Tomás vs. Natalia: la pelea que tiene varada a la minería

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Aunque la locomotora minera a duras penas cogió impulso, el choque entre el ministro Tomás González y la presidenta de la Agencia Nacional de Minería Natalia Gutiérrez -que está de salida de su cargo- tiene muy preocupados a los empresarios mineros. Sienten que la falta de comunicación entre los dos más altos funcionarios es otro de los elementos que tiene paralizado al sector y que ha dificultado cumplir la promesa que les hizo el Presidente de volver la minería una prioridad para financiar el aterrizaje del proceso de paz si se firma un Acuerdo final con las Farc

Aunque la locomotora minera a duras penas cogió impulso, el choque entre el ministro Tomás González y la presidenta de la Agencia Nacional de Minería Natalia Gutiérrez -que está de salida de su cargo- tiene muy preocupados a los empresarios mineros. Sienten que la falta de comunicación entre los dos más altos funcionarios es otro de los elementos que tiene paralizado al sector y que ha dificultado cumplir la promesa que les hizo este año el presidente Juan Manuel Santos de volver la minería una prioridad para financiar el aterrizaje del proceso de paz si se firma un Acuerdo final con las Farc.

El cruce de cables minero
La relación entre el Ministro de Minas Tomás González y la presidenta de la Agencia Minera, Natalia Gutiérrez, ha sido tan tensa que muchos procesos en los que deberían trabajar ambas entidades están paralizados.
Natalia Gutiérrez, como presidenta de la ANM, ha chocado con el Ministerio en la interpretación de varias normas saldrá de la entidad técnica del sector minero en las semanas que vienen.

Aunque a La Silla Vacía la presidenta de la ANM le negó que hubiera una pelea con el Ministro y dijo que se irá “por razones personales”, hace dos semanas se reunió con su equipo en la Agencia para decirles -sin dar mayores detalles- que había “diferencias con el Ministerio” y que dejaría el cargo.

Gutiérrez ha tenido una tensa relación con el ministro González desde que ambos llegaron a sus cargos hace casi un año, recién comenzado el segundo gobierno Santos.

Esa relación llegó a su pico más bajo a mediados de julio, cuando Julio Sánchez Cristo entrevistó al ministro en La W y le recriminó por obligar a Gutiérrez a “insistir en entregar títulos mineros con un decreto en problemas”.

Los trinos del conductor de radio un día después, contando que “en las diferencias sobre las licencias mineras entre ANM y MinMinas ganó la ANM” y que la “Agencia de la defensa para el estado y secretaria jurídica de la presidencia le dieron la razon a la dra Natalia”, cayeron muy mal en el Ministerio dado que sentían que Gutiérrez estaba dando la discusión a través de él.

Eso se sumó a que en el sector ya era vox populi que -según seis personas del sector- “ella no lo reconoce como su jefe” (Aunque a la directora de la ANM la nombra el Presidente, la entidad sí está bajo la órbita del Minminas).

“Hay un problema de carácter porque, mientras el ministro ha mostrado un talante conciliador, ella ha sido intransigente”, dice una persona del sector que ha trabajado con ambos.

Más allá del problema personal, entre el Ministerio y la Agencia hay interpretaciones jurídicas muy distintas sobre varios temas que han impedido que avancen los procesos técnicos del sector, que era precisamente lo que quería Santos al crear la Agencia en 2011 al encargarle la regulación del sector a una entidad técnicamente fuerte que trabajara de la mano del ministro.

La diferencia de criterio más fuerte es sobre si la ANM que dirige Gutiérrez debe continuar concediendo títulos mineros.

Ella viene argumentando que para seguir titulando hace falta que el Ministerio cree vía decreto un proceso de consulta a los municipios.

Considera que es necesario después del fallo de la Corte Constitucional en 2014 que le jaló las orejas al Gobierno por no tener en cuenta a los municipios a la hora de ponerle orden al intenso debate sobre quién tiene la competencia para ordenar la minería en el país y de que el Consejo de Estado suspendiera este año el ‘decreto navideño’ que lo reemplazaba.

El temor de Gutiérrez a empapelarse es tal que anda rodeada de un grupo de tres abogados y muy frecuentemente insiste en las reuniones con el Ministerio que necesita el visto bueno de ellos antes de firmar cualquier cosa.

El Ministerio tiene una visión distinta: argumenta que el proceso de consulta a municipios sólo rige, como señalaba el polémico decreto navideño, para las zonas sensibles en las que éstos quieren pedir una proteccio?n especial o una exclusión de la minería, no a todos como alega Gutiérrez porque eso frenaría por completo la entrega de títulos.

