A la Farc le cayó la presión de sus víctimas y la JEP recibe el coletazo

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Los cuestionamientos de víctimas del secuestro y de gente que sin serlo, ha apoyado el proceso de paz, muestran que la estrategia de defensa de la Farc ante la JEP se les puede devolver como un bumerán y de paso, tener un coletazo en la justicia transicional. 

Esta semana, a la Farc le ha caído la presión de todos los lados para que asuman su verdadera responsabilidad por las atrocidades que cometieron en el conflicto armado. Ellos han comenzado a hacerlo tímidamente ante la JEP, pero los cuestionamientos de Ingrid Betancourt y otras víctimas del secuestro muestran que su estrategia de defensa ante la justicia transicional se les puede devolver como un bumerán y de paso, tener un coletazo en la JEP si no los confronta más.

Sobre todo ahora que la amnistía de la ‘Mata-Hari’, quien ayudó a planear el carro bomba de la Escuela Superior de Guerra de Bogotá en 2006, revivió en el uribismo la idea de acabar esta justicia transicional. 

“No hay atajos a la verdad. Es un paso a paso. Este es el momento de las víctimas, a quienes hemos escuchado y seguiremos escuchando, como nunca las ha escuchado la justicia ordinaria. Después vendrá el momento en que las Farc tienen la responsabilidad histórica de responderles y reconocerles. Vamos a ver si están a la altura”, nos dijo la magistrada Julieta Lemaitre, de la Sala de Reconocimiento. “Nos estamos tomando en serio sus observaciones, vamos a hacer audiencias con todas esas observaciones”, agregó.

La presión

Pese a que el esfuerzo de la Sala de Reconocimiento es histórico, pues nunca antes todo el Estado Mayor de las Farc había reconocido su responsabilidad frente al secuestro (26 de 31 ya lo hicieron y los que no, son los disidentes como Iván Márquez) y han hablado con más de 350 excombatientes -entre mandos medios y personas con rangos importantes en versiones colectivas en terreno-, varias víctimas sienten que falta para satisfacer su anhelo de verdad.

Esta mañana, Marc Gonsalves, el contratista gringo que fue secuestrado por la guerrilla en 2003, se sumó a las críticas de víctimas de secuestro de las Farc por las versiones que hasta ahora han dado varios ex guerrilleros ante la JEP y que se han ido filtrando a medios. 

“Nunca jamás podré regresar a Colombia. La JEP fácilmente puede decidir que mi rescate fue ilegal y ordenar mi captura. No estoy jugando. La JEP es cómplice del terrorismo. Yo fui vilmente secuestrado, a llamarlo retención es diarrea en mi boca”, trinó Gonsalves. 

Gonsalves no se ha acreditado como víctima y su trino deja ver que no cree en la JEP como para hacerlo. 

Pero víctimas que sí se han acreditado y que respaldaron el proceso de paz, como la exsenadora Ingrid Betancourt, quien duró seis años secuestrada y fue de las primeras en hablarle a la JEP,  han criticado la actitud de las Farc y también a la JEP. 

En una carta que Betancourt le mandó la magistrada Lemaitre, cuestionó el uso de la palabra “retención”, incluso de manera preliminar en el macro-caso, en vez de secuestro. 

El argumento de la JEP para mantener el término es que “en el caso 01 (el de secuestro) se utiliza el término con el cual la Fiscalía designó su informe: “retención ilegal por parte de personas de las Farc-EP”. Con ello, la JEP busca evitar acusaciones de prejuzgamiento al calificar jurídicamente la conducta antes del momento indicado por la ley”.  

Es decir, que hasta que el proceso no llegue a la fase de resolución de conclusiones, la Sala no califica jurídicamente los hechos. 

Betancourt también rechazó que las Farc no estén dispuestas a reconocer los tratos indignos a los que la sometieron a ella y a tantos secuestrados durante años. 

“Las Farc se apropiaron de mi vida, de mi tiempo familiar y laboral, de mi recorrido político y de mi voz, para usarme como escudo militar, moneda de cambio y plataforma mediática. Ahora siguen haciéndolo, usándome para justificar sus comportamientos delictivos ante la JEP”, dice la carta. “Sólo quiero añadir que perdón no es olvido. Tampoco es impunidad”, termina.

A esas observaciones de víctimas, se suman las de personas que apoyaron el proceso de paz y que creen en la justicia transicional.

Por ejemplo, en el chat de ‘Defendamos la paz’ -en el que además de varios congresistas de Farc están, entre otros, exministros santistas como Juan Fernando Cristo o Guillermo Rivera o el exjefe negociador del Acuerdo del lado del gobierno, Humberto De la Calle- le han dado palo a las Farc por su actitud con la JEP. 

Les han cuestionado que lo que está quedando de los relatos de las Farc frente al secuestro es justificatorio y no se compadece con las expectativas de las víctimas. 

El mensaje, en general, ha sido que miren si pueden tener un relato distinto, un reconocimiento de responsabilidad sin tanta justificación. 

Tantas fueron las críticas, que el senador de Farc, Carlos Antonio Lozada, mandó a ese grupo una carta a nombre de su partido, en la que dicen que quieren “atender inquietudes y razonamientos que consideramos legítimos y que han sido expresados en este chat por integrantes de DLP (Defendamos la Paz)”. 

