Cuando por fin había encontrado bandera en la recuperación de la crisis que deja el covid, el golpe a Uribe atravesará los meses de mandato que quedan al Presidente.
Dos años más de Duque: entre la lucha por dejar legado y la detención de su padrino
Duque usó los medios públicos de Presidencia para enviar un mensaje de apoyo a su padrino político justo horas después de la detención. Foto: Presidencia.
Justo cuando estaba radicando ante el Congreso y socializando las propuestas de su plan de reactivación económica por la crisis que deja la pandemia del coronavirus, que se convirtió en la bandera que su Gobierno hasta ahora no había encontrado con claridad, a Iván Duque le detienen a su padrino: el expresidente Álvaro Uribe.
Ese golpe marcará los dos años que le quedan de mandato a partir de hoy. Serán 24 meses en los que el Presidente se moverá entre las aguas de su lucha por intentar dejar algún legado, con una pandemia que hasta ahora ha acabado con cinco millones de empleos; y la incidencia que sobre él y su gestión tenga el camino judicial que tome el caso del jefe de su coalición.
Ambos asuntos, además, podrían determinar el rumbo de la precampaña presidencial de 2022, en la que el uribismo se juega su supervivencia. O al menos parte de ella.
El factor Álvaro Uribe
Tras casi medio mandato sin establecer una bandera clara, la realidad de la pandemia del covid le impuso a Duque una que copó su agenda y, de alguna manera, hizo coincidir a un país dividido: la atención a la crisis de salud y económica.
Pero la detención de Álvaro Uribe inmediatamente le modificó ese panorama: Duque optó por salir a defender abiertamente a su jefe político; en su partido, el Centro Democrático, le plantearon casi enseguida el dilema de apoyar o no una constituyente para reformar la justicia (en una movida que amenaza a la Corte que investiga a ese jefe) y cambió toda la agenda mediática.
“El país necesita lo que se llama ‘unity of purpose’, que era de lo que se hablaba al inicio de la pandemia: unir al país alrededor de un propósito, rodear al Gobierno, a las instituciones. Eso se perdió porque el país se volvió a dividir. Lo triste es que Duque pudo ser el Presidente que unió al país por el covid, pero estará metido en temas judiciales de Uribe”, nos dijo el analista de riesgo político Sergio Guzmán.
Y lo estará porque así lo decidió, como quedó evidenciado en las primeras horas después del golpe judicial al expresidente, cuando Duque salió a actuar más como defensor de oficio que como Presidente garante de la separación de poderes, al cuestionar que la Corte Suprema haya decidido que Uribe enfrente su proceso en detención preventiva.
Según le dijo a La Silla Vacía un alto funcionario de Palacio que lo supo de primera mano, la idea de que Duque saliera a hablar a favor de su jefe político desde los medios públicos de Presidencia la creyeron conveniente para unir al partido alrededor suyo y de Uribe, enviar a la colectividad el mensaje de lealtad uribista y así dejar de lado las molestias que hay dentro del uribismo por su mandato, y hemos contado en múltiples historias.
El resultado fue diferente y Duque no quedó bien por ningún lado.
Hacia afuera, en la opinión pública, quedó como un mandatario que no respeta la separación de poderes y además se le dañó la agenda cuidadosamente planeada por su consejero de comunicaciones, Hassan Nassar, con los medios de comunicación para mostrar su plan poscovid. Ésta quedó relegada a dar explicaciones sobre Uribe y responder (sin contundencia) a la propuesta de la constituyente uribista, como hizo Duque en las entrevistas en La Fm, Noticias Caracol y La W tras la detención.
Y hacia dentro en su partido, sectores del uribismo lejanos a él y que en cierta medida representan las bases inconformes que no consideran a Duque suficientemente uribista, como la senadora Paloma Valencia, no se conformaron y le exigieron más acciones para favorecer a su jefe político.
“Creo que Duque ha hecho un buen Gobierno pero tenemos un segundo tiempo con la detención del expresidente Uribe, se tiene que mostrar de qué está hecho y de qué es capaz el uribismo”, sentenció la Senadora.
Y eso porque sienten que el Presidente dejó a Uribe solo, como dijo el opinador Ernesto Yamhure, director del medio de nicho uribista Los Irreverentes.
En un corto vídeo generoso y melifluo, pero totalmente ineficaz, @IvanDuque despachó el asunto de @AlvaroUribeVel. Queda claro que la defensa política del presidente Uribe queda en manos de la base uribista, sin el apoyo del gobierno.
— Ernesto Yamhure (@ernestoyamhure) August 5, 2020
El uribismo puntualmente pone presión con la constituyente que propuso Valencia, que se le atraviesa al plan de Duque de hacer una reforma a la justicia, aunque todavía no la ha radicado e incluso no está en el paquete de medidas que anunció la Presidencia para radicar con urgencia en el Congreso.
Y eso que ni siquiera en la bancada están unidos alrededor de la idea de la constituyente.
