El revolcón de Villamizar que le puso el compás a la campaña en Norte

Silla Santandereana

William Villamizar, gobernador de Norte de Santander.

A través del revolcón de su gabinete, el Gobernador hizo una movida que se convirtió en un enroque dentro del ajedrez político del departamento.

Aunque los resultados de las legislativas y presidenciales del año pasado dejaron al gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, con el panorama enredado para las locales de octubre, desde que arrancó el año empezó a moverse con miras a reacomodar el tablero político de la región y volver a poner la balanza a su favor. 

A través del revolcón de su gabinete hizo una movida que se convirtió en un enroque dentro del ajedrez político del departamento.

Primero, porque desbarató la alianza entre conservadores y uribistas que se estaba gestando desde la victoria de Iván Duque para montarle competencia este año; y con eso,  por lo menos por ahora, le dio oxígeno a la aspiración de Silvano Serrano, su ficha para sucederlo.

Y segundo, porque al lograr acuerdos para el primer cargo del departamento, abrió una baraja de posibilidades para la Alcaldía de Cúcuta en la que todo apunta a que el principal descabezado será el condenado Ramiro Suárez.

Aunque aún no están claras las movidas de todas las vertientes políticas de la región, con la estrategia en marcha, Villamizar le puso el ritmo a la campaña local.

La desbaratada de la coalición del No

Tras los resultados de las legislativas y las presidenciales en Norte de Santander, una de las cosas que había quedado claras fue que si el Partido Conservador y el Centro Democrático se mantenían unidos para las locales de este año tenían posibilidades de competir con fuerza para los principales cargos de ese departamento. 

 

Eso no solo porque en las legislativas entre los dos partidos movieron 172 mil votos; sino porque en las presidenciales ese departamento se convirtió en el bastión del uribismo al registrar la votación más alta para Duque porcentualmente en todo el país.

Desde entonces, como contó La Silla, en esos dos partidos se empezó a hablar de la posibilidad de llegar a acuerdos para poner candidatos fuertes que no tuvieran que ver ni con el gobernador Villamizar, ni con la maquinaria del condenado Ramiro Suárez en Cúcuta.

“Esa es una oportunidad única que tenemos que aprovechar”, dijo a La Silla un uribista de Norte tras las presidenciales.

Aunque las conversaciones iniciaron, y por lo menos hasta finales del año pasado, todo estaba dado para que encontraran acuerdos, al final en nada se avanzó por dos razones que tiene que ver con las dinámicas internas de ambos partidos.

La primera porque el conservatismo está dividido en varias vertientes -la del exsenador y recién nombrado embajador de Colombia en Cuba, Juan Manuel Corzo, la del senador Juan Carlos García Gómez y la del representante Ciro Rodríguez- que no se mueven en conjunto; y la segunda, porque el uribismo en todo el país hasta ahora está sentando sus propias reglas del juego y por ahora no hay nada claro más allá de los nombres de algunos precandidatos. 

Es decir, la lentitud de los dos partidos para tomar deciciones en la campaña se convirtió en la llave de Villamizar para desbaratar la potencial alianza y abrirle espacio a su candidato Silvano Serrano, quien desde que anunció su aspiración ha dicho que quiere el aval azul. 

Con Corzo, quien pasó de ser su principal enemigo a uno de sus aliados en los últimos dos años, el Gobernador empezó a reunirse desde septiembre del año pasado con miras a concretar su respaldo. 

Para hacerlo, como contó La Silla, le ratificó en la Secretaría de Gobierno a Édgar Pallares, y, además, según nos dijeron dos fuentes que conocen por dentro la movida, le ofreció respaldar las aspiraciones reeleccionistas de Pipe Corzo en el Concejo, y del diputado César Lindarte.

“Eso para Corzo es un gran negocio. En estos momentos lo que necesita es que le garanticen la estabilidad electoral de su grupo y Villamizar lo puede hacer”, dijo una de esas fuentes.

Para ese entonces, Villamizar también había buscado al senador conservador Juan Carlos García Gómez para ofrecerle la Secretaría de Hacienda, y había empezado a tender puentes con el representante uribista Juan Pablo Celis para darle participación, pero hasta este año no había podido concretar nada.