En la carta dice, entre otras cosas, que la Farc ha estado atendiendo todos los compromisos del Sistema de Verdad, Justicia y Reparación pactado en el Acuerdo y que “seguramente, cuando se conozca la totalidad de nuestras versiones, individuales y colectivas ante la jurisdicción, con relación al tema de las “retenciones ilegales”, se podrá juzgar con plena objetividad nuestro compromiso con la verdad de lo ocurrido”

“Es igualmente natural que las víctimas tengan una percepción distinta de lo que fueron sus días en cautiverio, puesto que lo que para nosotros era la cotidianidad de la vida guerrillera con sus largas marchas, la comida escasa, la vida a la intemperie, para ellos fueron malos tratos y torturas, decimos esto solo a manera de ejemplo, para ilustrar que estos temas no pueden despacharse ligeramente, al calor de la discusión política del momento, en un ambiente de por sí ya enrarecido por los intereses inconfesables de quienes están interesados en que el proceso histórico que estamos viviendo fracase.”

 “Para las víctimas todo nuestro reconocimiento, respeto y consideración, no nos cansaremos de pedirles que ojalá seamos perdonados y no dudaremos en atender, hasta donde sea humanamente posible, sus requerimientos”, dice la carta. 

Pero a las víctimas que han hablado no les basta un reconocimiento de autoría y de la política de retenciones en general. Sus expectativas son otras.

El eje de su indignación son las condiciones del cautiverio. 

En un comunicado que sacó la JEP en respuesta a las observaciones de Betancourt, contaron que han recibido 272 observaciones de víctimas frente a las versiones rendidas por los exguerrilleros y que haciendo un análisis preliminar, encontraron que “en general, las víctimas en sus observaciones consideran que los miembros de la extinta guerrilla no reconocen ni aportan verdad suficiente frente a los vejámenes que padecieron”. 

“Denuncian hambre constante, marchas sin compasión por el estado físico de los cautivos, el ser observados haciendo sus necesidades físicas, ser objetos de burla e insultos de manera constante y la falta de comunicación con sus familiares”, dice el comunicado. 

También aseguran que las víctimas sienten que las versiones que hasta ahora han entregado los exguerrilleros “tienen la intención de “maquillar la verdad” sobre los secuestros cometidos”. 

Incluso cuestionan la versión de las Farc según la cual los campesinos los apoyaban en las zonas en las que hacían presencia, pues dicen que “en realidad durante mucho tiempo estuvieron obligados por la fuerza de las armas y la amenaza del castigo”. 

Tampoco han contestado preguntas concretas de las víctimas, como quiénes son los terceros que dieron los nombres para secuestrar a una persona.  Ellos han contestado, en buena parte de los casos, que no fue ningún tercero el que dio la información; o cómo fue el momento exacto de la muerte de un secuestrado, algo en lo que no han dado mayores detalles.

Hay huecos en los que, a veces, dicen que quien podría dar la información concreta está en una disidencia, como pasa en el caso de la toma al edificio Miraflores en Neiva con ‘El Paisa’, o está muerto, como el Mono Jojoy. 

Del lado de la defensa de Farc, dicen que están dispuestos a responder todas las observaciones de las víctimas. 

“Lo que viene a futuro es una expectativa en responder todo. Aún a pesar de las limitaciones de que hay gente muerta o en las disidencias, los que están en el proceso tienen toda la voluntad de recolectar la información que haga falta y vamos a contestar todas las solicitudes de las víctimas”, dijo a La Silla Diego Martínez, asesor jurídico de la Farc. “Van más de mil páginas de reconocimiento de secuestro que ya tiene la JEP. Lo que haga falta lo vamos a aportar”, agregó. 

El coletazo

La lluvia de críticas a la exguerrilla por lo que están contando dentro del caso de secuestro cae justo cuando, por una decisión de la Sala de Amnistía, la JEP terminó indultando en primera instancia a Marilu Ramírez Baquero, exintegrante de las Farc y mejor conocida como la ‘Mata-Hari’, quien se infiltró en la Escuela Superior de Guerra de Bogotá para planear un atentado con carro bomba que dejó 23 heridos, entre militares y civiles, el 19 de octubre de 2006. 

Aunque la decisión de la Sala de Amnistía no tiene nada que ver con el caso de secuestro que lleva la Sala de Reconocimiento, sí revivió una vieja idea del uribismo que le pega a la JEP justo ahora, cuando varias víctimas de las Farc también están descontentas. 

Más allá del debate jurídico de si el carro bomba es o no un crimen de guerra, la sola decisión, así sea en primera instancia y así haya sido apelada por un abogado de víctimas de militares del atentado y por la Procuraduría delegada ante la JEP, provocó que el uribismo reviviera la idea de acabar la JEP, algo que había dicho antes con las objeciones presidenciales. 

El expresidente Álvaro Uribe Vélez lleva toda la semana trinando en su medio, Twitter, que hay que acabar con la JEP

La decisión también indignó a víctimas que han sido críticas con esta justicia,  como el representante conservador Jaime Felipe Lozada, quien dijo que gracias a los fallos de la JEP, estaba que le pedía perdón a ‘El Paisa’, responsable de su secuestro y el de su mamá; o del uribista Fernando Nicolás Araújo, hijo del exsecuestrado Fernando Araújo, quien dijo que se iba a acreditar dentro del caso de secuestro para contar la verdad ante la actitud “arrogante de las Farc con las víctimas”. 

Así que mientras la JEP cumple las fases de un proceso muy complejo y las Farc dan más detalles, algunas víctimas están perdiendo la paciencia y eso es grave porque ellas son el centro. Son la razón de ser de la justicia transicional.

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