Las 6 cosas que revela la marcha de Tumaco

Silla Pacífico

Marcha 27 de abril. Foto: Laura Soto

Aunque desde el 2012 no se daba una marcha de esa magnitud a Tumaco le falta mucho para hacer un paro como los de Buenaventura y Chocó. 

Cerca de 20 mil personas salieron a marchar en Tumaco este viernes para pedir un  ‘No más’ a los grupos armados, llamar la atención de los medios y del gobierno nacional para exigir soluciones ante la actual situación de violencia.

La Silla estuvo en el puerto para medir el termómetro social en la primera marcha de la crisis de seguridad ante la crecida de las disidencias y el narcotráfico y esto encontramos.

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El mensaje simbólico sí quedó

Tanto miembros del comité organizador de la marcha y población civil están conscientes que la marcha era una primera iniciativa para llamar la atención del Gobierno nacional y de la sociedad en general lo que al menos mediáticamente si se logró.

Aunque no logró que los candidatos presidenciales se manifestaran sobre Tumaco, excepto Petro que fue al puerto ayer.

La marcha fue un primer grito de auxilio, un SOS para Tumaco, un #TumacoNoAguantaMás y una petición de soluciones diferentes a la respuesta militar del Gobierno, muy similar a cómo hizo el comité del paro de Buenaventura.

Eso se evidencia en la creación de una pliego de peticiones por parte del comité, que pretende convertirse en una Mesa Permanente de Soluciones, en el que solicitan (que es la petición más importante y urgente) que el Presidente haga un consejo de Ministros en el puerto para analizar en conjunto la situación del puerto y buscar las soluciones.

Resaltan dos peticiones que son estructurales y similares a las que hizo el comité de Buenaventura, como la creación del “Fondo Autónomo para Tumaco y el Pacífico nariñense” que lograría la asignación de más recursos para el puerto con veeduría y seguimiento de la inversión del comité.

Con la diferencia que en Buenaventura el Comité pedía justamente que la sociedad civil hiciera parte de la junta administradora del fondo para no solo hacer veeduría del manejo de recursos públicos (mal administrados por los gobiernos locales) sino decidir en qué invertir la plata, mientras en este caso la veeduría quedaría en manos de los políticos de siempre y sectores poderosos como la Cámara de Comercio.

Y la declaración de la emergencia social y económica (que el Gobierno descartó en el caso de Buenaventura) para Tumaco que permitiría buscar más recursos y estos se pudieran usar más rápido sin tener que pasar por las reglas de contratación actuales.

Esto demuestra que desde Tumaco se pide otras estrategias de acción y quieren ser escuchados. Aunque es poco probable que sus exigencias se cumplan, o al menos no en este Gobierno que va de salida.

Por ahora la presidenta de la Cámara de Comercio, Zaida Mosquera, que lidera el comité, la marcha fue "todo un éxito" y dijo que van a esperar la respuesta del presidente Santos dos semanas y en caso de no darse presionar de otra manera.

 
 
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Hubo marcha pero la movilización social está lejos

A diferencia de lo que ocurrió en Buenaventura y Chocó donde las movilizaciones surgieron como iniciativa de varios sectores de la sociedad civil sobre todo de la base y no hubo participación de actores políticos locales, (a los que justamente iban dirigidos muchos de los reclamos), en Tumaco la marcha estuvo liderada por cabezas institucionales y sectores poderosos como políticos, la Alcaldía, la Cámara de Comercio, el Obispo de Tumaco, Orlando Olave, empresarios, y en muy menor medida, líderes cívicos.

Según nos dijeron tres fuentes, hizo falta una articulación con los líderes de barrio, de los consejos comunitarios, de las juntas de acción comunales, incluso de las bases sociales de la iglesia que son los que hacen trabajo comunitario.

Por esta razón este comité organizador de 28 personas no logró consolidar una movilización social fuerte y la marcha fue un tanto obligada pues los asistentes tenían cierto compromiso con los convocantes de asistir.

