El triunfo de los alternativos y los golpes a las maquinarias como la del senador Mario Castaño o la del clan Merheg, son algunas de ellas.
La derrota a Uribe y otras conclusiones de las locales en Antioquia y el Eje
Luego de la jornada electoral, estas 14 cosas dejaron las elecciones en Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío.
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Una vez más, Uribe no logró poner Alcalde de Medellín...
El gran perdedor en su tierra fue Álvaro Uribe.
No solo porque, como anticipamos, su candidato repitente a la Gobernación, Andrés Guerra, no tenía tanta fuerza como Aníbal Gaviria, sino porque perdió la Alcaldía de la capital con el delfín Alfredo Ramos, quien parecía ser el más fuerte según las maquinarias que tenía alrededor, su partido y el reconocimiento de su apellido.
A los resultados de las votaciones se anticipó el voto útil antiuribista, que fortaleció al alcalde electo, Daniel Quintero, a raíz de las encuestas que mostraban a Ramos sobrado.
También, como contamos en esta historia, se anticipó el peso en la opinión a favor de Quintero por su discurso de independencia de la clase política, el mismo que ayudó hace cuatro años al alcalde Federico Gutiérrez.
Incluso, Quintero ganó en una ciudad inclinada a la derecha, y en la que le jugaba en contra haber apoyado a Gustavo Petro en la segunda vuelta presidencial. Más, con los guiños que le hizo ese senador en campaña, y ayer con su victoria.
Todo eso mostró el fracaso de la estrategia de Ramos: alinearse por un lado con la política tradicional bajo el ala de su papá, el exgobernador Luis Alfredo Ramos; y a la vez mostrarse como una alternativa nueva y joven al estilo ‘Fico’.
Con Ramos, el uribismo perdió la Alcaldía de Medellín con una diferencia porcentual en votos mayor que la de hace cuatro años: nueve puntos (68 mil votos) contra uno (10 mil votos).
Eso puede mostrar que, por lo menos en Medellín, una ciudad que le ha costado especialmente, el uribismo tiene menos peso que hace cuatro años.
...Pero puede armar un nuevo poder
Esta es la primera vez que aplica el estatuto de oposición para unas elecciones locales, con lo cual los candidatos a Alcaldía y Gobernación con más votos pueden estar en el Concejo o la Asamblea.
Algo llamativo porque en el caso del Concejo de Medellín, el uribismo logró por lo menos seis curules al ser la lista más votada al Concejo. Si Ramos entra, habrá una mayoría de concejales que puede liderar la oposición en una corporación que suele tener mayorías afines al alcalde de turno.
Por eso, aunque aún ni Ramos ni Guerra han aceptado la curul que les corresponde por quedar de segundos, el Concejo y la Asamblea en este periodo pueden llegar a protagonizar pujas de poder sin antecedentes en la región.
‘Fico’ no logró endosar sus votos, pero instauró un prototipo que funciona
La derrota del candidato de Federico Gutiérrez, Santiago Gómez, quien quedó con apenas una décima parte de los votos válidos, demostró que la imagen del popular alcalde no puede heredarse.
Incluso, pese a haber prendido la máquina de la Alcaldía con apoyos de contratistas a su campaña, y de usar un ‘todo vale’ con publicidad y funcionarios renunciados.
‘Fico’ perdió por partida doble porque el uribista Alfredo Ramos -quien le coqueteó durante la campaña e incluso nos dijo en esta entrevista que deseaba que el Alcalde fuera ministro de Defensa- habría representado en parte su continuidad, por lo menos en la estrategia de mano dura con bandas criminales.
Pero el triunfo de Quintero, así como la dinámica de la campaña con por lo menos cuatro candidatos primíparos recogiendo firmas (Quintero, Gómez, Juan David Valderrama y César Hernández), mostró que sigue funcionando el estilo ‘Fico’ de hacer política.
Al igual que ‘Fico’ hace cuatro años, y Sergio Fajardo hace 15, Quintero, el alcalde electo, tiene alrededor de cuarenta años, se avaló por firmas, su campaña la lideraron jóvenes con poca experiencia en lo público, tiene posición de centro, y un discurso de independencia de partidos y de lucha contra las maquinarias y la corrupción.
Por eso, el Alcalde, protagonista en estas elecciones, perdió pero no del todo.
La maquinaria que ayudó a Luis Pérez ya no es tan pesada
Los resultados a la Gobernación de Antioquia mostraron que las estructuras de los partidos tradicionales no están más fuertes que cuando montaron a Luis Pérez al poder.
En una posición similar a la del actual Gobernador en 2015, la diferencia en votos del repitente Aníbal Gaviria con el uribista Andrés Guerra (170 mil votos) fue más estrecha a la de Pérez con Guerra (206 mil votos).
