El coqueteo rojo-uribista que calentó la campaña por Cúcuta

Silla Santandereana

Alejandro Carlos Chacón, presidente de la Cámara y representante del Partido Liberal, y Juan Pablo Celis, representante del Centro Democrático.

El Partido Liberal y el Centro Democrático empezaron a acortar distancias con miras a presentar un candidato único al primer cargo de la capital de Norte.

A dos meses de que arranque formalmente la campaña para los locales de octubre, el panorama de las alianzas para la Alcaldía de Cúcuta finalmente empezó a esclarecerse.

A diferencia de lo que sucede en lo nacional, donde son habituales protagonistas de enfrentamientos, el liberalismo que encabeza el opositor presidente de la Cámara, Alejandro Carlos Chacón, y el Centro Democrático empezaron a acortar distancias.

Eso con miras a presentar un candidato único al primer cargo de la capital de Norte que le compita al que saque el grupo del condenado exalcalde Ramiro Suárez Corzo

Si bien esa alianza no excluye a otras fuerzas políticas, por ahora es la que va más adelantada.

La movida

Desde que arrancó el año la campaña para la Alcaldía de Cúcuta ha sido la más embolatada. 

 

No solo porque salieron al ruedo al menos 15 candidatos (10 por firmas), sino porque además las principales fuerzas políticas de la región estaban esperando a ver como se calentaba la previa electoral para moverse.

Eso último era particularmente clave porque con la alineada de la mayoría de la clase política por parte del gobernador William Villamizar para asegurarle el apoyo a Silvano Serrano para sucederlo, lo que había quedado claro en ese entonces era que el tablero se había acomodado para que el fortín en disputa fuera el primer cargo de la capital. 

Hasta ahora en lo local el panorama estaba dado así. 

Mientras que en el liberalismo el precandidato era el concejal Jaime Marthey, en el conservatismo era Víctor Suárez, en el uribismo estaban decantando una baraja de cuatro (dos salieron, pero otros dos entraron), y en el grupo del condenado Ramiro Suárez había dos caballos en la carrera recogiendo firmas. 

Las dos últimas fueron las que empezaron a aclarar la movida en los dos bandos con capacidad de aglutinar más fuerza dentro de los políticos tradicionales de la región.

Por un lado, como contó La Silla , el grupo de Suárez se desbarató porque aunque tenía en la carrera a Jorge Acevedo y a Martha María Reyes y la idea era que ambos se midieran en una encuesta para definir al ungido, hace 10 días el grupo se reunió y decidió apoyar solo a la segunda.

Por otro, en el Centro Democrático la baraja inicial de precandidatos, que está integrada principalmente por políticos de bajo perfil o empresarios, empezó a desdibujarse luego de que las directivas locales anunciaron que el nombre del ungido lo daría una encuesta.

Eso, como relató La Opinión, ocasionó que varios se bajaran del bus por considerar que no había garantías (Juan Carlos Rosas y José Luis Mora se fueron a recoger firmas), entre otras, porque dentro del partido empezó a correr la versión de que el ganador serviría solo de comodín porque el uribismo estaba realmente interesado en sellar una alianza con otras fuerzas.

Que eso sucediera no es raro, porque si bien la baraja uribista está integrada por gente que responde a los intereses del partido, todos tienen un problema de fondo: su trayectoria política es muy poca o no tienen y en esa medida su capacidad de arrastrar votos está en entredicho. 

Algo que en esta campaña en particular es clave, porque el que lleve el condenado Ramiro Suárez tendrá la maquinaria de la Alcaldía, y si Jorge Acevedo termina por su cuenta tiene un caudal electoral probado, así que una tercería necesita arrastre de las demás maquinarias para tener opción. 

En todo caso, y más allá de eso, dentro del Centro Democrático varios empezaron a sentir que la alianza, más que estar abierta a varias posibilidades, empezó a sellarse particularmente con el liberalismo. 

Tres fuentes de adentro del uribismo que conocen al detalle el proceso de escogencia del candidato coincidieron en esa versión.

“Pareciera que todo estuviera armado desde el inicio. Era como un secreto a voces que la alianza va a terminar con Marthey y así no estaban dadas las garantías”, dijo a La Silla Juan Carlos Rosas, uno de los precandidatos iniciales. 

José Luis Mora, otro de los precandidatos uribistas que renunció nos aseguró: “Todo lo que se decía en el Centro Democrático es que iban a hacer lo posible para que el partido no tuviera candidato propio y se fuera con Marthey. A los que quedaron ya les dijeron que se iba a medir con Marthey y el del Partido Conservador”

Esas tres personas y otras dos, además, nos detallaron que quien estaba moviendo esa idea era el curtido político y excandidato al Senado Basilio Villamizar, cuyo papel es principal en esta campaña porque fue uno de los tres compromisarios (los otros dos son el representante Celis y la exsenadora Milla Romero) delegados por el expresidente Álvaro Uribe para hacerle seguimiento al proceso de eliminación de los precandidatos.

