Por haber determinado el triunfo de la reelección santista en la segunda vuelta presidencial, el Caribe estaba llamado a contrarrestar los votos uribistas por el No en Antioquia el domingo pasado de plebiscito.
Aunque en la región ganó el Sí a los acuerdos con las Farc (sumados los ocho departamentos fueron 1.152.530 respaldos al Sí y 785.532 al No), el número de apoyos por esa opción se quedó corto y la foto de la votación terminó más parecida a la de la primera vuelta, cuando el santismo perdió en parte porque los caciques costeños se movieron a medias para cotizarse y vender su apoyo más caro al Gobierno en la segunda.
En un balance que incluye las lluvias por el huracán Matthew que limitaron a espontáneos, pocas organizaciones sociales, congresistas y mandatarios del Gobierno comprometidos a medias y otros que definitivamente no se movieron, la ayuda para el No de líderes religiosos como el cartagenero Miguel Arrázola y, por supuesto, a la reina: la abstención; esto fue lo que pasó en cada uno de los ocho departamentos:
Atlántico: El factor determinante que no lo fue esta vez
Con más de medio millón de votos (exactamente 542.942), Atlántico fue quizás el departamento del Caribe más determinante en la reelección santista porque, con una diferencia de 401 mil respaldos en segunda vuelta, el Presidente pudo equiparar allí los 433 mil apoyos que le sacó el uribista Óscar Iván Zuluaga en Antioquia.
El factor Atlántico que le dio la victoria a Santos, esta vez puso 258.121 votos al Sí (contra 168.300 del No). Si bien fue la votación por esa opción más alta de todos los departamentos de la región, si al principal proyecto del santismo le hubiese ido igual acá que en la segunda vuelta los acuerdos con las Farc hubieran sido refrendados de manera sobrada.
Sin embargo, en esa segunda vuelta de 2014 la participación fue del 41 por ciento, mientras ahora votó poco más de la mitad: el 24 por ciento. En esa falta de votantes tuvo que ver la lluvia por el huracán Matthew, la maquinaria política que se movió a medias y la falta de grupos u organizaciones ciudadanas activas por los acuerdos. Además, la izquierda, que ha sido tradicionalmente fuerte acá, tampoco sumó mucho, como lo evidencian los resultados.
Sobre la maquinaria, lo que vimos en el recorrido de La Silla Caribe el domingo por varios puntos de Barranquilla fue que el vargasllerismo de Cambio Radical liderado por la familia Char y los caciques santistas como los Name y los Gerlein sí se movieron, pero a medias.
En la casa Char la estrategia fue así: se entregaban a los líderes de barrios cajas de jugos y sánduches y se les garantizaba el transporte.
Dos líderes de barrios populares de Barranquilla que siempre le mueven votos a los Name y a Char, principales barones electorales del departamento, coincidieron por separado en que esos caciques no contaban con que además la lluvia sería tan copiosa (amaneció lloviendo en todo el departamento y paró pasada la 1 de la tarde).
“Creo que, para haberse movido sin nada de aquello (recursos), les fue bien. Yo les ponía menos de los 200 mil votos”, precisó uno de los líderes.
Una persona que lo vio nos contó que la poca participación que se veía en las urnas por el agua que cayó sobre todo el departamento tenía “muy preocupado” al alcalde barranquillero Álex Char. Tanto que fue uno de los mandatarios costeños que pidió públicamente a la Registraduría extender dos horas más las votaciones, un asunto que el Consejo Nacional Electoral negó de inmediato.
A esto se sumó que en el movimiento que lidera el gobernador liberal Eduardo Verano de la Rosa, el político atlanticense que más sudó la camiseta por el Sí haciendo pedagogía y campaña en terreno, hubo gente que en voz baja prefería la opción del No, como nos lo aseguró una persona que conoce ese grupo por dentro.
Mientras, el No fue más disciplinado, aunque estuvo apalancado más por iglesias cristianas como Centro Bíblico Internacional, que por el Centro Democrático.
Según nos contó el pastor de una iglesia, varios líderes religiosos evangélicos se unieron y a través de un grupo de Whatsapp se informaban de lugares donde había gente dispuesta a votar por el No, pero que no tenía transporte, y los iban a buscar en sus vehículos propios.