Gaviria perdió con el uribista en solo 30 de 125 municipios (en solo uno, Támesis, ganó Mauricio Tobón), entre ellos Medellín; pero ni siquiera logró alcanzar la meta de al menos 900 mil votos que tenía su campaña.
De hecho, en la capital de Antioquia la diferencia entre de Guerra y Gaviria fueron 30 mil votos; mientras que a Guerra y a Pérez los distanciaron 20 mil.
Eso muestra que la maquinaria en las regiones no se aceitó tanto para estas elecciones, sea por el efecto Aida Merlano, que describimos en esta historia, o por lo cantado que estuvo el resultado desde que despegó la campaña.
Pese a los escándalos, el Valle de Aburrá los gamonales conservan sus fortines
En los municipios vecinos a Medellín, donde a diferencia de la capital sí gana la maquinaria, los barones electorales mantuvieron la mayoría de fortines políticos con los candidatos que ya parecían cantados.
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El gamonal liberal de Envigado, Héctor Londoño, ganó con su heredero y del alcalde investigado por presunta corrupción, Raúl Cardona: el exdiputado Braulio Espinosa. Con eso, el poder rojo superará los 50 años en el poder de ese municipio.
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Pese a que perdió en Caldas contra el senador de La U Germán Hoyos, el gamonal liberal cuestionado Julián Bedoya ganó de nuevo en La Estrella, su fortín político, con el heredero del actual alcalde Jhonny García, Juan Sebastián Abad.
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El senador godo Carlos Andrés Trujillo ganó por tercera vez consecutiva la Alcaldía de Itagüí con su exgerente de campaña a la Alcaldía y ficha, José Fernando Escobar.
Como contamos en la crónica en vivo, se movió de puesto en puesto, con el candidato Escobar, saludando a los votantes.
Pero aparte de su fortín, Trujillo logró expandir su poder al ganar la alcaldía de su vecina Sabaneta, con su candidato Santiago Montoya; y le arrebató el poder en Girardota a Juan Felipe Lemos, con Diego Armando Agudelo.
Todo eso con alianza o del senador rojo Julián Bedoya o el representante bellanita John Jairo Roldán.
En Bello, los Suárez se cayeron de la cuerda floja
El cuestionado clan Suárez Mira de Bello perdió las elecciones luego de cuatro periodos consecutivos en el poder; y de varios golpes por ruidos.
Como contamos, su carta, Hugo Builes, estaba parado en la cuerda floja frente a su exaliado, el uribista Óscar Andrés Pérez y a Juan Felipe Restrepo, la ficha de su máximo rival verde, el representante León Fredy Muñoz.
Finalmente Builes quedó de tercero, con menos de la mitad de los votos del uribista Pérez, quien fue ya alcalde de la cuerda de los Suárez entre 2008 y 2011, y actualmente está investigado por los presuntos delitos de concusión, cohecho, prevaricato y celebración de contrato sin el lleno de requisitos legales.
Hay pinta de renovación en el Concejo de Medellín
Al igual que hace cuatro años, las listas más votadas fueron las del Centro Democrático, el Conservador y el Liberal. Pero el cuarto en votos fue Independientes, el movimiento por firmas del actual alcalde Daniel Quintero.
De esa lista entrarían al Concejo el exfajardista, exconcejal por la ASI y exsecretario de Inclusión Social de ‘Fico’, Luis Bernardo Vélez; y el líder estudiantil de la Universidad de Medellín, Alex Xavier Flórez.
Al Concejo entrarían nuevos el médico y dueño del centro de diagnóstico CediMed Gabriel Dib, por el uribismo; el activista verde de la línea de la alcaldesa electa de Bogotá, Claudia López, Daniel Duque; y una concejal de Estamos Listas, Dora Cecilia Saldarriaga.
También repetiría el experto en urbanismo y exfiquista Daniel Carvalho.
Pero en las próximas horas sabremos más.
En el Eje Cafetero
El uribismo es el gran perdedor
El uribismo no ganó ninguna de las apuestas que tenía para las alcaldías de las capitales y gobernaciones de Caldas, Risaralda y Quindío, y solo en dos casos ocupó el segundo puesto.
El caso más significativo, y en el que tenían más esperanza, es el de Caldas, donde querían poner como gobernador al delfín Camilo Gaviria, hijo de la excongresista y jefe del Centro Democrático en el departamento Adriana Gutiérrez.
Para lograrlo, se aliaron con el superpoderoso senador liberal Mario Castaño, quien puso a disposición de Gaviria toda su maquinaria en los municipios. Pero eso no les bastó, pues el candidato del lizcanismo, Luis Carlos Velásquez, les ganó por 71 mil votos.
