Clara y Robledo se comieron los huevos de la paz

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Este lunes, en el Hotel Portón de Bogotá, se encontraron para desayunar Clara López y Jorge Robledo, las dos máximas figuras del Polo y antítesis políticas dentro del mayor partido de la izquierda. Esa reunión fue la cúspide de unos acercamientos que, a lo largo de las últimas dos semanas, han limado las asperezas entre los dos grandes bloques dentro del Polo -que vienen de once meses de escaramuzas, dardos y peleas abiertas- y que ahora llegaron a una serie de preacuerdos de cara al congreso polista que arranca hoy en el Hotel Tequendama.

Este lunes, en el Hotel Portón de Bogotá, se encontraron para desayunar Clara López y Jorge Robledo, las dos máximas figuras del Polo y antítesis políticas dentro del mayor partido de la izquierda.

Esa reunión fue la cúspide de unos acercamientos que, a lo largo de las últimas dos semanas, han limado las asperezas entre los dos grandes bloques dentro del Polo -que vienen de once meses de escaramuzas, dardos y peleas abiertas- y que ahora llegaron a una serie de preacuerdos de cara al congreso polista que arranca hoy en el Hotel Tequendama.

Aunque no son acuerdos definitivos aún, las posibilidades de rompimiento del Polo se ven lejanas. Y por todos lados se oyen frases de optimismo. “Vamos al congreso sobre la base de que hay un ambiente nuevo”, dice un integrante del comité ejecutivo. “Lo fundamental es que hay acuerdo, lo demás lo podemos dirimir. Ahora vamos a ver si podemos completar la tarea sin tropiezo”, apunta un congresista. “Esto ya no se rompe por nada”, dice otro polista.

Los polistas recomponen los puentes

Hasta las elecciones de abril, en las que se eligieron los delegados al IV Congreso del Polo, el ambiente dentro del partido era muy tenso.

Tanto que las diferencias parecían insalvables entre los dos grandes grupos dentro del Polo: el que lideran Clara y el representante Iván Cepeda, que se ha centrado más en las luchas de derechos humanos, y el de los senadores Jorge Robledo y Alexander López, mucho más orientado hacia los temas económicos.

Sobre la mesa el sector de Clara llegaba con ventaja al congreso, con unos 420 delegados contra los 350 que tendrían Robledo y sus aliados de la 'Nueva Tendencia' que lidera el senador vallecaucano Alexander López. Pero fueron ellos los que tendieron los primeros ramos de olivo, que dieron pie a las negociaciones en las que cada sector eligió cinco compromisarios.

Por la 'izquierda de derechos humanos' estaban los senadores Iván Cepeda, Senén Niño y Alberto Castilla, el ex senador Jaime Dussán y el ex concejal Carlos Romero (y esposo de Clara). Por la 'izquierda económica', el senador Alex López, el secretario general Gustavo Triana, el ex ministro Carlos Bula, la ex concejal Lilia Avella y el académico Rodolfo Arango.

Al comienzo las discusiones en la sede del Polo en Teusaquillo entre los compromisarios fueron -según tres fuentes distintas- muy duras, pero desde hace una semana fueron dando sus frutos. Y continuaron casi todos los días hasta la última ayer a mediodía, apenas una hora antes de que arrancara el 'foro internacional' con el que se inauguró oficialmente el congreso.

La cúspide del acercamiento fue el desayuno en el Hotel Portón entre Robledo, López, Romero, Dussán y Triana, el que -según una persona que conoció los detalles de la reunión- “se abordaron con mucha crudeza las diferencias y con franqueza las coincidencias, primando la idea de 'salvemos este proyecto y es más lo que nos junta' ”.

Los acuerdos de la distensión

En concreto, los dos grupos llegaron a preacuerdos en tres temas medulares: el respaldo sobre el proceso de paz, la oposición frente al gobierno de Juan Manuel Santos y la política de alianzas para las elecciones de octubre.

En los tres temas, ambos grupos cedieron. Para cada uno de ellos han venido trabajando en una resolución, a las que le darán los últimos toques mañana y que serán leídas el sábado al clausurarse el congreso.

En el tema de la paz, acordaron que el Polo mantiene al proceso de paz como una de sus prioridades pero no la única. Eso reduce las molestias entre muchos robledistas y miembros del bloque independiente, que sentían que -en palabras de uno de ellos- “los estaban 'uribizando' y prácticamente poniendo como anti-paz”.

