Óscar Naranjo nació en Bogotá en 1956 y desde niño conoció la Policía, pues su papá era oficial de esa institución. Por los traslados de su padre vivió en varios lugares del país, incluyendo Neiva y Bucaramanga. Es el primer hijo de un general de la policía que siguió sus pasos hasta ser, a su vez general.
Tras votación en el Congreso en marzo, fue elegido el primer uniformado en llegar a la Vicepresidencia de la República, tras la nominación hecha por el presidente Juan Manuel Santos, ante la salida de Germán Vargas Lleras de este cargo.
Naranjo se graduó del colegio Calasanz, una escuela dirigida por religiosos españoles y de estudiantes de clase media alta. Entró a estudiar sociología en la Universidad Nacional, pero rápidamente abandonó las clases. A mediados de los años setenta, la facultad era un hervidero de ideas de izquierda y una de las más comprometidas con las manifestaciones que terminaban en pedreas contra y choques con la Policía. Naranjo se retiró para ingresar a la Javeriana, a estudiar periodismo.
En ese momento su padre, Francisco José Naranjo, era comandante de la Policía en Bogotá. Cuando Naranjo tuvo que escribir una crónica para una clase de la universidad, su papá le consiguió que acompañara a un grupo de policías que iba a rescatar a uno de los primeros secuestrados en el país. Eso bastó para que abandonara la Javeriana y solicitara el ingreso a la Escuela General Santander, aunque, por su conocida capacidad para relacionarse con los medios y para mantener una excelente imagen pública, parecería que el breve paso por la carrera le ha resultado muy útil.
En 1978 se graduó de oficial, e inicialmente trabajó en la escuela de oficiales de la Policía y en la dirección docente. Entre 1981 y 1983 su papá fue el director general, y Naranjo tuvo la oportunidad de empezar su carrera conociendo la institución por dentro y pensando en los temas claves, más que conociendo la vida cotidiana del policía de pueblo. Esa privilegiada posición le ha servido para entender la institución en detalle y le ha ayudado en su carrera.
Naranjo empezó su carrera en inteligencia cuando su papá pasó a retiro. Como capitán fue jefe del grupo de contrainteligencia de la Dijín donde, entre otras cosas, diseñó el estudio de seguridad del Palacio de Justicia, que presentó menos de un mes antes de la toma.
De ahí pasó a montar un sistema de inteligencia electrónica, con aparatos que permitían interceptar comunicaciones, hacer seguimientos a personas y de monitorear, vía satélite, su localización. Este sistema fue uno de los ases del Estado en la persecución de los grandes capos de la droga, como Pablo Escobar y los Rodríguez Orejuela.
Además, fue uno de los oficiales que colaboró con el entonces director de la Policía Rosso José Serrano en el proceso de mdoernización de la institución, que le cambió la cara a la Policía y le ayudó a recuperar la legitimidad que había perdido y que la llevó al brode de la desaparición.
Fue director de inteligencia entre 1995 y 2000. A ese cargo llegó a la sombra del entonces comandante de la Policía, Rosso José Serrano, de quien fue mano derecha en la reforma de la Policía, cuando fueron expulsados más de 11 mil policías y se reestructuró la entidad. El conocimiento de Naranjo de la formación de los policías, el respecto que había heredado por ser hijo de ex director y sus capacidades fueron claves en esta reforma.
Con Serrano, también tuvieron un papel clave en el llamado proceso 8.000. La Policía fue una fuente clave de la justicia en ese escándalo y Serrano se convirtió en protagonista de la política colombiana. Aunque Naranjo seguía a la sombra para la opinión pública, entre los políticos se convirtió en un personaje conocido - y, por algunos, temido. Para algunos de ellos, como era el hombre clave de la inteligencia policial, era el que tenía la información sobre ellos y la sartén por el mango.
Naranjo empezó a consolidar un poder considerable. A medida que la inteligencia de la Policía, a su cargo, se volvía clave en la lucha contra el narcotráfico, su liderazgo iba surgiendo. Como fue el encargado de crear y organizar la Dirección de Inteligencia de la Policía, que pasó a comandar, conocía al detalle el funcionamiento y los resultados de esa gran central de inteligencia. Además, era joven y exitoso, lo que no era del gusto de todos sus compañeros en la Policía.