El otro caso donde ocuparon las primeras votaciones fue en Quindío, con Álvaro Arias, un candidato que se avaló por firmas, el coaval del Conservador y el Centro Democrático, y la maquinaria de la Gobernación.
Pero allá ganó Roberto Jairo Jaramillo, el candidato liberal apoyado por la maquinaria de la exalcaldesa condenada Luz Piedad Valencia por 33 mil votos; y a Arias casi lo supera el voto en blanco por 303 votos.
En Risaralda fue la derrotamayor. Fue el único departamento donde le apostaron a Gobernación y Alcaldía capital con candidato propio; pero en ambos casos quedaron de cuartos por debajo del Verde y sin superar el 10 por ciento de la votación.
Con eso, el Centro Democrático no logró consolidarse como fuerza en la región cafetera, pese al impulso que tomaron el año pasado con más congresistas de su cuerda.
Lizcano ganó reencauchado
Luis Carlos Velásquez, un joven novato en política que se lanzó por firmas y el coaval de cuatro partidos, ganó la Gobernación con el 49 por ciento de la votación; y su llave a la Alcaldía de Manizales por la Alianza Verde, Carlos Mario Marín, también ganó con el 41 por ciento.
Aunque hicieron campaña con el discurso de independencia y de derrotar las maquinarias, a ambos los apoyó toda la estructura política del Partido de la U que lidera el exsenador Mauricio Lizcano.
Por eso, los resultados muestran que los caldenses prefirieron ese discurso al del político tradicional, pero también que funcionó la estrategia de Lizcano de reencauchar a su partido a través de caras jóvenes y nuevas.
Incluso, desde que comenzó el año y la precampaña, varios dirigentes y políticos lizcanistas le contaron a La Silla que su idea era buscar y apoyar a candidatos con ese perfil porque luego de las elecciones del 2018 (legislativas, presidenciales y anticorrupción), su partido estaba desgastado.
Por eso, para el próximo año el exsenador Lizcano se recarga, pues mantiene el continuismo, mientras que su rival político se quedó sin el pan y sin el queso.
El barón liberal de Caldas se desinfló
El senador y jefe liberal Mario Castaño no solo perdió su apuesta por quitarle la Gobernación al lizcanismo con el uribista Camilo Gaviria, sino que perdió la alcaldía con su candidato Jorge Hernán Mesa, que buscaba ser la continuidad del actual alcalde Octavio Cardona.
Aunque Castaño fue el congresista más votado en Caldas el año pasado y buscaba ser una gran fuerza de la mano del uribismo, su nuevo aliado, los resultados demuestran que sus estructuras en los municipios no estuvieron tan alineadas como creía.
En parte porque, como contamos, algunos militantes sintieron que el acuerdo con el Centro Democrático no fue democrático sino burocrático, y el único representante liberal y exaliado suyo, Jose Luis Correa, lideró una disidencia de rojos que apoyaron a Luis Carlos Velásquez, gobernador electo del grupo de Lizcano.
La tercera apuesta del Senador tampoco le salió como esperaba. Castaño pensaba ganar 13 de las 27 alcaldías con candidatos propios, pero solo logró tres: Aguadas, La Merced y Risaralda.
En Coalición pensaba ganar 14 y logró ocho: Villamaría, Supía, Salamina, Pácora, Neira, Chinchiná, Belalcazar, Aranzazu, la mayoría en alianza con el Conservador y el Centro Democrático.
Por eso, la conclusión de este domingo, es que el superpoderoso de Castaño no es tan poderoso, pues el próximo año no tendrá como amigos ni al Gobernador ni al Alcalde de Manizales.
Los Merheg quedaron aporreados, más no derrotados
La gran apuesta del senador Merheg en estas elecciones era mantener la Gobernación con el candidato godo Diego Naranjo, exsecretario de Agricultura del actual gobernador Sigifredo Salazar.
Pero Naranjo perdió por 63 mil votos contra Víctor Manuel Tamayo, el conservador y exgobernador de Risaralda a quien Merheg y Salazar derrotaron hace cuatro cuando se lanzó por firmas y con el apoyo de políticos de La U y Cambio Radical.
Tamayo fue gobernador en 2008 con el respaldo de los Merheg, pero desde hace cuatro años, cuando el Conservador le negó el aval, se volvió opositor y para estas elecciones tomó como bandera el discurso anticorrupción con su llave a la Alcaldía, el excongresista godo Mauricio Salazar.
Eso golpeó a la cuestionada familia porque, como contamos, los escándalos de corrupción de Risaralda en los últimos años los han protagonizado políticos y funcionarios cercanos al Senador.
