Ex-farc y exparas se unen para develar a los terceros que el Establecimiento protegió

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Los excombatientes llevan años trabajando juntos y ahora le apuestan a contar toda la verdad, incluso a los terceros que quedaron por fuera de la justicia transicional.

Después de enfrentarse durante dos décadas, y de haber justificado miles de atrocidades en la existencia del otro, los exjefes guerrilleros de las Farc y los de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se han convertido en aliados insospechados.

Desde el proceso de paz comenzaron a acercarse y ahora esa alianza se ha concretado en la Comisión de la Verdad. Los une un objetivo en común: el deseo de que el país conozca toda la verdad y, en particular, el papel que tuvieron los terceros en el conflicto; aquellos particulares que financiaron, que instigaron o que planearon la comisión de crímenes de guerra y de lesa humanidad con los grupos armados y que el Establecimiento salvó de tener que comparecer ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

“Para ustedes, la verdad es lo que tienen hasta el momento. Nosotros nos comprometemos a expresarles a las vi?ctimas, a ustedes y al pai?s los rigores de la guerra; mostrarles ma?s profundamente lo que hay detra?s del conflicto. ¿Por qué cada día se generan más víctimas? ¿Quie?nes esta?n detra?s?, porque nosotros no iniciamos esta guerra”, dijo el excomandante paramilitar Salvatore Mancuso en el encuentro público que tuvo con el exlíder de las Farc, Rodrigo Londoño “Timochenko”, en la Comisión de la Verdad el 18 de marzo. 

Ese día, trazaron la hoja de ruta de una serie de encuentros en los que se comprometieron a contar lo que hicieron y lo que saben que ocurrió en los años del conflicto.

Nada de lo que digan puede terminar en un proceso judicial, pues la Comisión es un mecanismo extrajudicial; lo que quiere decir que lo que digan no podrá ser trasladado a “autoridades judiciales para ser utilizada con el fin de atribuir responsabilidades en procesos judiciales o para tener valor probatorio”. Así quedó establecido en el acuerdo y en el decreto que le dio vida a la Comisión.

Pero esto no quiere decir que lo que ese día se diga no pueda servir para que la JEP o la Fiscalía empiecen a indagar por su lado; ni que sus testimonios no vayan a despertar un gran debate nacional.

En tres semanas, será la primera de estas conversaciones y se sabrá quiénes son los terceros a los que van a salpicar.

Los acercamientos para sacar a la luz a los terceros

Las conversaciones entre los exparamilitares y los exguerrilleros existen desde el proceso de paz en La Habana, cuando empezaron a intercambiar mensajes con sus abogados. Así le contaron a La Silla Vacía los líderes del hoy partido Comunes Pastor Alape y Carlos Antonio Lozada.

Desde ahí, han empezado a confiar entre ellos y algunos han diseñado proyectos de reconciliación. 

Por ejemplo, Alape creó hace dos años — junto con Óscar Leonardo Montealegre (conocido como “Piraña”) y Rodrigo Pérez (conocido como “Julián Bolívar), ambos comandantes del Bloque Central Bolívar de las AUC— un proyecto llamado ‘Paremos’ para la construcción de paz en el Magdalena Medio.

La idea que tienen, según nos contó el propio Alape, es combatir la estigmatización política, hacer pedagogía con los jóvenes para garantizar la no repetición y reparar el territorio (por ejemplo, descontaminando las ciénagas y otros cuerpos de agua) al que tanto daño le hicieron en la guerra.

Más allá de estos actos de reconciliación que han hecho juntos, en el último año estos acercamientos se han fortalecido con la llegada al país de los antiguos jefes paramilitares, tras años de pagar penas en Estados Unidos adonde los extraditó Álvaro Uribe.

“Nosotros hemos venido en contacto desde La Habana, pero ahora se da la coyuntura de que muchos están volviendo y hemos avanzado en acuerdos para contar la verdad. Porque acá nada se ha dicho de los sectores que se beneficiaron de la guerra y que han impedido que ésta se acabe”, nos dijo Alape.

Esta idea de no pasar a la Historia como los únicos responsables de las atrocidades que se cometieron ha sido una preocupación reiterativa para los exjefes guerrilleros desde La Habana. Y para los exparamilitares es igualmente importante que se sepa que ellos no actuaron solos.

“La idea no es que haya retaliaciones; la idea es poner todo sobre la mesa y comprender lo que pasó para que así no se vuelva a repetir”, aseguró el senador Carlos Antonio Lozada. “Ese era el espíritu del Acuerdo hasta que cambiaron lo de los terceros”.

En efecto, la exclusión de los terceros de la justicia transicional fue la fórmula que encontró el Establecimiento en la época de Juan Manuel Santos para calmar los miedos de los empresarios y de otros sectores poderosos, y así darle vida a la JEP.

A finales de 2017, la Corte Constitucional determinó que aquellos particulares que hayan estado involucrados en el conflicto sólo podrían acudir voluntariamente y que la JEP no los podría llamar a rendir cuentas cuando hubiese pruebas de que habrían participado en un delito de lesa humanidad, como había quedado en el acuerdo de paz.

Con esto, la Corte despejó las dudas que había en ese entonces en Cambio Radical y los conservadores para aprobar el acto legislativo que le dio vida a la JEP. Sin su apoyo, el proyecto no hubiera podido salir adelante.

