Con una reforma política sin corazón, Duque salva una derrota

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Foto: César Carrión - id.presidencia.gov.co/multimedia/fotos

Sin lista cerrada obligatoria ni paridad, pero con 'tecnomermelada', la reforma sigue viva y lleva encima el mensaje de que el Presidente, al parecer, cambiará su relación con el Congreso.

Anoche, la plenaria del Senado se reunió inusualmente un domingo a las 7 pm, con el objetivo de salvar la reforma política. Lo hizo con los votos justos y cuando ésta ya no tiene su corazón, que era eliminar el voto preferente. Por eso, aunque la Ministra de Interior celebró la decisión como si fuera una victoria, máximo fue un empate.

Eso ratifica el mal arranque de Iván Duque en el Congreso, a falta de una semana en la que lo convocó a sesiones extras de lunes a viernes para sacar adelante tres proyectos que le resultan fundamentales: la reforma tributaria, la ley de TIC y el fortalecimiento de la Superintendencia de Salud.

(Si es que se logra que la Cámara de Representantes consiga plata para pagar los tiquetes a los congresistas para que viajen a Bogotá a las extras).

Incluso si en estos tres días salen adelante los tres proyectos, el Gobierno se quedó sin la reforma tributaria que soñó con un subsidio a los más pobres para pagar el IVA y más productos de la canasta familiar grabados en ese impuesto, sin una reforma a la justicia pues se hundió, y sin haber cumplido la promesa de sacar adelante los proyectos anticorrupción.

Sin embargo, la reforma parecía cerca de hundirse el viernes pasado, y por eso la alegría en el Gobierno tiene una razón de ser.

Una reforma que quedó sin su corazón

La principal apuesta de Duque en la reforma política era la lista cerrada obligatoria, un tema en el que ha insistido, encaja en su política anti clientelista e incluso lo llevó a tener diferencias con su jefe político, el senador Álvaro Uribe, cuando éste abrió las listas para las elecciones de este año.  

Además, esa lista cerrada obligatoria es necesaria para que la paridad de género, otro punto del corazón del Presidente, pueda operar.

En el Senado la lista cerrada obligatoria pasó sin problema, mientras se discutió el futuro del Consejo Nacional Electoral, y también pasó sin problemas en la Comisión Primera de Cámara.

Pero el jueves pasado todo estaba listo, como contó La Silla, para que la Cámara de Representantes tumbara el corazón de la reforma, como finalmente ocurrió.

La plenaria tardó más de 12 horas debatiendo la reforma, de las que 5 horas se fueron a la lista cerrada, mientras el Gobierno y sus aliados uribistas intentaban salvarla.

Por un lado, los partidos tradicionales y la mayoría de lo de la oposición, justificaron que ese sistema no funciona por motivos pragmáticos (ayuda a los partidos que tienen un caudillo que jalona una sola lista -como Uribe- y a los que tienen un logo y una ideología fuertes y claras -como no tiene, por ejemplo, La U-) y democráticos, pues la reforma no ha definido cuál es el sistema de democracia interna que se debe usar para armar las listas, por lo que a su juicio corren el riesgo de darle un poder enorme el jefe nacional o local de un partido.

El final, con la votación a las casi 11 de la noche del jueves, se aprobó la reforma en Cámara, pero quedó por fuera la lista cerrada. Ahora había que acordar las diferencias entre lo que aprobaron Senado y Cámara, en la llamada conciliación. Lo que seguía parecía un trámite, porque la reforma trea el gran atractivo para los congresistas de la 'tecnomermelada', pues les da el derecho a definir el 10 por ciento del presupuesto de inversión de todo el país sin negociar con el Gobierno.

Para poderla sacar rápido, se hizo entre un congresista de cada lado, el senador del uribismo Santiago Valencia y el representante de Cambio Radical Héctor Vergara.

Acabó primando “el punto de honor de la Cámara”, como lo llamó el conciliador de la Cámara el representante de Cambio Radical Héctor Vergara, que era la exclusión del artículo 8 de la reforma, la lista cerrada.

Eso a cambio de que se hundiera el senado regional que había aprobado la Cámara, pues permitiría a los representantes poder saltar al Senado sin tener que salir a buscar votos por todo el país, y que podría cambiar el equilibrio local en algunas regiones.

Sin embargo, el Senado no se quedó a votarla justo después de medianoche, como es usual y como sí hizo la Cámara, sino que su presidente, el uribista Ernesto Macías, convocó para las 8 de la mañana del viernes asumiendo que los congresistas llegarían a votarla y se irían.

Pero no fue así, pues en el momento de votar la conciliación, cuando se abrió el registro, congresistas de Cambio Radical y de la oposición se pararon para romper el quórum.

Por un lado la oposición reclamaba que la reforma afectaba a la oposición, como trinó el senador Jorge Robledo del Polo:

Y Cambio Radical reclamó que se había pedido que se cambiara el orden del día para que votara su proyecto que crea una segunda vuelta en las elecciones para alcalde en Bogotá.