Otra derrota fue la de Santa Rosa de Cabal, el tercer municipio de Risaralda que ganó en 2015 con el alcalde de su cuerda Henry Arias, capturado por presunta celebración indebida de contratos desde inicio de este año.
Allá ganó el candidato de la Alianza Verde José Rodrigo Toro, y sin maquinarias casi dobló la votación del candidato de Merheg César Franco.
Pero no perdió del todo.
Mantiene la alcaldía de Dosquebradas, donde el alcalde de su cuerda Fernando Muñoz también está capturado desde septiembre del año pasado por el presunto carrusel de contratación que encontró la Fiscalía.
Allá ganó otra vez su candidato, el exalcalde Diego Ramos, con el 38 por ciento de la votación.
Además la cuñada del Senador (esposa de su hermano investigado por parapolítica Habib), Juliana Enciso, consiguió una curul en la Asamblea pues quedó como la diputada más votada del Conservador con 14 mil votos.
Los votos alternativos solo se sintieron en Manizales
El triunfo alternativo más significativo fue el de la Alcaldía de Manizales, donde ganó el candidato Verde Carlos Mario Marín; aunque no representó del todo a los alternativos.
Eso porque el Polo en alianza con el Mais y la Colombia Humana jugó con candidato propio, Andrés Felipe Betancourth, que sacó el 10 por ciento de la votación. Y porque Marín recibió el apoyo de las maquinarias de La U por cuenta de su llave a la gobernación, Luis Carlos Velásquez.
Unidos tampoco lograron grandes cosas. En Risaralda los fajardistas, el Verde y el Polo le apostaron a Lina María Arango a la Gobernación pero quedó de tercera con apenas el 10 por ciento de la votación.
En Quindío, donde más divididos estaban, el candidato verde a la Alcaldía de Armenia quedó de cuarto con el 6 por ciento de la votación. Para la Gobernación el que más lejos llegó fue el excongresista liberal Javier Ramírez que se avaló por Aico pero se mostró en las últimas semanas como el candidato de Fajardo, y quedó por debajo del voto en blanco con el 9 por ciento.
Eso comprueba que la fuerza que lograron tener los alternativos el año pasado cuando se juntaron como Coalición Colombia en elecciones presidenciales y en la consulta anticorrupción, se desdibujó ayer en las urnas.
En Quindío maquinaria pasó raspada, y el voto en blanco se hizo sentir
El gran ganador del Quindío fue el abstencionismo, que superó el 50 por ciento, y el voto en blanco que le pisó los talones al alcalde electo de Armenia, José Manuel Ríos, y casi al gobernador, el liberal Roberto Jairo Jaramillo.
El mapa de poder en Amrenia se sacudió, contrario a lo que creíamos que pasaría: que la nueva alcaldesa iba a ser la exdefensora del Pueblo Piedad Correal, heredera de la condenada Luz Piedad Valencia y respaldada por el grueso de la clase política local.
A Correal, aporreada por unos audios que dan pistas de participación de funcionarios de la Alcaldía en política, en un principio le empezó a coger ventaja el voto en blanco, y luego Ríos, ficha hace cuatro años de la exgobernadora investigada, Sandra Paola Hurtado.
El voto en blanco (26 mil votos) estuvo solo dos puntos porcentuales por debajo de Ríos (29 mil votos); y Correal quedó de tercera (con 22 mil); una prueba del descontento por los escándalos de corrupción de los políticos tradicionales en Quindío.
El panorama para la Gobernación, fue parecido.
Aunque en Armenia ganó Roberto Jairo Jaramillo, el candidato del grupo del chancero Ánuar Oyola -investigado por la Fiscalía por presunta corrupción en las elecciones a Congreso de 2018- el voto en blanco quedó de segundo, con 30 mil votos, 9 mil menos que Jaramillo, y 1.500 más que Álvaro Arias, el candidato del actual Gobernador.
Ni en Antioquia ni en Quindío Farc logró crecer
En sus primeras elecciones locales, Farc le apostó a una lista a la Asamblea de Quindío y una al Concejo de Armenia. En ninguna de las dos alcanzaron al menos los 800 votos, y fue justo la que quedó de última para ambas corporaciones.
En Antioquia, donde Farc tuvo arraigo histórico en ciertas regiones, el partido Farc pasó inadvertido.
La lista al Concejo de Medellín solo superó en votos al partido afro PRE, con 2.500; y la de la Asamblea quedó de última con 11 mil votos.
El único candidato propio a la Alcaldía, en el municipio de Toledo, no llegó ni a los 100 votos, y quedó en el tercer puesto. Igual pasó con sus listas a Concejo.