La lógica de este acuerdo es que, como dice un polista, “no podemos hundirnos si [La Habana] llega a naufragar por algo desafortunado de cualquiera de las partes. Nosotros ni tenemos voz en la mesa de negociación y no es lógico atar nuestra suerte a lo que decidan terceros”.

Con la oposición a Santos llegaron a un acuerdo parecido: el grupo clarista se compromete a mantenerse alineado en la oposición al modelo neoliberal y a enarbolar banderas tradicionales del sector de Robledo como la lucha contra los TLC y la privatización de empresas como Isagen.

Como resume una persona del bloque de Clara, “la paz no es lo principal, pero tampoco es secundario. Y el modelo económico no es lo único, pero también debe quedar arriba”.

En cuanto a las alianzas, acordaron que se evaluarán solamente caso por caso o departamento por departamento y prioritariamente con partidos afines como la Alianza Verde, la Unión Patriótica o el Mais indígena.

Eso significa que no habrá alianzas nacionales, como la que el bloque de Clara ha planteado con la UP y el Frente Amplio por la Paz, pero tampoco quedó escrito sobre piedra que debe ser 'nini' ('ni Santos, ni Uribe') como reza el mantra de Robledo y el Moir.

Eso debería despejar el fantasma de que Clara quiere hacer una alianza con el santismo para llegar al Palacio de Liévano, una pelea que arrancó cuando ella grabó cuñas televisivas a favor de la reelección y luego escribió una carta al Polo subrayando la gravedad de la “amenaza de la ultraderecha” y dejando entrever la posibilidad de alianzas locales para atajar al Centro Democrático.

Además, llegaron a otros dos pequeños acuerdos tácitos que también desenredan temas espinosos.

Primero, definieron que no se hará ninguna modificación al 'ideario de unidad' del Polo, que -en palabras de un polista- es 'su ADN, su color y su corazón'. El temor del sector robledista era que, si se hacía alguna modificación como la que dejó entrever Clara en un mensaje y luego Dussán propuso, pudieran desaparecer de la ideología polista puntos que para el Moir son esenciales, como la lucha contra los TLC o la visión de que Estados Unidos representa una interferencia en la soberanía nacional.

Finalmente, decidieron crear una comisión nacional de avales donde tendrán peso decisorio las regiones. Con esa idea zanjaron el enorme descontento que dejó en las regiones una resolución que impulsó el sector clarista en febrero -y que aprobó en medio de una gresca en el comité ejecutivo- que despojó a los coordinadores locales de la capacidad de decidir sus avales. Eso dejó candidaturas ya oficializadas, como las de los ex congresistas Wilson Arias y Mauricio Ospina en Cali y el Valle, en veremos.

Eso deja al menos dos temas álgidos aplazados por ahora. El primero, la posible candidatura presidencial de Jorge Robledo en 2018 que anticipó en febrero, pero que -como contó La Silla- era una movida más con miras a posicionarse para el congreso de hoy que un anuncio serio (al menos no tan temprano). “No se va a postular a nadie aún, cada cosa en su momento”, dice un robledista.

Quedaría también en el tintero la posible unidad de la izquierda, un asunto que ahora -en el contexto del proceso de paz y (si se firma un Acuerdo final) de una eventual entrada en política de las Farc- cobra un significado distinto dado que muchos en el Polo no ven con buenos ojos que el partido sea una pista de aterrizaje para esa guerrilla.

Las señales de deshielo, sin embargo, pronostican que no habrá un congreso álgido como el que se anticipaba hace algunas semanas. De hecho, ya llegaron a otro acuerdo simbólico: los robledistas votarán para mantener a Clara en la presidencia del partido y, si gana la Alcaldía de Bogotá en octubre, a que un aliado suyo la remplace. A cambio, los claristas votarán para que Gustavo Triana -que viene del Moir - se mantenga como secretario general.

Y de paso, abonan el terreno para que la izquierda llegue unida a las elecciones en Bogotá, algo necesario si Clara quiere superar el 30 por ciento de intención de voto que hasta ahora ha sido su techo.

Como dice un polista, “las parejas se pelean y al día siguiente se están dando picos. En política sucede igual”.

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