Terminar enero con las peores cifras de asesinatos en 10 años podría dañar el teflón del alcalde más popular del país.
La ‘atracadera’ en Barranquilla que puede aguarle la fiesta a Char
A mediados de enero, cuando la tendencia de los homicidios ese mes ya estaba disparada, el presidente Juan Manuel Santos estuvo en Barranquilla y públicamente dijo al Alcalde y a la Policía que no quería seguir viendo esos índices. Foto: tomada de elheraldo.com
Al popular alcalde barranquillero Álex Char, quien cerró 2016 como el mandatario con mejor imagen entre los líderes de opinión del país, nada le ha dañado el teflón hasta ahora. Ni haber sido socio de los delincuentes Nule (unos años antes de que éstos fueran condenados) en obras que tuvieron problemas. Ni los millones que han pagado los barranquilleros por unas casas que se le agrietaron a su constructora. Ni, recientemente, haber ayudado a que su partido Cambio Radical avalara a cuestionados en La Guajira. Pero terminar enero con las cifras de homicidios más altas de los últimos 10 años en Barranquilla y la sensación de inseguridad allí, asuntos que tocan directamente la cotidianidad de la gente, sí podrían llegar a afectarlo.
Al menos, eso se deduce de la ola de indignación ciudadana que en redes han causado este año las noticias sobre muertos y robos, y que se convirtieron en el leitmotiv con el que arrancó 2017 la ciudad en la que de unos años para acá todo parecían ser buenas nuevas.
Varios de esos robos han generado más impacto mediático debido a que sus víctimas son personajes con alguna relevancia.
El 13 de enero, por ejemplo, atracaron al diputado de Cambio Radical Jorge Luis Rosales cuando salía de un centro deportivo. El 24 a un pastor cristiano frente a una papelería. El 26 le quitaron un reloj fino a un miembro de Fedegán en un sitio de venta de comida. Un profesor universitario quedó en estado crítico cuando los asaltantes le dispararon después de exigirle su portátil y el celular en la calle.
Para muchos, la tapa de la caja fue que a un primo del propio Alcalde Char, el excongresista David Char Navas, hace una semana le quitaran un reloj y el celular en la terraza de un exclusivo restaurante del norte de la ciudad, en donde un hombre que se bajó de una moto lo encañonó con un arma, según registró el periódico local El Heraldo.
También para la gente a la que la violencia callejera tradicionalmente ha azotado más, la cosa pareció arrancar el año peor que siempre. Hace poco en el popular barrio San Felipe, al suroccidente, los vecinos pusieron avisos de “zona de atracos” en postes y paredes para alertar a los transeúntes. Habían tenido que hacer lo mismo en 2014.
Los informes sobre los homicidios en el primer mes del año, por supuesto, han sumado a la irritación colectiva, aunque se trate de víctimas menos conocidas y por lo tanto menos mencionadas en los medios.
El 12 de enero, por poner otro ejemplo, el titular del desayuno fue: ‘Seis homicidios en menos de 24 horas en Barranquilla’.
Al reconocer públicamente que “la atracadera está salvaje” y que “en todas las esquinas están robando”, como lo dijo hace unas semanas en un evento, Char intentó tirarle la pelota a la Policía pese a que él es constitucionalmente su jefe. Se declaró “muy molesto” con la situación y aseguró que la institución “se durmió” con la seguridad.
Aún así, en redes como twitter buena parte de los mensajes ciudadanos que se leen con quejas y exigiendo medidas al respecto están dirigidos específicamente al mandatario.
Sr. @AlejandroChar, haga algo por la seguridad de los barranquilleros. Estamos muertos de miedo pensando si nos van a robar o no.
— Lizeth M. Torres (@lizethtorresc) 26 de enero de 2017
Además, horas después del pronunciamiento de Char, quienes respondieron un sondeo virtual de El Heraldo sobre esos señalamientos a la Policía se declararon en desacuerdo con el Alcalde.
“Es la primera vez, creo, que Alejandro Char pierde un sondeo”, escribió en una columna el director de la ONG Protransparencia Horacio Brieva, quien en ese texto reveló que al ver la tendencia adversa de los resultados, la Secretaria de comunicaciones de la Alcaldía mandó un mensaje de whatsapp pidiendo que votaran varias veces a favor del mandatario.
Días después nació ‘La atracadera’. En protesta pacífica ante las malas noticias, una desconocida ingeniera decidió parodiar una de las canciones más queridas de los barranquilleros: ‘La Guacherna’, cuya autora es Esthercita Forero, la considerada “novia de Barranquilla”. Grabó ‘a capella’ su versión en el celular y se la mandó a unas amigas por whatsapp.
