La conversación nacional sigue con más dudas que logros

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En tres semanas ya sacaron uno de sus seis temas para meter otro, que no ha empezado. Y esa es solo una de las dudas.

Si el paro parece haber entrado a vacaciones, la respuesta política desde el Gobierno, la conversación nacional, parece nunca haber salido de ellas: ha hecho varias reuniones en Bogotá y una en Cali, pero no ha aterrizado cómo será tan amplia como el paro, y su futuro sigue lleno de dudas por esa falta de claridad.

Eso porque no hay un cronograma detallado y público del proceso; la participación en las reuniones depende de las invitaciones del Gobierno y no de un procedimiento claro que las amplíe, como el que prometió el encargado, Diego Molano, director del Departamento Administrativo de la Presidencia, y las mesas avanzan a ritmos dispares, que dependen de sus moderadores y no de un plan establecido.

Al ritmo de los moderadores

En estas tres semanas de discusiones la conversación se ha movido a ritmos variados.

Aunque Presidencia y Vicepresidencia han citado a los moderadores de cada mesa, que el Gobierno eligió a dedo, para hablar de qué es la conversación nacional y sus tiempos, no les tiran línea frente a la metodología sino que les han dado independencia para que guíen las conversaciones como lo consideren, según nos dijeron por aparte cinco moderadores con los que hablamos.

La idea de Molano era que en las dos primeras semanas los invitados hablaran de las necesidades del sector en cada mesa, y que en la tercera ya se debían agrupar todas esas ideas en tres o cuatro temas concretos, para empezar a discutir a profundidad en la cuarta semana.

Esto no ha pasado en la mayoría de las mesas, excepto en educación que ya definió tres grandes líneas:

  • Mejorar la formación de maestros, con un nuevo sistema que los fortalezca como humanistas que vayan más allá de cumplir con una parrilla de temas que dictan; 

  • Reformar el modelo para incluir más tecnología, enseñar a investigar desde la primaria, y liberar qué se enseña y en qué horarios por regiones, entre otros. 

  • Construcción de política pública para discutir temas como la gratuidad, la articulación entre el trabajo y la educación, y debatir si la educación es un derecho individual o colectivo. 

Según Moisés Wasserman, uno de los moderadores de esa mesa y exrector de la Universidad Nacional, llegaron a las tres a partir de lo que se discutió en la primera reunión, del plan decenal de educación y de las recomendaciones de la Misión de Sabios. 

La que sigue en logros es la de ambiente, que va en una baraja de un poco más de 10 temas que van desde el fracking y la deforestación hasta la declaración de la emergencia temática.

 

Eso porque los moderadores -Gonzalo Andrade, director del Instituto de Ciencias Naturales de la Nacional, y Brigitte Baptiste, rectora de la EAN -, decantaron casi 60 temas que salieron de la primera reunión y dirigieron la segunda ronda de la conversación para organizar las peticiones dependiendo de si el Gobierno las podía realizar en un corto, mediano o largo plazo, según nos explicó Andrade.

Precisamente vieron que el firma del Acuerdo de Escazú lo podría cumplir rápidamente, como pasó cinco días después de la segunda reunión de la mesa ambiental.  

En contraste, la mesa de paz con legalidad solo se ha reunido una vez. 

Los moderadores María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, y Jorge Restrepo, director del Cerac, prefirieron mover la segunda ronda de la semana pasada a ésta para tener más tiempo de organizar las ideas que llevaron los más de 100 participantes. 

La de crecimiento con equidad tampoco tiene temas concretos; y la de corrupción pasó de tener siete ideas en borrador a cinco temas. Inicialmente la Secretaría de Transparencia, que depende de la Vicepresidencia, puso esa propuesta sobre la mesa y luego la acotaron con la ayuda de los moderadores, María Clara Escobar y Hernando Herrera. 