En Soledad, la segunda ciudad del Atlántico, se vio más movida de trasteo de votantes que en el resto del departamento. Allí, donde el alcalde es el vargasllerista Joao Herrera, del grupo de los Char, el Sí ganó 33.765 contra 23.487.
Nosotros confirmamos en nuestro recorrido que desde la Alcaldía de Herrera pidieron por empleado planillas de 20 votantes, sin importar si sufragaban ahí o en cualquier otro municipio del departamento.
Córdoba: los ñoños ‘transportaron’ el Sí. Montería le caminó a Uribe
En uno de los departamentos más políticos de la región (de donde son los dos senadores más votados de la coalición santista: Bernardo ‘el Ñoño’ Elías y Musa Besaile), no llovió el domingo, pero aún así el porcentaje de participación (31 por ciento) estuvo por debajo del promedio nacional (38 por ciento).
El Sí le ganó al No 225.223 contra 145.611, pero con un electorado en buena parte acostumbrado a moverse al son que toquen los caciques cordobeses con ríos de recursos en comicios regionales y locales, la gente no salió mucho.
La razón: la maquinaria de los políticos se prendió, pero a medias: sólo dieron para el transporte de los votantes y, en algunos casos, refrigerio. (“La votación fue como deberían ser las elecciones, más opinión”, reconoció un político local).
Como lo contamos en nuestra crónica en vivo el domingo, los senadores ñoños (de La U) y Arleth Casado (liberal) y la detenida exsenadora (también de La U) Zulema Jattin acordaron reunir a los líderes municipales de sus respectivos movimientos para que entre todos administraran entre 8 y 15 millones de pesos, según el tamaño de cada pueblo. La instrucción: apoyar el Sí.
Según nos detalló una fuente conocedora, parte de la plata salió de la campaña central del Sí en Bogotá y se usó para contratar buses para movilizar a la gente, que no tiene o no está dispuesta a gastarse un peso en un bus, hasta los puestos de votación. Para las veredas, hubo mototaxis.
Por ello, no se vieron los comandos o el control de votantes vía planilla que suelen verse en las elecciones en las que los políticos se juegan su pellejo y se mueve más billete.
Otra evidencia de que las máquinas de votos no se prendieron a todo vapor es el dato de participación en la segunda vuelta, cuando de Bogotá mandaron recursos en abundancia para buscar los apoyos: 52 por ciento.
En esa ocasión votaron por la reelección santista que ondeaba la bandera de la paz 376 mil personas, 151 mil más que ahora por el Sí. La foto de la votación esta vez estuvo más parecida a la de la primera vuelta (también con maquinaria a medias), en la que 205 mil cordobeses respaldaron al presidente Juan Manuel Santos.
Montería, cuyo manejo político tienen desde hace nueve años los conservadores, ratificó su carácter uribista al ser la única capital del Caribe en la que ganó el No, aunque por poquito: 47.850 contra 44.207.
El uribismo también había ganado allí en las presidenciales, tanto en primera como en segunda vuelta.
Dos políticos conocedores y un periodista nos explicaron por aparte que esta vez fue determinante: uno, que los azules, aunque sí se movieron, no volcaron todas sus estructuras por el Sí. (“Aquí no hubo logística ni tampoco movieron mucho a los concejales”, aseguró el periodista, aunque en el Partido Conservador dicen que sí se movieron).
Y, dos, que pesó mucho el voto de opinión anti Farc para el No de los ganaderos, la colonia paisa y, en general, la clase alta de la ciudad, en donde el expresidente Álvaro Uribe tiene gran ascendencia y amistades.
En contraste, el golpeado sur de Córdoba (municipios como Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador), en donde hacen presencia Farc, bacrim y, recientemente, hasta hombres con brazaletes del ELN, votó por el Sí a los acuerdos con la guerrilla.
En Puerto Libertador (en donde el Sí ganó 7.691 contra 2.439) llama la atención la participación por encima del promedio nacional: 40 por ciento.
En Tierralta, en donde está ubicado uno de los sitios de concentración para que las Farc dejen las armas, la refrendación a los acuerdos fue apoyada por 12.579 Vs. 5.452.
