Carlos Mario Marín, el quijote millenial

Silla Paisa

El nuevo Alcalde de Manizales llegó al poder como un estratega de las redes sociales, activista de la bicicleta y concejal polémico.

La feria de Manizales 2020, que justo arranca en dos semanas, no la organizó ni presentó el alcalde actual José Octavio Cardona, como siempre pasa. 

Lo hizo quien arranca a gobernar en pocos días, el exconcejal verde Carlos Mario Marín, el más joven alcalde de una ciudad capital del país y quien representa una forma de hacer política que está haciendo carrera entre los de su generación, y en buena medida los rasgos de esta.

En un mes y medio, su equipo de empalme modificó lo que había programado durante todo el año el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales, que tiene ruidos por contratación irregular y que dejó pérdidas en 2018, y lo está volviendo a organizar con su sello.

“El primer mensaje es transgredir todos los protocolos”, dijo Marín durante el discurso que hizo en el evento de lanzamiento, el jueves pasado, porque el concierto de apertura ya no lo dará el salsero puertorriqueño Víctor Manuelle, sino cuatro artistas manizaleños.

La publicidad de la feria también cambió y ahora tiene el verde fluorescente que el Alcalde electo usó en la publicidad de campaña, y entre las ilustraciones que lleva, como el oso de anteojos “Chucho” y el cable aéreo, está la silueta de él montando en bicicleta.

Con el lanzamiento de la feria, Carlos Mario Marín lanzó también su alcaldía, la de un millenial alternativo de 28 años, que ganó en una ciudad donde por décadas han gobernado casas políticas liberales, conservadoras y de La U, y que le arrebató el poder al gamonal del departamento, el senador Mario Castaño, y al Centro Democrático.

El alcalde entrante, como contamos, recibió el respaldo bajo cuerda del exsenador Mauricio Lizcano y de su grupo político, e incluso ganó en llave con su candidato, Luis Carlos Velásquez.

Pero su triunfo es quijotesco porque la maquinaria que lo apoyó no fue la que lo hizo ganar, sino las causas de las que se ha apersonado y las polémicas que han dado de qué hablar en los últimos cuatro años, además de una política mezclada con un activismo contemporáneo, de ciclas y redes. 

Una política que parece haber llegado para quedarse.

Al poder en bicicleta

El alcalde más joven de una capital del país nació en Manizales y se estrenó en política desde bachillerato, como personero del colegio católico franciscano Agustín Gemelli.

Mientras hacía campaña para ocupar ese cargo, en el 2008, conoció a Arturo Espejo, quien hoy es su mano derecha, le gerenció la campaña a la Alcaldía y le coordina el proceso de empalme.

Espejo en ese entonces era líder de las juventudes del nuevo partido de La U, cuando todavía era uribista y lo lideraba el entonces representante a la Cámara Mauricio Lizcano.

“Nosotros empezamos a buscar personeros para llevarlos a nuestros centros de pensamiento, y Carlos Mario estaba ahí”, nos dijo Espejo, comerciante y dueño de una fábrica de helados que se llama Mix It.

Sobre ese primer capítulo de la vida política del Alcalde electo no hay mayores detalles; y hasta el cierre de esta historia no habíamos podido conversar con él.

Por su parte, el exsenador Lizcano le dijo a La Silla que, si bien no recuerda detalles de sus roles en el Partido, “era voluntario no pago y era un buen líder”. 

En cuanto terminó el colegio, empezó a estudiar Ciencias Políticas, Gobierno y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Manizales. 

Allí conoció a Julián García, hoy coordinador del movimiento fajardista Compromiso Ciudadano, quien lo invitó a hacer parte de él. En ese entonces empezaba a armarse la Ola Verde que llegó con la campaña de Antanas Mockus a la Presidencia en 2010.

