La disputa roja en Bogotá para 2018: mucho cacique, pocas curules

Silla Cachaca

En la pasada campaña a la Alcaldía de Bogotá, el Partido Liberal avaló a Rafael Pardo. Tras su derrota, se metió en la coalición de gobierno de Enrique Peñalosa.

Aunque el Partido Liberal espera mantener sus tres curules en la Cámara, hay al menos siete candidatos que tienen con qué alcanzar una curul. La mayor fuerza viene de los concejales.

La lista liberal a la Cámara por Bogotá tendrá como base la maquinaria de viejos y nuevos zorros de la política local, lo que seguramente le asegura al partido su meta de mantener las tres curules que tiene. Pero son pocas para unos siete opcionados, por lo que habrá quemados con muchos votos.

En esa puja también se definirá si los concejales retoman influencia en la Cámara, porque hoy hay un cortocircuito entre las dos bancadas, similar al de la Alianza Verde, aunque la disputa roja no es por razones ideológicas, sino por el control del partido en la ciudad: ninguno de los representantes liberales (Clara Rojas, Olga Lucía Velásquez y Andrés Felipe Villamizar) hace equipo con un concejal.

El factor Olga Lucía

La directora del partido en Bogotá es Velásquez, quien, como lo hemos contado, genera resistencia entre los concejales porque la consideran una recién llegada (a la política electoral, porque su primera elección fue la de 2014; y al partido, porque antes fue secretaria de Gobierno de Samuel Moreno, el condenado alcalde del Polo)

Encima, la representante ha ganado mucho poder en la ciudad por su influencia entre ediles, líderes y alcaldes locales, un terreno que tradicionalmente han manejado los concejales, que sienten así que ella se les ha ido metiendo en sus espacios.

 

Velásquez piensa saltar al Senado y está pendiente de definir sus fórmulas a la Cámara, que en todo caso no serán de la entraña de los concejales. Por lo pronto, anda en conversaciones con Villamizar, que hace cuatro años fue el candidato a la Cámara en Bogotá del senador Horacio Serpa y que hizo equipo con el hijo del senador, el hoy presidente del concejo Horacio José. Pero partieron cobijas, y por eso Villamizar quedó libre y en busca de aliados.

La estructura política con la que Velásquez sorprendió hace cuatro años al ser la representante más votada de los liberales en Bogotá con 23.500 votos (una base que ella ha intentado fortalecer acercándose a los ediles de diferentes partidos y a las alcaldías locales, sumado a la influencia que tiene como presidenta del directorio distrital) se enfrentará a las maquinarias de los concejales, que también son poderosas.

El juego desde el Concejo

El Partido Liberal ha mostrado un caudal electoral estable en Bogotá en las últimas elecciones.

La lista al Concejo de 2011 obtuvo 221 mil votos y en 2015 llegó a 270 mil, un crecimiento que no le alcanzó para aumentar sus seis curules.

En Cámara también creció su votación de 174 mil en 2010 a 191 mil en 2014, cuando fue la segunda lista más votada en Bogotá (detrás de la del Centro Democrático), pero también mantuvo sus tres curules.

Para 2018 la lista arranca con Rojas y Villamizar, los dos representantes que quieren repetir pero que tendrán competencia dura para mantener sus curules de parte de los concejales, que tienen clientela propia.

Horacio José Serpa (37 mil votos) va con Samir Abisambra, que viene de ser secretario General de la Personería, donde manejó la contratación por prestación de servicios y se quemó hace cuatro años a la Cámara como verde, pero con 13 mil votos producto de más de una década de trabajo político en las localidades, en donde trabajó antes con el concejal verde Edward Arias.

Los Serpa, nos dijo Horacio José, están en diálogos con el también concejal Armando Gutiérrez (16 mil votos), para ver si se une al apoyo a Abisambra. Gutiérrez es otro actor con maquinaria y heredó parte de la fuerza del ex concejal Jorge Salamanca (condenado por el carrusel de la contratación, su grupo apoyó hace cuatro años a Olga Lucía Velásquez).

