En una movida inusual en un partido gobiernista, La U anunció ayer que no apoyará ni el voto obligatorio ni las listas cerradas contenidas en el proyecto de “equilibrio de poderes” que propone el Gobierno, y que hoy aterrizó en la plenaria del Senado para segundo debate. Lo que no se ha dicho es que la posición se debe en parte al descontento que persiste en algunos congresistas con el presidente Juan Manuel Santos -como lo contó La Silla- y a las sospechas que últimamente se vienen despertando en un grupo de senadores sobre el ministro del Interior Juan Fernando Cristo.
La molestia de La U llega a Cristo
En una movida inusual en un partido gobiernista, La U anunció ayer que no apoyará ni el voto obligatorio ni las listas cerradas contenidas en el proyecto de “equilibrio de poderes” que propone el Gobierno, y que hoy aterrizó en la plenaria del Senado para segundo debate. Lo que no se ha dicho es que la posición se debe en parte al descontento que persiste en algunos congresistas con el presidente Juan Manuel Santos -como lo contó La Silla- y a las sospechas que últimamente se vienen despertando en un grupo de senadores sobre el ministro del Interior Juan Fernando Cristo.
Resulta que el corazón del proyecto de reforma constitucional, que llega sin consenso a plenaria en varios de sus artículos, era eliminar la reelección presidencial. Un asunto en el que toda la coalición santista está de acuerdo. Pero en el camino de su estructuración le agregaron contenido, como el de las listas cerradas y listas por coalición, que algunos senadores de La U ven como beneficiosos para las aspiraciones presidenciales del vicepresidente Germán Vargas Lleras y perjudiciales para La U.
Como estos artículos han sido defendidos por el Ministro Cristo, quien incluso ha dicho en reuniones con congresistas (según le confirmaron tres fuentes a La Silla) que lo de las listas cerradas es un punto de honor para el Gobierno, varios en La U piensan que Cristo está jugando a favor de los intereses de Vargas.
Sobre todo teniendo en cuenta que lo de las listas cerradas no es un punto de honor para Santos, como le confirmaron a La Silla dos fuentes cercanas al Presidente.
Estar obligado a presentar listas cerradas al Congreso perjudicaría especialmente a La U, el partido más votado de la Unidad Nacional, porque buena parte de su votación se debe a caciques que barren con votos en las regiones. Cerrar las listas acabaría con la relación directa entre el elector y el candidato, que ya no buscaría apoyos personales para él sino para una larga lista de 102 personas en el caso del Senado.
Ese artículo, por ejemplo, cambiaría el panorama electoral de pesos pesados como el cordobés Musa Besaile que con 145.402 apoyos es el más votado del santismo. El Gobierno lo ha defendido diciendo que las listas cerradas fortalecen y aumentan la responsabilidad de los partidos.
Asimismo, que los partidos puedan presentar listas en coalición con otras colectividades o movimientos podría eventualmente fortalecer a Cambio Radical, el partido de Vargas, que apenas tiene nueve senadores y podría robustecer sus opciones al lado de otra colectividad más grande. Sin embargo, aunque originalmente el Gobierno propuso que las coaliciones las pudieran hacer todos los partidos, en el pliego que llegó a plenaria son permitidas apenas a los que tienen menos del 5 por ciento de los votos, lo que no incluye a Cambio.
“¿Tienen una agenda común Cristo y Vargas? Esa es la pregunta que nos hemos venido haciendo varios en La U que creemos que Germán [Vargas] está en este tema [la reforma política]. Germán sabe que no puede ser presidente con un partido de nueve senadores y lo que pensamos que puede pasar es que terminen impulsando la unificación del viejo Partido Liberal”, le dijo a La Silla un senador de La U.
“¿Por qué la lista cerrada es tan importante? ¿Está moviendo Cristo la agenda del Gobierno o la agenda de algunos funcionarios?”, comentó por aparte con La Silla otro congresista de ese partido.
Un tercer legislador de La U consultado se atrevió incluso a mencionar con demasiada anticipación otra de sus sospechas: “Por ahí he escuchado que Cristo podría terminar de vicepresidente de Vargas”.
La realidad por ahora es que Vargas Lleras y Cristo sí son amigos y en ocasiones han estado en la misma empresa, como por ejemplo en la reciente elección de Edgardo Maya como Contralor. Maya llegó con el guiño de Santos, pero también por el apoyo de Vargas y de un gran sector liberal arrastrado por Cristo.
Cuando el primero era ministro y el segundo senador, se les veía conversar animadamente y con bastante frecuencia en la sala social del Congreso.