En ese momento, Marín, ‘el abuelo’, como le dicen desde chiquito -porque siempre se ha llevado muy bien con personas mayores que él-, se empezó a perfilar como un político que se mantiene en los semáforos, los buses y las esquinas saludando y repartiendo volantes, que apoya su capital político en el liderazgo estudiantil y que utiliza los símbolos para enmarcar su discurso.

Luego de esa campaña fue representante de los estudiantes en el Consejo Superior de su universidad, y con ello ingresó a la Federación Nacional de Representantes Estudiantiles, Fenares.

Carlos Amaya, el gobernador saliente de Boyacá y entonces coordinador nacional de jóvenes del Partido Verde, lo conoció como líder estudiantil y lo reclutó como parte de sus equipos regionales, y rápidamente se convirtió en uno de los líderes jóvenes de ese partido de moda. 

Ahí empezó a recorrer el país con la función de garantizar la cuota juvenil en los equipos departamentales del verde, de la mano del senador y entonces presidente del Partido, Antonio Sanguino.

“Él llevaba un lápiz en la mano y alrededor de él enmarcaba todo su discurso”, nos contó el senador Sanguino. “Se lo mostraba al auditorio y decía: ‘¿Ustedes saben qué es esto? Esto es un lápiz, y con este lápiz vamos a escribir la nueva historia de Colombia...’”.

Con esa chispa, más la palanca del entonces representante a la Cámara boyacense Carlos Amaya, a sus 23 años estuvo en las primeras líneas de una campaña presidencial en Caldas: la de Enrique Peñalosa, el actual alcalde de Bogotá.

Haciendo campaña recorrió por primera vez los municipios de Caldas. Eso nos contó Alirio Mendieta, quien fue coordinador programático del Verde en el Departamento hasta mediados de este año.

De ahí empezó a hacerse visible en Manizales, y a hacer pinos para su candidatura al Concejo.

El vehículo fue la bicicleta.

“Él compró su bici en 2014 y empezó a convocar un grupito de gente de distintos niveles de experiencia que quisieran montar”, nos contó Valentina Acevedo, su pareja desde hace ocho años, y su mano derecha en la estrategia de publicidad política desde la universidad.

Ese grupo se llama “La bici está de moda” y aún está activo. “Tenemos siete grupos de Whatsapp, todos de 250 personas”, nos contó Valentina. Desde entonces arma recorridos por Manizales y sus alrededores, y hace eventos públicas para concientizar sobre su uso.

El movimiento le abrió la puerta para ser el primer director de la Oficina de la Bici, un programa que crearon las empresas de energía Chec y Gensa, la caja de compensación Confa, la Cámara de Comercio de Manizales, las universidades de Caldas y Manizales, Fenalco, la Fundación Luker y Manizales Cómo Vamos, para promover el uso de ese medio de transporte en la ciudad.

“Era muy piloso y recién egresado: tenía el perfil que necesitábamos para ese cargo”, nos contó uno de los empresarios que lo escogieron y nos pidió no mencionar porque prefiere no opinar de temas políticos.

En ese cargo, Marín cobró más visibilidad. Por ejemplo, el día de la bicicleta de 2015, reunió un grupo de jóvenes que armaron, en plena Plaza de Bolívar, una figura de bicicleta gigante con sus cuerpos y sus bicis.

La idea era que Manizales apareciera en los récords Guinness por su apuesta por la promoción del uso de la bicicleta. Eso no ocurrió, pero su idea dio de qué hablar en la ciudad donde, ese mismo año, sería concejal electo.

Hizo campaña montado en bicicleta y de casco puesto. Ambos de color fluorescente. También llevaba una bandera que decía “#LaBiciEstáDeModa” y un girasol en la mano.

Por esos días, la exsenadora y alcaldesa de Bogotá Claudia López acompañaba desde la dirección nacional de la Alianza Verde a los jóvenes del Partido, y apoyó a Marín en su carrera al Concejo.

Ahí terminó de desmarcarse de sus primeros pinos en La U. 

