Del primer año de Marín en Manizales quedan más peleas que renovación

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Aunque ganó avalado por el Partido Verde y nombró un gabinete alternativo, Carlos Mario Marín termina 2020 con un récord de renuncias en su equipo y rodeado sobre todo de herederos del Partido de La U.

Carlos Mario Marín, el candidato verde que derrotó la continuidad liberal en Manizales con una mezcla de voto de opinión y la maquinaria del senador de La U Mauricio Lizcano, llegó a su posesión hace un año en medio de una caravana de bicicletas.

Allí, rodeado de un gabinete técnico, el alcalde más joven de una capital del país (28 años) cerró su discurso con una promesa de renovación: “Este equipo de mujeres, de jóvenes, de expertos, ha encontrado la cura para enfrentar la corrupción”.

Doce meses después, sin embargo, no queda casi nadie del gabinete alternativo que lo acompañó ese día. Marín ha tenido 14 cambios en su equipo, ocho de ellos por renuncias, y varias críticas de sus exfuncionarios que lo acusan de malos tratos.

A la crisis interna se le suma un declive en su popularidad -pasó de tener una aprobación del 91 por ciento en abril, según Cifras y Conceptos, a una favorabilidad del 52 por ciento en la última medición, de octubre- y la ruptura de las mayorías en el Concejo, el cual negó la semana pasada el presupuesto para 2021 y lo obligó a lanzarlo por decreto.

El Alcalde más votado de la historia de Manizales, al que respaldaron más de 75 mil personas, termina su primer año sin un equipo sólido, rodeado sobre todo de figuras que conoció cuando inició en las juventudes del Partido de La U hace 12 años, y sin resultados concretos frente a promesas como la tercera línea del cable aéreo.

Fractura en el gabinete

Marín empezó con un equipo alejado de las cuotas políticas y con personas técnicas como la secretaria de Desarrollo Social, Paula Valencia, quien venía de dirigir la fundación Nutrir; y la abogada y activista Lgbti Matilda González, una mujer trans cuyo nombramiento como Secretaria de la Mujer generó críticas de sectores conservadores que recogieron más de ocho mil firmas en una plataforma virtual para revocar a la secretaria.

Sin embargo, como contamos en esta historia, con los meses estas figuras renovadoras renunciaron o fueron despedidas por Marín.

En julio, Marín le pidió la renuncia protocolaria a todo su gabinete y sacó a seis funcionarios. Entre estos estuvo la Secretaria de Desarrollo Social, la cual le contó a La Silla que la explicación que le dio el Alcalde fue que “necesitaba a una persona más política” para el cargo.

En medio de ese revolcón, también renunció la secretaria de Gobierno, Patricia del Pilar Ruiz, quien desde marzo venía teniendo choques con el Alcalde. “Su estilo implica gritar, atropellar, insultar. Él sabotea los procesos, no tiene ni el conocimiento ni la seguridad ni el bagaje para ese cargo y no deja que la gente lo asesore”, nos dijo Ruiz.

La renuncia más sonora fue la de Matilda González, en noviembre. La abogada dijo que no compartía la forma en la que el Alcalde dirigía a su equipo: “Él tiene que aprender a relacionarse con el mundo de forma no violenta”, dijo.

Ante las críticas, Marín respondió con un video en Facebook en el que dijo que varios funcionarios “han salido por el no cumplimiento de objetivos y otros porque no hemos logrado cohesionar el liderazgo”.

Según las tres exfuncionarias con las que hablamos, el Alcalde sería el responsable de la lentitud para ejecutar el presupuesto. Hasta el 4 de diciembre, el Seguimiento presupuestal al Plan de Desarrollo reporta que se ha ejecutado el 75 por ciento de los compromisos que se fijó la administración para este año. Esto debido a que impuso un sistema de ‘sellos verdes’, con los que él aprobaba que los proyectos de cada secretaría estuvieran alineados con los objetivos de Desarrollo Sostenible.

“Paró todas las ejecuciones hasta que él no pusiera el sello verde. Pero nada le sirve. Lo que a él no le gusta es que lo opaquen”, nos dijo Ruiz.

González, por su parte, compartió una línea de tiempo de su rendición de cuentas en la que se ve que, hasta septiembre, la Administración central no permitió el gasto del presupuesto por el sistema de sellos verdes. “Luego nos tocó correr estructurando contratos en septiembre y octubre”, dijo González.

Este mes, en una entrevista con La Patria Radio, el Alcalde reconoció que tuvo problemas en la ejecución. “En algo tienen razón y es que no he tenido experiencia en materia de ejecución y obra pública. Pero eso terminó siendo bueno, planeé muy bien para destinar los recursos a dineros estratégicos”.

Ese optimismo, sin embargo, contrasta con el balance que los resultados muestran sobre sus proyectos bandera y su gobernabilidad en el Concejo.

Otro cheque en blanco

Marín llegó a la Alcaldía impulsado por sus golpes mediáticos como concejal entre 2016 y 2019. Uno de los más recordados fue cuando en llegó al recinto del Concejo con un cheque en blanco gigante y lo pegó en la pared, como crítica a las facultades especiales que le habían aprobado al entonces alcalde Octavio Cardona.

Este mes, Marín pidió unas facultades similares en el presupuesto de 2021 para conseguir prestados con particulares 35 mil millones de pesos y, aunque su coalición en el Concejo le pidió retirar ese artículo, el Alcalde se negó.

