Al aceptar que ya no habrá IVA a nuevos productos de la canasta familiar, el Gobierno Duque tiene su primera gran derrota legislativa.
IVA y ya no va: crónica de una derrota anunciada
Tomada de Fondo Adaptación
Poner más impuestos nunca es popular. Hacerlo con un Congreso no aceitado, a menos de un año de unas elecciones regionales en la que muchos congresistas se juegan el pellejo, y con la popularidad en duda, es casi imposible.
Por eso, la chiva de El Tiempo de que el Gobierno aceptó retirar de su reforma tributaria la propuesta de ponerle IVA a 49 productos de la canasta familiar que hoy están exentos, es una noticia casi obvia, aunque no por eso menos trascendental.
El lento morir
La derrota del IVA es obvia porque recibió críticas de todos lados.
Incluso desde antes de que la presentaran el presidente Iván Duque y su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, el ex presidente y senador Álvaro Uribe, padrino político de Duque, dijo que gravar la canasta familiar con el IVA era “una propuesta muy difícil” y que afectaría a la clase media.
En los días siguientes la criticaron, entre otros, los conservadores de la Cámara, que a pesar de ser gobiernistas afirmaron que no la iban a apoyar. Luego todos los partidos manifestaron su descontento, lo que dejó al Gobierno solo.
Por su lado, entidades que hacen análisis económicos y financieros como Bloomberg y Fedesarrollo dijeron que era negativa porque podía disparar la inflación.
Y ayer, en una audiencia pública con voceros empresariales, solo apoyaron al Gobierno el director de la Andi, Bruce Mac Master; el presidente de la Bolsa de Valores de Colombia, Juan Pablo Córdoba; el ex ministro Jorge Humberto Botero, cabeza de Fasecolda; y el representante de la OCDE, Álvaro Santos.
Los agricultores, agrupados en la SAC; los comerciantes, representados en Fenalco; y los pequeños empresarios, reunidos en Acopi, la criticaron. Lo mismo hizo el director de la Federación Nacional de Departamentos, el conservador Carlos Camargo.
Con esos antecedentes, Duque le dijo a Blu Radio el viernes pasado, tras conocer los malos resultados de su aprobación en la encuesta de Invamer, que estaba dispuesto a oír propuestas sobre el punto, lo que mostraba que la derrota era probable.
A pesar de ser tan esperable, es trascendental porque ese IVA era el corazón, en términos de recaudo, de la tributaria que presentó Duque con el argumento de que es necesaria para tapar un hueco de 14 billones de pesos en el presupuesto del próximo año.
Por eso en estas semanas se mantuvo en ella; por eso, según una fuente de Presidencia, la estrategia era que Duque se pusiera al frente del debate en lugar del viceministro de Hacienda, Luis Alberto Rodríguez y el director de la Dian, José Andrés Romero, para ganarlo.
Nada funcionó y terminó hundida.
La reunión clave
Ayer en la tarde se reunieron todos los ponentes con funcionarios del Gobierno, incluido el Ministro, en el Ministerio de Hacienda. La Silla Vacía habló con siete de ellos, de diferentes partidos, y coincidieron en que hubo consenso en que el IVA a más productos de la canasta familiar no iba a pasar.
Según la representante verde Katherine Miranda, en la reunión “todos se sinceraron” al decir que no era posible incluirla en la ponencia. El primero en hacerlo fue el senador conservador David Barguil, y después todos coincidieron.
Ante esa posición, Carrasquilla aceptó finalmente que no irá.
Lo hizo tras una semana de trabajo conjunto, incluyendo el fin de semana en el que fue el único ministro ausente de la rendición de cuentas por los 100 días de Gobierno. En esos días trabajó con dos subcomisiones de ponentes para salvarla.
Una subcomisión tenía el objetivo de encontrar soluciones para poder recaudar los 14 billones sin ese IVA.
