Al elegir a Morris para la Alcaldía, Petro expone un talón de Aquiles

Silla Cachaca

Gustavo Petro y Hollman Morris el 27 de julio, último día para la inscripción de candidaturas.

Una renuncia a su movimiento puede revivir el rechazo a su forma de tomar decisiones entre algunos de sus seguidores.

El sábado, último día para la inscripción de candidatos para las elecciones de octubre, Gustavo Petro ungió a Hollman Morris como su candidato a la Alcaldía de Bogotá. A pesar de que Morris ha sido un petrista de primera línea y es el único representante de esa fuerza política en el Concejo, la decisión creó un duro choque entre militantes de la Colombia Humana, el movimiento que viene liderando el exalcalde. 

La controversia, que incluyó la renuncia al movimiento de una de sus personas más cercanas en los últimos años, María Mercedes Maldonado, recuerda otras renuncias sonoras al petrismo en el pasado, pone sobre el tapete la forma de tomar decisiones del excandidato presidencial y amenaza su liderazgo en temas de género y especialmente feminismo.

La molestia

Como en las elecciones presidenciales de 2018, o en las de la alcaldía de 2015, la fuerza de Gustavo Petro y otros grupos que van del centro hacia la izquierda del espectro duraron toda la precampaña hablando de posibles alianzas.

Del petrismo venían dos candidatos: el concejal Hollman Morris, avalado por el Mais, y Jorge Rojas, exsecretario de Petro en la alcaldía y quien tenía el aval de la Unión Patriótica, que oficialmente desde la semana pasada se llama Colombia Humana - Unión Patriótica .

Rojas, además, mantuvo negociaciones con el concejal y candidato polista Celio Nieves, con la verde Claudia López y con Luis Ernesto Gómez, quien recogió firmas por del movimiento Activistas.

Morris, quien inicialmente estaba cerca de esa convergencia, tuvo un duro golpe en enero, cuando su exesposa Patricia Casas hizo una sonada denuncia en su contra por presunto maltrato intrafamiliar, asesorada por el penalista Abelardo de la Espriella. Eso le ha pesado desde entonces y ha producido un rechazo fuerte de sectores de la Colombia Humana, que tiene entre sus banderas la de la igualdad de género.

A pesar de esa dificultad, el jueves 18 la exprepresentante Ángela María Robledo convocó a una reunión en su casa a Petro y Claudia López, quien por su gran ventaja en las encuestas era la candidata a apoyar. También estuvo María Mercedes Maldonado como delegada de la Colombia Humana a petición de Petro. 

En esa comida lograron un preacuerdo en el que Robledo se perfilaba como cabeza de lista al Concejo de Colombia Humana.

Sin embargo, la unión no se logró.

El lunes siguiente López, Gómez, Nieves y Rojas lanzaron públicamente su alianza, con la verde como candidata.

Al día siguiente ella misma dijo en La W que se iría sin Petro, por diferencias en la posición frente al metro (ella ha dicho que si Peñalosa deja adjudicado uno elevado, respetará el contrato pero le adicionará para llevarlo a Engativá y Suba, mientras Petro y Morris han dicho que no honrarían el contrato por considerarlo ilegal y que esa diferencia era innegociable). 

Con las relaciones ya rotas, el viernes pasado López inscribió oficialmente su candidatura en la Registraduría y tuvo un gesto que rompió definitivamente las relaciones: llegó acompañada del excandidato verde y rival presidencial de Petro, Sergio Fajardo, y lo presentó como su candidato presidencial para 2022.

Eso, cuando Petro y muchos en la  Colombia Humana han criticado y resentido que Fajardo no los hubiera apoyado en la segunda vuelta presidencial del año pasado, acabó con las posibilidades de convergencia. 

En reacción, Petro decidió cerrar su lista al Concejo, que tiene el aval del Mais y la UP, encabezarla con cuatro mujeres, y apoyar oficialmente a Morris.

Andrés Charry, asesor de Petro y candidato al Concejo, explicó que buscan un proyecto colectivo y de ciudad que sobrepasa a la persona que la represente, y que apoyan a Morris quien “recoge sus proyectos frente al metro y la Reserva Van der Hammen”.

Esas dos decisiones hicieron que varios candidatos al Concejo se salieran, pues esperaban una lista abierta como fue la petrista Lista de la Decencia en las elecciones legislativas del 2018. Entre ellos estaban Juana Afanador, Angélica Villalba y Sebastián Rivera.

Además, el apoyo a Morris produjo un rechazo público de mujeres miembros de la Colombia Humana. Encabezadas por Robledo y Maldonado, que han sido desde enero las más fuertes críticas de la candidatura de Morris, firmaron una carta en la que lo rechazaban, lo que produjo un fuerte alboroto dentro del movimiento y más allá, con repercusiones en la campaña.

Ayer por la mañana, Maldonado dijo que Petro había incurrido en una incoherencia programática frente al principio de cero tolerancia hacia la violencia contra las mujeres, importante en el movimiento, aunque le dijo a los candidatos al Concejo “que no iba a exigirle a nadie en la lista el apoyo a Hollman Morris”.

Además, renunció al movimiento y a su aspiración al Concejo.

Lo que viene para el petrismo en campaña

Sin alianza con López a la vista y con una lista cerrada, el petrismo tiene un panorama difícil en la campaña que sigue.

