El borrador del Plan de Desarrollo que presentó el Alcalde de Medellín ha sido criticado desde varios frentes, pero estas son las líneas generales de cómo ve el futuro de la ciudad.
El plan de Quintero sin coronavirus (y sin corregir)
Cuando el 12 de marzo se llevó a cabo la primera reunión pública para discutir con la Alcaldía el anteproyecto del Plan de Desarrollo de Daniel Quintero para Medellín, La Silla Vacía le preguntó al director de Planeación en qué cambiaría con la llegada inminente del coronavirus. Todos se rieron.
Con 41 casos confirmados de infectados en la ciudad, 59 en toda Antioquia, la pregunta se mantiene; ¿en qué cambiará el plan construido según la Alcaldía con la participación de más de 12 mil personas?
Y, más allá de la pandemia, qué le modificarán tras las críticas de varios observatorios (como Medellín Cómo Vamos, Pa’ Dónde Vamos y Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín), que lo han señalado de tener problemas técnicos y fallas en los diagnósticos, indicadores y metas.
"Es más romántico que técnico" nos dice Lina Guisao, politóloga y coordinadora en Medellín de la plataforma El Derecho a No Obedecer, que le ha hecho segumiento sobre todo a los temas de convivencia, calidad del aire, migraciones y juventud.
Algunas críticas, de hecho, son reconocidas por el propio director de Planeación de Quintero, quien admite que el borrador del Plan presenta tres problemas: de enfoque o impronta, que “no logra recoger el contenido fundamental del programa de gobierno” y de desarticulación entre diagnósticos y componentes.
En líneas generales, Quintero plantea una ruptura en el énfasis de la ciudad que promovió su antecesor Federico Gutiérrez, que centró su hoja de ruta más en la seguridad.
El Alcalde, que antes de llegar al Centro Administrativo La Alpujarra, fue viceministro de Economía Digital y fundador de una empresa de desarrollo de software, propone una ciudad más tecnológica, alineada con la idea de Medellín como epicentro de la cuarta revolución industrial; más ecológica; y más centrada en la educación de sus niños y jóvenes. Mientras que mantiene en líneas generales las estrategias de seguridad de su antecesor, aunque ya no proponga que Medellín gire alrededor de ella.
Daniel Quintero llegó a la Alcaldía de Medellín con promesas de cambio, a una ciudad que alcanzó una tasa de desempleo que no se veía desde el 2012, que tiene una tasa de homicidios de 24 por cada 100 mil habitantes, tan solo un punto por debajo de la tasa nacional, y que desde el 2015 vive una crisis ambiental por la contaminación del aire. Temas de la agenda de ciudad que estuvieron tanto en su programa de gobierno como, ahora, en su anteproyecto del Plan de Desarrollo 2020-2023 “Medellín Futuro”.
Si la situación del coronavirus y lo que esta pandemia acarree, más las sugerencias del Consejo Territorial de Planeación (CTP) no lo cambian demasiado, estas serían las mayores apuestas de la iniciativa que deberá ser debatida y aprobada en el Concejo antes del 31 de mayo:
Una educación para la cuarta revolución industrial
Como contamos en esta historia, Medellín es considerada la sede de la cuarta revolución industrial del país y, para el Foro Económico Mundial, de Latinoamérica. Esto es motivo de orgullo para Quintero y tierra abonada para sus propósitos.
Con su trayectoria en el campo de las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC), el nuevo alcalde quiere convertir al Valle de Aburrá en el “Valle del Software”, es decir, que la tecnología esté en el centro del desarrollo económico. Y ahí la educación cumple un papel fundamental.
Propone un nuevo diseño curricular bajo la lógica de las TIC para los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), que es el documento donde cada colegio y escuela define la forma en la que trabajará. Quiere cambiarlos todos de cara a la cuarta revolución industrial, cosa que ve compleja la presidenta del Consejo Territorial de Planeación, Stella Restrepo, pues los PEI se rigen por las juntas directivas y rectores de las instituciones.
Un “cambio cultural (...) para enfrentar los retos del siglo XXI”, dice el anteproyecto.
La idea de Quintero es formar a la gente, no solo en bachillerato, sino también en la educación superior, no desde la oferta, sino desde la demanda laboral.
¿Qué es lo que están necesitando hoy las empresas de cara a la cuarta revolución industrial? Para esto usará la Alianza Universidad-Empresa-Estado y a Ruta N, el centro de innovación y negocios de Medellín, para crear programas educativos en concordancia con lo que llama un “nuevo modelo económico”.
Al terminar su periodo, Quintero quiere que las 229 instituciones educativas oficiales de la ciudad gradúen o comiencen a graduar a cada estudiante con media-técnica, y que muchas de estas sean sobre herramientas tecnológicas, programación, código, desarrollo de software, entre otras. Y que cuando terminen su bachillerato, puedan completar su técnica en instituciones como el Sena.
También se propone formar a 10 mil maestros para que diseñen estrategias y proyectos educativos para la innovación, enmarcadas en su Plan “Medellín Futuro”, y dar estímulos a algunos docentes, aunque no especifique cuáles.
Asimismo, tiene la meta de darles atención y acompañamiento psicosocial a 11 mil docentes.