La otra tenía el objetivo de revisar las proposiciones de los congresistas que tenían otros fines. Allí había funcionarios de Hacienda y de la Dian que examinaban si las proposiciones eran viables.
Este martes la primera subcomisión le presentó al Ministro 25 propuestas alternativas.
Según Fabio Arroyave, congresista liberal del Valle, Carrasquilla las examinó antes de la reunión y llegó a ésta a anunciar que con esas propuestas no llegaban a los 14 billones.
Por eso, y porque el IVA ya no va, los ponentes quedaron en buscar alternativas, reunirse hoy a las 8 de la mañana para discutirlas o encarar un recorte parcial del presupuesto, y en no revelar lo decidido ayer, para salir hoy con un mensaje más positivo.
Por eso, seguramente hoy habrá nuevas noticias. Y aunque de ellas depende en parte el resultado de esta novela, algunas conclusiones ya están claras y tienen el mismo aire de derrota.
Efectos en la plata...
Sin la plata del IVA a los más productos de la canasta familiar, la tributaria solo tendría asegurados 3,4 de los 14 billones, según los cálculos del Gobierno. Eso significa que ahora tiene que conseguir reemplazos que sí puedan salir adelante en el Congreso o aceptar la derrota de no haber logrado tapar parte del hueco.
Lo primero resulta difícil porque no hay de dónde echar mano, como muestran que tanto esta propuesta como la última reforma del Gobierno Santos se centraron en el IVA para aumentar el recaudo.
Una de las opciones más obvias es que la reforma ya no baje el IVA del 19 al 18 por ciento en 2019 y al 17 en 2020, lo que daría 2,5 billones de pesos el próximo año.
Esta propuesta, según el senador Richard Aguilar, de Cambio Radical, podría ser aceptada porque no implica un cambio en el costo actual de la canasta familiar, y ya sumarían 5,9 de los 14 billones.
Las propuestas para los otros 8,1 billones pintan más enredadas.
Según una fuente de Hacienda, está sobre la mesa ponerle IVA a algunos productos que no generen tanta controversia, pero con el antecedente de ayer no es claro que vaya a pasar.
También hay más de 200 iniciativas de congresistas que, según la secretaria de la Comisión Tercera de la Cámara, Elizabeth Martínez, todavía no están totalmente sistematizadas, pues siguen llegando y algunas se repiten.
Entre las más visibles están poner un impuesto del consumo a las bebidas azucaradas, aumentar el 4 por mil, subir el impuesto a los dividendos a las personas naturales, poner impuestos adicionales a las viviendas nuevas de más de 800 millones de pesos o poner uno a las remesas.
El problema es que aún no se han hecho los cálculos de cuánto sumarían y por lo tanto no es claro que sean suficientes para terminar de llenar el hueco, aparte del rechazo que generarían entre los afectados, que en algunos casos como el de los cañicultores y productores de bebidas, el sector financiero, los constructores o los dueños de grandes capitales, tienen gran capacidad de cabildeo.
Otra propuesta es hacer un programa para, con incentivos y planes de normalización, los dedurores de la Dian paguen. Eso podría dar 3 billones de pesos adicionales, pero solo un año y dependería de que el programa sea exitoso.
En todo caso, algunos ponentes ven la situación con esperanza. “Yo calculo que con eso vamos sumados unos 6 billones de pesos” dice el ponente John Milton Rodríguez, de Colombia Justa Libre.
Por último, el Gobierno calcula que el próximo año recibirá al menos 5 billones de pesos que no incluyó en el presupuesto de ingresos porque son inseguros, pero que mostró en sus cálculos de los efectos de la reforma.
Son 1,1 billones de pesos adicionales por dividendos de Ecopetrol e impuestos pagados por las petroleras, por el aumento del precio del petróleo; 2,3 billones por la venta de sus acciones en Coltel -con el lío de que en su primera etapa nadie apareció para meterse en el negocio de las telecomunicaciones-; y 1,6 billones por los programas de modernización de la Dian.