El punto de inflexión y el que se convirtió en la espada de Damocles de la coalición del No para las locales de este año, estuvo en la movida de Celis, quien aceptó llegar al gabinete de Villamizar con el nombramiento de Gonzalo Fuentes Márquez en la Secretaría de Minas.

La movida le funcionaba en dos sentidos a Villamizar, porque más allá de darle cabida dentro de la torta burocrática al uribismo, con ella rompía aún más al Centro Democrático en la región (distanciado de su gobierno), algo que neutralizaba las intenciones de alianzas con el Partido Conservador porque sin el uribismo junto lo atractivo de la unión se diluía. 

“Hay un sector que sí va a querer poner candidato propio por encima de lo que sea. Eso neutraliza la alianza porque sin convergencia ningún partido es lo suficientemente fuerte para llegar, entonces ese candidato va a funcionar como seguro”, le dijo a La Silla un político conservador que estaba detrás de mantener la alianza que naufragó.

Ese bloqueo generó un efecto dominó sobre Juan Carlos García, quien sin los uribistas unidos, y con Corzo y el representante azul Ciro Rodríguez (es del grupo de Villamizar), tirando para el lado del Gobernador, se quedó sin margen de maniobra.

“Los avales los da el directorio departamental y Villamizar lo que hizo fue infiltrarlo por partes. Con las fuerzas repartidas así Juan Carlos García se volvía minoritario y no era lógico políticamente cazar una pelea si las cosas no estaban dadas para triunfar”, dijo a La Silla una fuente del primer círculo del senador.

Tres fuentes que tienen como saberlo porque fueron cercanas a los movimientos burocráticos, le dijeron a La Silla que esa fue la razón de fondo por la que al final García decidió entrar al gabinete de Villamizar y poner a Óscar Gerardino en Hacienda.

Así que ahora todo está dado para que a Silvano Serrano, quien por su lado se ha venido moviendo desde el año pasado en el directorio nacional conservador buscando respaldo, le entreguen el aval azul.  

Si nada cambia, y el panorama se decanta de esa manera, la candidatura de Serrano será vendida como el resultado de la “la gran alianza conservadora”. 

Eso, porque aunque actualmente su aspiración nace de las toldas de La U (que es el partido por el que se eligió el Gobernador), realmente Villamizar se hizo en el conservatismo y Serrano también arrancó su carrera ahí.  

Además, porque en la mira de esa potencial unión también está el senador de Cambio Radical, Édgar Díaz, a quien le nombraron en Indenorte a Omar Ochoa, y quien también es de extracción conservadora.

“Con Édgar no hay nada completamente negociado aún. Él está esperando a que se decanten más escenarios porque sus relaciones con Villamizar no están muy bien desde que en las legislativas él no le cumplió todos los acuerdos”, dijo a La Silla una fuente del grupo de Díaz que sabe de primera mano cómo se está preparando su grupo para octubre. "Si lo de Silvano sigue como va es muy seguro que el senador llegue a respaldarlo. A nadie le gusta perder".

Independientemente de lo que suceda con él, como a lo que Villamizar le está apostando es a blindar la aspiración de Silvano, aún le falta concretar acuerdos con los sectores que tienen puesta su mira en la Alcaldía de Cúcuta y conciliarlos con los que ya lo están apoyando pero quieren poner fichas para ese cargo.

El río revuelto

El panorama para la Alcaldía de Cúcuta es completamente opuesto al de la Gobernación.

Aunque Villamizar no tiene interés en poner ficha ahí, sus movidas si han tenido eco porque su apoyo define la empoderada de uno u otro sector. 

Como está planteado el escenario en este momento, la pelea por el respaldo de las maquinarias está entre el candidato que ponga el condenado Ramiro Suárez; y el del concejal Jaime Marthey, que es de la línea del actual presidente de la Cámara, el liberal Alejandro Carlos Chacón

Como ha contado La Silla, en el lado de Suárez las fichas son dos: Jorge Acevedo y Martha María Reyes. 

Aunque ambos recogerán firmas y el ungido saldrá de una encuesta interna que se aplicará dentro de ese grupo, la más allegada al condenado exalcalde preso en La Picota por ser el autor intelectual de un homicidio, es Reyes. 