En menos de nada, la canción se hizo viral, inundó cuentas de facebook y twitter y prometió convertirse en uno de los temas de los Carnavales que están por comenzar.
Ladrones y coletos abundan por las noches
La esquina es un derroche de robos y fleteros
Cuna de atracadores, las calles de curramba
Los tombos de parranda, viene la atracadera
En lo que parece un mal chiste, pocos días después de hacerse famosa localmente por cantarle a la inseguridad, comenzó a circular un panfleto contra Maricruz Contreras, la autora.
En el papel que rodó por redes se burlan de su aspecto físico y le reclaman que no tenga “sentido de pertenencia” por Barranquilla. “Cuando necesites de la Policía… vas a tener que llamar a tu madre, somos más los buenos que los malos”, reza el anónimo.
Al canto de Contreras también le salió como respuesta otra parodia anónima de La Guacherna, pero en clave oficialista: “Que viva Barranquilla, la tierra de la paz, que vivan sus mujeres, que viva el Carnaval. En Rebolo, en Las Nieves, también en Carrizal, con el mejor Alcalde y Junior, tu papá”, dice la canción que ha corrido con menos fuerza y que algunos atribuyen a la Alcaldía, aunque ahí niegan haberla mandado a hacer.
Como sea, la inseguridad es el tema que no falta en la ciudad cuando ya suenan los tambores de parranda que anuncian los días de éxtasis colectivo más esperados del año por una Barranquilla ya acostumbrada a su buena hora en infraestructura e inversión, lograda durante los tres periodos que lleva el charismo en el poder.
“La inseguridad es de lejos el gran problema nacional, pero en Barranquilla brilla porque es la mancha en la pared blanca”, dice el analista político de Estrategia y Poder Carlos Suárez.
'Atracadera' y más que eso
Barranquilla es la ciudad en la que más personas aseguran haber sido víctimas de algún delito, según la más reciente encuesta comparativa de la red Cómo Vamos, que mide la percepción ciudadana en 10 ciudades. Además es la cuarta en la que la gente más insegura se siente.
En ese mismo sentido, las estadísticas de homicidios muestran que este enero fue uno de los más violentos de los últimos tiempos, con 45 asesinatos. Eso es 12 más que el mismo mes de 2016.
Ya 2015 había cerrado como el año más violento del último lustro, con 420 homicidios en total, una cifra que no se veía en Barranquilla desde fines de 2000, cuando se desmovilizaron los hombres del paramilitar ‘Don Antonio’ que hicieron presencia varios años en la ciudad.
La tasa de asesinatos en La Arenosa (que en 2016 fue de 30,7) supera a la tasa nacional (que, el mismo año, fue de 24,5) y lo viene haciendo desde 2014.
Aunque, en contraste, la Policía Metropolitana y la Alcaldía reportan que otros indicadores como el robo a personas, a residencias y a comercios bajaron si se compara enero de este año con el mismo mes de 2016, la anterior realidad es tan impactante que solo eso bastaría para entender el por qué de la preocupación generalizada.
Sobre los asesinatos, llama la atención que el 64 por ciento de los que ocurrieron este primer mes de 2017 (según el sistema de información unificada de la Alcaldía) haya sido cometidos por sicarios en motos y con armas de fuego.
Además, más o menos la mitad de las víctimas tenía antecedentes judiciales, según nos contó el general Mariano Botero, comandante de la Metropolitana.
La atracadera está salvaje.
Para algunos entendidos, incluyendo al General, eso puede estar evidenciando una guerra de bandas delincuenciales por el territorio.
El asunto recuerda los macabros casos de cuerpos desmembrados que vienen apareciendo esporádicamente en Barranquilla desde 2013, y que el año pasado sumaron cinco (el último se registró en septiembre), como lo hemos contado en La Silla Caribe.
Cabezas, troncos, brazos, piernas de personas de barriadas humildes han aparecido metidos en costales, enterrados o sumergidos en el río Magdalena, de manera muy parecida a como ocurre con las casas de pique en Buenaventura por cuenta de la guerra territorial que libran allí las bandas criminales.
A pesar de que la prensa local lo ha informado con detalles, el horripilante tema ha pasado de agache en los medios nacionales.
En abril del año pasado, luego de que apareciera una cabeza tirada en la calle principal del populoso barrio La Chinita, el ministro Juan Fernando Cristo “descartó” que en Barranquilla hubiese casas de pique. Y, cuando algunos defensores de derechos humanos reaccionaron diciendo que “en alguna parte los están picando”, el Alcalde Char respondió que se trataba de “especulaciones”.
