El reversazo del Alcalde de Cúcuta y el Gobernador de Norte de Santander dejó en evidencia que el fútbol sigue siendo un eje de poder en el departamento.
El poder del Cúcuta Deportivo doblega a los políticos de Norte
El alcalde de Cúcuta, César Rojas, junto al gobernador de Norte William Villamizar y el mayor accionista del Cúcuta Deportivo, José Augusto Cadena, en la rueda de prensa del regreso del equipo.
Luego de ocho meses de haberle cerrado las puertas del estadio General Santander al Cúcuta Deportivo, la semana pasada el alcalde de Cúcuta, César Rojas, y el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, dieron un reversazo y decidieron reabrirle las puertas al equipo.
La noticia la dieron en una rueda de prensa en la que no solo estrecharon manos con el dueño del equipo José Augusto Cadena, tras una apretada pelea política que incluyó hasta al condenado exalcalde de la capital de Norte Ramiro Suárez, sino en la que demostraron que el fútbol sigue siendo uno de los ejes de poder en esa ciudad.
De club a fortín
Durante su periodo como Alcalde entre 2004 y 2007, el condenado por homicidio Ramiro Suárez, hizo del Cúcuta Deportivo uno de sus activos políticos.
Durante su administración se refería al equipo como si fuera uno de los accionistas y celebró los triunfos del equipo desde la cancha y en camerinos. Luego se supo que sus hijas sí tenían algunas acciones y en 2009, luego de haber estado una temporada en la cárcel, cuando medios y seguidores lo recibieron a su regreso a la capital de Norte, dijo que iba a dedicarse al Cúcuta Deportivo.
Y si bien más allá de eso su relación con el equipo no ha sido muy clara, tras hacer que durante su gobierno empresarios de la región (la mayoría cercanos a él) invirtieran en él y que en dos años el Cúcuta pasara de ser un club de la segunda división, a ganar el torneo de la primera división, y quedar en la semifinal de la Copa Libertadores; creó un trampolín que le sirvió para multiplicar su popularidad.
Tanto, que desde ese entonces Suárez no sólo fue recordado entre los cucuteños por el presupuesto que repartió a manos llenas en obras barriales que le permitieron mantener su maquinaria aceitada durante su mandato, sino que además se volvió una autoridad entre los periodistas deportivos y, aún desde desde la cárcel, concedió entrevistas para opinar sobre el equipo.
Como contó La Silla, eso quiso capitalizarlo su ahijado político, el hoy alcalde César Rojas, quien en la campaña de 2015 prometió que volvería a hacer del Cúcuta Deportivo un equipo campeón, y aunque ese era el plan, una puja política lo enredó.
Los detalles de la disputa no son claros, pero por un lado Ramiro Suárez acusó a Cadena de deberle plata de la venta del equipo en 2013, y de la mala campaña de ese equipo desde que el empresario se convirtió en su dueño, y por otro Cadena dice que es mentira y que no podría deberles plata porque el acuerdo de reestructuración al que está sometido el equipo desde 2012 no le permite acumular nuevas deudas.
Pero como en plena campaña electoral el Cúcuta cayó de categoría, el ambiente sirvió para que la promesa de Rojas tomara más fuerza y para que la politizada del equipo se sintiera con más fuerza.
La puja por el equipo (y sus réditos)
Con ese telón de fondo cuando se posesionó César Rojas, secundado por el gobernador Villamizar, quien para ese momento también se sumó al bus de hacer política con fútbol, anunciaron que querían gestionar la compra del equipo.
El único avance fue un acuerdo de venta al que llegaron en una reunión pública en el Club del Comercio, tanto las directivas del equipo como las autoridades regionales, según las condiciones, las dos administraciones tenían seis meses (hasta junio de 2016) para conseguir inversionistas de la región que compraran el club por diez millones de dólares, mientras las directivas del equipo se comprometían a armar una nómina competitiva para esa temporada.