La concejal María Victoria Vargas (17 mil votos, que lleva ocho períodos) impulsará a su sobrino Juan Carlos Losada, que no solo puede ganar votos provenientes de la estructura de ella, sino por ser un reconocido animalista y líder yogui.

Losada fue elegido representante hace cuatro años, pero perdió su investidura en el Consejo de Estado frente a Villamizar en un recuento de votos después de 20 meses. En su corto paso por el Congreso, sin embargo, sacó adelante una ley de protección animal que le puede ayudar a atraer votantes de ese sector.

Al Senado, la dupla Vargas - Losada apoyaría al representante del Atlántico Mauricio Gómez Amín.

Germán García Maya (25 mil votos), que heredó su curul en este período de su papá, Germán García Zacipa, apoyará a este en su intento por llegar a la Cámara. García Zacipa es un cacique que consolidó una estructura propia después de cinco periodos en el cabildo. Ambos ayudarán al representante santandereano Édgar ‘el Pote’ Gómez en su intento por ser senador.

Luz Marina Gordillo (16 mil votos), que hace cuatro años se quemó para la Cámara como liberal y luego aterrizó en el Concejo, apoya a su esposo, el tres veces concejal de Cambio Radical Darío Fernando Cepeda. Tienen como candidato al Senado al cordobés Fabio Amín.

Solo falta que Jorge Durán Silva (12 mil votos), el concejal más antiguo de Bogotá, defina su candidato a la Cámara, aunque ya tiene uno para Senado: el representante caldense Mario Castaño.

Tanto cacao en el juego hace que la puja liberal tenga un cariz que hasta ahora no se nota en otros partidos.

Al tiempo, el partido debe definir si le mete a la lista candidatos de opinión, y cómo se moverá para que, a pesar de la fuerza con la que arranca, otros partidos no le arrebaten votos.

Más allá de la maquinaria

Aparte de la disputa interna, hacia afuera los liberales tienen el desafío de contrarrestar la fuerza de otros partidos. El que probablemente ponga a funcionar una maquinaria similar y pueda pelearle más votos en la calle sea Cambio Radical, que tiene nueve concejales (tres más que la bancada roja) y tendrá un candidato presidencial fuerte, Germán Vargas Lleras, jalonando la lista.

Para Losada esa es una amenaza pero, a su juicio, Cambio cargará en Bogotá el lastre de haber avalado a un alcalde tan impopular como Enrique Peñalosa y los rojos no. Justamente por eso, la estrategia de Cambio de apostarle más a sacarle jugo a la imagen del exvicepresidente que a la del alcalde, por más que el escenario de la elección sea la ciudad, puede tener un efecto negativo sobre los liberales.

Los rojos también consideran que meter en la lista un candidato que mueva voto de opinión podría ayudarles a ganar una cuarta curul. “Lo lograríamos si conseguimos un par de líderes de opinión, empresarios, conocidos en los medios”, anota el concejal Horacio José Serpa.

Hace cuatro años esa figura la representó Clara Rojas, conocida por haber sido la compañera de Íngrid Betancur en su secuestro de seis años y que, de la mano del senador Juan Manuel Galán, obtuvo la segunda mejor votación: 22.500 votos. Sin embargo, aún es difícil prever algo sobre su futuro porque él se va del Congreso y ella no es una congresista mediática.

Dentro del partido, además, “no tiene liderazgo”, le dijo a La Silla Cachaca un concejal que habló bajo la reserva de la fuente. Ella no ha definido con qué candidato al Senado hará llave, aunque nos dijo que así Galán esté por fuera él le seguirá brindando su apoyo, y ella además aspira a encabezar la lista porque considera que su trabajo por Bogotá desde el Congreso ha sido destacable.

Aunque faltan esas definiciones de las figuras de opinión, para los liberales está claro que sus candidatos más fuertes ya están definidos y que la pelea que se viene va a ser muy apretada, adentro y afuera de la lista.

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