En el caso de la Alcaldía decretó día cívico para que todos los funcionarios públicos asistieran, la Cámara de Comercio convocó a los comerciantes, a los pocos estudiantes también y profesores también les dijeron que tenían que ir según le dijeron a La Silla, curas y fieles de la iglesia que marcharon lo hicieron casi que a regañadientes porque fueron convocados a último momento, y otro sector fue el de los seguidores de los políticos que salieron por cercanía con ellos.  

Según supo la Silla por una fuente que hace parte del comité incluso la fuerza pública de Tumaco hizo presión para que el comité no exacerbara los ánimos de la gente, o no motivara la creación de un paro por los posibles desórdenes que eso podría generar.

De hecho, el mismo obispo Olave le dijo a La Silla que no era partidario de un paro cívico, en parte, porque temía que grupos ilegales lo infiltraran.

A eso se suma que según dos fuentes de la iglesia que estuvieron cerca del comité hubo una mala planeación de la marcha efecto precisamente de esa organización horizontal.

“No se preocuparon por hablar con la gente, de explicarle cuáles eran los motivos de la marcha más allá de protestar contra la violencia, sólo hasta el día anterior de la marcha se conoció el pliego de peticiones y así es muy difícil que la gente que comprometa, le meta entusiasmo a algo. Su foco estuvo más dado a hacer publicidad mediática por fuera”, dijo una de las fuentes.

Y esto es clave para cualquier movilización social y más aún en Tumaco porque según nos explicó un cura del puerto que pidió no ser citado “la gente es muy apática acá, no tiene una conciencia social fuerte y no es dada a marchar por causas sociales, en gran parte por esa división política tan grande en la que la gente solo ve por su propio beneficio”.

“La gente acá solo marcha y se une para procesiones religiosas, eventos políticos o conciertos”, nos dijo otro político que estuvo en el comité organizador.

Aunque otra fuente de la Pastoral nos dijo que en septiembre de cada año hacen una marcha por la paz sin políticos ni comerciantes, aunque no de la magnitud de la del pasado viernes.

De todos modos aunque en el puerto hay organizaciones apostándole a buscar soluciones para Tumaco y en la marcha también hubo colectivos como la Fundación Lgbti afrocolombiana Arcoiris, la Asociación de pesca Mar y Plata, Los buenos somos más, entre otros, a Tumaco le falta mucho camino para lograr una articulación como sociedad civil, consolidar iniciativas y construir una movilización social que genere impacto como sucedió en los otros paros del Pacífico.

 
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La desconfianza a los políticos aún está presente

Para esta marcha fue determinante la unión de sectores políticos que históricamente se habían enfrentado por el poder y que han gobernado en los últimos diez años, como contamos, pues eso dejó un mensaje, como nos lo dijeron varias habitantes de allá, que la unidad era posible y “bajó un poco los enfrentamientos políticos entre la gente”, nos dijo uno de ellos.

“Si esta marcha hubiera sido convocada por un solo actor político no se hubiera lleno así”, nos dijo un taxista del puerto.

Aunque fueron claves en este evento en caso que el comité siga funcionando el papel e intereses que puedan tener los políticos de estar allí aún generan dudas en el puerto sobre todo ad portas de elecciones presidenciales y las regionales el próximo año.

“Hasta ahora hemos logrado que los políticos dejen sus intereses a un lado. Falta ver si les importará más el pueblo que sus intereses”, le dijo a La Silla la presidenta de la Cámara de Comercio.

Y es que gran parte de la responsabilidad por el atraso de Tumaco y la división de la gente también viene del sector político que lleva años enfrentándose entre sí para obtener el poder y primando las peleas políticas antes que los proyectos o la gestión por el puerto como ha ocurrido por ejemplo con el Hospital de Tumaco.

“Acá cada alcalde llega a deshacer todo lo que hizo el anterior, y los que pierden las elecciones se encargan de no dejar gobernar. Hay una falta de planeación muy grave en el municipio y así no se avanza”, nos dijo el cura que pidió no ser citado para no tener problemas en el puerto.

Ahora los vemos caminando y marchando preocupados por el pueblo, pero créeme que no están ahí por amor a la patria”, le dijo a La Silla.