Bolívar: más opinión que políticos
Bolívar tiene 12 congresistas (seis senadores y seis representantes) y, según tres fuentes locales que vieron la campaña allí de cerca, apenas se movieron con fuerza por el plebiscito unos cuatro: tres por el Sí y uno por el No.
Los del Sí fueron Pedrito Pereira (conservador), Andrés García Zuccardi (de La U) y Lidio García (liberal). Y el del No, el uribista Fernando Araújo. Aunque no con la intensidad de sus campañas propias, a ellos se les vio recorriendo pueblos y barrios y poniendo a andar sus estructuras -líderes barriales y ediles, básicamente- para garantizarle apoyos a su opción.
En el caso de García Zuccardi también estuvo en campaña activa su mamá: la exsenadora (en juicio por parapolítica) Piedad Zuccardi, quien visitó pueblos del sur del departamento y hasta hizo puerta a puerta en barrios pobres de Cartagena promoviendo la refrendación de los acuerdos con las Farc. Los García Zuccardi son de los mejores amigos del presidente Juan Manuel Santos en Bolívar y, a pesar de los líos judiciales de sus cabezas, el Primer Mandatario los ha consentido, por ejemplo, dándoles cuotas en Fonade y en el Banco Agrario.
El resto de legisladores trinaba celebrando la paz (excepto Araújo, todos están en la coalición de Gobierno) y publicaba fotos en reuniones o foros para promover la consulta ciudadana, pero el domingo ni siquiera a medias prendieron la maquinaria.
Por eso, al menos una buena parte de la votación bolivarense (que en total fue: 208.019 para el Sí contra 137.307 del No) podría atribuírsele más bien a una franja de opinión y no a los políticos.
Incluyendo los votos por el No, que tuvieron como motor determinante en Cartagena, más que a Araújo, al pastor Miguel Arrázola, quien dirige una iglesia a la que asisten unas 20 mil personas y desde su púlpito le ha hecho férrea oposición al acuerdo con la guerrilla.
Dos fuentes que aseguraron haberlo visto, cuentan que el domingo la iglesia de Arrázola, llamada Ríos de Vida, facilitó el transporte para que muchos de sus fieles fueran a votar por el No, que en La Heroica alcanzó 64.735 respaldos contra 81.500.
Luego del triunfo de esa opción en el país, el pastor -que en abril de este año había liderado con éxito en Cartagena la marcha uribista contra las Farc- publicó en sus redes un video celebrando y asegurando que “sin dios no se puede legislar”.
Por los lados del Sí, desde la ciudadanía se sintió la campaña que hizo Red Sí Paz Bolívar, un colectivo que se ideó un grupo de estudiantes de la maestría en Conflicto Social y Construcción de Paz de la Universidad de Cartagena.
Ellos lograron agrupar a 42 organizaciones de mujeres, afros, sindicalistas, defensores de Derechos Humanos y otros estudiantes. Y aunque el domingo no contaron con el transporte que requerían, pues en Cartagena llovió todo el día y “no todos (los apoyos que consiguieron) pudieron salir”, como nos dijo una persona de la Red, sienten que en general “cumplieron”.
También, organizaciones sociales de ese tipo y las víctimas fueron clave para la votación que el Sí logró en la subregión de Montes de María (conformada por 15 municipios: siete de Bolívar y ocho de Sucre), una de las más zonas que el conflicto colombiano más ha golpeado.
Allí, excepto en El Carmen de Bolívar, el porcentaje de respaldo a los acuerdos superó el del departamento: 60 por ciento contra 39 por ciento. Por ejemplo, en Zambrano, el 86 por ciento de los votantes (3.140) apoyó el Sí Vs. el 13 por ciento que prefirió el No (507).
Sin embargo, en buena parte del sur del departamento (otro golpeado territorio, en el que han tenido que padecer la violencia de las Farc, de los paramilitares, del ELN y de las bacrim) ganó el No.
Por ejemplo, en San Pablo, “el pueblo más violento de Bolívar”, según información de la Gobernación, en un casi empate esa opción superó con 2.940 votos al Sí que alcanzó 2.802 respaldos.