“La prioridad (del partido) es pensar en Uribe y no hay que abandonar las reformas. No sé si el país pueda dedicarse a la constituyente en medio de hambre y pandemia”, nos dijo, por ejemplo, el senador del Centro Democrático, Ernesto Macías, amigo del Presidente, para evidenciar las diferencias.
A su turno, el senador Santiago Valencia, quien hace un año propuso una constituyente similar a la de Paloma Valencia, nos dijo que entre las cartas que mueve el uribismo están la de presentar la ley (sin importar el apoyo del Gobierno) para la asamblea, recoger firmas e impulsar sus propuestas en la reforma judicial del Gobierno.
Eso no estará fácil por tiempos y por voluntad política, como nos confirmaron, de manera separada, ocho congresistas que consultamos de Cambio Radical, el Partido Conservador, los verdes, el Polo, y La U, nos dijeron que no veían viable una constituyente.
Pero sí los pone a debatir y a los medios a hablar sobre eso. Y le cambia el foco de su agenda de reactivación a Duque.
La prioridad del Partido es Uribe
Incluso puede hasta afectar las cuentas que haga Duque para la Procuraduría, la próxima elección clave en el Senado y en la que el mandatario pone un candidato, cuya suerte dependerá en parte del respaldo del partido de Gobierno.
Como contamos, entre las principales aspirantes de Duque para ternar como aspirante (los otros dos vienen de la Corte Suprema y el Consejo de Estado) está Margarita Cabello, su ministra de Justicia.
Si bien ninguno de los cuatro congresistas consultados dentro del uribismo prevén una salida de la coalición, especialmente porque Uribe sigue manteniendo su respaldo a Duque; y porque para esa colectividad sí podría suponer un costo electoral y en imagen romper con el Gobierno que ayudó a elegir; el factor de la detención del expresidente sí le quita el poco oxígeno político que tenía asegurado Duque en el Congreso.
“Lo vuelve un Presidente aún más débil porque no tiene consenso político y sin ese consenso político no podrá sentar a todos en la mesa para hablar y lograr acuerdos en temas transversales, como justicia, agro o educación”, nos dijo el analista y periodista económico Ricardo Ávila, exdirector de Portafolio.
A ese panorama se suma que la agenda de reactivación que presentó el Presidente no prevé mostrar resultados de recuperación ni fáciles ni inmediatos.
La apuesta embolatada
Aunque Duque dijo el 20 de julio, día de la instalación del Congreso, que su plan para los últimos dos años estaría basado en empleo, crecimiento limpio, programas sociales y legalidad en el campo; lo cierto es que su gabinete está enfocado sobre todo en la recuperación económica y del empleo, un sector donde, en cualquier caso, ya tenía algunos logros para mostrar antes de la pandemia.
“El legado que dejará el Presidente es lo que él ha buscado con la equidad y que el país tenga una recuperación económica y margen de crecimiento después del desastre de la pandemia”, nos dijo el director administrativo de Presidencia, Diego Molano, uno de los voceros de Palacio.
Las cifras más optimistas de recuperación de empleo, que están basadas en las obras de infraestructura, la entrega de vías, construcción de viviendas, y planes para las pequeñas y medianas empresas, no recogen ni la mitad de las plazas perdidas, ya que en el Gobierno, de acuerdo a tres altos funcionarios que trabajan con Duque, nos hablan de cifras entre uno y dos millones de empleos para finales de 2022.
“La idea es lograr una recuperación en forma de campana, de abajo hacia arriba y buscamos establecer un camino de crecimiento. El camino queda atado a dos cosas: acompañamiento a oferta y demanda. De oferta todas las políticas de mitigación; y de demanda son todas las políticas de estímulo, en mi caso de exportación, consumo, gasto público, que busca activar demanda”, nos dijo el ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, desde cuya cartera esperan reactivar 200 mil empleos.
El camino queda atado al acompañamiento a oferta y demanda
En ese plan, uno de los puntos clave será que el Congreso apruebe la ley de emprendimiento para darles estímulos a las pequeñas y medianas empresas, en el entendido de que, como nos dijeron en Palacio, una lección de la pandemia es que no había suficiente protección para las llamadas mipymes.
Para resultados a corto plazo que puedan dejar victorias tempranas a Duque, la apuesta principal del plan es la construcción de vivienda, vía el programa de subsidios para 200 mil casas -subsidiadas o no-, que el Gobierno prevé que dará 230 mil plazas laborales; y las grandes obras de infraestructura.
Ese fue el sector que, como adelantamos en su momento, Duque abrió primero tras la cuarentena estricta, luego del lobby del gremio privado y de hacer cálculos de que sería un potenciador del empleo inmediato por la mano de obra contratada.
“Somos optimistas. La idea es el impulso al empleo vía la construcción, pero también con la reactivación de todas las obras y apalancamiento, obras de gran calado, subsidios de vivienda para potenciar la construcción de vivienda”, nos resumió el Ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera.
El funcionario prevé que la senda de recuperación de empleo conforme a lo que está reportando el Dane continúe hasta diciembre “pero sobre todo esperamos los resultados del próximo año”.
