El perdón que pidió la Farc puede abrir la compuerta a una avalancha de verdad

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El lunes los jefes guerrilleros por fin reconocieron, sin justificarse de ninguna manera, el daño que le infligieron a los secuestrados. Ahora empujan el balón al Establecimiento

El lunes, los miembros del antiguo secretariado de las Farc publicaron una carta en la que por primera vez piden un auténtico y sentido perdón por los secuestros que cometieron y asumen su plena responsabilidad por el sufrimiento y el daño que causaron. 

Es un paso grande en su proceso de reincorporación, es un buen augurio para el caso sobre secuestros que lleva la JEP, y es el resultado de una decisión de la Farc de contar toda la verdad para forzar al Establecimiento a que haga lo propio.

La historia de la carta

La declaración, firmada por Rodrigo Londoño, conocido en la guerra como ‘Timochenko’, jefe del partido Farc, y otros siete líderes del Partido, llama por primera vez al secuestro secuestro.  Es algo que ni la JEP ha hecho en sus declaraciones pero que las víctimas han exigido al unísono porque el término técnico de “retenciones” maquilla parte de la atrocidad.

También reconocen que “el secuestro fue un gravísimo error del que no podemos sino arrepentirnos”, sin justificar que lo hacían para financiar su guerra contra el Estado o la oligarquía y sin equipararlo con la prisión de los guerrilleros, como era su discurso habitual.

Reconocen que a los secuestrados les arrebataron “su libertad y su dignidad: lo más preciado”, en cambio de decir, como lo habían hecho antes de que los “habían tratado bien”.

Incluso dicen que sienten como “una daga en el corazón la vergüenza” de no haber escuchado el clamor del niño Andrés Felipe Pérez, que les imploró por televisión que lo dejaran reencontrarse con su papá soldado secuestrado antes de morir de cáncer.

Por último, se comprometieron a “recomponer el mapa de los desaparecidos” y buscar sus restos para entregarlos a los familiares y a “rendir cuentas ante la justicia” con las debidas “explicaciones de los por qués y los cómos”.

La inédita declaración la hicieron después de escuchar el testimonio de Ingrid Betancourt ante la Comisión de la Verdad en la que narró el sufrimiento que le infligieron los guerrilleros durante los siete años de secuestro. 

Fue un testimonio en el que quedó claro todo lo que le arrebataron, pero lo hizo no desde el odio sino desde el deseo de una verdadera reconciliación.

Los exjefes guerrilleros le habían pedido a Ingrid en varias oportunidades que se reuniera con ellos y ella se había negado hasta hace poco, que finalmente aceptó hablar con ellos. Por eso, según le contó a La Silla Pablo Catatumbo, decidieron reunirse varios de ellos a escuchar su testimonio.

“Por primera vez Ingrid aportó un elemento, que es el de la reconciliación. Eso hay que valorarlo”, dice Catatumbo. 

El testimonio de Ingrid, unida a la necesidad que sintieron de contestar una dura columna contra ellos que había escrito la semana anterior Humberto de la Calle, quien fue el jefe negociador del Acuerdo de Paz en la Habana, fue lo que los motivó a hacer la declaración, según el ahora senador.

 

Es posible que otras cosas también pesaran.

Por un lado, está el caso contra Álvaro Uribe, y la presión que ha puesto sobre la JEP y los guerrilleros el paralelismo que el Centro Democrático y Uribe ha explotado entre la desproporcionalidad de que él esté preso por supuestamente manipular testigos y los guerrilleros que él combatió estén libres. 

Aunque los delitos por los que se acusa al Expresidente nada tienen que ver con el conflicto armado, para muchos colombianos sería difícil aceptar una condena de Uribe sin que los guerrilleros hayan sido condenados por sus crímenes. 

También está la presión que han recibido de los antiguos negociadores de paz, e incluso de Juan Manuel Santos, en esa reunión que tuvieron en la casa de Cristo, como contamos en esta historia.

Con el reconocimiento pleno de su responsabilidad en el secuestro, el trabajo de la JEP se acelera, y esa es otra cosa que de pronto pesó en su declaración: el trabajo que ha hecho el grupo que lleva el caso 01 contra el Secuestro, liderado por la magistrada Julieta Lemaitre.

El caso en la JEP

Hace poco menos de dos meses, la JEP les pasó a los líderes de la Farc unos excels en los que sistematizaron las 908 observaciones de las víctimas a las versiones voluntarias rendidas por más de 300 guerrilleros sobre los secuestros que cometieron. 

En esa sistematización, el grupo de Lemaitre separó aquellas demandas de verdad que tienen todavía las víctimas, de las demandas de reconocimiento. 

Las primeras son sobre cosas que las víctimas quieren saber y aún no saben: quiénes dieron los nombres de ellos para que fueran secuestrados o dónde están los cuerpos de los secuestrados que nunca volvieron a sus casas.

Las segundas son sobre lo que las víctimas ya saben que es verdad, pero quieren que los guerrilleros reconozcan. Por ejemplo, quieren que reconozcan la gravedad de su sufrimiento, que los insultaban, que los hacían comer a veces comida con caca de rata, que les apuntaban mientras hacían sus necesidades, que les decían mentiras sobre sus familiares. 