Ante el actual panorama de violencia en La Arenosa, para esta historia le preguntamos al General Botero por las casas de pique y por la posible presencia de bandas criminales en la ciudad y él nos aseguró que en Barranquilla no hay bacrim sino grupos de delincuencia común.
Agregó que la aparición de los cuerpos desmembrados, atribuidos por la Policía a esos grupos de delincuentes comunes, no tiene nada que ver con el pico de los homicidios y que además esa práctica quedó descartada luego de las capturas el año pasado de dos importantes cabezas en estas organizaciones (alias Ronaldinho y alias el Gordo 30-30).
Pero entonces, ¿qué tiene que ver con el pico de los homicidios?
El General Botero y el jefe de la oficina de seguridad de la Alcaldía, Yesid Turbay, coinciden en que la situación debe estar relacionada con la entrada en vigencia de la Ley 1760 o de descongestión judicial que el año pasado permitió por vencimiento de términos la salida en Barranquilla de unos 215 detenidos, señalados de múltiples delitos.
“Salieron a afectarnos”, dijo el General.
Es la misma tesis que la Policía de Quibdó esgrimió el año pasado para explicar el auge de la violencia en esa región, como contamos en La Silla.
Sin embargo, así como en el Chocó, en Barranquilla esa explicación tiene sus bemoles.
Primero, que la violencia en La Arenosa viene mostrando cuentas en rojo desde hace rato. Por ejemplo, como contamos en La Silla Caribe, en octubre de 2015 (recién electo, pero aún no posesionado) Char había asegurado que militarizaría las calles para contrarrestar las peores cifras en asesinatos en los últimos cinco años, un anuncio que terminó siendo un globo, como también lo contamos.
Antes, a su antecesora Elsa Noguera le había tocado enfrentar una grave época de extorsiones principalmente a comerciantes, que en su momento muchos atribuyeron a bandas criminales.
En Barranquilla tuvieron asiento los paramilitares de ‘Don Antonio’ y de Jorge 40, quienes llegaron incluso a permear la institucionalidad, como en su momento lo denunció el exalcalde Bernardo ‘el Cura’ Hoyos.
Por eso, existe la hipótesis de que los herederos de estas autodefensas podrían tener algo que ver con la violencia que hoy tanto comentan los barranquilleros, aunque de momento tanto la Policía como en la Alcaldía lo descarten.
Al respecto, el expersonero Arturo García, quien desde hace más de tres años viene estudiando el fenómeno de la violencia en la ciudad, especialmente desde lo que escriben y comparten los jóvenes de las barriadas en facebook, cree que varias de las más de 200 pandillas que hay en Barranquilla y su área metropolitana sí tienen vasos comunicantes con bandas criminales.
Esas pandillas, dice García, están integradas por muchachos vulnerables de los extramuros que tienen pocas oportunidades, lo cual va en consonancia con el más reciente ranking sobre el índice de progreso social de la red Cómo Vamos (que mide entre otros aspectos necesidades básicas satisfechas y bienestar), en el cual Barranquilla ocupa el puesto siete entre 10 ciudades. Eso a pesar de los avances en infraestructura.
Si la guerra territorial que intuyen las autoridades es entre bacrim, algunos expertos no descartan que se llegue a un escenario en el que un solo “jefe” delincuente quiera llegar a poner “disciplina” y a organizar para él a la criminalidad, como en la Medellín de alias ‘Don Berna’.
“Hay un legado de la época paramilitar, un montón de pelaos de barrios pobres que en un momento se quedaron sin quien los controle. La llegada de un dominador es un fenómeno que se ha visto hasta en ciudades de Estados Unidos y puede terminar reduciendo los homicidios”, nos explicó Gustavo Duncan, columnista experto en mafias y narcotráfico.
Consultado sobre ese punto, el General Botero dice que no cree que eso pase, pero que en todo caso la Policía hizo un cartel con los 19 más buscados de la ciudad (de los cuales ya hay cinco tras las rejas) “porque eran los más propensos a organizar todos estos grupos”.
Ese cartel, un decreto que prohíbe el parrillero hombre en algunas zonas, la llegada de más uniformados, motos y cámaras de seguridad a la ciudad, y operativos como los que han resultado en la captura de más de 700 personas en los últimos días, son las principales apuestas del Alcalde y la Policía para enfrentar el trago amargo de curramba.
Hace unos días, Char prometió: “Les vamos a ganar a esos bandidos que quieren dañarles la fiesta a los barranquilleros”. Si las cosas siguen así, también podrían dañársela a él y rayarle el teflón por primera vez.