Después de reunirse con el Comité Cívico que ha venido organizando el paro de mañana en Chocó, representantes de los comerciantes acordaron cerrar sus negocios para apoyar la iniciativa, pero sólo los primeros dos días.
El apoyo a medias de los comerciantes en Chocó
Mientras en Chocó ya todo está listo para irse a lo que sería su segundo paro en menos de un año, sólo hasta esta tarde se supo que los comerciantes, uno de los sectores claves en la movilización pasada, apoyarán la iniciativa que intentará volver a poner los ojos en el Chocó como ocurrió el año pasado.
Pero a diferencia de la vez pasada, donde los negocios permanecieron cerrados los ocho días que duró la movilización, esta vez sólo los cerrarán dos.
La nueva movilización
La planeación de la nueva movilización arrancó desde antes de Semana Santa, cuando los promotores del Comité Cívico pusieron como fecha cero el próximo 10 de mayo para volver a cesar todas las actividades en el departamento. Lo hicieron luego de que se hiciera pública la rendición de cuentas de los acuerdos a los que se llegaron en agosto del año pasado con el Gobierno y donde según los promotores del paro hay más incumplimientos que avances.
“En la última reunión los representantes del Gobierno nos mostraron los avances de los acuerdos y nos dimos cuenta que sólo se ha avanzado un 5 por ciento. Y eso que son temas urgentes y se suponía que iban a asignar los recursos necesarios”, le explicó a La Silla Yesimar Álvarez, miembro del Comité y concejal de Quibdó por el Mira.
Por eso, los miembros del Comité por la Salvación y Dignidad del Chocó insisten en que la movilización social es la única forma que tienen los chocoanos para visibilizar los problemas de educación, salud, infraestructura y corrupción que tiene el departamento.
Por ahora, según Jorge Salgado, otro de los miembros del Comité, se han estado organizando para que éste sea un paro departamental y que no tenga su sede sólo en Quibdó como ocurrió el año pasado. Y dice que ya cuentan con el respaldo del sindicato de profesores y de transportadores, que pararán otra vez, la Diócesis de Quibdó y varias organizaciones sociales de base que han funcionado como la conexión entre las cabeceras municipales y las zonas más aisladas.
“Nos estamos conectando a través de seis municipios de la Provincia del San Juan que tienen como satélites otros municipios aislados donde sólo se puede llegar por los ríos. Allí hemos venido trabajando por comités. Después de Quibdó el otro más importante ha sido Istmina”, le dijo Salgado a La Silla.
Sin embargo, La Silla Pacífico supo que los representantes del sector comercial, uno de los que más mueve la economía en el departamento, aún no tenían claro si participar esta vez valdría la pena.
Ya lo hicieron en el paro pasado, en agosto de 2016, cuando cerraron sus negocios durante 8 días, al tiempo que el resto del departamento cesó actividades en colegios y transportes.
Aunque en ese momento, el paro tuvo frutos porque los chocoanos lograron sentar al Gobierno y negociar sobre su pliego de condiciones para levantar la protesta, los comerciantes no quedaron convencidos de repetir la cruzada, o al menos no como aquella vez, luego de hacer cálculos de las pérdidas que les generó.
“Aunque tenemos buenas relaciones con los comerciantes, ellos dicen que si apoyan el paro pero que esta vez no van a cerrar los negocios porque están quebrados. Para ellos hacer eso en Quibdó es autoflagelarse, es como suicidarse”, dijo antes de reunirse con los comerciantes Jorge Salgado, miembro del Comité.
Situación que cambió después de la reunión en la que líderes del paro y del sector comercial llegaron al acuerdo de que los comerciantes sí cerrarán sus negocios, pero sólo los primeros dos días.
Lo que puede representar un duro golpe a la movilización teniendo en cuenta que en el departamento el sector comercial es uno de los más grandes y el enlace con otros departamentos como Antioquia.
De hecho, aunque en uno de los comunicados que por estos días ha emitido el Comité, los líderes del paro dicen que se resisten a creer que los comerciantes están poniendo sus intereses particulares por sobre los colectivos por no haber nacido en el territorio, luego son enfáticos en decir que “no aceptamos saboteos al cese total de actividades en todo el Departamento del Chocó, y responsabilizamos a quienes actúen contrario de las alteraciones que se pudiera generar, como consecuencia de sus provocaciones”.