El resultado de esta confrontación sin resolver es que el proceso de titulación está, según seis personas, prácticamente paralizado.

Entre septiembre pasado y finales de julio, la Agencia -bajo la batuta de Gutiérrez- otorgó 111 títulos y rechazó 621 solicitudes. Todavía hay 5441 solicitudes pendientes, y siguen entrando todos los días. Su antecesora María Constanza García aprobó en dos años unas 1400 (la mayoría de ellas como parte del proceso de depurar las solicitudes heredadas del gobierno Uribe, antes de que Santos congelara la ventanilla por dos años).

Esa realidad es tan preocupante que hace algunas semanas la Procuraduría le envió una carta a Gutiérrez, recordándole que su deber legal es atender las solicitudes de títulos.

No es el único proceso que viene estancado en la Agencia Nacional Minera: también lo están las integraciones de títulos, las cesiones de áreas y renuncias de títulos, las prórrogas de contratos y las aprobaciones de planes de trabajo y obras (PTO), según tres ejecutivos mineros, dos funcionarios y un abogado del sector.

“Le decimos el triángulo de las Bermudas porque todo entra pero nada sale”, dice una persona del sector que interactúa permanentemente con la Agencia de Minería, que nació precisamente para gestionar toda la parte técnica, la titulación y la vigilancia de los títulos y que es una de las piezas centrales del plan del gobierno Santos para dotar al sector con una institucionalidad técnica similar a la que existe para los hidrocarburos.

Hace un mes Gutiérrez protagonizó otra dura discusión, esta vez con el director de Planeación Simón Gaviria, por otra diferencia de criterio.

Desde que ella llegó a la Agencia ha sido crítica de un convenio de su entidad que viene ejecutando Fonade, la entidad que estructura y contrata muchos de los proyectos de inversión del Gobierno.

La misión central de ese contrato es la fiscalización minera, la tarea de visitar y supervisar cada uno de los 9.500 títulos mineros en el país para ver si están cumpliendo sus obligaciones que el gobierno Santos diseñó por primera vez.

El tema es que, como cada título debe ser visitado unas cuatro veces (en total para los títulos unas 40 mil visitas), las empresas Bureau Veritas y HGC -que se ganaron la licitación de Fonade- pidieron una prórroga al contrato. Gutiérrez entró a la Agencia cuando ya su predecesora había firmado la prórroga y debía supervisar el trabajo que faltaba, pero se negó a recibirles los reportes de esas visitas y decidió asumir la tarea de fiscalización directamente en la ANM.

Eso generó una dura pelea con Fonade porque, aunque las empresas entregaron su trabajo, no se han liquidado esos contratos.

La pelea subió de tono porque Gutiérrez tampoco estuvo de acuerdo con un otrosí que se le hizo al mismo convenio con Fonade, con el propósito de contratar la empresa que levantará el primer catastro moderno del país.

El Gobierno ya había contratado en 2013 al consorcio canadiense-mexicano Pacific Geotech-Gonet para hacerlo y al grupo de expertos en catastro del Banco Mundial que asesoró a Perú, Chile y Sudáfrica para supervisarlo, pero por decisión de Gutiérrez también se frenó.

La relación era tan mala que Gutiérrez amenazó incluso con demandar a Fonade. Por eso hace un mes Simón Gaviria -quien es el jefe natural de Fonade- convocó a una reunión para limar las asperezas entre las dos entidades.

Pero el encuentro terminó, según le contaron a La Silla dos personas que supieron de él, con un enfrentamiento y con Gaviria pidiéndole a Gutiérrez que se calmara y explicándole que estaban intentando encontrar soluciones.

Del lado de la ANM también hay varias críticas al Ministro de Minas.

Según una persona que ha trabajado con Gutiérrez, “en el Ministerio dejan muy sola a la Agencia y las decisiones son muy difíciles. Necesita el respaldo jurídico del Ministerio, pero las cosas están muy lentas por falta de reglamentación y miedo a tomar decisiones”. Sobre todo porque, como señala esa misma fuente, “al final del día, el que firma con su patrimonio es el de la Agencia”.

En concreto, en la Agencia creen que el Ministerio los presiona para tomar decisiones pero no les ha dado herramientas legales para hacerlo, sobre todo en los temas que estaban en el Código de Minas de 2010 que se cayó y que luego revivieron con el Plan Nacional de Desarrollo aprobado este año.