El 11 de diciembre, horas antes de la votación del presupuesto para 2021, los 12 concejales (de 18) que apoyan a Marín le presentaron una carta con tres condiciones para votar a favor: 

 

1. Destinar 15 mil millones de pesos para la reactivación económica.

2.  Aumentar el presupuesto para los órganos de control.

3. Eliminar el artículo 4, que le daba las facultades especiales al Alcalde para conseguir prestados con particulares 20 mil millones de pesos para la tercera línea del cable aéreo y 15 mil para hacer un catastro multipropósito.

 

El Alcalde no aceptó la última petición y, esa misma tarde, el proyecto de presupuesto se hundió, luego de dos empates con nueve votos a favor y nueve en contra, siendo el primer presupuesto rechazado en la ciudad desde 2011.

“El artículo 4 del proyecto de acuerdo del presupuesto es un cheque en blanco”, dijo uno de los concejales opositores que votó en contra, el liberal Augusto Díaz.

Lo mismo consideraron tres de los concejales que han apoyado al Alcalde y votaron en contra. Uno de ellos, Julián Andrés Osorio, del Centro Democrático, comparó las facultades que pidió el Alcalde con las que criticó en el Gobierno anterior: “Uno tiene que ser coherente con sus actos. Cuando era concejal, Marín criticó un cheque en blanco para autorizar 13.500 millones de pesos, ahora él está pidiendo casi el triple de eso”, le dijo a La Silla.

Marín aprobó su presupuesto por decreto, lo que lo pone en una situación complicada para el próximo año, pues cada ajuste que haga tendrá que llevarlo al Concejo. Una incertidumbre que le juega en contra debido a que varios de sus proyectos bandera, como la tercera línea del cable aéreo, aún no los ha concretado.

En el Monitoreo al cumplimiento de las metas del Plan de Desarrollo, el Cable Aéreo, que funciona como una dependencia equiparable a una secretaría más, es uno de los pocos despachos que tiene una calificación de “Sobresaliente”, con un 100 por ciento de sus metas para 2020 cumplidas.

Al mirar en detalle cuáles fueron estos objetivos cumplidos, aparece solo uno: “Gestionar financieramente una línea de Cable Aéreo para la ciudad”, que la Alcaldía da por cumplido.

Los hechos, hasta ahora, dicen lo contrario. Aunque en marzo el viceministro de Transporte, Juan Camilo Ostos, dijo que el Gobierno Nacional tenía “toda la intención y la voluntad” de poner el 70 por ciento de los 500 mil millones de pesos que costaría esta línea de cable, estos recursos no se han concretado.

En octubre, ante la pregunta de si ya estaba fija la ayuda del Gobierno Nacional, la ministra de Transporte le dijo a La Patria: “No es que el Gobierno no haya querido. Manizales no ha presentado la solicitud”, y aclaró que para hacerlo debe cumplir con los requisitos, como presentar un estudio de factibilidad, que la Alcaldía de Marín no ha hecho.

No tan verde en el espejo

En Twitter, el arroba de Marín es “@AlcaldeVerde” y en varias ocasiones ha asociado a su Administración con este partido. Sin embargo, al menos en lo interno, el Alcalde está separado de este movimiento.

Dos de los tres concejales del Partido Verde en Manizales, Adriana Arango y Julián García, no están en la coalición de Gobierno, a pesar de que apoyaron a Marín en campaña y al inicio de su mandato.

Como contamos, ambos concejales critican que el Alcalde no los haya tenido en cuenta; dicen que lo habrán visto unas dos veces desde enero. Esta ruptura no trasciende hasta la dirección nacional, donde citaron a Marín para que diera explicaciones por los problemas de su gabinete, pero aún respaldan al alcalde.

En lo interno, el Gobierno de Marín está más cruzado por sus vínculos personales que por su partido, en especial por la figura de Arturo Espejo Rivas, empresario de la construcción en Pereira y padrino político del Alcalde; y su hijo, Arturo Espejo Arbeláez, excompañero de la Universidad de Marín, gerente de su campaña y a quien luego nombró como director del Instituto de Valoración de Manizales (Invama). 

Según el diario La Patria, Espejo Rivas tendría mucha influencia en la Administración, al punto de que daría instrucciones a secretarios y gerentes sin tener un cargo. Esta versión fue ratificada a La Silla por dos analistas independientes y tres concejales de distintos partidos.

La exsecretaria Patricia del Pilar Ruiz, a su vez, nos dijo que cuando estuvo en el cargo conversó con Espejo Rivas en varias ocasiones sobre su trabajo.

Marín se acercó a los Espejo desde 2008, cuando conoció a Espejo Arbeláez en las juventudes del Partido de La U (bajo el liderazgo del entonces representante Mauricio Lizcano, que el año pasado respaldó la campaña de Marín). 

De las juventudes lizcanistas también proviene David Islén Ramírez, amigo de Marín y a quien movió como reemplazo de la Secretaría de Desarrollo Social donde necesitaba una persona “más política”. Otro de esa camada es John Alexánder Alazate, secretario de Servicios Administrativos quien también hizo parte del Partido de La U en esa época.

Poco queda de la imagen de Marín en diciembre pasado rodeado de figuras alternativas. Luego de un año como Alcalde, de las rupturas con su gabinete, con su partido y con el Concejo, los que rodean al mandatario de Manizales son sobre todo los herederos de la política tradicional que conoció cuando comenzó su carrera hace una década, y contra quienes hizo campaña para salir elegido.

 

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