Lo curioso es que, como lo contó La Silla Caribe y lo había pedido el gobernador Dumek Turbay, sus habitantes esperaban que ser escogidos como sitio de concentración para que las Farc entreguen sus armas.
La guerra en San Pablo ha dejado 28 mil víctimas, de 35 mil habitantes que tiene el pueblo. Muchas son de las Farc y de esas heridas ha podido salir en parte su No el domingo, según una persona que conoce bien a la población.
Por último, en lo que tiene que ver con los principales mandatarios del departamento: el gobernador Turbay y el alcalde cartagenero Manolo Duque, contrasta que, aunque ambos dicen haber apoyado el Sí, Turbay se haya echado desde el día uno la campaña al hombro y Duque no se haya movido.
Incluso antes de que saliera la directiva presidencial que ratificó que los funcionarios podían hacer campaña para el plebiscito por la opción que quisieran, el Gobernador ya estaba promoviendo el Sí de manera pública.
Visitó 30 de los 45 municipios bolivarenses haciendo pedagogía de los acuerdos, lideró varios eventos para las víctimas en Montes de María y, en general, convirtió el tema de la paz en el lugar común de sus discursos. “Su actitud generó que otros mandatarios de la región se ‘pegaran’ a la campaña del Sí para no quedarse atrás”, nos dijo sobre Turbay un alto funcionario de Presidencia.
El grupo del mandatario puso una sede de campaña en el barrio Manga en Cartagena y el domingo se movieron con taxis para transportar a sus votantes.
Manolo dio licencia a dos de sus funcionarios (los excandidatos de las regionales William García y Yolanda Wong) para que lideraran el apoyo de su Administración al Sí.
Aunque ellos organizaron algunos eventos, en realidad no hicieron mucho para concretar el respaldo de sus simpatizantes. Un líder ciudadano del Sí, quien prefirió que se omitiera su nombre para evitarse líos, nos contó que asistió a una reunión en la que escuchó que los funcionarios reconocieron que el esfuerzo del mandatario local era “darles la licencia para hacer campaña, pero hasta ahí”, en referencia a que no habría ayudas para el transporte de nadie.
Tampoco se movieron los concejales de la ciudad, que incluso convocaron sesión el domingo, como muestra de que no estaban en ninguna campaña.
La Guajira: elecciones aguadas
A pesar de que está ad portas de unas elecciones atípicas y que muchos candidatos querían irse midiendo el aceite el domingo, La Guajira fue el departamento del Caribe con menor participación en el plebiscito (aunque también fue el de menor participación en las presidenciales).
Allá sólo salió a las urnas el 19 por ciento de los aptos para hacerlo y aunque el Sí se impuso sobre el No, fue evidente que las maquinarias santistas no se movieron con toda. Y además llovió casi todo el día, lo que redujo la salida de espontáneos.
El Sí con 65.417 votos logró sacarle ventaja al No que alcanzó 41.566. Esa victoria se debió en parte, primero, al movimiento de los congresistas Alfredo Deluque de La U y Antenor Durán de AICO (que, aunque no tuvieron las pilas puestas como cuando se juegan sus sillas en el Congreso, movieron votantes). Y también a movimientos sindicales y de izquierda que le apostaron a esa opción.
En la península se inscribieron por lo menos unos 10 comités por el Sí y apenas uno por el No, liderado por Jesús Quintero, miembro del Centro Democrático.
Una fuerza que tampoco se sintió como se espera fue la de la Gobernación, que hoy no tiene cabeza en propiedad. Desde la caída de Oneida Pinto, está de mandatario encargado el supernotariado Jorge Enrique Vélez y su directriz fue no promover ninguna de las dos opciones.
El municipio guajiro donde ganó el No fue en San Juan del Cesar, algo que no sorprende porque allá el alcalde es del Centro Democrático y movió a su gente en esa dirección. Además, en las dos vueltas presidenciales ahí se impuso Óscar Iván Zuluaga a Santos.
San Andrés: la foto casi exacta de las presidenciales
En el archipiélago de San Andrés y Providencia la participación ciudadana fue casi la misma que en las dos vueltas presidenciales: el domingo la participación fue de más del 20 por ciento, en la primera vuelta de las presidenciales del 19 por ciento y en la segunda vuelta de un 24 por ciento.