Si aparecen y se suman a lo que se salva de la reforma, a no bajar la tarifa general del IVA y a los planes de normalización, ya habría 13,9 billones, por lo que la derrota puede terminar siendo menor en lo económico.
En cambio en lo político, sí hay una derrota segura del Gobierno, aunque puede resultar menos dura o incluso convertirse en una victoria.
...y en la política
Hoy, la decisión es una derrota para el Gobierno porque Duque se jugó parte de su capital político en la reforma.
Por eso varios analistas la han resaltado como principal factor de su mala imagen, hasta el punto de que El Tiempo tituló una nota “IVA a canasta familiar, principal causa del desplome de Duque”.
En eso coinciden tres altas fuentes de la Casa de Nariño con las que ha hablado La Silla Vacía en estos días. “Juemadre IVA”, fue la respuesta de una de ellas al preguntarle por los resultados de las encuestas.
Y también lo muestra lo que encontró La Silla Paisa al indagar entre 45 uribistas de esa región por qué la mala imagen de Duque entre ellos.
Parte del problema es que hay una percepción de que Duque incumplió una promesa, como explicó Afif Siman en la Red Caribe.
La imagen del presidente está muy golpeada porque (hay) pérdida de confianza y credibilidad propiciada por la llamada Ley de Financiamiento
“La imagen del presidente está muy golpeada porque (hay) pérdida de confianza y credibilidad propiciada por la llamada Ley de Financiamiento”, opina un político uribista cercano a Duque.
Efectivamente, Duque criticó el IVA a la canasta familiar en la reforma tributaria de Santos de 2016; en campaña recordó su oposición al aumento del IVA del 16 al 19 por ciento en esa misma reforma; prometió bajar el IVA; y entre sus eslóganes estuvo “Menos impuestos, más salario mínimo para un país solidario”.
Aunque su proyecto incluye bajar la tarifa general del 19 al 17 por ciento en dos años, ponerle el impuesto a más productos de la canasta familiar tuvo más tracción entre la opinión.
A eso se refiere uno de los uribistas que entrevistó La Silla Paisa: “Hay una desilusión porque dijo que no iba a aumentar impuestos sino que iba a aumentar el salario”, dijo.
Ese golpe ya ocurrió, y que termine siendo a cambio de una propuesta que se hunde antes de primer debate es una derrota evidente.
Una que se suma a otras como que la reforma a la justicia de Duque haya ido perdiendo buena parte de sus propuestas más innovadoras en el Congreso o que la reforma a política ande con los tiempos muy apretados, que aunque son menos visibles también marcan la debilidad del Gobierno en el Congreso.
Sin embargo, la derrota trae dos trasfondos positivos, que podría cosechar Duque si logra transmitir dos mensajes.
Uno es que demuestra que no está dando ‘mermelada’ y que realmente está tratando de no jugarle al clientelismo para ganar gobernabilidad.
El Presidente ha reiterado su posición de no transar puestos o cupos indicativos por votos, pero no la ha convertido en su bandera política (en su discurso aparece cada vez más clara la equidad) ni ha entrado en choque por los congresistas por ello.
Que la principal reforma del inicio de su Gobierno y la gran apuesta del ministro más influyente se caiga por lo menos en parte por ello, es un argumento que muestra las consecuencias de esa apuesta pero también su apego a ella.
El segundo mensaje es que la idea de hacer pactos, de ceder en posiciones y buscar consensos, tiene contenido, pues es justamente lo que está haciendo su gobierno con la tributaria.
El problema es que, como en la lucha contra la corrupción que fue el primer gran ejemplo de esos pactos, el norte no lo tiene Duque.
A menos de que otra cosa digan los anuncios de hoy y conviertan la derrota que estaba anunciada en el punto de quiebre de un Gobierno que arrancó sin bandera y sin luna de miel.