 
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El factor violencia sigue siendo fuerte

Según un político del comité (que no puede hablar con nombre propio porque los voceros son la Cámara de Comercio y el Obispo) y un cura de la iglesia que conoce de cerca el conflicto, muchas personas no salieron a marchar por miedo.

ETanto así que el comité no encontró una víctima que se animara a hablar en la tarima luego de la marcha.  Solo al final se animó una persona.

Si bien según el comandante de la Policía, coronel José Palomino, no ha habido homicidios en los últimos 25 días por la nueva estrategia de las fuerzas militares de hacer más controles en la zona urbana, según la presidenta de la Cámara de Comercio las extorsiones han aumentado exponencialmente.

Solo en el primer trimestre del 2018, según Mosquera, se han ido del puerto 100 comerciantes que representan 296 empleos menos.

Un riesgo grande teniendo en cuenta que el comité organizador “Unidos por la Vida y la Justicia” como se autodenomina, aún no tiene la suficiente injerencia social para evitar la participación de grupos armados en el proceso como pasó en Buenaventura, o inclusive evitar que la presión de éstos impida que los tumaqueños protesten libremente.

 
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Los del comité no quieren un paro

Varios de los integrantes del Comité han manifestado que no quieren que haya paro principalmente porque “si Tumaco se cierra nadie nos pondrá atención”, como nos dijo el obispo Olave.

Otra razón es que confían que, a diferencia de Buenaventura y Chocó, los gobiernos -saliente y entrante- entiendan de entrada las necesidades del puerto más allá de la crisis de seguridad.

“No puede ser que solo con un paro se solucionen las cosas”, nos dijo Mosquera.

Si bien también nos dijo que sí han pensado otras estrategias de presión (no quiso decir cuáles), otro integrante del comité nos dijo que no tienen nada claro y no se han organizado para seguir presionando.

Más allá de que los del comité no quieran un paro, una decisión de este nivel involucraría a otros sectores de la sociedad civil, que hasta ahora no están dentro de los organizadores de esta iniciativa.

“Puede que los del comité se sienten a negociar con el Presidente Santos pero si no tienen a la sociedad civil o a un grupo de base a su lado que los apoye y que haga presión no tendrán fuerza de negociación, ni soporte, ni legitimidad”, nos dijo una fuente del municipio quien sentencia que sin los demás sectores, “esta iniciativa así como nació morirá”

 
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Alto Mira marchó por sus propias necesidades

Al menos 30 personas del consejo comunitario de Alto Mira y Frontera, clave en la zona rural de Tumaco por tener presencia en su territorio tanto cultivos ilícitos, la disidencia de Guacho y conflictos de tierras, bajaron al puerto para pedir, además del cese de la violencia, la liberación de Sara Liliana Quiñones y su madre Tulia Marys Valencia, dos líderes sociales que fueron capturadas la semana pasada presuntamente por pertenecer al ELN.

Según el representante legal del Consejo, Yonari Landazuri, las dos son reconocidas líderes que han trabajado por la comunidad y por la defensa de su territorio, labor que hoy las tenía desplazadas en Cali.

“Es inexplicable, inaudito que las capturen, incluso porque en Alto Mira no hay presencia del ELN, nosotros no entendemos y exigimos su liberación”, dijo.

Piden también que la respuesta del Estado para Alto Mira no sea la militarización de su territorio porque según Landazuri, eso los pone más en riesgo por los enfrentamientos de éstos con los grupos armados y por las tensiones con la comunidad.

Solo la semana pasada, según nos contó, el ejercitó taló una hectárea de palma de cera para hacer una base área para sus helicópteros sin sin consultar al consejo.

Lo que piden en realidad es que el Estado llegue con proyectos productivos, que agilicen los pagos de los Pnis, con carreteras, en generar las condiciones para la comercialización del coco o plátano.

“Los que ya erradicaron la coca ahora no tienen ni la coca ni los cultivos legales”, explicó.

Situación contraria viven con la coca.

“Uno no tiene ni que salir de la casa para vender, todas las condiciones para ese negocio están dadas. Si muchos campesinos están en eso es por supervivencia”, dijo.

 
 
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