Primero, porque Morris arranca con la desventaja de las críticas que ha recibido desde su misma orilla. Además de Robledo, Susana Muhamad, exsecretaria de Petro y miembro de la lista al concejo, rechazó con un video público su candidatura.

Segundo, porque una lista cerrada suele arrastrar menos votos porque los candidatos de abajo no tienen incentivos para moverse tanto, pues es muy improbable que logren quedar. Por eso son mucho más usuales las listas abiertas, en las que cada candidato busca sus votos y al final se ordena según los que obtengan.

La excepción es cuando tienen al menos un candidato a la Alcaldía que las jalona, cosas que no se cumplen por ahora con la debilitada campaña de Morris, o una cabeza de lista muy fuerte, como fue Álvaro Uribe en la campaña el Senado de 2014.

Pero la cabeza de lista tampoco tiene tanta fuerza: es la defensora de derechos humanos y Alta Consejera Distrital para los Derechos Humanos de las Víctimas, Ana Teresa Bernal, que el año pasado se quemó como candidata petrista a la Cámara, con 8.553 votos que le dieron para quedar en el cuarto puesto de la lista que eligió dos congresistas, y con la mitad de los votos del segundo, David Racero.

Una fuente cercana al petrismo le dijo a La Silla que Petro “organizó la lista según el orden de lealtad”; otra señaló que Muhamad no fue la cabeza por el video en el que manifestó su desacuerdo con el apoyo a Morris. 

La Silla Cachaca trató de comunicarse con Muhamad para conocer su versión, pero hasta el momento de publicar esta nota no había respondido nuestras llamadas y mensajes.

Andrés Charry negó que fuera así. Explicó que la cabeza de la lista estuvo entre ellas dos porque obtuvieron el mismo puntaje en el mecanismo de selección de candidatos, y eligieron a Ana Teresa por su trabajo como defensora de Derechos Humanos y su mayor experiencia. 

Contó que la decisión de cerrar la lista se dio para no centrarse en individualidades, pues “hay temas fundamentales que hay que defender y que cualquiera de la lista lo puede hacer".

Sin candidato fuerte y con lista cerrada, por lo menos parte del petrismo puede deslizarse hacia la campaña de López.

Por lo menos así parece mostrarlo el caso de Maldonado, quien le dijo a La Silla que no está cerrada a acompañar a Claudia, aunque ella ya no represente una fuerza política. En eso concuerda la fuente que trabajó en la Alcaldía de Petro, pues argumenta que si la izquierda no se une, no ganará. 

Lo que es casi imposible es que se una en torno a Morris, lo que de entrada será una derrota para Petro. Pero una que quizás sea menor que el desgaste que puede traer esta novela para su imagen.

¿Y el futuro de Petro?

La decisión de apoyar a Morris y cerrar la lista no la tomó un partido, sino que le encabezó una persona, Gustavo Petro.

Que una decisión suya lleve a una renuncia tiene antecedentes, que refuerzan uno de sus mayores puntos débiles.

La más sonada fue la de Daniel García-Peña de su equipo de Gobierno cuando apenas arrancaba la alcaldía, y tras años de ser uno de los principales escuderos del entonces alcalde.

La esposa de García-Peña, María Claudia Valencia, era secretaria de Hábitat y Petro la sacó del gabinete sin informárselo directamente. La reacción de García-Peña fue renunciar a la dirección de relaciones internacionales de Petro pero lo que más resonó fue una frase de su carta de despedida: "Un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota".

Esa misma idea, con otras palabras, la trajo a colación otro antiguo aliado de primera línea de Petro, el exconcejal Carlos Vicente de Roux con quien denunció el carrusel de la contratación. Cuando rompió relaciones con el exalcalde durante la segunda vuelta presidencial del año pasado, dijo públicamente cosas como ésta

Por eso, la salida de Maldonado puede refrendar la imagen de Petro como una persona que impone sus posturas y dificulta consensos.

Eso puede reflejar que Petro no cree en las estructuras de partidos sino en los movimientos, que no tienen instancias claras de decisión ni instituciones definidas, lo que explicaría que tome decisiones y asuma vocerías sin dificultad.

Aunque también se asemeja a otras ocasiones en las que ha centrado en sí mismo movilizaciones más amplias, como las de noviembre del año pasado.

En esta ocasión, sin embargo, el choque se debe a un presunto maltrato a una mujer en un movimiento en el que las cuestiones de género y el feminismo son fuerzas vivas e importantes.

Por eso, defensoras de la Colombia Humana como Sara Tufano, columnista de El Tiempo o Juana Afanador, quien con Carlos Carrillo develó que Enrique Peñalosa no tenía los posgrados que había afirmado tener, marcaron claras distancias con la decisión de Petro (Afanador también renunció a la Colombia Humana). 

No es fácil saber hasta dónde esto puede afectar a Petro en el futuro, aunque hoy tenga fracturado al movimiento del que es vocero. Eso porque, como dice una fuente cercana a la Colombia Humana, allí Petro es un elemento clave de cohesión porque parece que representa una opción viable de poder. 

Falta ver si estas elecciones, en las que además impulsa a su hijo Nicolás como candidato a al Gobernación del Atlántico, a pesar de no tener mayor trabajo político allá y a la usanza de las dinastías políticas, lo mantienen con esa gran ventaja entre amplios sectores de la izquierda.

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