En el proyecto de Plan de Desarrollo que le tocó modificar por cuenta de la pandemia, la Alcaldesa contará con menos plata y acotará muchas metas, pero mantiene en firme sus prioridades.
La Bogotá post Covid de López: endeudarse, dar subsidios y salvar empresas
El Concejo de Bogotá comenzó a estudiar esta semana el proyecto de Plan de Desarrollo que le presentó el sábado la alcaldesa Claudia López.
La Alcaldesa había dado a conocer una primera versión del proyecto en febrero, antes de la pandemia por coronavirus, pero para presentarlo al Concejo debió hacer cambios grandes porque tendrá menos plata para invertir, le tocará endeudar a la ciudad y sacrificar propuestas que había hecho, por ejemplo, en reducción de pobreza y construcción de vivienda.
A continuación, cinco conclusiones a partir de la comparación entre la primera y la segunda versión del proyecto:
Menos plata, más deuda
La pandemia afectará el recaudo de impuestos, tanto el predial que pagan los propietarios de vivienda como el de industria y comercio que pagan los empresarios.
El secretario de Hacienda, Juan Mauricio Ramírez, explica que a comienzos de año esperaban que el Producto Interno Bruto (PIB) de Bogotá, que es todo lo que produce la ciudad en un año, creciera este 2020 un 3,5 por ciento, pero ahora calculan que caerá el 4,2 por ciento.
Eso afectó todas las proyecciones que habían hecho para estos cuatro años y por eso ahora tendrán menos plata para invertir.
El Plan de Desarrollo, entonces, pasará de costar 112,6 a 109,2 billones de pesos.
El siguiente gráfico muestra cómo disminuyó el presupuesto en la mayoría de sectores entre el proyecto de febrero y el de ahora:
Los únicos que aumentaron fueron Salud porque necesita plata para atender la crisis; Gobierno porque, por un lado y según le explicó a La Silla el secretario de Gobierno Luis Ernesto Gómez, hubo un cambio de metodología con el que ahora incluyen ahí la inversión de las alcaldías locales, y por otro porque ahí también incluyen plata nueva del programa Bogotá Solidaria, para atender parte de la pandemia desde esas alcaldías.
Y también aumenta Seguridad para meterle más plata a la descongestión de estaciones de Policía y URI, le dijo a La Silla el Secretario de ese tema Hugo Acero.
Pero como el consolidado final es que tendrá menos plata, Claudia López mitigará eso endeudándose más. En febrero propuso adquirir créditos por 6,9 billones de pesos, y ahora planea hacerlo por 10,8 billones.
El Secretario de Hacienda ya le había dicho a La Silla Vacía que adquirir más créditos no es problemático para la ciudad: “La deuda pública de Bogotá es bastante baja. Se puede pagar sin ningún problema. Por ejemplo, la deuda en la Nación con respecto al PIB es del 50 por ciento; la de Bogotá está en alrededor del 3 por ciento. Por eso la ciudad sí tiene un espacio de endeudamiento adicional para hacer frente a choques transitorios como estos”.
La redistribución de la plata no afecta sus prioridades
Como contamos hace dos meses, el primer proyecto de Plan de Desarrollo que presentó Claudia López marcaba un cambio de prioridades frente al gobierno de Enrique Peñalosa porque, además de disminuir la inversión en obras de movilidad, le daba más peso en el presupuesto a sectores como ambiente, educación y mujeres.
Eso, que muestra sus prioridades, se mantiene en el nuevo proyecto, independientemente de la disminución del presupuesto en la mayoría de sectores, y en esa medida el contraste con Peñalosa se mantiene.
El contraste se nota, sobre todo, ver el cambio en estos seis sectores:
Movilidad pierde aún más peso, que la Alcaldesa dijo tiene que ver sobre todo con obras de espacio público que ya no se harán. En la oficina de prensa del IDU le dijeron a La Silla que aún no han definido cuáles obras son, pero que se trata sobre todo de andenes, puentes peatonales, plazoletas y pasos peatonales.
Sin embargo, frente a Peñalosa se mantiene un mayor porcentaje de inversión en educación, ambiente y mujeres..
Los subsidios para atender la pandemia los mantendrá cuatro años (con la ayuda de Duque)
Claudia López ha dicho que, más allá de las dificultades, la pandemia por coronavirus le permitió adelantar una de sus políticas sociales clave: garantizarles un ingreso mínimo a las familias más pobres de Bogotá.
Eso es lo que ha intentado hacer con el programa Bogotá Solidaria, con el que se propuso girarles subsidios o entregarles bonos o mercados a las 350 mil familias más pobres de Bogotá durante la cuarentena, con la idea de suplir su falta de plata en momentos en los que no pueden trabajar ni generar ingresos.
La idea del ingreso mínimo estaba en el proyecto de Plan de Desarrollo de febrero, y la mantiene en el nuevo con el objetivo de que se vuelva una política durante todo su gobierno para esas 350 mil familias. El argumento es que esas familias no sólo necesitarán un subsidio mientras dure la pandemia, sino después mientras se recupera la economía.
Y además lo concibe como una forma de cerrar las brechas entre ricos y pobres (de hecho, incluyó la conexión a Internet de 100 mil familias pobres con la idea de que esa sea otra forma de cerrar la brecha).
