El general Óscar Naranjo ya está armando su equipo para el futuro 'Ministerio del posconflicto' que tendrá que crear las condiciones en el país -si se firma un Acuerdo final con las Farc- para aterrizar los acuerdos firmados en La Habana.
El equipo del posconflicto de Naranjo
El general Óscar Naranjo ya está armando su equipo para el futuro 'Ministerio del posconflicto' que tendrá que crear las condiciones en el país -si se firma un Acuerdo final con las Farc- para aterrizar los acuerdos firmados en La Habana.
Naranjo -que sigue siendo uno de los seis negociadores del Gobierno en La Habana y que por ahora será ministro consejero del posconflicto (es decir, sin ministerio físico aún)- tendrá tres directores bajo su ala, que serán una suerte de viceministros.
En el programa de lucha contra las minas antipersonal estará -como contó La Silla- el general retirado de la Armada Rafael Colón, conocido por haber sido uno de los primeros militares en enfrentarse a los paramilitares. Fue quien lideró el trabajo de consolidación en los Montes de María y dirigió el programa de cultivos ilícitos del gobierno.
En la dirección del posconflicto estará Alexandra Guáqueta, quien lleva una década trabajando en generar los estándares para que las empresas puedan garantizar que se protegen los derechos humanos de las comunidades en sus zonas de influencia. Ese es uno de los temas en los que viene asesorando al Alto Comisionado para la Paz Sergio Jaramillo y en el que seguirá trabajando con Naranjo.
Esta politóloga, con un doctorado en relaciones internacionales de Oxford, viene de ser una de las cinco integrantes del Grupo de Trabajo de la ONU sobre empresas y derechos humanos -donde ayudó a redactar los principios rectores que buscan alinearlas- y también de enseñar en la universidad australiana de Flinders. Antes de eso había sido directora académica de la Fundación Ideas para la Paz -el mayor think tank en temas de seguridad del país, que dirigía Sergio Jaramillo- y gerente de estándares sociales en el Cerrejón.
El único interrogante que queda es quién liderará el área de seguridad ciudadana, que en otros países que han firmado acuerdos de paz -como El Salvador o Guatemala- ha demostrado ser uno de los grandes lastres.