Naranjo terminó de agregado policial en Londres, a donde lo envió Andrés Pastrana. Parecía el ocaso de su carrera, como suelen ser los cargos de agregados para militares y policías. Pero cuando Álvaro Uribe llamó al general retirado Teodoro Campo a tomar las riendas de la Policía, Campo nombró a Naranjo director de la Policía Metropolitana de Cali. Así renació su carrera.
En Cali, Naranjo volvió a enfrentarse con los capos del Valle. Su mayor foco estuvo en vigilar a Gilberto Rodríguez Orejuela, que había sido liberado, y recapturarlo tan pronto un juez lo solicitó. Además, se concentró en entender el emporio de los Rodríguez para poderlo desarticular. Pero sus logros en la lucha contra los grandes capos se empañaron por los escasos resultados en la seguridad urbana de Cali.
De Cali pasó a ser el jefe de la Dijín en noviembre de 2003. Campo había salido de la Policía, en gran medida debido a un escándalo por la pérdida de dos toneladas de cocaína que había decomisado la Policía, y reemplazado por el general Jorge Daniel Castro. Con el remezón, Naranjo volvió a un cargo más propio de su perfil.
En la Dijín, fue clave en el desmantelamiento del Cartel del Norte del Valle. Es decir, mantuvo la línea de trabajo que había seguido en Cali y que le había granjeado una gran estima en organismos dedicados a la lucha contra las drogas, especialmente la DEA. En diciembre de 2005 fue ascendido a General, un escalón más en una carrera que cada vez llamaba más la atención de la opinión pública y de la prensa.
Álvaro Uribe lo nombró Director General de la Policía Nacional en mayo de 2007, tras un escándalo por grabaciones ilegales que había hecho la Policía y que tumbó al comandante anterior, Jorge Daniel Castro, y a diez generales más.
Como director de la Policía fue una de las cabezas de operaciones exitosas como la muerte de Raúl Reyes en Ecuador, y fue el encargado de manejar los computadores de ese jefe guerrillero y de solicitar a expertos de la Interpol su dictamen forense sobre la información que estaba contenida en ellos. También estuvo en cabeza de la muerte del 'Mono Jojoy'.
Uno de los momentos críticos de la carrera del general Naranjo fue cuando su hermano Juan David fue capturado en Alemania en 2005 por narcotráfico, lo que propició que personas como el ex canciller venezolano Ramón Rodríguez Chacín afirmaran que el general Naranjo también hacía parte de una red de narcotraficantes. En 2004 una ex fiscal dijo que Naranjo estaba siendo investigado por vínculos con el narcotraficante alias 'Jabón', pero esa investigación no llegó a nada y Naranjo siempre ha rechazado esas acusaciones.
En diciembre de 2010, Juan Manuel Santos lo ascendió a general de 4 estrellas, un nuevo grado creado en ese año. Fue el primer oficial de Policía en recibirlo. Y en abril de 2012 presentó su carta de renuncia, que se hizo efecitva a mediados del año.
Tras su retiro de la institución, fue merecedor de la Orden al Mérito Empresarial José Gutiérrez Gómez entregada por la ANDI y del Tributo Revista Semana – Royal Salute al Liderazgo Ejemplarizante.
En mayo de 2013, Foreign Policy lo incluyó como uno de los 500 personajes más poderosos del mundo en su edición The Power Issue y Naranjo pasó a dirigir el Instituto Latinoamericano de Ciudadanía del Sistema Tecnológico y de Educación Superior de Monterrey, y asesorar al Banco Interamericano de Desarrollo y al Gobierno de México.
En 2012 Santos lo nombró como parte de la representación del Gobierno la mesa de negociaciones de La Habana y en 2013 entró a la Junta Directiva de la Fundación Buen Gobierno, organización que pretendía reelegir las políticas del presidente Santos.
Después de la reelección de Santos y como parte de su reforma al funcionamiento de la Casa de Nariño, nombró a Naranjo como Ministro Consejero para el Posconflicto, un cargo nuevo y directamente vinculado a los resultados de las negociaciones con las Farc y el Eln.
El 12 de enero de 2017, el Presidente Juan Manuel Santos anunció la postulación de Naranjo para ser vicepresidente de Colombia. El 29 de marzo del mismo año el Congreso lo confirmó y estuvo en el cargo hasta el 7 de agosto del 2018. Durante su tiempo en la vicepresidencia estuvo a cargo de implementar las reformas del acuerdo de paz firmado con las FARC, la lucha contra los cultivos ilícitos y la lucha contra las bandas criminales.