“En esa campaña, todavía mencionaba a Mauricio Lizcano en algunos discursos. Yo lo regañaba y le decía: ‘Abuelo, tiene que hablar es de usted, de Compromiso Ciudadano, de los principios de la Alianza Verde’”, nos narró el directivo del Partido, Alirio Mendieta.

En octubre de 2015 ganó la segunda curul verde en el Concejo de Manizales, con 3 mil votos. Fue el quinto candidato más votado después de su compañero de bancada, el animalista John Hemayr Yepes, y tres políticos de La U.

El arma: las redes sociales

Luego de una campaña que prometía la promoción de la movilidad sostenible y el cuidado del medio ambiente, Marín pasó de ser un muchacho activista en bicicleta a la piedra en el zapato de sus compañeros concejales, y en el rostro de oposición a la Alcaldía.

Empezó a aplicar el simbolismo de Mockus: el Día de la Mujer se montó a los buses a regalar rosas; y el día que cumplió 25 años entregó en una Notaría un testamento en el que se comprometió a retirarse de la política en el año 2032 para darles la oportunidad de gobernar a otros jóvenes.

Todo lo que hacía lo comenzó a registrar en videos que tiene publicados en sus redes sociales y que le edita su prometida, Valentina. En Facebook, desde el 1 de enero del 2016 a hoy, tiene publicados 308.

En esa serie de videos también están las peleas que empezó a cazar.

La primera fue en mayo de 2016. Luego de que los ediles aprobaran un artículo que le daba facultades especiales al Alcalde de Manizales para contratar, llegó al recinto con un cheque en blanco gigante que pegó en la pared y dijo que el Concejo le entregaría a Octavio Cardona “una chequera en blanco”.

Por eso se agarró con Víctor Cortés, del partido Liberal, el de Gobierno, quien durante la discusión lo trató de “gamín”, y, en respuesta Marín lo bautizó como “el policía”. 

Terminaron suspendiendo el debate, y el entonces presidente de esa corporación, Luis Gonzalo Valencia, también liberal, lo regañó y le quitó la palabra.

Desde ese momento, Marín se hizo visible no solo como el concejal de la bicicleta, sino como el que peleaba contra la clase política; una imagen similar a la que ha tenido en el Congreso su mentora, Claudia López.

“Nos trataba de corruptos, de ladrones, de todo”, nos contó el concejal Jorge Alberto Betancur, que pertenece al Centro Democrático, el partido que se juntó con el senador liberal Mario Castaño, aliado del alcalde Cardona, para las elecciones que acaban de pasar.

“En un debate que tuvimos en época de campaña me dijo: ‘Usted no tiene autoridad moral para hablar de la droga porque es un aliado de la mafia de esta ciudad’”, nos detalló Betancur, y contó que si bien en la campaña al Concejo eran amigos, hoy se hablan poco.

Cada vez que intervenía en una sesión, Marín se grababa con su celular y transmitía en vivo, e incluso logró captar peleas con sus compañeros, quienes hoy le critican no haber sido ponente de ningún proyecto de acuerdo, un dato que buscamos verificar con el Presidente de esa corporación y con su secretaria general, pero hasta el cierre de esta historia no nos habían respondido.

También lo señalan de ser uno de los que más faltaba a las sesiones, como reveló este informe de La Patria y la Corporación Cívica de Caldas.

En su segundo año de Concejo, el 2017, fue todavía más polémico. Por ejemplo, afirmó que el alcalde de Manizales “tiene coptados a todos los periodistas en Caldas” con el argumento de que la pauta de la Alcaldía ha aumentado.

Por eso, además de aparecer en medios, el exjefe de Prensa de la Alcaldía de Manizales, John Freddy Franco, lo denunció por injuria y calumnia, y algunos de sus aliados políticos empezaron a tomar distancia.

“Empezó a hacer afirmaciones generalizadas y temerarias, como diciendo que todos los periodistas estaban comprados por el Alcalde... desde ahí muchas personas del Compromiso Ciudadano y del Verde se distanciaron” dice Alejandro Vallejo, ex precandidato a la Alcaldía por Compromiso y quien lo apoyó en su campaña al Concejo.