Por ejemplo, el logo de su movimiento, que se llamó ‘Mi ciudad Progresa’, tiene la silueta de Ramiro Suárez de fondo y al evento de inscripción asistió uno de sus hermanos.

Sin embargo, todo apunta a que el que ganará esa puja será Acevedo, no solo porque en los últimos cuatro años ha estado en tres campañas y eso lo ha mantenido vigente, sino porque a pesar de las quemadas consecutivas su nombre sigue teniendo aceptación en encuestas y sondeos.

“El problema con Acevedo es la plata que debe. Financiar toda esa cantidad de campañas no es gratis, y eso significa que no es prenda de garantía si llega a gobernar”, explicó a La Silla una fuente de adentro del círculo de Ramiro Suárez.

En la orilla del condenado exalcalde, también hay otro factor en juego y es que aún no es claro si el actual mandatario y su ahijado, César Rojas, va a jugar alineado con él. 

La razón que nos dieron dos fuentes que conocen al grupo de Suárez por dentro es que están distanciados desde la aprobación del presupuesto para este año que, como contamos en su momento, se dio en medio de presiones por parte del condenado exalcalde para generar presupuesto para la campaña. 

Si esa versión resulta ser cierta y la Alcaldía no le juega completa a un solo candidato, se le abriría espacio a los demás en la contienda. 

En ese caso, Marthey, a quien la semana pasada le apareció talón de Aquiles jurídico por un decreto que emitió el Presidente Iván Duque y que deja dudas sobre si concejales y diputados estarían habilitados para lanzarse en las locales, sería el más beneficiado.

Principalmente porque con Chacón de respaldo, tiene detrás al Hospital Universitario Erasmo Meoz y a la Universidad de Pamplona, fortines que en una eventual división de la Alcaldía serían decisivos.

Es en ese río revuelto fue que Villamizar empezó a pescar.

La pesca

La Silla supo por tres fuentes que nos lo contaron por aparte y coincidieron en los detalles, que la semana pasada el Gobernador se reunió con el preso Ramiro Suárez para concretar las movidas para las locales de octubre.

Todas las fuentes detallaron que el mensaje que le entregó el Gobernador a Suárez fue que apoyaría al candidato que saliera de su grupo político y que en contraprestación él debía impulsar a Silvano. 

Además, Suárez le reclamó porque no le ha dado participación burocrática en la Gobernación y le pidió que le entregara secretarías.

Sin embargo, esas mismas fuentes coincidieron en que el trasfondo de esa reunión fue uno muy diferente.

“El Gobernador fue allá para darle ese mensaje, pero en la práctica a él ya no le interesa el apoyo de Ramiro como antes porque está disminuido”, dijo a La Silla una de esas fuentes. “La idea era que le dijera a Ramiro que se iba a con él, pero detrás todo se está cocinando para apoyar a Marthey porque le interesa que Chacón apoye a Silvano”.

Otra aseguró: “El plan tiene acogida porque todos están cansados de Ramiro y de que los trate mal… traicionándolo le quitan el poder y dejándolo en la cárcel ya no tendrán que lidiarlo” .

La tercera explicó: “Esta sería la manera en la que le cavarían la tumba a Ramiro Suárez”. 

Más allá de esas versiones, no pudimos comprobar que ese fuera el plan; sin embargo, de entrada tendría sentido porque a Villamizar le interesa terminar de concretar los apoyos para Silvano y con los fortines que maneja Chacón la alianza les daría un gana-gana.

Sobre todo porque eso no lo tiene garantizado en la Alcaldía con los rumores de divisiones y la baja imagen de César Rojas, que de paso ha golpeado la de Ramiro Suárez.

Además, Marthey tiene a su favor que su campaña también tiene el impulso de Juan de Dios Negrón, quien es uno de los hombres que le habla al oído al Gobernador. 

Pero como aún falta que se terminen de decantar esas movidas, para la Alcaldía el panorama sigue siendo muy borroso.

En todo caso, lo que sí queda claro por ahora es que más allá de lo que suceda, el Gobernador tomó posición de ventaja al hacer las primeras movidas en el tablero y con ello le puso el compás a la campaña regional.

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