Allá, el Sí logró 5.275 votos y el No 4.313. Esta es otra muestra de que la votación del plebiscito en el archipiélago fue muy similar a la segunda vuelta, cuando Santos sacó 5.773 votos y el uribista Óscar Iván Zuluaga 4.714.
El movimiento por el Sí en la isla lo integraron dos grupos que tradicionalmente se han peleado el poder allá: los liderados por el representante liberal Jack Housni Jaller y su hermano, el gobernador Ronald Housni Jaller; y el gallardismo, bajo la batuta del representante Julio Gallardo Archbold del MIR y el cuestionado alcalde de Providencia Bernardo Bent Williams.
Ellos, según nos contaron un exgobernador y un líder ciudadano, se movieron a última hora. “Después de la 1 de la tarde fue que se pusieron a correr para mover gente. Todo el mundo andaba como si no pasara nada: en las iglesias y hasta en las playas”, nos dijo una de las fuentes.
Lo que nos explicaron dos políticos activos y un periodista de allá es que el No silencioso (porque no había nadie que lo estuviera liderando abiertamente) estuvo apalancado por el malestar de los isleños que siempre se han sentido marginados en inversión y que aumentó en desde noviembre de 2012 cuando la Corte de La Haya, a través de un fallo, le dio a Nicaragua 75 kilómetros de las aguas que eran de la isla.
Además, algunas iglesias de la isla promovieron el No argumentando, como muchas a nivel nacional, el rechazo a la llamada ideología de género. Por ejemplo, la iglesia Bautista Hispana que congrega a unos dos mil fieles apoyó esa opción y esos seguidores acudieron a las urnas.
En la poca acogida que, desde el principio, tuvo el plebiscito en San Andrés también pesó el hecho de que esa zona por su obvia condición geográfica no haya sido afectada directamente por acciones armadas de las Farc.
Sucre: Yahir, de nuevo en campaña con el Gobierno
Con 137.817 votos del Sí ante los 84.887 del No, Sucre fue el departamento costeño que, después de San Andrés, más cerca estuvo de sumarle a la refrendación de los acuerdos la misma cantidad de apoyos que recibió Santos en la segunda vuelta (199.424).
Por eso ahora todos los jefes políticos de allá están sacando el pecho y aseguran que los sucreños “tuvieron el mejor desempeño en la Costa” (como nos dijo un miembro del directorio liberal) durante la jornada del domingo.
Sin embargo, en realidad la maquinaria de los políticos trabajó a medias y en el voto por el Sí también tuvieron incidencia organizaciones de víctimas que se volcaron por esa opción.
Tres líderes de base con los que conversamos nos contaron que a congresistas como la senadora del viejo PIN Teresita García, por ejemplo, no se le vio movimiento de sus estructuras para buscarle votos al Sí. Eso a pesar de que, como lo contó La Silla Caribe , su hermano y jefe político el exsenador Álvaro ‘el Gordo’ García (condenado por la masacre de Macayepo) había dado la instrucción a sus militantes de votar por esa opción.
Su apoyo fue más por redes sociales, porque el único evento multitudinario en el que se le vio en la región fue uno en Ovejas, que no fue convocado por ella si no que hacía parte de la gira de la coalición del Congreso por el Sí.
A quien tampoco se vio del todo metido en esta campaña fue al gobernador Édgar Martínez de Cambio Radical. Aunque en varias intervenciones públicas declaró su respaldo absoluto a la paz, en realidad su grupo no se movió con fuerza a la hora de buscar los votos para el Sí. De hecho no hubo por parte de su Administración transporte de electores el domingo, como debería suceder en una elección normal.
El liberalismo, que en Sucre tiene al senador Mario Fernández, al alcalde Jacobo Quessep y al secretario general de ese partido Héctor Olimpo Espinosa, hizo campaña con recorrido por algunos pueblos donde tienen líderes y el viernes cerró esa promoción llenando la Plaza Majagual con más de cinco mil personas.
El domingo facilitaron el transporte de sus votantes.
Otro que se movió en ese departamento por el Sí fue el cuestionado Yahir Acuña, quien, aunque en menor proporción a como lo hizo en las presidenciales cuando se echó al hombro la campaña santista, sí alineó a sus seguidores para apoyar la refrendación de los acuerdos.
