El expresidente insiste en que hay que acabar o reformar profundamente a la JEP, mientras Farc harán pública su versión colectiva de secuestro y preparan actos de perdón.
Cuando Uribe quiere tumbar la JEP, la Farc redobla compromisos con el Acuerdo
Mientras en el retiro espiritual del Centro Democrático en Paipa el expresidente Álvaro Uribe insistió en que hay que acabar o reformar profundamente a la JEP, así hoy le parezcan "imposibles políticos", la Farc tuvo otro retiro el fin de semana pasado en Tocaima del que salieron con la idea de que hay que redoblar sus esfuerzos por contribuir a la verdad y a la reparación de las víctimas.
Justo cuando a la exguerrilla le cayó la presión de todos los lados para que reconozcan, sin justificaciones, su responsabilidad, los miembros del antiguo Secretariado que está compareciendo ante la JEP tomaron la decisión de hacer pública su versión colectiva completa sobre el secuestro contemplado en el caso de “retenciones ilegales”, incluidas, probablemente, las ampliaciones de esa versión por bloques. Según nos confirmaron tres fuentes del partido, harán público el documento la semana entrante.
En esa misma lógica, entre el lunes y martes, más de 30 antiguos mandos del Bloque Sur, incluido su excomandante Joaquín Gómez, se reunieron en el espacio de capacitación de Agua Bonita, en La Montañita, Caquetá, para ver cómo resolvían demandas de verdad de sus víctimas.
Ahí también hablaron de hacer actos públicos de reconocimiento, como una audiencia que le quieren proponer a la JEP y a la Comisión de la Verdad, con víctimas de secuestro en Huila y Caquetá, dos de los departamentos más golpeados por ese crímen.
Las movidas
Farc tomó la decisión de hacer pública su versión colectiva en una reunión este fin de semana en Tocaima, a la que fueron 66 exguerrilleros para preparar su ‘Asamblea Nacional de los Comunes’ en abril y se da en respuesta a que hay pedazos de la versión y sus ampliaciones por bloques que se han ido filtrando a medios.
Como El Espectador, que sacó la versión colectiva que entregó Farc en septiembre (aunque no publicaron el documento porque era reservado), o la versión del Bloque Oriental sobre el secuestro de Ingrid Betancourt; o Noticias Caracol, que sacó la versión de un exguerrillero que cuidó a Betancourt y que habla sobre la Operación Jaque que permitió su liberación.
“Nos interesa que el país conozca de boca de quienes ofrecieron verdad, ante la Sala de Reconocimiento, lo que se dijo de manera integral, no fragmentos, e instar a que los militares, los terceros, los políticos que están compareciendo también hagan públicos sus aportes”, dijo a La Silla Camilo Fagua, abogado de Farc.
“Reflexionamos que por falta de experiencia o a lo mejor de visión, nos ha faltado comunicar mejor lo que hemos estado haciendo para aportar a la verdad y a la reparación”, nos dijo el senador fariano Carlos Antonio Lozada. “Entonces la decisión es hacer pública la versión colectiva. Ahí hacemos el reconocimiento, en qué contexto se tomaron las decisiones que se tomaron y por supuesto, todos los errores que cometimos”, agregó.
“Errores” a juicio de ellos como, por ejemplo, su política de secuestros a ganaderos en el Magdalena Medio y cómo eso desató la crecida del paramilitarismo en esa región; o las pescas milagrosas. “Eso fue una desviación de algunas unidades móviles, que se corrigió y que jamás debió ocurrir”, dijo Lozada a La Silla Vacía.
Según él, también hablaron de tener más acercamientos directos con las víctimas y propiciar actos públicos de perdón.
Como contó La Silla en diciembre, pese a que hubo un impulso inicial, con actos de perdón en público como el de Bojayá en 2015, o el de la masacre de La Chinita en Urabá en 2016, apenas un puñado de eventos de este tipo han tenido lugar recientemente y como muchos de ellos fueron relativamente cerrados o se dieron en zonas rurales, tuvieron poco cubrimiento mediático o visibilidad pública.
Esa realidad ha reforzado la percepción de que la Farc no está dispuesta a ponerle la cara a sus víctimas y a expresar su arrepentimiento.
Más ahora que, la generalidad en las observaciones que la JEP ha recibido de 272 víctimas en el caso de secuestro, es que sienten que las versiones entregadas hasta ahora por los exguerrilleros no son suficientes. No basta un reconocimiento de autoría y de la política de retenciones en general. Sus expectativas son otras.