En el marco de una agenda que Duque llamó ‘concluir, concluir y concluir’, la idea es que en estos dos años el Gobierno, vía las obras civiles de infraestructura, entregue 28 proyectos de 14 vías nacionales y ocho más en regionales. La proyección de Palacio en este punto específico es generar 40 mil empleos.
De hecho, hoy en la celebración del 7 de agosto en Bogotá, Duque anunciará la inversión de 2,3 billones de pesos para la construcción de vías que unan a Arauca, Boyacá, Casanare, Cundinamarca y Santander, para crear 20 mil empleos.
Pero, otras obras de mayor envergadura no alcanzarán a ser entregadas por Duque.
Por ejemplo, el Metro de Bogotá, que Duque puso en primera línea de su discurso del 20 de julio.
“Sacar adelante proyectos que no han arrancado o dices que aceleran como el Metro de Bogotá que es la obra de mayor importancia del país, eso no depende de la orden presidencial, sino de las implicaciones que no depende de él”, nos dijo Ávila.
Es un tema de tiempos.
Si bien el gerente de la Empresa Metro, Andrés Escobar Uribe, dijo que las obras arrancarán a finales de octubre en el sur de la capital, reconoció que con todas las intervenciones, la obra quedará lista en 2027.
Sacar proyectos que no han arrancado no depende del Presidente
Una situación similar ocurre con el aeropuerto del Eje Cafetero, Aerocafé, en Caldas, del que Duque también habló el 20 de julio.
El Ministerio de Transporte reiteró a finales de julio que le daría 200 mil millones para iniciar la construcción. Si bien en junio reactivaron obras en una vía entre dos municipios que son complementarias, la obra general solo arrancará en 2021.
Otro campo en el que Duque prometió impulsar el empleo fue en el llamado ‘crecimiento limpio’, que es todo el componente de producción de energías renovables y de medio ambiente. De acuerdo con los cálculos del Gobierno, la apuesta por acelerar 27 proyectos de energías renovables (eólicas, térmicas y solares), podrían generar 55 mil empleos.
La meta es viable, luego de que el MinMinas lograra el año pasado sacar adelante la subasta de energías limpias, según nos explicó Santiago Briceño, experto en el tema y oficial de Financiamiento Climático Internacional de la Embajada Británica, que asesora a Colombia en el tema.
Briceño explicó que el reto de estos proyectos son los permisos de licencias ambientales y las consultas previas, que pueden tardar más de un año en concertarse, especialmente en zonas donde hay comunidades indígenas, como La Guajira, departamento en el que justamente están los nueve proyectos de energía eólica del país.
Según nos dijeron otros dos altos funcionarios que trabajan con Duque, las proyecciones que tienen es que todo el plan de apalancamiento del sector económico esté dando réditos en un año.
Es decir, si es que el plan funciona, cuando el Gobierno comience a dar estos resultados, o algunos, la agenda mediática y política estará concentrada en el inicio de la carrera presidencial, en la que la crisis covid y el proceso judicial de Uribe apuntan a ser los ejes clave.
El chicharrón del 2022
Dos altos funcionarios que trabajan con Duque nos dijeron, por aparte, que la estrategia de polarización del líder opositor Gustavo Petro sobre la crisis económica es una de las razones por las cuales el Presidente está pidiendo resultados pronto.
“Creemos que en junio del otro año vamos a estar del otro lado. En ese momento es que arrancará la campaña y obviamente va a estar el populismo diciendo y cayéndonos, diciendo que no hicimos nada, o que no hicimos lo suficiente y a reclamar que ellos pueden salvar al planeta”, nos dijo un Ministro. “La respuesta al populismo son resultados”, nos dijo otro.
Parte de lo que quieren mostrar también es el fortalecimiento en el que quede el sistema de salud, precisamente por la pandemia: el mejoramiento de las capacidades de clínicas y hospitales en camas UCI, además del desatraso con los pagos a las entidades prestadoras de servicios de salud y los salarios del personal médico.
Pero, además de los tiempos, cualquier resultado que de Duque sería insuficiente para el CD con su líder detenido.
Sin Uribe en primera línea para defender lo que haga Duque y tampoco presente para apalancar los votos del partido en plena precampaña, la estrategia del uribismo está en veremos.
Y ese será un peso que también deberá cargar Duque como Gobernante elegido por ese sector.
Por lo pronto, el CD le apuntará a mostrar que su jefe único es víctima de una persecución judicial.
“Se va a impulsar el voto uribista. Ver la silla vacía de Uribe dentro del Congreso, esa voz que callaba a todo el Congreso, eso va a quedar allí y mandar un mensaje. (Uribe) puede ser la imagen de un símbolo de la injusticia. Nos une la confianza del líder del partido”, nos dijo el senador John Harold Suárez.
Este panorama inicial muestra que Duque, sin capital político propio, pasará sus últimos dos años con una agenda atravesada por la pandemia, el destino judicial de su padrino y una precampaña en la es muy posible que no vaya a quedar bien con nadie.
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