Vía su esposa Milene Jarava, Yahir tuvo un pie en la campaña oficial del Sí debido a que Jarava es una de las copresidentas del viejo PIN, al que Santos le pidió respaldo en el plebiscito. Y el domingo se movió con un grupo de taxis y mototaxis que identificó con gorras y camisetas para transportar a sus votantes.
Más allá de la maquinaria, un aporte importante al Sí lo hicieron los ocho municipios sucreños que hacen parte de los Montes de María, la zona del departamento donde más se ha sentido el conflicto no solo de las Farc sino de los paramilitares.
Allí en todos los pueblos el apoyo al Sí se mantuvo por encima del 65 por ciento. Incluso en Chalán, en donde el No estaba alentado por las heridas que dejó en esa población el ataque con burro bomba de las Farc y el abandono estatal que le siguió a eso hecho, ganó el Sí, apalancado por el alcalde de allá (Jaider Huertas) que es del grupo de Acuña.
El único municipio sucreño donde el No logró imponerse fue en Galeras, en donde 58 por ciento de los electores apoyó esa opción. Los principales promotores de la campaña del No en el departamento fueron la senadora uribista María del Rosario Guerra; el exalcalde de Sincelejo, Alberto Gómez Revollo, y el exdirector de la Dirección Nacional de Regalías, Luis Felipe Villegas Ángel.
Más allá del Centro Democrático, esa opción también encontró respaldo en las iglesias evangélicas e incluso católicas que en sus prédicas se inclinaban por esa opción y animaron a sus fieles a salir a manifestarse en las urnas.
Magdalena: entre la emergencia invernal y la campaña que no alcanzó al Sí
La foto de los votos por el Sí en el Magdalena resultó prácticamente igual a la de los apoyos a Santos en la primera vuelta presidencial, cuando sus políticos se quedaron más bien quietos: 132.063 respaldos ahora y 135.830 respaldos en esa ocasión.
En cambio, con caciques, espontáneos, izquierda, organizaciones sociales y todos los que se unieron en contra del uribismo, en segunda vuelta ese departamento puso al santismo 201.362 apoyos, que de haberse alcanzado esta vez hubiesen reducido la distancia entre el rechazo a los acuerdos con las Farc y su aprobación.
La campaña por el Sí allí tuvo una figura que se mostró bastante y no sólo impulsó los acuerdos en el departamento, sino que hizo una gira por toda la región: el exalcalde de izquierda Carlos Caicedo junto a su movimiento Fuerza Ciudadana.
Caicedo duró semanas liderando foros, dando discursos, visitando pueblos y ciudades del Caribe, para promover la refrendación de lo acordado con la guerrilla.
Su actividad contrasta, sin embargo, con el resultado reñido de la votación en Santa Marta, en donde la Alcaldía está en cabeza de un aliado suyo: el mandatario Rafael Martínez.
Los samarios respaldaron el Sí con 49.797 votos Vs. 43.163 que obtuvo el No. Es decir, 53 a 46 por ciento. Un resultado que se esperaba con más ventaja para el Sí, teniendo en cuenta que la otra opción no contó un líder fuerte como Caicedo en esa ciudad.
Por el lado de la clase política tradicional, la campaña del Sí se sintió al final en cabeza del exgobernador y dirigente vargasllerista Luis Miguel ‘el Mello’ Cotes, jefe político de la actual Gobernación (la gobernadora es su tía, Rosa Cotes).
Aunque en ese grupo dicen que llevaban varias semanas activos por el plebiscito, con reuniones y visitas a pueblos; como lo contamos en La Silla Caribe, el considerado primer evento del Sí en el Magdalena lo lideraron a principios de septiembre los liberales con el expresidente César Gaviria y a la gente del Mello se le veía quieta con ese tema.
Tanto que en ese momento un vocero oficial de la Gobernación nos explicó que no estaban en la campaña debido a que se encontraban revisando “el tema de la Procuraduría” y resolviendo todas las dudas jurídicas sobre si los funcionarios podían o no apoyar alguna de las dos opciones.