Para garantizar la plata propone reorganizar el esquema de subsidios de la ciudad, de tal forma que se focalice en estas personas y se les puedan entregar en plata, bonos, mercados, subsidios para vivienda o tarifas diferenciadas en servicios públicos y de transporte.
Y cumplir también depende del presidente Iván Duque, con el que se reunió la semana pasada para pedirle 500 mil millones de pesos anuales para que en estos cuatro años Bogotá pueda contar con 2 billones de pesos del programa nacional Ingreso Solidario, que creó el Gobierno para girarles 160 mil pesos a personas que no tuvieran subsidios como familias en acción, jóvenes en acción, adulto mayor o la devolución del IVA.
Duque le dijo que sí. La idea de ella es incluir esa plata dentro de Bogotá Solidaria para garantizar este programa hasta el final de su mandato.
De la idea de “apagar la economía” a poner plata para salvar empresas
En los primeros días de cuarentena en marzo, Claudia López dijo en una entrevista que Bogotá y el país deberían prepararse para “apagar la economía” al menos por tres meses. Es decir, que por ese tiempo sólo deberían funcionar sectores como salud, servicios básicos, cuidado y abastecimiento de alimentos, y mantener el resto cerrados.
Eso nunca ocurrió, sobre todo porque es Duque, y no ella, quien define qué sectores abren, y en Bogotá, como en el resto del país, ya empezó a salir la construcción, mientras que la manufactura se prepara para hacerlo. Y la Alcaldesa, aunque tuvo reparos pidiendo que eso fuera gradual, no se opuso.
En la nueva versión del proyecto de Plan de Desarrollo el principal énfasis es que se trata de un Plan de reactivación económica y social de la ciudad. De ahí se rescatan dos puntos:
Créditos fáciles de pagar para las empresas: Pretende que micro, pequeñas y medianas empresas tengan la liquidez que han ido perdiendo por la emergencia. Y esto será a través de créditos con Bancóldex, el banco que tiene el Gobierno Nacional que le presta plata a bancos privados para que estos, a su vez, les presten plata a las empresas con bajos intereses.
Durante la pandemia, la política consiste en que Bancóldex abra líneas de crédito por 220 mil millones de pesos y el Distrito se compromete a subsidiar la tasa de interés con 10 mil millones. La meta con Bancóldex a cuatro años es apalancar créditos por 2,5 billones de pesos.
En todo caso, López ha insistido en que Duque debe ayudar a pagar la nómina de esas empresas durante la pandemia, por lo que no se echa toda esa carga ella sola.
Contratar obras rápido y de manera directa: Aunque este Plan de Desarrollo no es uno de obras como lo fue el de Peñalosa, la propuesta de López es acelerar lo más que pueda la contratación de obras en parques, vías y ciclorrutas para que esos trabajos generen unos 500 mil empleos.
Y para hacerlo rápido propone hacer contratación directa cuantas veces sea posible, bajo la figura de urgencia manifiesta, para así evitar los procesos más largos mediante licitaciones..
Lo que sacrifica
En su presentación del proyecto el sábado, la Alcaldesa dijo: “No estamos sacrificando nada”. Sin embargo, eso es parcialmente cierto.
Sus prioridades, como contamos más arriba, no cambian. Y los proyectos estratégicos los mantiene.
Pero sí hay sacrificios que se notan al comparar los proyectos de febrero y mayo, que son ejemplos concretos de que ahora cuente con menos plata.
Algunos son:
La disminución de la pobreza: en el primer proyecto proponía disminuir la pobreza multidimensional, que hoy está en 4,4 por ciento. Ahora pretende mantener ese porcentaje, partiendo de que la pandemia hará que aumente y posteriormente el reto será bajarlo hasta el nivel actual.
El desempleo: ya no propone disminuirlo, sino terminar en 2023 con la tasa con la que encontró la ciudad: 10,9 por ciento.
Menos viviendas de interés social: baja la meta de 60 mil a 45 mil viviendas VIS y VIP promovidas.
Menos soluciones de vivienda: antes proponía 10.200 y ahora, 10.000. Se trata de opciones de vivienda para familias vulnerables, como vivienda usada, en arriendo o mejoramientos de vivienda.
Una nueva valorización: el anterior proyecto preveía un nuevo cobro por 1,5 billones que ahora se suprime.
Subsidios para jóvenes: la idea de darles plata a jóvenes vulnerables a cambio de que estudien o trabajen baja la meta de 7.000 a 5.900.
Aceleración de empresas: baja de 4.100 a 3.500 la meta de empresas que pretenden beneficiar con programas de aceleración para que generen empleo.
Conservación de zonas ecológicas: aunque mantiene la meta de aplicar estrategias de conservación en 226 hectáreas en zonas como la reserva Van der Hammen, el Parque Entrenubes, la Cuchilla del Gavilán, la zona rural de Usme y Cerro Seco, el presupuesto para eso pasa de 130 mil millones a 122 mil millones.
Reasentamientos: la meta de hogares reasentados por estar ubicados en zonas de alto riesgo baja de 3.200 a 2.150..