Pero al final ninguna de las dos cosas pasaron. Por un lado el Gobernador aseguró que como el equipo no mejoró no iba a meterle plata, y por otro Cadena dijo que no estaba interesado en vender el equipo.
Sin embargo, según tres periodistas deportivos, un miembro del club y dos concejales, la razón de fondo estuvo en que el valor de la oferta era muy alto.
“Lo que él quería (Suárez) era que le vendieran el club por un valor similar al que lo había vendido. Como en esa época el equipo tenía muchas deudas lo vendieron barato. Pero Cadena saneó varias cosas y no estaba obligado a dárselos por el mismo precio y le subió bastante. Eso los emberracó.”, le dijo a La Silla una de esas seis fuentes.
En medio de eso, tanto el Alcalde como el Gobernador anunciaron que gestionarían la compra de un nuevo equipo para la ciudad, pero eso fue visto más como un mecanismo de presión que como algo que pudiera materializarse debido a que para que existan dos equipos profesionales en una misma ciudad es necesario que el equipo antiguo lo autorice y con las relaciones tan deterioradas, las directivas del Cúcuta Deportivo no iban a acceder.
Esa presión tuvo su punto máximo cuando el Gobernador y el Alcalde decidieron no volver a prestarle el estadio al equipo, algo que dejó aún más en evidencia la puja política por el equipo.
“Es una lástima que por el tema político la ciudad pierda su club”, dijo Cadena en una entrevista.
Así, el equipo motilón resultó jugando ocho meses fuera de su casa.
Todos quieren pescar
Como desde que el Cúcuta fue expulsado le empezó a ir mejor, la decisión de mantener al equipo jugando en otra ciudad se convirtió en otra disputa política.
Desde mayo en el Concejo apareció el tema del equipo y Nelson Parada, un concejal de Cambio Radical, lideró una campaña a la que se sumaron periodistas deportivos para que el club retornara.
La acogida fue tanta que finalmente el Concejo en pleno se metió a presionar y en un foro logró que se reunieran José Augusto Cadena y el Gobernador Villamizar, quien aunque días atrás había dicho que no asistiría, finalmente fue uno de los primeros en aparecer.
“Él (gobernador) sabía que iba ir mucha gente y era un riesgo muy grande no aparecer. El Concejo hubiera podido asumir una posición de ventaja. Mejor dicho, como si ellos fueran héroes y los otros villanos. Yo creo que por eso terminó yendo”, le dijo a La Silla un periodista deportivo.
El evento terminó con una foto del Gobernador, de Cadena y de los concejales con la camisa del equipo y la promesa de que el Cúcuta volvería a su ciudad.
De ahí en adelante el Alcalde también ha aparecido en las fotos.
“Pasaron de odiarse (con Cadena) a ser los mejores amigos”, le dijo a La Silla un concejal.
El discurso también cambió, e incluso, en la rueda de prensa de la semana pasada en la que anunciaron oficialmente que el Cúcuta volvería a jugar en casa, el Alcalde prometió que en lo que le queda de gobierno el equipo se quedará.
Sobre si Ramiro Suárez estuvo o no de acuerdo, ninguna de las fuentes con las que habló La Silla dijeron saber su posición; sin embargo, todos coincidieron en que, de haber seguido en contra del equipo el costo político hubiese sido alto para Rojas.
“Ahí, Ramiro (Suárez) es el perdedor. Él no pudo darle el manejo político que quería y a César le sirve sacar pecho ahora con eso”, nos dijo un periodista deportivo.
Más allá de eso, lo que sí quedó claro fue que Villamizar y Rojas cedieron a la presión de mantener a los seguidores del Cúcuta de su lado y que de paso a los concejales les queda el champú de haber sido los articuladores del retorno del equipo.
El 26 de agosto y luego de casi un año vacío, el General Santander se vestirá con los colores locales. Todo indica que ese día varios políticos estarán en los mejores lugares posando para la foto del retorno del equipo, algo que en época de elecciones seguramente les servirá.