El movimiento de los Cotes se sintió faltando cuatro días para la apertura de las urnas con una multitudinaria reunión por el Sí en el estadio de Ciénaga, a la que asistieron el Presidente, el vicepresidente Germán Vargas Lleras y otros altos funcionarios, y unas 15 mil personas convocadas mayormente por alcaldes aliados del Mello.
Fue la embarcada de los líderes locales de Cambio Radical en el bus de los acuerdos, después del “sí, pero no” del Vicepresidente y jefe natural de ese partido.
Eso se tradujo el domingo en ayudas para el transporte de votantes en los 30 pueblos del departamento, según nos contó una fuente conocedora que lo sabe de primera mano.
Esa movida de la maquinaria, y también la salida de espontáneos tanto del Sí como del No (que no tuvo un líder visible y se interpreta más de opinión), se aguó no obstante por cuenta de la emergencia invernal que causaron ese día las fuertes lluvias por el huracán Matthew.
Quince mil familias resultaron afectadas y varias poblaciones evacuadas.
El aguacero hizo lucir vacía a Santa Marta casi todo el día y perjudicó las votaciones en municipios inundados como Aracataca y Zona Bananera, en donde el porcentaje de participación apenas fue del cinco por ciento y del ocho por ciento, respectivamente.
Cesar: el clan Gnecco No se movió
El Cesar es el departamento del Caribe en el que el Sí le ganó más estrechamente al No. 120.595 votos contra 117.446. Es decir, 50 por ciento Vs. 49 por ciento, cuando el promedio en el resto de la región fue de 60-39.
En esa zona, que en la segunda vuelta presidencial le ayudó al santismo con poco más de 200 mil respaldos, esta vez no se movió su poder político más determinante: el clan Gnecco, que precisamente fue clave para ese respaldo al Presidente en 2014.
La polémica casa política que en los últimos años manejó 23 de las 25 alcaldías, tiene incidencia en la Gobernación y cuenta con un senador y cercanía con los cuatro representantes a la Cámara del departamento, decidió no alinear sus estructuras ni jugar con fuerza para el plebiscito.
La razón: tres fuentes conocedoras de la movida local coincidieron por aparte en que eso se debió a la molestia del grupo con el Gobierno Santos por unos supuestos incumplimientos burocráticos, luego del apoyo en las presidenciales.
Tan desentendidos estaban los Gnecco con el tema del Sí, que su principal cabeza, la matrona Cielo Gnecco Cerchar, estaba fuera del país el día de las votaciones.
Aunque, el senador de ese movimiento, José Alfredo Gnecco (La U), sí manifestó en redes y en otros escenarios públicos su apoyo al proceso, en realidad su maquinaria no se prendió del todo para impulsar esa opción.
Tampoco se movieron los otros congresistas cesarenses de la coalición santista, con excepción del representante Christian José Moreno de La U, a quien se le vio en campaña activa con giras y conversatorios.
“Nadie trabajó, ¿quién iba a trabajar si de la campaña (del Sí) de Bogotá mandaron apenas 130 millones para la logística en todo el departamento? Se hicieron recorridos y se entregaron camisetas, pero eso no alcanza. De vaina no perdimos”, nos contó un político importante.
La Gobernación que encabeza el mandatario Franco Ovalle (de La U, pero cercano a Cambio Radical) y el alcalde de Valledupar Tuto Uhía (del grupo del representante conservador Ape Cuello) públicamente respaldaron el Sí y dieron instrucciones en ese sentido a su gente, pero el domingo esa militancia no se evidenció en las calles lluviosas y carentes de los buses, los líderes y el ánimo de campaña que suele verse en otras elecciones.
En contraste, la excandidata de izquierda Imelda Daza recorrió buena parte del departamento haciendo pedagogía de los acuerdos.
En la orilla de enfrente, el No se movió entre espontáneos que rechazan a las Farc, parte de la clase alta y el uribismo que ha demostrado el Cesar. Por ejemplo, en las legislativas de 2014, esta fue la segunda fuerza más votada del departamento. Y la ventaja que le sacó Santos a Zuluaga en la segunda vuelta allí fue apenas de 80 mil apoyos. Eso es poco, en comparación con los 400 mil sufragios de ventaja que registró esa vez el Atlántico.