Pero eso también hizo que la gente lo empezara a reconocer como “el único que le cantaba la tabla a Octavio (el Alcalde), y eso era más efectivo que hacer debates profundos”, como dice un político alternativo local que nos pidió no nombrarlo porque no quiere opinar abiertamente sobre la alcaldía entrante.

Aunque el lazo directo de Marín con Lizcano se convirtió en cosa del pasado, su nombre llegó a sonar también de cuenta de una polémica que involucraba al entonces Senador.

Según el Excongresista, el Alcalde electo fue quien le informó de una investigación que adelantaba Especiales Pirry contra él y su familia por un caso de presunto despojo de tierras. Una afirmación que, aunque Lizcano respaldó con una conversación de Whatsapp como prueba, Marín la negó. 

Ese mismo año apareció la causa que traería su logro más visible como concejal: la defensa de Río Blanco, una reserva forestal amenazada por el proyecto urbanístico Tierra Viva, que está contemplado en el POT del 2003 y tiene detrás al cacao de la construcción en Caldas, Felipe Calderón

Río blanco, la primera quijotada

La defensa de Río Blanco arrancó a finales del 2016 y llevó a “Todos somos Río Blanco”, que conforman distintos sectores políticos, académicos, ambientalistas y ciudadanos, como hemos contado en La Silla Paisa.

Pese a que tiene un buen grupo de dolientes, esa causa convirtió a Marín en un quijote porque, siendo concejal, logró que el debate escalara a lo nacional, con personajes como Claudia López, Sergio Fajardo y Carlos Vives defendiendo la reserva. También buscó al procurador Fernando Carrillo en Bogotá para que hiciera una audiencia pública.

En agosto del 2018, el Procurador suspendió la licencia de construcción y Marín salió a anunciar con bombo que había salvado la reserva, aunque aún no hay un fallo de fondo.

Así, su pelea en contra de los concejales escaló contra un superpoderoso del sector privado, quien ganó una tutela para hacerlo retractar por afirmaciones en su contra. 

Marín rectificó vía Facebook, pero Calderón pidió tres días de arresto para él con el argumento de que no había cumplido en esencia; tras dos días una medida cautelar del Tribunal Superior lo dejó libre y el entonces concejal cantó victoria diciendo que “si Carlos Mario Marín no hubiera llegado al Concejo, hoy Tierra Viva se estaría construyendo”. 

La constructora CFC volvió a atacar y demandó su investidura por inasistencias a las sesiones del Concejo, pero esa pelea la ganó ante el Tribunal Administrativo de Caldas.

Así terminó su periodo como concejal y arrancó el de concejal-candidato de oposición.

El ascenso final

“En diciembre pasado le dije a Carlos Mario que en un momento nos teníamos que ganar la alcaldía”, nos contó Arturo Espejo, su mano derecha. 

Como contamos en La Silla Paisa, los alternativos de Manizales venían abonando terreno desde el triunfo de Sergio Fajardo en la primera vuelta presidencial y con la victoria de la Consulta Anticorrupción que movió especialmente el Verde. En todas esas campañas estuvo Marín.

Por eso, a comienzos de este año apareció en la baraja de precandidatos a la Alcaldía, pero empezó a tener roces con los otros alternativos que habían decidido hacer una consulta interna para elegir el que llegara a las urnas.

Las diferencias se debían, como contamos en campaña, sobre todo a que sentían que Marín no jugaba limpio y quería dilatar para evitar la consulta interna y garantizar su candidatura.

La gota que rebosó el vaso y que hizo desbaratar la posible coalición fue que, antes de pactar las condiciones para arrancar esa campaña, Marín empezó a instalar publicidad. 

“Alguien nos donó una valla. Obvio queríamos ser los candidatos, entonces la instalamos, y mandamos a hacer stickers y microperforados”, nos contó su pareja y coequipera, Valentina.