Todo eso muestra que el ritmo en el que avanzan las mesas depende no solo de qué tan aterrizadas son las ideas de los invitados sino, sobre todo, de cómo lideren los moderadores. Como algunos han cambiado y no tienen un marco metodológico definido, eso deja la duda de cuánto falta para pasar a la siguiente etapa

Las tuercas que todavía no se ajustan

Después de casi un mes, el Gobierno no tiene una planeación conocida de dónde ni cuándo habrá más mesas, más allá de decir que será en enero. Tampoco es del todo claro cómo funcionará la “conversación regional”, la etapa que sigue a que las seis mesas definan sus prioridades en Bogotá, que sigue con estas dudas

  • Los moderadores: Molano explicó a La Silla que todavía están definiendo quiénes podrían tener ese papel protagónico, que ha definido los logros.

  • La división por temas: el encargado aseguró que luego del piloto en Cali descubrieron que era mejor discutir los temas la vez que divididos por seis, pues al final la gente hablaba de todo y no solo de crecimiento con equidad, para lo que estaban citados. Eso cambiaría toda la lógica, aunque podría ayudar a acelerar los debates o a llevarlos a más lugares.

  • Los invitados: Aunque el Gobierno anunció una convocatoria amplia y han llegado  cerca de 100 personas por tema, la mayoría van porque los llama el Gobierno. Solo en la última semana algunos moderadores, como los de medio ambiente y los de paz, sugirieron otros nombres y ampliaron el espectro.

  • Los temas: en la plataforma digital apareció un nuevo eje, la juventud, porque en varias mesas los participantes hablaron de eso. En cambio, el fortalecimiento institucional que “quedó cancelado porque no apareció muy fuerte en las conversaciones”, según Molano. Eso deja la duda de si vienen más cambios temáticos y cómo avanzar en el de la juventud, pues su mesa no ha comenzado. 

En contraste a todas esas inquietudes, la conversación tiene dos cosas para mostrar, además de los cambios que incluyó en la reforma tributaria

El primero es el anuncio de firmar el Acuerdo de Escazú, el primer acuerdo vinculante en el mundo en tener medidas de protección para los defensores del medio ambiente. 

Aunque los ambientalistas que están en la conversación lo recibieron con buena cara, la concesión del Gobierno no parece tan grande: según dijo la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, no lo habían firmado porque la Cancillería consideraba que los estándares de protección a los líderes ambientales ya eran suficientemente altos. 

Lo segundo es la plataforma digital que lanzó Duque el viernes pasado, y que creó la Dirección de Gobierno Digital del MinTIC. Sirve para que cualquier persona pueda presentar una propuesta en una de las seis mesas temáticas que creó el Gobierno, sobre economía -a la que el Gobierno llama crecimiento con equidad-, corrupción, paz, medio ambiente, educación y juventud. 

Sin embargo, no permite a la gente inscribirse para ir a a las reuniones, ni muestra los temas concretos que se han acordado en las discusiones, a pesar de que Molano le dijo dos veces a La Silla que ambas cosas ocurrirían. Por eso, por lo menos por ahora se parece a la poco exitosa urna de cristal del Gobierno Santos.

Encima, no es claro cómo se incorporarán esas propuestas en las reuniones. Cuando presentó la página web, el presidente Iván Duque explicó que la idea es sistematizarlas para luego llevarlas a las mesas temáticas, pero no dijo quién estará a cargo de eso ni hasta cuándo recibirán propuestas por la plataforma. 

Todo esto muestra que la conversación avanza a golpes, con muchas preguntas abiertas, y explica por qué no ha ganado fuerza ni relevancia en el debate. Por ejemplo, al ver las búsquedas de Google en los últimos tres meses tiene mucha menos relevancia que otros temas que están en la agenda.

Eso refleja el que ha sido un reto enorme para Duque en la mayoría de su gobierno: la dificultad para definir de qué habla Colombia, cuál es la agenda, pues aparte de hechos como el cerco diplomático a Venezuela o las objeciones a la ley estatutaria de la JEP, los debates han girado alrededor de asuntos diferentes a los que él ha propuesto. Y ahora están haciendo caso omiso de la conversación que él mismo plantea

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