El Valle del Software o el Silicon Valley de Latinoamérica
Entre 2017 y 2018, la tasa de desempleo de Medellín subió 0.9 por ciento, alcanzando así el 10.1 por ciento para hombres y el 13.6 por ciento para mujeres en 2018. En ese mismo año, la mayor tasa de desempleo se dio en jóvenes entre 24 y 28 años, con un 19.8 por ciento de los desempleados, según cifras de Medellín Cómo Vamos, una alianza interinstitucional privada que mide la calidad de vida de los ciudadanos.
En 2019, a mitad de año, se alcanzó una tasa de desempleo de 12.5 por ciento, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), algo que no se veía desde el 2012, cuando el indicador cerró en 13.1 por ciento.
A finales del año pasado disminuyó, por las dinámicas propias de la época, pero es seguro que la crisis del coronavirus afectará de nuevo la tasa este año, y que la economía 4.0 traerá la destrucción de millones de empleos alrededor del mundo por la automatización de los procesos.
Actualmente, más del 22 por ciento de la población joven en Medellín, unos 168 mil habitantes, se ubican en la categoría de “nini” (ni estudia ni trabaja) y viven principalmente en las comunas con índices de calidad de vida más bajos.
Allí apunta Quintero cuando habla de darles oportunidades de formación para el trabajo a los jóvenes. Piensa crear 68.559 nuevos empleos, la mayoría de ellos generados por empresas que pertenezcan a industrias de la cuarta revolución industrial, y 323.114 “empleos temporales generados a partir de eventos apoyados desde la Secretaría de Desarrollo Económico”.
“Recuperar la vocación industrial de Medellín”, en palabras de Jorge Mejía, director del Departamento de Planeación, y atraer empresas de tecnología a la ciudad, cualificar a las tradicionales y apoyar emprendimientos alrededor de lo mismo, forman parte de su plan.
Algunos comparan esta idea con Silicon Valley, la sede de grandes compañías tecnológicas como Apple, Facebook y Google en California, Estados Unidos… Un distrito así, pero de Medellín para Latinoamérica. Incluso, ese proyecto ya está en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del 2014 y Daniel Quintero lo priorizaría.
Una Medellín menos contaminada
Las propuestas de Quintero mostraron desde su programa de gobierno una preocupación por la calidad del aire de Medellín. Propuso convertirla en una “Ecociudad”, con buses eléctricos, espacios verdes y ciclorutas.
En su Plan de Desarrollo parte de un diagnóstico desalentador y dice que, “a pesar de hacer esfuerzos en la migración a transporte masivo eléctrico, las emisiones de vehículos vetustos de transporte para construcción, terminan dando al traste con estos esfuerzos".
En su carta de navegación, Quintero propone construir un Plan de Acción Climática formulado e implementado y cuatro Planes Urbanos Integrales terminados (que no profundiza en el anteproyecto); 10 kilómetros de corredores verdes de quebradas establecidos y recuperados; y 20 kilómetros de una nueva ciclorruta; este último considerado muy poco ambicioso por miembros de las nuevas ciudadanías del aire que exigen acciones concretas de los encargados de la calidad del aire como el Área Metropolitana, la autoridad ambiental de la ciudad.
En esta línea estratégica llamada “Ecociudad” (con 21.6 por ciento del plan presupuestal), el gobierno de Quintero también tiene indicadores de resultado para la conservación y protección de algunas especies de flora y fauna y la creación de una política pública de biodiversidad que estaría a cargo de la Secretaría de Medio Ambiente; y para una movilidad sostenible, con la promesa por ejemplo de reducir las emisiones de CO2 y PM2.5 (agentes contaminantes) del transporte público y la creación de una línea de buses eléctricos con conexión al aeropuerto José María Córdoba.
La seguridad de “Medellín cuenta con vos” versus la de “Medellín Futuro”
La idea de esta Administración, como dice el mismo anteproyecto, es apostarle a las seguridades (en plural), entendidas no solo como la seguridad individual, sino social y política, desde una perspectiva de “seguridad humana”, es decir, que "trata de descubrir señales de alerta temprana” para generar acciones preventivas de violencia, según el Informe de Desarrollo Humano de 1994 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que cita el borrador del Plan.
Y a pesar de no ser toda una línea estratégica como en el Plan de Desarrollo de Federico Gutiérrez’, sino ubicarse en la de “Gobernabilidad y gobernanza” para una mayor participación ciudadana, mediante plataformas tecnológicas de datos abiertos, la seguridad conserva estrategias similares al anterior como: el tema policial (quiere crear dos sistemas de vigilancia, uno aéreo y otro móvil; y ya se usa el reconocimiento facial para ayudar a identificar personas que cometan algún tipo de delito o infracción y saber si tienen antecedentes judiciales) y el carcelario (pretende construir una cárcel, aunque este proyecto viene de tiempo atrás), como el modelo del exalcalde.
Eso sí, no es tan ambicioso como el de Gutiérrez.
El componente de “Seguridades” costaría casi 400 mil millones de pesos, un 2.1 por ciento del total del plan presupuestal. Mientras que el componente comparable de Gutiérrez llamado “Medellín segura” planeó invetir 605.535 millones de pesos de su momento, es decir, 3.7 por ciento del plan presupuestal de Gutiérrez.
Quintero quiere pasar de una tasa de 23.84 homicidios por cada 100 mil habitantes a 21.15 homicidios, meta demasiado baja para la directora de Medellín Cómo Vamos, Piedad Patricia Restrepo. En hurto de personas es igualmente poco ambicioso.
Y no aparecen por ninguna parte programas de resocialización para los internos de los centros penitenciarios o para los pospenados.