Es el segundo producto de exportación del país y de él depende más de la tercera parte de las economías de La Guajira y el Cesar. Sin embargo, la transición energética le está quitando espacio y el Gobierno no tiene un plan claro para reemplazarlo.
El 16 de diciembre el Ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, y sus dos viceministros, Miguel Lotero (de Energía) y Sandra Sandoval (de Minas) presentaron su balance del 2020 para su sector: hablaron del nuevo operador de Electricaribe, del futuro de las renovables, de petróleo y del proyecto para apostarle al hidrógeno como nueva fuente de energía en Colombia.
Pero no de carbón.
Esto es llamativo porque aún hoy, en su peor momento en los últimos diez años, el mineral es el segundo producto de exportación en el país (según las cifras a noviembre), aportó 600.000 millones de pesos de regalías en el primer semestre (casi lo que vale un mes de subsidio a las nóminas por covid), genera 120.000 empleos y su producción ponen el 40 y el 35 por ciento de las economías de Cesar y La Guajira, respectivamente.
Su ausencia en el balance del Gobierno no sorprendió a los cuatro expertos del sector con los que hablamos para este artículo, pues coinciden en que el carbón nunca ha estado en la lista de prioridades del presidente Iván Duque, que tiene una agenda que mira más a minerales como el oro, la plata y el cobre, y la meta de hacer una transición energética a energías renovables.
Esta meta, según nos contestó el Ministerio de Minas y Energía en un cuestionario que enviamos sobre este tema, no implica que en el futuro cercano, Colombia vaya a quedarse sin consumir o producir carbón.
Pero, sí traerá cambios al sector como nuevas exigencias a las plantas térmicas que funcionan con carbón para que inviertan en tecnologías más limpias, ajustes a las fórmulas con las que se calculan las regalías que pagan las carboneras y buscar nuevas inversiones para que se construyan minas en otras regiones como Antioquia y Chocó para producir otros minerales como oro y cobre
El plan de cómo se hará la transición, sin embargo, todavía no es claro, y menos en las regiones que hoy dependen de este mineral.
¿El principio del fin?
El año pasado a las carboneras se le juntaron todos los males: los precios de la tonelada del carbón térmico, el que se usa para prender plantas eléctricas y más se exporta, cayó más de una cuarta parte (llegó a estar por debajo de los 34 dólares por tonelada frente a 46 de fines de 2019) y al precio más bajo desde hace 16 años.
El Cerrejón, la segunda mina que más produce carbón en el país, enfrentó una huelga de 91 días, la más larga en su historia, y tuvo que parar parte de su producción. Prodeco, que ocupa el tercer lugar, le pidió a la Agencia Nacional Minera suspender su producción y, aunque la autoridad le negó la solicitud, la empresa dice que su operación es inviable. Y el cuarto productor, Colombian Natural Resources, se acogió a la ley de quiebras de Colombia y suspendió su obligación de reasentar una vereda en el municipio de El Paso, Cesar.
La crisis tiene un componente coyuntural: el covid redujo la demanda mundial de energía, porque muchas empresas tuvieron que parar; en las minas se hizo más difícil operar por las medidas de protección para frenar el virus; y cayeron la demanda mundial y la producción nacional.
En Colombia, el resultado de esa confluencia de factores fue que la producción de 2020, que el Gobierno había proyectado en más de 80 millones de toneladas, fue de 53 millones; las regalías, que en 2019 sumaron 1,9 billones de pesos, se estiman en 1,2 billones, y las exportaciones habían caído 26% hasta noviembre.
Aunque se agravó, la crisis venía de antes y no tiene salida fácil. Y de acuerdo con las respuestas del Minas y Energía, si bien el Gobierno ve poco probable que la producción de carbón en el país vuelva a ser de 80 a 85 millones de toneladas, en 2021 esperan que se produzcan 20 millones de toneladas más que el año pasado.
“Colombia tiene una realidad y es que su mayor comprador, que es Europa, está migrando a otras fuentes de energía. Ya 2031 es la fecha en que Europa va a cerrar sus plantas a base de carbón”, explica la consultora y exdirectora de la Agencia Nacional de Minería, Silvana Habib.
Por eso, mientras en 2017 el 48 por ciento del carbón exportado iba a Europa, en 2020 fue solo el 35 por ciento, según los datos de la Unidad de Planeación Minero Energética, la entidad que lleva las cifras planea el futuro del sector.
Si bien la caída del consumo en Europa la puede compensar Asia y según la Agencia Internacional de Energía el consumo mundial de carbón se mantendrá estable mínimo hasta 2024, llevarlo de Colombia es difícil.
Por eso, aunque en los últimos tres años se han cuadruplicado las exportaciones a China e India, Asia representa menos del 10 por ciento de estas ventas.
Según Habib, el diagnóstico es claro: “a Asia no tenemos salida”. Eso porque los puertos carboneros están en el Caribe y no en el Pacífico, y el costo de llevarlos allá hace que no en la mayoría de los casos no sea rentable venderlo.
Pero además Rusia, Australia e Indonesia son grandes productores y pueden llegar más rápido a Asia que Colombia.
Según el presidente de la Asociación Colombiana de Minería, Juan Camilo Nariño, que tiene entre sus asociados a Drummond, Cerrejón, Prodeco y Colombian Natural Resources, si Colombia quiere seguir siendo productor de carbón necesita ajustar su política minera empezando por volver a promocionar el carbón en los mercados internacionales y evaluar cómo se puede abaratar el costo de producirlo en Colombia.
