El nuevo precandidato liberal es el que más maquinaria tiene en el Partido y eso le cierra la puerta a una consulta con el exvicepresidente.
A los rojos que no quieren a Vargas se les apareció Cristo
Esta tarde el senador y exministro del Interior, Juan Fernando Cristo, lanzó oficialmente su precandidatura presidencial por su Partido Liberal, que ha venido cultivando desde antes de salir del Gobierno. Esa aspiración, que no pinta muy fuerte, sí puede tener un impacto grande en hacer más difícil que la maquinaria de los congresistas liberales termine donde Germán Vargas Lleras y en consolidar una candidatura roja que llegue a una coalición por la paz.
Y es que aunque Cristo es un candidato débil en las encuestas (en La Gran Encuesta de Yanhaas que revelaron hoy RCN, Red+ y varios diarios como La República y El Colombiano, Cristo solo tiene la intención de voto del 0,2 por ciento de los encuestados, contra 4 por ciento de Juan Manuel Galán y 2 de Humberto de la Calle), tiene un activo grande en los 40 congresistas con los que hace semanas hace campaña.
Esa maquinaria que ha ido cultivando durante sus 12 años como Senador y 3 como Ministro del Interior, y que lo sigue apoyando hoy a pesar de esas opciones escasas, muestra que Cristo podría ayudar a darle peso en estructura a una coalición por la paz que incluya a los liberales y que él mismo propuso desde que salió del Gobierno.
La maquinaria
Aunque Cristo negaba su aspiración, ésta era un rumor a voces desde finales del año pasado. Además, durante las últimas dos semanas arreció su campaña y mostró su fuerza parlamentaria.
La semana pasada, 10 senadores y 30 representantes liberales le enviaron una carta pública para pedirle “liderar la coalición que defienda la paz” en las elecciones presidenciales. Durante el fin de semana estuvo de correría en Medellín con los congresistas Luis Fernando Duque y Oscar Hurtado, de un lado, y con el grupo renovación de Antioquia, que lidera el representante Julián Bedoya, de otro. También estuvo en Pasto con su escudero el senador Guillermo García, en Villavicencio con la bancada del sur del país, y en Atlántico con el representante Mauricio Gómez (que quiere saltar al Senado).
Ese apoyo de los congresistas es particularmente importante hoy, a 10 días del Congreso liberal del 28 y 29, en el que se van a definir quién va a dirigir el partido durante las elecciones (a menos de que algo extraordinario ocurra será el ex presidente César Gaviria) y cómo van a elegir a su candidato presidencial.
Y la idea de los aspirantes y de los actuales codirectores es llegar con la fórmula ya acordada, para no dejar esa decisión en manos de todos los delegados al Congreso, evitar roces internos y asegurar que De La Calle esté en el Partido y no se lance por firmas.
Por eso, la presencia de Cristo en cualquier acuerdo puede facilitar que el Congreso liberal lo acepte: muchos delegados son cuadros de las maquinarias de los congresistas, y por eso si él como aspirante apoya una fórmula, esta tiene más opciones de salir adelante.
Esa fuerza no la tienen los otros aspirantes.
Por ejemplo, la principal queja de los congresistas a De la Calle es que no “reconoce al partido”, como nos dijo uno, tanto así que Gaviria, le pidió en julio a los rojos que se reunieran con él para conocerlo.
Galán, quien lleva más de un año en campaña, está solo dentro del Partido y no tiene apoyo entre los congresistas, caso similar al de Viviane Morales que, por su referendo contra la adopción gay, pasó a ser parte de una disidencia de la colectividad.
Y las precandidaturas de los senadores Edinson Delgado y Luis Fernando Velasco, se ven más como una estrategia para alcanzar reconocimiento y notoriedad de cara a las parlamentarias.
Más allá de que esa fuerza de Cristo sea útil en el corto plazo, también es una forma en la que se mantenga la unidad de la bancada en medio de una puja entre los otros aspirantes.
Todos juntos (menos Viviane)
Aunque Cristo tiene ese gran apoyo dentro de la estructura roja, según una congresista que lo apoya no significa que vaya a ser el candidato.
De hecho, las discusiones de las las últimas dos semanas entre los compromisarios de los aspirantes para buscar la fórmula para elegir al candidato muestran que la suya no es una posición que pese tanto.
La reunión que organizó ayer el saliente codirector del partido, Horacio Serpa, con los aspirantes y el ex presidente Gaviria, logró un primer consenso: el que se quiera inscribir como candidato deberá firmar un ‘manifiesto liberal’, como había pedido De la Calle, en el que se comprometen a apoyar el Acuerdo con las Farc y respetar los derechos de las minorías. “Especialmente las parejas gay y los solteros que quieran adoptar”, nos dijo el candidato Galán.