Sin embargo, como lo contó La Silla, tuvieron un desencuentro alrededor del “equilibrio de poderes”.
Sucedió días antes de que la reforma fuera radicada ante el Congreso en un consejo de ministros. Vargas dijo que no le gustaba la iniciativa porque no retomaba aspectos positivos de la reforma que él presentó cuando era ministro del Interior. Cristo la defendió y -según una fuente conocedora- Santos le dio la razón a su ministro.
Esa distancia entre Cristo y Vargas le resta argumentos a La U, que sigue dando pasos que la alejan de Santos.
También, un legislador liberal, del partido de Cristo, le dijo a La Silla que no cree que el Ministro tenga ninguna agenda propia, sino que actúa bajo los deseos del Presidente Santos. "Lo que pasa es que a La U no le convienen las listas cerradas porque allá no tienen timonel ni dirección. Si las aprueban, no tendrían a quién darle el lapicero para que arme esas listas".
¿De capa caída?
Más allá de la molestia de algunos en La U, el Ministro Cristo no parece estar pasando por uno de sus mejores momentos.
Él le dijo a La Silla que sus relaciones con La U eran “inmejorables”. Sin embargo, además del anuncio de ayer desde esa bancada, ya habían llovido críticas en contra de otro proyecto movido por Cristo: el de la unificación de periodos de alcaldes y gobernadores con el Presidente.
Sucedió la semana pasada, luego de que se conociera que un viernes a las 5 de la tarde y sin consultarlo con la Unidad Nacional, el Ministro Cristo había presentado un proyecto para que los actuales alcaldes y gobernadores se pudieran reelegir por una única vez hasta 2018 y así poder unificar sus periodos con el del Primer Mandatario.
Enseguida, el presidente del Congreso y senador de La U, José David Name, salió a decir que la iniciativa había nacido muerta. Y otro legislador de ese partido, Armando Benedetti, declaró a La Silla que la propuesta eran dulces para los mandatarios regionales por el Halloween.
Incluso el presidente de la Cámara Fabio Amín -que también es liberal como Cristo- señaló que no hay tiempo para sacar ese proyecto -que fue una promesa de campaña de Santos- adelante este año y que hacerlo el año entrante, que son las regionales, generaría incertidumbre en las reglas de juego electorales.
Cristo además ha tenido que ver con la furia del Fiscal Eduardo Montealegre, quien arremetió en contra del proyecto de equilibrio de poderes por intentar crear un tribunal de aforados para juzgarlo a él y a otros altos funcionarios. Aunque la ira del Fiscal fue contra el Congreso, en realidad la propuesta original del tribunal de aforados con competencia para hacer juzgamientos es del Gobierno, que la presentó en cabeza de Cristo.
Cuando el Fiscal y las cortes se comenzaron a enojar por ese tribunal, y el proyecto estaba en la Comisión Primera del Senado, Cristo se echó para atrás y planteó crear el tribunal de aforados pero sin capacidad para juzgar. Sólo para investigar.
Luego, una proposición liderada entre otros por la senadora verde Claudia López logró que se incluyera el juzgamiento y cambios en la conformación del tribunal. Pero al final, Cristo se movió para que llegara a plenaria la ponencia sin la proposición de López. Es decir, el tribunal a gusto del Fiscal.
Ahora Cristo tendrá que sortear en la plenaria los intentos de la senadora López (con apoyo incluso de congresistas santistas) para volver a incluir su proposición.
Eso además de la falta de consenso en otros artículos del proyecto, como los que anunció La U que votará negativamente.
“[Cristo] no tiene peso hoy para darle una directriz a la Unidad Nacional”, le dijo a La Silla respecto a este tema un Senador importante de la coalición santista.
“El Congreso lo sigue viendo como un exsenador y en Presidencia tienen más peso político que él [el superministro] Néstor Humberto Martínez, Vargas Lleras y [el banquero] Luis Carlos Sarmiento”, agregó por aparte una fuente conocedora de las movidas en Palacio.
Habrá que esperar a ver el desenlace del “equilibrio de poderes” en el Congreso. En ocho días sería la votación en la plenaria del Senado. Si la iniciativa se hunde o cambia demasiado en contravía de los deseos del Gobierno, habrá perdido Santos. Y habrá perdido Cristo, su ministro de la política.
Por ahora, según el senador y ponente Armando Benedetti, hay consenso en alrededor del 80 por ciento del proyecto y hay que recordar que “Cristo es amigo del Congreso”. En una semana se sabrá qué tanto lo sigue siendo.