“Primero entender la importancia que tiene el carbón colombiano para el desarrollo del país: generación de empleo, encadenamientos y aportes fiscales, entre otros”, dijo Nariño a La Silla.
Un consultor de empresas y gremios mineros, que nos habló off the récord porque no tiene autorización de sus clientes para hablar del tema, nos dijo que sabe de primera mano que varias carboneras están pidiendo desde hace varios meses al Gobierno que cambie la fórmula de cómo les cobra las regalías para pagar menos.
El Ministerio de Minas y Energía confirmó a La Silla que ya están revisando la metodología de liquidación de regalías, como parte de unos nuevos "lineamientos de política para la minería de carbón en Colombia", que incluyen también ideas para mejorar la competitividad, la seguridad y la huella ambiental del sector. Este es un documento borrador que está para consultas.
Eso les daría un alivio a las empresas durante la crisis pero recortaría aún más los recursos para los municipios y departamentos productores.
La descarbonización de Duque
La primera gran señal del Gobierno de que la minería no iba a estar en el centro de su agenda fue cuando en su primer año el Ministerio cambió informalmente su nombre: pasó de ser “de Minas y Energía” a “de Energía y Minas”.
Por ejemplo, la página web cambió de minminas.gov.co a minenergía.gov.co, y el mensaje del Gobierno empezó a poner a la minería en segundo plano.
“No le cambiaron el nombre a la cartera porque tenían que pasar un proyecto de ley para hacerlo”, nos dijo un exfuncionario del Ministerio, quien agregó que eso cayó muy mal entre los mineros.
Este cambio sutil refleja la principal apuesta de esta cartera: diversificar las fuentes de energía incorporando, como contamos proyectos de energía solar y eólica con subastas especializadas en las que las empresas dueñas de las plantas se comprometen a construirlas y el Gobierno a comprarles la energía en el futuro.
Hubo otra señal que no se conoció públicamente, pero que nos confirmaron dos exfuncionarios del Ministerio y un dirigente gremial. En el primer borrador del Plan Energético Nacional, un documento que actualiza todos los años la Upme para proyectar si habrá cómo generar la electricidad que necesitará el país en 10 años, no aparecía al carbón.
“Eso rebotó a todo el mundo. Si no quieres carbón di que no lo quieres, esa es una opción, Chile lo hizo, pero debes ser claro. Pero es que el plan ni mencionaba al carbón, entonces no se da la discusión”, nos dijo una de las fuentes.
Del Ministerio nos negaron que se esté analizando una restricción al uso de carbón, como la de Chile. "Para la matriz eléctrica del país, las plantas térmicas a base de carbón representan una importante fuente de confiabilidad para el Sistema Interconectado Nacional", dijo el Ministerio en el cuestionario.
Para los productores de energía con carbón la señal que han recibido no es esa, como dijo a La Silla Alejandro Castañeda, presidente de Andeg, un gremio que reúne a generadoras de energía, en su mayoría térmicas, la mayoría de sus empresas están frenando los planes de expansión en carbón o tienen proyectos de transición para producir con otras fuentes.
Otras han cancelado sus proyectos de expansión con carbón, como Termotasajero, que frenó el proyecto de una planta nueva de 250 megavatios.
Estas plantas consumen entre 4 y 5 millones de toneladas de carbón colombiano, un pequeño porcentaje del total de lo que se produce en Colombia, pero un porcentaje significativo para los mineros de Boyacá y Cundinamarca.
Un plan demorado
“Tenemos solamente que pensar en procesos de diversificación económica en los departamentos donde hay una dependencia muy alta de la producción de carbón, en particular es el caso de Guajira y Cesar”, dijo el Ministro Diego Mesa en la rueda de prensa al responder una pregunta de un periodista.
Diversificar, explicó, implica utilizar las reservas de carbón actuales para promover el crecimiento de otros sectores, particularmente en las regiones que dependen hoy del mineral.
Agregó que parte del plan de diversificación es promover más proyectos de minas de oro y cobre, lo que mencionó como uno de los principales logros del gobierno.
La viceministra Sandoval dijo que si bien no hay un plan de transición, están haciendo un “ejercicio de reflexión con la gente en el territorio, con las diferentes entidades territoriales, la academia y el sector privado para identificar oportunidades que aún tiene el carbón, para promover una diversificación productiva y disminuir el nivel de dependencia de esta actividad”.
El ejercicio se está haciendo en este momento con la Gobernación del Cesar, y la idea es que sea un piloto con los otros departamentos productores, aunque no hay una agenda concreta.
Nariño, del gremio minero, está de acuerdo con diversificar la "matriz minera para potenciar sus beneficios". Pero dice que lo ideal no es reemplazar el carbón sino "más bien complementarlo".
La pregunta del millón es si ese plan llegará a tiempo.
Para Giovanni Pabón, experto y consultor en temas de cambio climático e industrias extractivas, la transición hacia las energías renovables es inevitable, que el mercado del carbón colombiano se va a reducir también.
Él aboga por un impuesto al carbono y ha hecho oposición a las empresas mineras, pero le preocupa que el Gobierno no tenga un plan para afrontar el cambio. “Si tenemos otro 2020 y las minas empiezan a cerrar definitivamente, las energías renovables no van a generar ni el 5 por ciento de los trabajos que genera el carbón”, dice.
El otro riesgo es que será difícil garantizar que las mineras salgan quedando al día con los pasivos ambientales que deja la operación. Aunque la mayoría de los contratos mineros incluyen planes de cierre de minas.
“Creo que hay improvisación, pero si no se comienza a pensar o hoy en qué va a pasar no van a alcanzar a reaccionar ante la crisis”, concluye.