Tanto Villamizar como Celis le dijeron a La Silla que no era cierto que existieran decisiones tomadas y que seguirán adelantando la eliminatoria entre candidatos (actualmente están Carlos Jaimes, Iván Gélvez, Marlon Chacón y Jairo Yáñez) con miras a tener un nombre definitivo en las próximas semanas. 

Sin embargo, como aún no ha arrancado ni siquiera los foros entre los precandidatos y tampoco se han ultimado los detalles de la encuesta, lo que sí es claro es que si decidieran impulsar a alguien de adentro irían tarde.

Sobre todo porque aunque hasta ahora se están empezando a decantar las movidas de todos los sectores, varios candidatos de otros sectores llevan tiempo fogueándose.

Además, porque La Silla sí confirmó que las conversaciones entre uribistas y el liberalismo sí existen y van adelantadas.

Los acercamientos

En La Silla no obtuvimos detalles de todo lo que se ha hablado hasta el momento, pero sí confirmamos varios apartes. 

Por un lado que en Bogotá es en donde se están dando las conversaciones, por otro, que están siendo lideradas por los congresistas, y  además que no han incluido solo al Centro Democrático y al liberalismo -en cabeza de Alejandro Carlos Chacón-, sino también al senador conservador Juan Carlos García Gómez, y al senador de Cambio, Édgar Díaz. 

“En lo que se están haciendo aproximaciones es en la posibilidad de armar un frente común para hacer alianzas en los lugares donde creemos que podemos ir unidos”, dijo a La Silla el representante uribista Juan Pablo Celis. 

Según lo que nos relató, las conclusiones no han sido muchas más allá de encontrar puntos en común y no solo para la capital sino para los municipios claves de Norte. 

En el caso específico de Cúcuta la mira estaría puesta en encontrar a un candidato que le compita con posibilidades al grupo de Ramiro Suárez. 

En ese sentido, otras dos fuentes que lo saben de primera mano nos contaron que la cara que más estaría tomando forma sí sería la de Marthey porque empezó a registrar en encuestas y hasta ahora es la ficha que ven con más fuerza. 

“Para evitar roces se podrían someter a una consulta o una encuesta tanto Víctor Suárez, como el del Centro Democrático y Marthey, pero si todo sigue como va, el ganador sería Marthey”, nos contó uno de los políticos que nos habló a condición de no ser citado.

De resultar así, la pregunta del millón estaría en cómo se irían para la Gobernación, porque, como contó La Silla hace dos meses, el gobernador William Villamizar acomodó a casi toda la clase política a favor de su candidato Silvano Serrano, quien si nada cambia, tendrá el aval conservador el 26 de abril.

La pregunta existe porque si el Centro Democrático decidiera apoyar a un candidato liberal a la Alcaldía, sobre la mesa se pondría la posibilidad de que le respaldaran su ficha a la Gobernación, y en ese escenario el uribismo sí tiene con qué competir. 

Aunque hay dos cartas en la baraja: Ramiro Luna Conde y Juan Carlos García Herreros, el último es el que tiene más fuerza y todo está dado para que sea el ungido.

Eso no solo porque tiene aliados en diferentes vertientes políticas y es amigo cercano de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, sino porque hace cuatro años se lanzó a la Gobernación y terminó de segundo con 141 mil votos.

Además, dos políticos nos detallaron que en privado sí han existido acercamientos entre Marthey y García Herreros.

Así que se podría abrir una caja de pandora si la  eventual alianza a la Alcaldía -partiendo de que también sume a Édgar Díaz y a Juan Carlos García-, termina desbaratando las cuentas que hasta ahora lleva el Gobernador William Villamizar en torno a Silvano Serrano. 

“Es un escenario remoto pero cabría la posibilidad de que sucediera si todos lo hicieran al tiempo”, dijo a La Silla un político dateado del departamento. “El detonante más probable sería que William rompiera su neutralidad en lo que respecta a la Alcaldía de Cúcuta”.

Otro político que conoce al detalle el tejemaneje político de la región nos explicó: “El problema es que irse contra William es muy complicado porque tiene a todos los alcaldes de su lado y Silvano lleva tres años de campaña”.

De cualquier manera, si ese escenario se presentara, reviviría el plan inicial de la nueva generación de políticos locales de derrocar la hegemonía tanto de Villamizar como de Suárez en los dos cargos más importantes del departamento, que fue lo que naufragó cuando el primero con un reacomodo burocrático puso las cargas a su favor y de su candidato. 

Si eso no sucede, faltaría ver cómo el uribismo le vendería a sus bases en Norte de Santander la idea de que en las presidenciales se convirtieron en la fuerza más poderosa del departamento y de que eso no tradujo con la misma contundencia para las locales.

Compartir
0