Dos ejemplos son el requisito de exigirle a los solicitantes de títulos mineros que demuestren su capacidad económica para explotarlos y las contraprestaciones adicionales que puede exigir la ANM al negociar la prórroga de un contrato con una empresa (como los que fueron incluidos al contrato de Cerro Matoso que negoció García).

Ambos aparecen en el Plan escuetamente y están esperando, según la Agencia, que el Gobierno los reglamente para poder aplicarse en detalle.

“A usted no le pueden decir que negocie una integración de títulos y no darle el piso jurídico para hacerlo. El director jurídico se ha opuesto a reglamentar el Plan, diciendo que la ANM lo puede hacer directamente”, dice una persona del sector.

Aunque en el Ministerio sienten que la Agencia exagera en el nivel de detalle que ha solicitado en los decretos, una persona del sector admite que la cartera de González sí se ha demorado en reglamentar esos temas y que solo un decreto -el de integración de áreas tituladas- está en Presidencia esperando la firma de Santos.

Sin embargo, aduce esa demora a que el Ministerio tiene que hacerlo con cuidado y no puede exponerse a que se le caiga otro decreto en las altas cortes, como sucedió con el navideño o con el Código de Minas de 2010, ya que eso genera más incertidumbre en el sector.

A esto se suma que Gutiérrez tampoco tiene una buena relación con la viceministra de Minas María Isabel Ulloa, con quien debe trabajar de la mano (y a quien conoce porque coincidieron con el Ministro Federico Renjifo, cuando la primera era la vice de minas y la segunda la secretaria privada del ministro). Dos personas que la han oído cuentan que Gutiérrez se refiere a ella como "la niña de 12 años" porque es la viceministra más joven del Gobierno.

“El jefe de la presidenta de la ANM es el consejo directivo, presidido por el Ministro, pero en el sentido informal es el viceministro el que tira línea. Y ella [Gutiérrez] no le copiaba [a Ulloa]”, dice un ex alto funcionario del sector.

El choque frena al sector
Los mineros sienten que, con la parálisis de la ANM, ha quedado en el aire la promesa que les hizo Santos en abril de convertir de nuevo a la minería en un sector prioritario para el Gobierno.
Gutiérrez también tenía una relación tensa con la viceministra de Minas María Isabel Ulloa y con el director de Planeación Simón Gaviria.

Esta tensa relación entre la presidenta de la Agencia y el ministro González tiene preocupados a los mineros, que sienten que los mayores perjudicados del choque de trenes son ellos.

“Esa pelea no solo fue evidente en el sector sino que -por lo que no se resolvió- paralizó muchos procesos. El hecho de que el diseñador de las políticas y el regulador no están alineados ha generado gran incertidumbre”, le dijo a La Silla un alto ejecutivo minero que prefirió no ser citado porque trabaja con ambas entidades. “Cuando no hay unidad entre los dos, eso genera mucho ruido”.

Para ellos, esa falta de coordinación entre ambas entidades ha dejado en el aire la promesa que les hizo Santos en abril de convertir de nuevo a la minería-que aporta el 2 por ciento del PIB nacional y el 17 por ciento de las exportaciones- en un sector prioritario para el Gobierno.

“Hay una crisis fiscal, la joya de la corona -el petróleo- pasa por vacas flacas, por fin tenemos un Ministro de Ambiente con un oído cercano y arrancará el primer proyecto minero en 5 años en Santa Rosa de Osos. El entorno político te llevaría a pensar que las condiciones están dadas para revitalizar el sector. Pero la pelea burocrática no ha dejado que suceda”, dice otro ejecutivo minero.

Pero para muchos dentro del sector, la alta rotación de funcionarios claves ha impedido que la nueva institucionalidad funcione con la eficacia que debería.  La lista que ellos enumeran es larga: en cinco años Santos ha nombrado cinco ministros de Minas y otros cinco de Ambiente, cuatro vices de Minas, cuatro presidentes de la ANM (incluido uno encargado por casi tres meses) y tres directores de la Anla que otorga las licencias ambientales.

“No alcanzan a calentar la silla cuando ya los cambian”, dice un abogado minero.

“Cuando tú inviertes a tan largo plazo como en el sector minero, necesitas una suerte de predicción del futuro. Con tantas combinaciones posibles de ministros y altos funcionarios, no puedes hacerlo y no tomas el riesgo. Eso es una de las razones fundamentales para que el sector no camine”, dice un alto ejecutivo minero.

Con la salida de Gutiérrez comenzará una nueva 'combinación'.

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