El documento, que es público, está dividido por cada frente de la guerrilla y los patrones son tan contundentes que les quedaría difícil a los jefes de la Farc negar lo sucedido. 

La psicóloga de la JEP se reunió con los abogados de cada bloque para explicarles el análisis de las observaciones que hizo el despacho y para que entendieran el reconocimiento que necesitaban las víctimas. Y la Farc pagó su propia psicóloga para que les ayudara a procesarlas.

Lo que viene

La declaración que hicieron el lunes ayuda de dos formas. Por un lado, es un paso significativo para la reincorporación de los exguerrilleros a la “comunidad moral” de la sociedad.  

En la guerrilla, había otro código moral, y para muchos guerrilleros secuestrar tenía una clara justificación. Pensaban que era una forma de que los ricos pagaran el ‘impuesto’ a los pobres que no sufragaban libremente cuando eran extorsionados o una forma de financiar la guerra para ‘liberar’ al pueblo.  

Que acepten públicamente que fue un crimen sin justificación es una señal de que ahora, por lo menos frente a la atrocidad del secuestro, comparten ese mismo código moral, lo que facilita que la sociedad los acepte.

Por otro lado, esa declaración es un buen augurio de que harán un reconocimiento de su responsabilidad no solo ante la JEP sino ante la Comisión de la Verdad, donde hasta ahora habían sido reticentes de hacerlo. 

Según confirmó La Silla con una fuente de la Comisión de la Verdad, tras escuchar esa declaración, ahora están pensando en convocarlos a un acto de reconocimiento formal con las víctimas, que es un paso importante en la reconciliación, y que no habían hecho porque los exguerrilleros habían sido reticentes de aceptar su responsabilidad.

En la JEP, será un poco más complejo, porque allá tienen que reconocer no solo su responsabilidad política como organización, sino su reconocimiento individual, y eso varía de caso en caso. 

En todo caso, ya es claro que los jefes de la Farc reconocerán su responsabilidad de mando en el caso, lo que le facilitará a la sala de reconocimiento sacar su resolución de conclusiones antes de finales del año e imponerles las sanciones.  

Por los tiempos, muy probablemente se resuelva ese caso antes del de Uribe.

Lo más difícil

Con este reconocimiento de las Farc, y asumiendo por las declaraciones de esta semana de Rodrigo Londoño reconociendo por fin que también reclutaron niños y hubo abuso sexual y abortos forzados que también contarán la verdad que les cuesta más trabajo en el caso 07, el balón ahora se mueve hacia el Establecimiento que no ha dado ningún paso para reconocer su parte en el conflicto. Y los exlíderes guerrilleros no piensan ser los únicos responsables para la Historia de las atrocidades cometidas, como quedó claro en su carta de respuesta a De la Calle.

“Ya nos quitamos la careta. Tomamos la decisión de contar la verdad. Vamos a decir, sí secuestramos. Vamos a hablar con franqueza, pero de todo. Y, ¿ustedes qué?”, pregunta Catatumbo. “Quién trajo a Yair Klein? ¿Quién mandó matar a Galán? ¿César Gaviria va a ir a la JEP o a la Comisión de la Verdad a contar por qué no nos encontró cuando bombardeó Casa Verde? Si él va, nosotros contamos que no pudo porque ya estábamos advertidos por un ministro de él (que ya está muerto)

Catatumbo dice que el día que hablaron con Santos y él los urgió a que contaran la verdad, ellos le preguntaron cuando él iba a ir a declarar la suya. De hecho, según supo La Silla, el expresidente ya dijo que iría a la Comisión de la Verdad.

Catatumbo dice que la guerrilla va a contar todo: lo que ellos hicieron y también lo que les hicieron. Dice que, por ejemplo, a él cuando tenía 25 años lo torturó personalmente el general Bonnet, entonces mayor de la brigada 3. 

Sin ir más lejos, en las observaciones de las víctimas a la JEP, aparecen los testimonios de dos policías que fueron secuestrados por la guerrilla en el asalto armado de Cucutilla y que cuentan que cuando volvieron no solo los sacaron de la Fuerza Pública porque temían que tras tantos años de cautiverio se hubieran vuelto guerrilleros, sino que no les quisieron ni siquiera reconocer la pensión cuando a uno de ellos solo le faltaban tres meses para obtenerla.  "Algunos de ellos por parte de personal médico y psicológico de la Policía fueron tratados de locos de una manera discriminatoria, fueron considerados pacientes psiquiátricos, la atención medica ha sido deficiente...", dice el informe con las observaciones.

Ellos, por ejemplo, quieren que sea el responsable dentro del Estado por esa decisión el que reconozca la verdad.

El Establecimiento ha querido bloquear de muchas maneras que las verdades sobre la participación de sectores de poder en el conflicto no salgan: primero, blindando a los expresidentes de ser llamados por la JEP; luego, sacando a los terceros que participaron en el conflicto; después, con la decisión de rechazar a exparamilitares como Mancuso en la JEP. 

Sin embargo, lo que puede comenzar a suceder si la Farc cumple con su promesa de ser radicales en su verdad, es que abran la compuerta para que todas las verdades salgan. Con lo cual se abriría un nuevo capítulo en la historia de Colombia.

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