“En general, las víctimas en sus observaciones consideran que los miembros de la extinta guerrilla no reconocen ni aportan verdad suficiente frente a los vejámenes que padecieron”, dice la JEP en un comunicado.
“Todos los actos de perdón y reconocimiento que sean necesarios, estaremos aquí, dispuestos”, nos dijo por su lado la senadora Sandra Ramírez, viuda de Manuel Marulanda.
De hecho, La Silla supo que el equipo de defensa de Farc ya le pidió en un oficio a la JEP los videos de todas las versiones, que son reservadas y están en manos de la Sala de Reconocimiento y de las víctimas acreditadas a las que les han dado traslado de todo.
En esa línea de asumir sus responsabilidades es que, por ejemplo, el Bloque Sur -cuyos aportes a la verdad están golpeados por el rearme de El Paisa dado que fue el cerebro de operaciones como la toma al edificio Miraflores en Neiva o la bomba al club El Nogal en Bogotá- ya comenzó a esclarecer algunas de las observaciones de las víctimas y quieren hacer actos públicos de reconocimiento.
El perdón
Entre el lunes y martes de esta semana se reunieron en Agua Bonita más de 30 exguerrilleros de alto rango del Bloque Sur, incluidos algunos críticos a la dirección de Rodrigo Londoño, y que ya armaron un movimiento aparte llamado ‘Corporeconciliación’, como Fabián Ramírez, exjefe del bloque, o alias ‘Sonia’, la primera exguerrillera extraditada que ya volvió al país.
Era la primera vez que Joaquín Gómez, el excomandante histórico de ese bloque, se reunía con su antigua tropa en meses. Ya antes ese bloque había tenido tres reuniones para ir aportando a su versión colectiva, pero Gómez no había ido, según dijo, por cuestiones de seguridad y porque vive en La Guajira.
“La verdad es que la presencia de Joaco (Joaquín Gómez) fue un parte de tranquilidad para un bloque muy golpeado y para que no quede como algo que sólo mandos medios y rasos están contribuyendo”, nos dijo una fuente que estuvo en la reunión y no quiso ser citada. “Él fue a decirles que estaba comprometido con aportar verdad, con ponerle el pecho a todo lo que venga y que no los iba a dejar solos”, agregó.
Así también nos lo confirmó Mauricio Gareca, un exguerrillero que lidera el espacio de capacitación de La Pradera en Puerto Asís, Putumayo. “Así como la dirigencia fue responsable de las decisiones en la guerra, nos dijo que también está con nosotros para todo el tema del reconocimiento y eso da confianza”.
En concreto, La Silla supo que en esa reunión resolvieron solicitudes de la JEP en casos como el de cómo fue el operativo y quiénes participaron en el secuestro de los contratistas gringos; o cómo fue la operación Júpiter en la que murieron uniformados que llevaban más de 11 año secuestrados, o la toma de Patascoy en 1997, en la que murieron 10 soldados y Farc secuestró a otros 18.
También resolvieron preguntas concretas de las víctimas como las de las familias de los policías desaparecidos Elkin Hernández y Edgar Yesid Duarte; o más detalles sobre secuestros políticos en el Huila, como el de Gloria Polanco de Lozada, secuestrada con sus hijos.
Fue así como aprobaron hacerle una solicitud a la JEP y a la Comisión de la Verdad para hacer un acto de perdón con varios de los secuestrados políticos de la región, como la familia Turbay Cote, masacrada por la Farc en Caquetá, y los Lozada, los Polanco, así como con los exsecuestrados Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Géchem.
Están viendo, además, si logran concretar un acto de perdón con las familias de los nueve concejales que mataron en el municipio de Rivera en 2006. Aunque llevan diciendo eso desde 2017 y nada que es un hecho.
“La idea es retomar la agenda de actos, que la verdad es que sí hemos aplazado por cuestiones de seguridad, pero queremos hacerlo”, nos dijo un exguerrillero del Huila que está en el partido y nos habló bajo la condición de no citarlo.
Con todo eso, la Farc busca visibilizar sus aportes en un momento en el que varias de sus víctimas están perdiendo la paciencia y el país está viendo en los noticieros relatos que más que un reconocimiento, son justificaciones de por qué hicieron lo que hicieron, algo que le ha dado gasolina al uribismo para revivir su idea de acabar a la JEP o al menos reformarla.
Cosa que el Centro Democrático ya anunció que reintentará vía Congreso. Por eso de su retiro en Tocaima, la Farc le hizo un llamado de "sensatez" a los congresistas "para que no prosperen estos proyectos que pondrían en grave riesgo la construcción de la paz".