Luego de cuatro meses de interinidad, la Casa de Nariño tendrá un nuevo Secretario General: Víctor Muñoz, quien ya es consejero presidencial.
El corazón de Presidencia quedará en manos del ‘geek’ de Duque
Desde abril estaba abierta la pregunta de quién iba a ocupar el tercer puesto de mayor jerarquía en la Casa de Nariño, después de la Presidencia y la Vicepresidencia. Y ahora parece que la noticia ya está cantada.
Pudimos confirmar que Víctor Muñoz, el actual Consejero Presidencial para la Innovación y la Transformación Digital y el geek de la Casa de Nariño, será el nuevo Secretario General de la Presidencia.
Muñoz tiene una trayectoria más técnica y gerencial que política, lo que hizo que, al principio, dos de las cinco fuentes que nos confirmaron el hecho dudaran de su llegada. Y al momento de publicar esta nota, Muñoz no había respondido a nuestra pregunta.
Sin embargo, tras verificar, dos altos funcionarios de Ministerios diferentes, un uribista pura sangre, y un funcionario y un congresista que tienen entrada constante a la Casa de Nariño nos confirmaron que será así.
Incluso, dos de los funcionarios afirmaron que ya comenzó el empalme con María Paula Correa, la secretaria privada de Duque que ejercía como secretaria general encargada desde que Jorge Mario Eastman renunció en abril.
Además, cuatro de las fuentes coinciden en que Correa se quedará con las funciones más políticas de la Secretaría General, lo que muestra que Duque prefirió mantener los miembros de sus círculos más cercanos y adecuar las instituciones a ellos, que traer a alguien de afuera.
El ascenso del consejero
La dificultad de nombrar a un nuevo Secretario General comenzaba por encontrar una persona que fuera de total confianza de Duque y que, además, fuera cercana al uribismo para que estuviera en total sintonía con los programas de Gobierno, como habíamos contado.
Así se notó cuando Duque encargó a Correa de ese puesto tras la renuncia de Jorge Mario Eastman, sin que ella abandonara su rol como Secretaria Privada y cuando justamente cumple con el doble requisito, de ser amiga de Duque y pupila del uribismo.
Sin embargo, la carga laboral de ser la directora de orquesta de Presidencia; el puente entre Duque, los congresistas y los ministros; y manejar la agenda del primer mandatario, era insostenible.
El problema para Duque estaba en que no estaba dispuesto a dejar ir a Correa de la Secretaría Privada, como lo dice un congresista del Centro Democrático; pero tampoco le convenía sacarla de la Secretaría General porque había logrado acercar el Gobierno a la bancada uribista y a los otros partidos.
La fórmula para encontrar a alguien que le ayude a Correa, sin que ella se aleje del mandatario será dividir las tareas de la Secretaría General.
Aunque ninguna de las personas que consultamos entiende exactamente cómo será la división, cinco fuentes cercanas a Duque afirmaron que Muñoz se encargará de lo técnico de la Secretaría General y Correa de lo político, sumado a sus tareas en la Secretaría Privada.
Es decir, la llegada de Víctor Muñoz implica además una reforma a la estructura de la Presidencia para lograr la división de las funciones de la Secretaría General, cuando el Gobierno Duque ya había reestructurado la Presidencia hace apenas seis meses.
Así lo confirmó parcialmente un alto funcionario de la Casa de Nariño. “Junto con la oficialización de las personas en los cargos, habrá ajustes estructurales”, afirmó.
“María Paula Correa quería que la Secretaría General fuera más parecida a la figura de chief of staff de Estados Unidos. Es decir, un puesto más político”, dice una fuente cercana al uribismo.
Esto no supone ningún inconveniente legal, pues se resuelve con un decreto que emite el Presidente, pero va en contravía de uno de los grandes resultados del ahora embajador ante el Vaticano, Jorge Mario Eastman.
También muestra la apuesta de Duque por mantener su equipo, cuando Muñoz cree en ideas tecnológicas y de gerencia similares a las del Presidente, como la preocupación por las redes sociales y tener datos duros sobre lo que ocurre en internet.
Muñoz es ingeniero industrial de la Universidad Javeriana y con maestría en Administración de Los Andes. La mayor parte de su historia laboral se la ha pasado gerenciando y ejecutando proyectos, principalmente de tecnología.
Durante más de 10 años fue el vicepresidente comercial y de mercadeo de Carvajal. Además, fue el CEO de Latam Comdata Group y el director para Latinoamérica de Digitex Internacional.
Fue el estratega que le ayudaba a analizar encuestas y datos en la campaña de Duque, después de haber sido uno de los fundadores de la encuestadora Guarumo; la única que, a finales de 2018, decía que la imagen de Duque era más positiva que negativa.
Una vez en la Presidencia y como consejero de transformación digital, Muñoz siguió dedicado a las cifras que le ayudan a Duque a tomar decisiones, desde mirar el impacto empresarial hasta hacer mapas de calor para ver qué dice la gente en redes sociales, como lo explicamos.
Además de la confianza que le tiene Duque, Muñoz es cercano a Correa, a quien conoció hace más de 20 años en el movimiento de juventudes que apoyó la campaña presidencial de Andrés Pastrana, en el que ambos fueron voluntarios.
Coincidieron de nuevo en la campaña presidencial de Álvaro Uribe cuando Correa era la coordinadora de JuventUribe y Muñoz ejercía como director nacional del voluntariado del mismo movimiento.
Por eso, con su llegada no hay un cambio grande en el poder en Palacio, donde Correa probablemente seguirá siendo muy fuerte.
La estrategia de Duque de acercar a su gente de confianza también se ve reflejada en el cambio que hubo esta semana en la dirección del Departamento de Planeación Nacional.
El presidente decidió reemplazar a Gloria Alonso por Luis Alberto Rodríguez, hasta ahora viceministerio de Hacienda, para tener dentro a una persona que estuviera en su misma línea y en la del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, como lo contamos.
Y aunque el nombramiento de Muñoz todavía no se ha hecho público, como el del DNP, ambos muestran que Duque sigue encerrado en su Palacio.