El papayazo para el fajardismo

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El viernes el conservatismo antioqueño eligió a una desconocida como su candidata a la Gobernación de Antioquia, un paso previo para que el aval azul termine en manos de Luis Pérez. Con esa movida se reforzará la maquinaria electoral del candidato de la Unidad Nacional pero también le puede dar fuerza al discurso fajardista de la política limpia contra las mañana del clientelismo tradicional y a su candidato Federico Restrepo.

El viernes el conservatismo antioqueño eligió a una desconocida como su candidata a la Gobernación de Antioquia, un paso previo para que el aval azul termine en manos del ex alcalde de Medellín Luis Pérez. Con esa movida se reforzará la maquinaria electoral del candidato de la Unidad Nacional pero también le puede dar fuerza al discurso fajardista de la política limpia contra las mañana del clientelismo tradicional y a su candidato Federico Restrepo.

Hasta ahora, Restrepo ha sonado poco. Con un perfil más de empresario que de político, esta primera fase de la campaña la ha dedicado a caminar por Medellín y a recoger firmas, pues no va con el aval de ningún partido. Pero, según las escasas encuestas que han salido hasta ahora, no ha despegado.

La más reciente, que contrató y reveló hace dos semanas el medio local Minuto 30 (de propiedad del ex concejal y político uribista Mauricio Tobón) y que hizo la encuestadora Julia Beatriz Izquierdo, lo muestra con apenas el 2.9 por ciento de intención de voto, una décima por encima del margen de error y muy lejos del 25.9 de Luis Pérez y del 17.8 de Liliana Rendón, la candidata uribista.

Aunque la encuesta ha sido debatida (tiene debilidades como solo haber medido la intención de voto en Medellín, y fortalezas como haber hecho las preguntas cara a cara y con fotos de los candidatos), tres fuentes consultadas y conocedoras comparten la percepción de que la campaña de Restrepo no tiene fuerza.

"La campaña no arranca. Eso me lo han dicho desde jóvenes emprendedores hasta empresarios estrato seis, que son los grupos que normalmente deberían estarlo viendo con fuerza" le dijo a La Silla un asesor político.

Pero a cinco meses de elecciones, esa percepción puede cambiar. Y, con la decisión de los conservadores, aún más.

El papayazo

El viernes, la convención departamental del Partido Conservador tomó la decisión esperada:con 742 votos de casi 1600 convencionistas, eligió como candidata a Eva María Sánchez, una poco conocida ex contralora de Bello que apareció como candidata hace menos de un mes y es ficha del ex senador y parapolítico condenado Óscar Suárez. Esa victoria no solo demuestra el poder de Suárez y su grupo político, sino que deja todo listo para que el oficialismo conservador se mueva hacia una campaña que sí tiene un candidato conocido, bien financiado y aliado histórico de Suárez: Luis Pérez Gutiérrez.

Esa decisión, claro, puede terminar reforzando a Pérez, quien está cerca de sumar el aval azul al que ya tiene de Cambio Radical y al que le prometió el liberalismo. Y con eso no solo se queda con una medalla que lo confirmaría como candidato de la Unidad Nacional, sino que las estructuras conservadoras -si finalmente se deciden a favor de la alianza- solo podrían moverse a su favor (por lo menos de frente), so pena de ser castigados por doble militancia si se militan a favor de otro candidato.

Si esta alianza se concreta, abriría la puerta para que el candidato del Gobernador plantee una campaña como las que le dieron la alcaldía de Medellín a Sergio Fajardo en 2003 y a Alonso Salazar en 2007, y la que llevó a Fajardo a la Gobernación hace cuatro años: una cuyo hilo conductor es la dicotomía entre una política tradicional (encarnada en Pérez y en Liliana Rendón) y una política renovada; una campaña que pide a la gente a escoger entre las estructuras políticas clientelistas y el voto de opinión; entre apoyos de los empresarios informales e ilegales y los grandes cacaos; entre lo que Fajardo llama la "política de alcantarilla" y la política limpia.

Ese discurso tiene más fuerza si, como todo indica, Federico Restrepo termina enfrentado justamente a Pérez y a Rendón.

En el caso de Pérez, él fue derrotado precisamente gracias a ese discurso en 2007 y en 2011.

En la primera ocasión, Pérez se alió con políticos de todos los partidos y usó como bandera de campaña el "pagaré social", un documento por el que se comprometía a construir obras como parques barriales y canchas de fútbol a cambio de los votos de la comunidad beneficiada. 

Salazar, que iba atrás en las encuestas, no solo se benefició de su bandera de continuidad frente a la administración de Fajardo y del apoyo de figuras públicas como la entonces primera dama, Lina Moreno, o el cantante Juanes, sino de una oleada de críticas a Pérez por populista y clientelista, motivadas por su pagaré social.

En la de 2011, la pelea fue aún más fuerte y le valió a Salazar una sanción de la Procuraduría que lo tuvo inhabilitado durante dos años, hasta que el Consejo de Estado la anuló.

Esa vez el fajardismo se alió con el liberal Aníbal Gaviria, llevando de candidato a la Gobernación a Fajardo y apoyando la aspiración del liberal a la alcaldía. La campaña fue creciendo en crítticas de lado y lado y, faltando pocos días para la elección, Salazar acusó a Pérez de haber recibido apoyo de grupos paramilitares en la campaña de 2007, lo que sacudió toda la campaña. Al final, ganó Gaviria, a pesar de que las encuestas mostraban a Pérez victorioso.

Ese pasado ha ayudado a configurar entre algunos sectores una imagen de Luis Pérez como un político tradicional, clientelista y politiquero (e incluso con vínculos oscuros).

Liliana Rendón también es una figura de la política tradicional y, aunque no arranque con la imagen negativa (según las encuestas) ni con las debilidades ya conocidas de Pérez, sí encaja como antítesis del discurso fajardista.

Primero, por su imagen de mujer tradicional. La ex senadora es recordada sobre todo por haber defendido a Hernán Darío 'Bolillo' Gómez cuando el entonces director técnico de la Selección de Fútbol protagonizó un escándalo por haberle pegado a una mujer. Hablando de si su esposo la golpeara, dijo "si me pegó fue porque yo me la gané, y no me la gané porque yo acepte que me pegue, sino que yo me la gané porque tuve que haberlo jodido mucho".

Segundo, Rendón es una escudera fiel de otro de los grandes rivales de Fajardo en Antioquia, el ex senador y ex gobernador Luis Alfredo Ramos.

Aunque Ramos goza de una buena imagen en Antioquia, y ha sabido combinar la política tradicional con una reconocida capacidad ejecutiva y buenas relaciones con el empresariado, está detenido y en juicio por parapolítica. Esa sombra cae directamente sobre la figura de Rendón, al igual que las críticas que le hizo Fajardo a la administración de Ramos en la Gobernación. El "libro blanco" que sacó el actual Gobernador, señalando supuestas irregularidades, errores e incluso posibles delitos de la de Ramos, los convirtió en rivales tan duros como Pérez.

En el pasado, Fajardo ha demostrado que su escenario ideal es aquel en el que se enfrenta a alguien que puede presentar como su absoluto opuesto y Liliana Rendón y Pérez (incluso si no se alía con Suarez Mira) encajan en el estereotipo. La pregunta es si podrá aprovechar ese papayazo para reeditar el discurso que ha sido exitoso en Medellín en una campaña a la Gobernación, en la que las maquinarias importan y la mayoría se están alineando detrás de Pérez o con el muy popular Álvaro Uribe quien, después de permitir que su partido se demorara meses en definir su candidato a la Gobernación, ya está empezando a hacer campaña con Rendón.

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