Finalmente la elección fue a través de una encuesta telefónica, y el actual concejal Alexander Rodríguez perdió pero quedó como cabeza de la lista Verde, con lo que repitió.

Así arrancó la campaña en la que el rival a vencer era el exdirector de Aguas de Manizales, Jorge Hernán Mesa, la ficha del grupo del Alcalde y del senador Mario Castaño, con apoyo del uribismo. Era el candidato superpoderoso.

“Hicimos un plan a largo plazo, y logramos polarizar la ciudad entre las personas que querían una mejor situación y los que querían seguir igual”, nos detalló Espejo. “Nuestra estrategia de campaña era decir: ‘Tú decide, los buenos somos más’”. 

Esa campaña, que se concentró en la calle, llamó la atención del grupo político de Mauricio Lizcano. Como nos dijo en época de campaña, una fuente del primer círculo del grupo político del Exsenador: "Esta ciudad es universitaria y de opinión… Acá quien coja una guitarra termina ganando, y ese puede ser Carlos Mario Marín".

El puente entre Lizcano y Marín fue Espejo. “Soy amigo personal de él. Un día me buscó y me dijo que estaba preocupado… Teníamos que poner el pecho para que no se nos subiera la mafia al poder”, detalló.

Por eso el grupo de Marín decidió ser llave de Luis Carlos Velásquez, el hoy gobernador electo que llegó apoyado por Lizcano y por firmas; la maquinaria del Excongresista, por su lado, le hizo campaña a Marín.

Pero todo eso bajo cuerda porque, como nos dijo aquí un político de la cuerda de Lizcano, “Mauricio tiene un desgaste, y eso no es un secreto”.

Un desgaste que se notó en la calle durante la campaña. “A veces la gente en la calle nos comentaba, ‘si es con Lizcano, no’”, nos contó Valentina Acevedo. “Nosotros respondíamos que el que va a gobernar es Carlos Mario y no le va a obedecer a ningún jefe político”.

“Lizcano probablemente hasta votos nos quitó”, nos comentó Espejo.

Al tiempo, la estrategia de Marín confluyó con los aires de renovación política que empezaron a circular desde el año pasado en Caldas, y aparecieron contundentes en las elecciones de octubre; y le sumó su imagen de activista de la bicicleta: llegó un par de veces a los debates en la suya, y entró al escenario con su casco verde limón en mano.

Así, Marín le ganó la Alcaldía al candidato de la administración actual, del senador más poderoso del Eje Cafetero, y del uribismo, con 76 mil votos, 16 mil más que Jorge Hernán Mesa.

Esa es su mayor quijotada: pasar de concejal menor de 30 años a Alcalde de una capital. 

Su victoria trajo dos inquietudes.

Una, que su corta hoja de vida y las polémicas que ha desatado tiene preocupados tanto a los políticos como a los cacaos, según le contaron a La Silla Paisa por aparte un concejal y una dirigente gremial que nos pidió no citarla porque debe cuidarse de opinar en política.

También a los verdes en Bogotá. “Hay que estar muy cerca desde el partido para que lo haga bien y tenga el soporte de gente con mucha experiencia alrededor”, nos dijo el senador Antonio Sanguino.

Esa duda puede empezar a despejarse con los primeros tres nombramientos de su gabinete, que hizo ayer a través de un video-selfie montado en el cable con sus primeros funcionarios electos. 

Se trata de tres técnicos: en la secretaría de Medio Ambiente estará Natalia Escobar, directora de Manizales Cómo Vamos; en la Unidad de Gestión del Riesgo, la bióloga Alexa Morales; y en Aguas de Manizales el ingeniero civil Juan Martín Zuluaga, quien ha trabajado en esa entidad, en Aguas de Bogotá y la Secretaría de Movilidad de esa misma ciudad.

La otra es qué tanto juego le dará a Mauricio Lizcano, quien ya antes fue el gran barón detrás de la alcaldía.

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