Jiménez, y por eso no usaría su Presidencia como vitrina electoral, eventualmente compitiendo con otros congresistas de Cambio. En esa medida, brinda más garantías.
Aunque se ha rumorado que esa pelea podría llevar a que otras bancadas se inclinarían de un lado e incluso rompieron los acuerdos del 2014, eso es improbable, según dos fuentes de otros partidos con las que habló La Silla.
La idea entre la coalición es respaldar al candidato a la Presidencia que defina Cambio, para así respetar los compromisos y no tener problemas en la elección de sus fichas en las mesas directivas de las comisiones (que también dan juego político y están incluidas en los acuerdos del 2014).
Los ruidos internos en estos dos frentes muestran que los preparativos de la campaña a 2018 ya empezaron a calentar el ambiente en Cambio, como ha pasado en otros partidos como el Liberal, el Conservador o el Polo. Con la diferencia que en Cambio hay un problema menos, el de definir un candidato presidencial, y por eso, esos problemas seguramente serán superados con más facilidad.