Para ese entonces, el exvicepresidente y candidato presidencial, Germán Vargas Lleras, se había distanciado del Gobierno y, en un intento por recoger los votos de la derecha, había empezado a atacar el acuerdo de paz, en especial a la JEP. Decía, falazmente, que con el artículo de los terceros “48 millones de colombianos” podríamos haber terminado siendo juzgados por la justicia transicional.

La decisión de la Corte calmó estos miedos, pero le quitó al país la posibilidad de conocer una verdad de la que poco se ha dicho: la de los empresarios que financiaron grupos paramilitares, la de los políticos que se aliaron con grupos armados, la de los civiles que pagaron por secuestrar a sus enemigos. 

Eso está empezando a cambiar con la decisión de Salvatore Mancuso de hablar con “Timochenko” en la Comisión de la Verdad.

Mancuso y Timo los de más impacto, pero no los únicos que hablarán

Detrás de estos encuentros que ha habido entre el exjefe de las AUC y el de las Farc, estuvo el exministro conservador y exnegociador de la guerrilla en La Habana, Álvaro Leyva.

Todo comenzó con una carta que le envió Leyva a Mancuso en agosto y en la que le pidió que contara lo que le consta que ocurrió durante los años del conflicto. De ahí, Leyva le sirvió de puente para que tuviera una conversación telefónica con Rodrigo Londoño.

En septiembre, el excomandante de las AUC publicó una carta en la que expresó su deseo de contarle al país “la verdad de lo que ocurrió en el conflicto armado, sin ambigüedades”,  y reiteró que desde que se sometió a Justicia y Paz ha dicho todo lo que sabe y que por eso fue extraditado.

De paso, volvió a salpicar a varias figuras públicas de terceros colaboradores del paramilitarismo.

“Colombia ya sabe lo que me ocurrió. Como venganza criminal y para callarme, fui extraditado, debido a que delaté como colaboradores a funcionarios cercanos al gobierno de Álvaro Uribe, como Francisco Santos (hoy embajador de Colombia en Estados Unidos), José Miguel Narvaez (subdirector del DAS, quien tuvo responsabilidad en la muerte de Jaime Garzón), Pedro Juan Moreno (amigo personal y secretario de Gobierno de la Gobernación de Antioquia). Fueron personas muy cercanas a las AUC”, dice la carta. 

También mencionó al expresidente Álvaro Uribe.

Luego de esa carta, los dos excomandantes se han mantenido en contacto y pidieron hablar en la Comisión de la Verdad en un evento abierto al público, al cual el padre Francisco De Roux, presidente de la Comisión, accedió. 

 

Londoño también ha insistido varias veces en que Mancuso sea aceptado en la justicia transicional, que en principio no acepta a los paramilitares. La JEP ya le dijo en primera instancia que no, pero, como contamos, la cantidad de verdad que podría develar el exjeje paramilitar ha creado un debate al interior de la jurisdicción sobre aceptarlo o no en una segunda instancia.

Aunque, por su estatus de exlíderes de las AUC y de las Farc, el encuentro entre Mancuso y Londoño es el de mayor impacto, no será el único. 

El excomandante del Bloque Magdalena Medio de las Farc, Pastor Alape, y el excomandante del Bloque Central Bolívar de las AUC, Carlos Mario Jiménez (conocido como “Macaco”), pidieron también ser escuchados en la Comisión de la Verdad.

Alape también le aseguró a La Silla que ya tiene encuentros programados con antiguos exparamilitares, en la Comisión, para hablar de lo ocurrido en los años del conflicto. Tiene uno con Héctor Germán Buitrago “Martín Llanos” para hablar de lo que pasó en los departamentos de Casanare, Vichada y Meta; y otro con Carlos Antonio Moreno “Nicolás” para hablar sobre lo ocurrido en Urabá y el sur de Córdoba.

El exministro Álvaro Leyva también le dijo a La Silla que en los próximos días dará a conocer un listado de más exparamilitares que quieren hablar en la Comisión de la Verdad.

“Yo me di a la tarea de lograr este encuentro porque Colombia necesita un sacudón para abrirse a la verdad. Es una verdad escabrosa, que asusta, pero que tiene que hacerse pública, porque, entre más sepamos, más nos acercamos a la paz”, le dijo Leyva a La Silla Vacía.

“La idea es que el país conozca cómo se desarrolló el conflicto, que se conozca toda la verdad y que se asuman todas las responsabilidades”, dijo Alape.

Esas responsabilidades también recaen sobre los terceros que fueron salvados por el Establecimiento de tener que comparecer ante la JEP, y que, voluntariamente, han sido muy pocos los que allí han pedido pista; en especial aquellos que financiaron o colaboraron con los grupos paramilitares.

Como contamos en La Silla, de las más de 600 solicitudes que había recibido la JEP al momento en que se les acabó el plazo a los terceros que hubiesen sido vinculados a procesos penales antes de que empezara a andar la justicia transicional (6 de septiembre del 2019), sólo 13 eran de empresarios.

Ese velo, que todavía esconde a quienes apoyaron la guerra sin ensuciarse las manos, es el que esta nueva alianza entre exparamilitares y exguerrilleros —inconcebible hace unos años— quiere remover.

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