Así que los senadores se fueron el viernes.

La situación era tan crítica que cinco congresistas de diversos partidos con los que hablamos dieron por muerta la reforma, pues no pintaba fácil lograr el quórum un domingo por la noche - aunque la 'tecnomermelada' estaba en juego.

Si no pasaba anoche se hundía, pues era la última fecha de las sesiones ordinarias y una reforma constitucional como la política no se puede debatir en extras.

Empate en último minuto

“Nos pusieron a trabajar duro para lograr que hubiera quórum, nos hicieron llamar a todos nuestros amigos en el Senado para lograr tener mayorías” le explicó a La Silla un representante a la Cámara del Centro Democrático que trabajó todo el fin de semana llamando gente para salvar la reforma.

Una tarea en la que el senador Álvaro Uribe estuvo muy pendiente toda la semana. Según le contó a La Silla un congresista de ese partido, incluso mandó un asesor a la Cámara para que verificara que estaban todos los congresistas votando.

Algo similar hizo con un trino el viernes:

Esa tarea se vio reflejada en que anoche llegaron 77 senadores, muy por encima del quórum de 54.

El primero en tomar la palabra fue el vocero del Partido Liberal, Mauricio Gómez Amín, quien pidió que se alterara el orden del día y que después de que se votara la conciliación, para que se aprobara el proyecto que busca crear el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que a groso modo convertiría a Colciencias en un ministerio y es una bandera liberal.

Gómez  aseguró que era un acuerdo previo pero Armando Zabaraín, de Cambio Radical, pidió como vocero de su partido, al igual que el viernes, que se debatiera primero el proyecto de la segunda vuelta para las elecciones de alcaldes de Bogotá, un proyecto que lidera Probogotá, en cabeza del excandidato vicepresidencial y fórmula de Germán Vargas Lleras, Juan Carlos Pinzón.

Además, es un proyecto que ha liderado el Representante a la Cámara por Bogotá de Cambio, José Daniel López junto al liberal Juan Carlos Losada.

Álvaro Uribe tomó la palabra y le dio la razón a Gómez, pues explicó que sí había acuerdo previo y dijo que todos querían votar el proyecto de la creación de ese Ministerio.

En ese momento, Macías abrió el registro para votar la conciliación. Los congresistas de oposición se pararon y el senador verde Iván Marulanda pidió la palabra para decir que se retiraban.

Así mismo hizo la bancada de Cambio Radical, que se salió al salón social tratando de romper el quórum.

No lo lograron. Duque logró sumar los 14 votos de los liberales; a pesar de que en la Cámara votaron en contra de la lista cerrada.  

También apoyaron la reforma los congresistas de La U y conservadores que fueron, los uribistas, los cristianos y Jonathan “Manguito” Tamayo, que fue decisivo para llegar a los 59 votos que necesitaban.

Todos los ministros en la cancha

Más allá de que gracias a los votos de los liberales y de 'Manguito' se salvó la reforma, anoche estuvieron los ministros más importantes, algo que usualmente ocurre cuando los gobiernos se la juegan toda por salvar un proyecto, pues de resto solo suelen asistir a los debates a los que los invitan y a veces a defender los proyectos de temas que maneja su ministerio.

Ayer estaba la plana mayor de Duque: Guillermo Botero de Defensa, Gloría María Borerro de Justicia, Nancy Patricia Gutiérrez de Interior (con todo su equipo de asesores incluido el viceministro Juan Manuel Daza), Ricardo Lozano de Medio Ambiente, Carmen Vásquez de Cultura, Ángela María Orozco de Transporte, José Manuel Restrepo de Comercio y Juan Pablo Uribe de Salud.

También estaban tres altos consejeros: Miguel Ceballos, para la paz, Jaime Amín, para la política y Karen Abudinen, para las regiones.

Abudinen, de hecho, se ha hecho muy visible en el Congreso desde la semana pasada. Se movió más que los funcionarios de Interior en el debate en el que la plenaria de la Cámara aprobó la reforma, en un lobby que no recibió las mismas críticas del de la directoa del DPS, Susana Correa.

Esa ofensiva, más el trabajo de Correa y el de Abudinen dejan el mensaje de que posiblemente Duque cambie su relación con el Congreso, de una en la que cada uno anda por su lado a otra en la que puede hacer acuerdos como el que sacó adelante el Ministerio de Ciencia, o con funcionarios que hagan lobby en las plenarias.

Roy Barreras, de La U y ponente de la reforma le aseguró a La Silla que incluirá la lista cerrada en una ponencia igual de ambiciosa a la que presentó en primer debate en marzo, cuando la reforma vuelva al Congreso a enfrentar otros cuatro debates.

Allí se verá si el Gobierno definitivamente cambia de estrategia para sacar adelante su agenda legislativa.

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