Ese compromiso muestra el peso de la candidatura de Viviane Morales, pues su único efecto práctico es dejarla por fuera.
“Las reglas de juego que están construyendo sobre quieren construir el acuerdo es para excluirme, yo no quepo en esos condicionamientos, como no cabemos muchísimos hasta ahora liberales”, dijo a su turno la aspirante.
También se definió que no se hará ni por aclamación ni encuesta, sino una consulta abierta.
Cristo y De La Calle quieren que se haga el 19 de noviembre (fecha que el Partido ya apartó ante la Registraduría por si acaso, igual que el Centro Democrático), para que se defina el nombre pronto y puedan pasar a negociar la coalición más amplia.
En cambio, Galán preferiría que se hiciera en marzo, el mismo día de las elecciones legislativas, porque a su juicio eso jalonaría las listas al Congreso y llevaría a una consulta con más votos liberales.
Para dos congresistas que están con Cristo, lo que el ex ministro puede hacer es ponerle la maquinaria a otro candidato que gane la consulta, sabiendo que no será él. Y como Cristo y De La Calle coinciden en la fecha, vienen de defender el Acuerdo con las Farc en el Gobierno y están de acuerdo en la necesidad de definir candidato pronto, lo más probable es que eso signifique que la maquinaria que apoya a Cristo pueda asegurar la candidatura del exnegociador, que hoy pinta más fuerte.
“Tenemos una enorme oportunidad y vamos a definir candidato y todos lo apoyaremos, esa es la regla de oro”, nos dijo la representante Olga Lucía Velásquez, otra escudera de Cristo.
La idea al final de cuentas es que el que gane la consulta (donde pueden votar todos los ciudadanos y no solo los carnetizados por el partido) lidere la coalición para “defender los Acuerdos”.
Y si es De la Calle pero llega con la maquinaria liberal que tiene organizada Cristo, puede marcar diferencias, pues sus posibles compañeros de alianza, como Jorge Robledo, Clara López, Claudia López o Sergio Fajardo, pueden tener una imagen pública comparable a la del ex jefe negociador en La Habana, pero no tienen una estructura tan grande.
Y como él no es quien la ha ido organizando, sino Cristo, podría contar con ese respaldo sin el costo de parecer un manzanillo entre buena parte de la opinión.
“Por más mal que nos vaya buscamos una fórmula vicepresidencial”, nos dijo un liberal que conoce la movida de Cristo, en relación a su capacidad de negociación dentro de una posible coalición más amplia.
Una coalición que entonces tendría el sustento de una estructura política tradicional, que así no terminaría donde Germán Vargas Lleras. Si es que todo eso ocurre.
El factor Vargas en los rojos
Como hemos contado en La Silla Santandereana, el ex vicepresidente se ha acercado al liberalismo de forma más evidente con el barón rojo en ascenso, Alejandro Carlos Chacón, quien aspira al Senado y se convirtió en el principal rival liberal en Norte de Santander de Cristo.
Chacón ha sido el único en decir ‘esta boca es mía’ para apoyar abiertamente una consulta interpartidista en la que Vargas Lleras participe, que es una opción contraria a la de la coalición de la paz de Cristo y De La Calle.
Le ha cuadrado encuentros al exvicepresidente y así ha ido abriendo la posibilidad de que la maquinaria roja, o por lo menos parte de ella, termina en la campaña de Vargas.
Aunque el vargasllerismo se ha movido para buscar votos y coaliciones con otras bancadas, hasta ahora oficialmente, ni La U, ni los conservadores ni los liberales han avalado una alianza con él, aunque en los tres partido hay puentes que no lo hacen imposible, como el de Chacón.
Por ahora, que Cristo lidere la maquinaria de los congresistas liberales en el proceso para elegir un candidato que los represente ayuda a evitar que se vayan desde ahora a donde Vargas.
De hecho, que sea Cristo en concreto quien se haya convertido en el líder de la bancada es particularmente fuerte, porque viene peleado con Vargas desde que estaban en el gobierno Santos y el primero se la jugaba de lleno por el proceso de La Habana, mientras que el segundo tenía dudas.
Eso seguramente ayudará en el corto plazo, pero en el largo las cosas pueden cambiar.
A medida que se acerquen las elecciones y que las candidaturas se vayan consolidando, los políticos de todos los colores tenderán a acercarse al caballo ganador, y si Vargas crece, es posible que los liberales se vayan deslizando hacia su campaña.
Pero si hay un candidato liberal fuerte y opcionado, la estructura que hoy rodea a Cristo puede preferir mantener la disciplina de Partido, buscar llevarlo a segunda vuelta y, eventualmente, ser la que se la jugó desde el principio por el siguiente Presidente, en vez de los que llegaron tarde a donde un Vargas que tiene sus propios congresistas.