Los acuerdos incumplidos
El paro de Chocó del año pasado se realizó dos meses antes del plebiscito por la paz, cuando el Gobierno se estaba jugando una de sus principales banderas en uno de los departamentos más golpeados por el conflicto.
En ese momento, la movilización tuvo una respuesta rápida del Gobierno. El Presidente no sólo envió una comisión liderada por Guillermo Rivera, viceministro del Interior, para liderar la negociación sino que dio a conocer que este Gobierno ha invertido más de 7 billones de pesos en el departamento. Además, resaltó que había a nombrado en su gabinete a dos chocoanos: Luis Gilberto Murillo como Ministro de Ambiente y Zulia Mena como viceministra de Cultura.
Al final, el acuerdo se logró en 8 días y el Chocó apoyó el Sí a la paz con el 80 por ciento de los votos. Sin embargo, nueve meses después, los líderes del paro dicen que el Gobierno no cumplió los acuerdos.
Uno de los puntos donde más hubo avance fue crear los espacios para resolver la disputa limítrofe entre Antioquia y Chocó por Belén de Bajirá. Aunque hoy, según la Gobernación de Chocó, el Instituto Agustín Codazzi ratificó que esa región ya pertenece al departamento, todavía no se ha publicado el mapa que resuelve de fondo la disputa.
En otros puntos no ha habido tanto avance. Por ejemplo, el del Hospital San Francisco de Asís en Quibdó, donde el Gobierno, para evitar su liquidación, se comprometió a sanear todas las deudas que en vez de disminuir hoy suman más de 37 mil millones de pesos. A eso se suma que el Hospital sigue sin agua potable (llega directamente el agua del río Atrato contaminada con mercurio) y la precariedad de las instalaciones.
Pero quizá uno de los puntos más sentidos, y con menos avances, sigue siendo el de las dos vías que conectan el departamento con el resto del país: la vía Quibdó-Medellín y Quibdó-Pereira.
Desde hace quince años los presidentes les han prometido a los chocoanos no sólo terminarlas, sino hacer toda la intervención necesaria en términos de infraestructura para evitar los derrumbes y levantar puentes. Sin embargo, como contó La Silla, según el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Transporte no tiene la plata para terminar los proyectos que costarían 720 mil millones de pesos. Suma que hoy Chocó le reclama al Gobierno.
Por eso, el Comité Cívico por el Chocó insiste que hay que volver a paro para volver a exigir que el Gobierno nacional mire al departamento.
Esa situación fue reconocida por el vicepresidente Óscar Naranjo que estuvo en Quibdó la semana pasada. Allí, aunque intentó sin éxito convencer a los miembros del Comité de no volver a salir a las calles a protestar, reconoció que en Chocó sí “hay un déficit de cumplimiento, institucional, de infraestructura y de condiciones sociales que deben ser superados, y la prioridad del Gobierno es con el departamento”.
Además, el Gobierno, ha insistido a través de los Ministerios del Interior, de Ambiente y Desarrollo Sostenible y del Plan Todos Somos Pazcífico en que sí se han adelantado varios puntos de los acuerdos, como el del dominio territorial de Belén de Bajirá, y aseguran que los que están estancados ha sido por razones externas que les están demandando más tiempo del acordado.
Sin embargo, dado que esta vez no todos los actores están convencidos de salir cuando se acerca la hora cero y que ya no hay una coyuntura clave para el Gobierno como lo fue el plebiscito tiene a varios de los líderes del paro preocupados por el efecto real que tendrá la movilización.
“¿Qué hace este proceso distinto al del año pasado? Esa es la pregunta del millón. Nosotros los chocoanos no tenemos más que la movilización pacífica para demostrarle al país lo que sentimos”, le dijo a La Silla Jorge Salgado.
Por eso, lo que se está en juego para el miércoles es quiénes están del lado de la movilización y cómo van a hacer que esta vez el Gobierno sí les cumpla.
Aún así, lo que sí tienen claro los del comité, y quienes pararán para salir a las calles desde pasado mañana, es que no quieren más promesas sino los recursos y las garantías para convertirlas en realidad. Falta ver si esta vez lo logran.
Nota de la editora:
Después de publicada esta nota, actualizamos la información luego de que terminó la reunión con los comerciantes.